miércoles, 30 de septiembre de 2009

El escarnio vende más

Raúl Trejo Delarbre

La observación de los medios de comunicación se ha convertido en necesidad de la democracia. En la medida en que se les puede analizar y discutir a partir de los contenidos que hacen públicos, los medios tienen una fuente de contrapesos y evaluaciones que resultan de la mayor utilidad política, académica y desde luego ciudadana.
Como espectadores de ellos, todos justipreciamos cotidianamente a los medios de comunicación. Gracias al contexto, a la experiencia, al afán complaciente o crítico con que consumimos sus mensajes, cada uno de nosotros decodifica de manera diferente, de acuerdo con la circunstancia de cada quien, los contenidos de los medios a los que estamos constantemente expuestos. Pero una cosa es evaluar de manera personal los medios cuyos mensajes miramos, leemos y escuchamos y otra, contar con datos específicos de ese comportamiento. Allí radica el mérito del examen sistemático de esos contenidos. Las observaciones profesionales de medios cuantifican, comparan, discuten y hacen públicos esos resultados.
En América Latina, los observatorios de medios cada vez se consolidan mejor y ganan mayor autoridad ética y cívica en sus respectivos países. En México, aunque todavía no disponemos de observatorios de medios que hagan un seguimiento constante y amplio de los contenidos de la televisión y la radio, desde hace dos décadas hay evaluaciones académicas y ciudadanas acerca de la cobertura que recibieron las campañas electorales. En esa tarea, los equipos a los que desde hace 15 años han encabezado Miguel Acosta y Sergio Aguayo han tenido un desempeño frecuente y valioso. Con metodologías y objetivos específicos que han ido evolucionando, esos estudiosos han mantenido la atención puesta en el comportamiento de los medios delante de diversos procesos electorales.
Anoche fue presentado el estudio que Aguayo y Acosta, ahora en la organización Propuesta Cívica, A.C., junto con un grupo de acuciosos observadores, realizaron acerca de las campañas federales que culminaron en la elección del 5 de julio pasado. A partir de la preocupación por la calidad de las campañas, examinaron 2043 spots y videos que localizaron tanto en la televisión abierta como en YouTube. La gran mayoría de esos materiales, 2008, circuló en ese sitio en Internet.
Muchos de esos videos tenían una producción que puede considerarse profesional. Sin duda ello solo fue posible gracias a la decisión de los partidos para, además de en los medios convencionales, desplegar sus campañas en Internet. La sola contabilidad de los videos de acuerdo con las simpatías partidarias que quienes los hicieron, resulta significativa. La tercera parte de ellos (666 documentos) apoyaba a candidatos del PRI o a la campaña nacional de ese partido. Otros 393, eran proclives al PAN. En respaldo al PRD o a sus candidatos, hubo 240.
La coalición formada por Convergencia y el Partido del Trabajo tuvo 180 videos. El Partido Social Demócrata, 143. Nueva Alianza, 66 videos y el Partido Verde, que posiblemente no se interesó demasiado en esa opción para hacer propaganda porque contó con el ostensible y en ocasiones ilegal respaldo de las televisoras, tuvo 44 videos. Hubo, además, 275 mensajes colocados por ciudadanos sin identificación específica.
En ese universo, conformado por videos anónimos y/o sin preferencia específica por algún partido, estuvieron los mensajes más agresivos en el inventario que reunió Propuesta Cívica. 209 de los 2008 videos fueron considerados como “negativos” por esos analistas. 201 de ellos, fueron materiales no atribuibles a partidos políticos.
Lo que a los partidos les interesaba, mal que bien, por lo menos en los contenidos claramente inducidos por sus dirigentes o simpatizantes, era exponer puntos de vista. De los 1731 materiales identificados con partidos, 1108 son considerados como de “posicionamiento” y 573 como de “propuesta”.
Sin embargo los videos más exitosos fueron, como es de suponerse, los más agresivos. Sus índices de audiencia, registrados a partir de los datos de descargas que ofrece YouTube, confirman que la descalificación, el escarnio y la confrontación resultan mucho más atractivos que la exposición de programas o trayectorias.
Nada hay de sorpresivo en esa conclusión, pero el estudio de Acosta, Aguayo y compañía, tiene el valor de las verdades que son demostradas de manera irrefutable. Quizá no lo son tanto algunas de las conclusiones de esos autores cuando dicen, preocupados por la orientación de los contenidos más exitosos:
“Los mensajes negativos, sin importar su origen o autoría, encuentran en el electorado mexicano un público más interesado en los insultos y ataques que en las propuestas o programas de acción. Aunque no puede definirse qué tanto esa conducta se debe a la pobreza de las propuestas mismas o a la falta de creatividad en su transmisión, sí es posible concluir, a la luz de los resultados arrojados por el monitoreo, que los spots negativos tuvieron mucha más audiencia, lo que significó que fueron más efectivos que los anuncios apegados a los lineamientos legales”.
¿Es posible suponer que la conducta de los ciudadanos puede ser evaluada por el comportamiento de quienes miran los videos más políticamente escandalosos en la Red? Y más aún, ¿el hecho de mirar esos videos, es indicio de que el ciudadano que se solaza o se preocupa con ellos tiene bajos índices de cultura política? ¿Qué es y cómo puede establecerse la eficacia de un mensaje electoral? Esas son algunas preguntas suscitadas por el nuevo trabajo de Acosta y Aguayo del que aquí solamente hemos mencionado algunos datos y hallazgos.
Tomado de: http://sociedad.wordpress.com/

Movimiento estudiantil en México de 1968 y masacre de Tlatelolco

Eduardo Aquevedo

El movimiento estudiantil de 1968 fue un movimiento social en el que además de estudiantes de la UNAM y el IPN participaron profesores, intelectuales, amas de casa, obreros y profesionistas en la Ciudad de México y que fue reprimido por el gobierno mexicano mediante la matanza de Tlatelolco ocurrida el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. El genocidio se cometió en contra de una manifestación pacífica por el Ejército Mexicano y el grupo paramilitar Batallón Olimpia fraguada por el gobierno mexicano en contra del Consejo Nacional de Huelga, órgano directriz del movimiento.
Gracias a la acción gubernamental al pretender ocultar información, no se ha logrado esclarecer exactamente la cantidad oficial de asesinados, heridos, desaparecidos y encarcelados. La fuente oficial reportó en su momento 20 muertos, pero investigaciones actuales deducen que los muertos podrían llegar a varias centenas y responsabilizan directamente al Estado Mexicano.[1]
Politólogos e historiadores coinciden en señalar que este movimiento y su terrible desenlace incitaron a una permanente y más activa actitud crítica y opositora de la sociedad civil, principalmente en las universidades públicas, así como a alimentar el desarrollo de guerrillas urbanas y rurales en los años setenta.
Autores como Fernand Braudel, Immanuel Wallerstein y Carlos Antonio Aguirre Rojas coinciden en señalar al movimiento de México inserto en un contexto planetario de luchas sociales surgidas y recreadas de las universidades luego de vivirse un periodo de bonanza económica por la Posguerra, siendo Braudel el primero en denominar al movimiento Revolución cultural de 1968, caracterizado por revolucionar para siempre los tres principales espacios de recreación de la cultura: la familia, los medios de comunicación y la escuela[2] .

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Panorama Educativo 2009 de la OCDE

Roberto Rodríguez Gómez

El pasado 10 de septiembre se dio a conocer al público la edición 2009 de la serie Panorama de la Educación (Education at a Glance) que cada año publica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En el sitio web del organismo se encuentra disponible la sinopsis del texto y el juego de tablas estadísticas que acompaña al reporte. También es posible acceder al documento completo, previo pago de suscripción.
El Panorama recoge datos e indicadores comparativos sobre diversos aspectos del funcionamiento de los sistemas educativos nacionales que forman parte de la organización. No es de extrañar que, al estar circunscrito al grupos de países que integran la organización, el Panorama de la OCDE refleje los principales temas y preocupaciones educativas de los países del área. La edición 2009 se desglosa en cuatro capítulos. El primero se titula “Los resultados de las instituciones educativas y el impacto del aprendizaje”. Contiene esta sección del documento información interesante sobre la proporción de estudiantes que, en cada país, han conseguido terminar los ciclos de educación media superior, superior y posgrado; en qué medida el nivel de escolaridad alcanzado se refleja en el mercado de trabajo; cuáles son, para las personas, los beneficios económicos y sociales de la educación, y cómo se refleja la escolaridad en las actitudes de las personas con el entorno. En esta entrega comentaremos únicamente el contenido de este capítulo.
Entre otros indicadores relevantes, se informa acerca de la proporción de personas, por grupo de edad, que cuentan a la fecha con la educación media superior concluida, es decir que acreditan, sin contar preescolar, al menos 12 años de escolaridad. En este renglón, el promedio OCDE reportado para el grupo de jóvenes entre 25 y 34 años de edad es de 79.2 por ciento, esto es que ocho de cada diez personas de esa edad cuenta con certificado de bachillerato o equivalente.
Para México el dato respectivo es de 39.3 por ciento, la mitad del promedio OCDE, lo que significa, es obvio, una brecha muy amplia. Lo más preocupante: en este indicador los países de la región latinoamericana que reportan datos al Panorama (Brasil y Chile) también superan al nuestro. De Brasil el dato es de 47.2 por ciento, y de Chile 64.3 por ciento. Por último, en Estados Unidos, que representa el mercado de trabajo de un segmento importante de la fuerza laboral mexicana, la proporción de jóvenes entre 25 y 34 años con al menos 12 años de escolaridad, es de 87.1 por ciento.
Otro dato interesante proviene del número de personas de la población de 25 a 64 años de edad distribuido por el nivel de estudios alcanzado. Al respecto, el Panorama informa que, en el periodo de 1996 a 2007, disminuyó (-1.9 por ciento) la cantidad de personas con escolaridad inferior al bachillerato. En México, al igual que en Alemania, Japón, EUA, Polonia y Turquía, se registró un incremento, esto es que el número de personas (entre 25 y 64 años) con escolaridad inferior al bachillerato aumentó en términos relativos. En nuestro país, ese indicador representa 1.9 por ciento, en los demás menos de uno por ciento.
¿Qué significa este dato? Una doble catástrofe: mientras que las condiciones del mercado de trabajo (oportunidades de inserción e ingreso) empeoran para el sector menos escolarizado, el número de individuos con baja escolaridad (inferior al bachillerato) continúa en aumento. Para otros países del área OCDE, la mayoría, la primera condición prevalece pero la segunda se ha revertido.
Sobre las personas que han concluido el ciclo de educación superior el Panorama ofrece varios indicadores. Por ejemplo, que el 34.15 por ciento de los jóvenes de 25 a 34 años en el conjunto de los países del área cuentan con estudios superiores concluidos o posgrado. El indicador para México es de 18.9 por ciento. Resalta el caso de países como Corea y Japón en que la proporción de titulados universitarios en ese grupo de edad sobrepasa el cincuenta por ciento. En el rango de 40 a 49 por ciento están los casos de Australia, Bélgica, Dinamarca, Francia, Irlanda, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza y EUA.
EUA presenta el dato de 42.4 por ciento. Sorprendentemente es, junto con Islandia, el único caso en que la proporción de jóvenes de 25 a 34 años con educación superior es inferior a la del segmento de edad inmediato superior (35 a 44 años). La diferencia son dos puntos porcentuales y puede ser explicada por dos causas: el incremento del costo escolar de los estudios superiores, la migración internacional, no sólo mexicana, hacia ese país.
Con respecto a la tasa de empleo de las personas que cuentan con educación superior, puesta en contraste con quienes están por debajo del umbral de 12 años de escolarización, el informe hace ver que, en general, la formación universitaria mejora consistentemente las oportunidades de inserción laboral. En el promedio regional, la proporción de hombres que cuentan con educación superior y están empleados supera en un 16 por ciento a la de hombres empleados con menos de bachillerato. México es el único país en que el dato va en sentido contrario: la proporción de hombres con educación superior empleados es inferior (-2.0 por ciento) a la de sus congéneres con menos de bachillerato. Incluso en Brasil y Chile se observa la tendencia de a mayor escolaridad mejores condiciones de inserción laboral. En el primer caso, la educación superior aumenta 4.1 por ciento las probabilidades de tener empleo, en el segundo mejoran 21 por ciento.
En fin, datos como estos, que mueven a la reflexión sobre la realidad educativa de nuestro país en el contexto internacional, pueden explorarse en el Panorama. Se recomienda en particular la sección de datos.
Publicado en Campus Milenio, núm. 338, 24 de septiembre 2009

Sobre el decoro institucional

Jesús Silva-Herzog Márquez

Las instituciones del liberalismo democrático se presentan como dispositivos del realismo cínico. Partiendo de la convicción de que el resorte de la acción política es el apetito de poder, se diseñan de tal modo que la ambición compense la ambición. Así lo dijo Madison en una famosa entrega de los documentos federalistas. Se confía en los beneficios del conflicto: el choque de los apetitos como barrera contra el abuso. Cuando el poder se reparte y se enfrenta tenderá a distribuir sus beneficios a distintos grupos, impedirá la arbitrariedad, se acercará al interés común. La oposición combativa cancelaría así el capricho acercando la política al bien público.
Pero, ¿garantiza esa estructura mecánica de aceleradores y frenos el funcionamiento de un gobierno democrático? Así lo hemos pensado: nuestros problemas son institucionales y se resuelven con remedios institucionales. Nos disponemos ahora a revisar esos inyectores con la esperanza de que su rediseño resuelva los entuertos nacionales. Habrá que hacerlo con inteligencia y buen juicio. Habrá que tener en mente que la estructura acerada de las instituciones no es independiente del tejido moral de la política. Puede pensarse, incluso, que el funcionamiento eficaz de la maquinaria depende de un doble impulso: la perspectiva del interés propio pero también cierta noción de un propósito colectivo, cierta idea común de lo aceptable. Pienso en esto a partir de nuestra experiencia: las instituciones democráticas mexicanas han integrado desde hace más de diez años la diversidad. Hay, desde luego, defectos de diseño que son bien visibles. Pero ahora no quiero hablar de ello sino de su sustrato.
El presidencialismo instituye el conflicto y demanda la colaboración entre poderes. En esa lógica contradictoria está su secreto. Debe ventilarse el conflicto y, al mismo tiempo, encontrarse la colaboración. La labor de los actores políticos es conducir con astucia las diferencias para afirmar oposición y cooperación. ¿Basta la mirada en el interés propio e inmediato de cada uno de los actores para que el régimen funcione? ¿Trasmuta en beneficios colectivos la compleja tubería de los egoísmos? Parece que no. Si algo han sabido cuidar los partidos políticos en años recientes es su propio interés. Los grandes beneficiarios del cambio democrático han sido, sin duda ellos y han actuado muy racionalmente para favorecerse. En ese aspecto, han sabido descifrar la mecánica institucional y sacarle provecho. En términos de racionalidad utilitaria, nuestros partidos son máquinas ejemplares. Sospecho que el problema está en otra zona: no en el territorio de la racionalidad mecánica sino en el sentido del decoro institucional.
Acudo a esta noción de aromas victorianos porque alude a criterios de decencia que hemos perdido en el ámbito político y que incluso creemos insensato registrar. Lo público no es un espacio presidido por el sentido de lo razonable. Los actores institucionales se mueven dentro de los contornos de la legalidad para producir aberraciones. Es por ello que puede hablarse de una indecencia institucional: órganos del poder públicos empleados abiertamente para procurar el beneficio privado; normas que se cumplen para torcer su propósito; agentes institucionales que actúan en abierto desacato de su función.
El decoro democrático está en sus razones. Tras la aritmética de las decisiones debe existir una argumentación que justifique los méritos de la acción. Esa exigencia permite que ingresen al espacio público los intereses, las razones, las propuestas que se revisten de un argumento públicamente razonable. Así los actores políticos están obligados no solamente a decidir sino a explicar su decisión. Fundamentar en público antes de decidir.
Un caso claro de este apartamiento del decoro institucional fue la reciente ratificación del nuevo procurador federal. El funcionario debe ser ratificado por el Senado para imprimirle un sentido de Estado a su labor, para evitar que sus recursos tengan un impulso faccioso. Pero la sensatez de la medida queda pervertida por la falta del rigor institucional. La comparecencia pública es una farsa, un teatro que no busca la evaluación de los méritos ni sirve para fundar una decisión. Los senadores, con raras excepciones (como la del senador Pablo Gómez) no se toman en serio la responsabilidad que la Constitución les da. La ratificación se funda en otros criterios que serán muy racionales pero resultan abiertamente indecorosos: el tráfico de las posiciones políticas. Les damos su procurador si nos entregan la Comisión. La publicidad que pensamos como un ámbito de máxima exigencia que impide el tráfico de los favores, no inyecta racionalidad a nuestras decisiones. El capricho y la permuta de obsequios campean.
El precedente es preocupante. La falta de decoro institucional, la incapacidad para ver más allá del interés propio puede seguir pervirtiendo nuestros órganos autónomos subastándolos en el (muy racional) mercado de las influencias.

Me lleva, me carga

Ricardo Raphael
El Universal/28 de septiembre de 2009

A mediados del siglo XIX se volvió muy famoso en la ciudad de México un maleante, una suerte de mago invisible que podía hacerse de lo ajeno prácticamente sin ser notado. Las autoridades jamás pudieron dar con El Pifas.
Hacía su agosto en la vía pública. Tal era su destreza profesional que siempre era tarde cuando el transeúnte descubría el extravío de sus posesiones.
Cuenta la leyenda que la ciudad andaba tan irritada por las tropelías de este maleante, que un 10 de mayo habría aparecido como encabezado en la primera plana de un periódico de nota roja la siguiente declaración: ¡Pifas, por tu madre, entrégate!
La sensación de desagrado provocada por este peculiar personaje creció a tal grado que él es el responsable de esa expresión utilizada en nuestros días: ¡Me lleva Pifas! La cual presupone que algo o alguien nos trae de muy mal humor.
Y este bandolero también dejó en herencia para la posteridad otra expresión cuyo significado es muy distinto: “Ya me cargó Pifas.”
La primera frase infiere que hay una amenaza inasible pero real que nos trae inquietos y de malas. La segunda significa que esa amenaza ya se materializó y acabó por despojarnos de algo que nos pertenecía.
Pifas es intuición que nos avisa cuando el ambiente se ha enrarecido, y es también constatación cuando la fatalidad se nos vino encima.
Por estos días, cada vez que pienso en la política de mi país, estas dos frases se enredan en mi cerebro bajo la forma de pregunta: ¿estamos los mexicanos que nos lleva El Pifas? ¿O de plano ya nos cargó ese mismo señor?
Es prerrogativa de cada quien responderse como pueda. Políticamente yo todavía me siento más llevado que cargado por El Pifas.
Traigo un malestar creciente por la manera como se están conduciendo los asuntos públicos en México, pero todavía no me doy por perdido frente a su fatalidad.
Me lleva Pifas porque veo los embates que están lesionando un patrimonio democrático que con muchísimo esfuerzo nos hubiéramos procurado los mexicanos apenas muy recientemente.
Me lleva porque los partidos renunciaron a ser vínculos que estrecharan lazos entre la sociedad y el Estado; y también porque estas instituciones han sido secuestradas por unos cuantos líderes profesionales.
Me lleva Pifas porque la sociedad organizada, que no hace tanto jugara un papel muy activo en la construcción democrática, está hoy desdibujada y desarticulada.
Me lleva también porque en el gobierno sigue importando más la lealtad y la pertenencia a una camarilla, que los méritos profesionales y la capacidad crítica.
Estoy que me lleva Pifas porque se ha dañado la autonomía y la credibilidad de los órganos del Estado.
Me lleva porque las autoridades locales han extraviado toda preocupación democrática. En su territorio la cooptación o la aniquilación de los adversarios han triunfado sobre el respeto a la pluralidad de voces e identidades.
Estoy que me lleva porque la tolerancia ha dejado de ser código para la conversación y en su lugar la desconfianza y el desprecio volvieron a ser la moneda de cambio que se utiliza en los recintos de poder.
Me lleva Pifas porque el desánimo campea entre los más jóvenes y el pesimismo se ha apoderado de una inmensa mayoría de mexicanos.
Estoy que me lleva porque en lugar de el acto de escuchar, por estos días decir discursos pareciera ser lo único relevante.
Me lleva porque los asuntos que requieren de mayor seriedad están siendo resueltos de manera muy mediocre. También porque los nuevos gobernantes están resultando tanto o más corruptos en comparación con los anteriores.
Este es un país que se merece una historia muy distinta a la que está teniendo. Resbalamos sí, por la rampa enjabonada que nos conduce hacia atrás y muy probablemente hacia una versión empeorada de lo que éramos; pero todavía estamos a tiempo de ponerle un alto al desbarrancadero.
Como aquel diario de nota roja del siglo XIX, hoy me doy el lujo de exigirle a El Pifas que se entregue. Que no siga haciendo sus inmoralidades, que tenga la bondad de dejarnos en paz.
En México todavía no nos ha cargado Pifas. Falta poco pero aún no ha ocurrido. Buena parte del patrimonio está magullado, maltrecho, en riesgo, pero aún en pié.
Es responsabilidad de los muchos que en adelante no nos cargue, aunque nos lleve.
Analista político

Fuera de lugar

Rafael Pérez Gay
El Universal/27 de septiembre de 2009

Hace unos días viajé a Culiacán. Nadie me advirtió que esa ciudad es lo más parecido que hay a un baño de vapor. Los amigos que me invitaron estaban celebrando que la temperatura había bajado en los últimos días, el termómetro marcaba 38 grados centígrados.
No voy a hablar del factor humedad y esas cosas. Me presenté con una chamarra de gamuza que a mí me pareció adecuada y de respaldo llevaba en la maleta un blazer de lanillas. Intenté combinar con un pantalón gris de casimir y una camisa azul. Mis anfitriones me miraron con asco y me prohibieron terminantemente salir así a la calle.
—No tengo qué ponerme. Es un viaje relámpago.
—Por lo menos quítate la chamarra. Te vas a ahogar.
Concedí y me colgué la chamarra en la espalda. Cuando sentí el golpe de calor pensé en mis amigos escritores del norte de México. Me he persuadido de que sus obras valen más que otras aventuras narrativas porque han sido escritas en ciudades calcinantes. Caminamos por el infierno unos cuantos minutos mientras llegaba el coche que nos llevaría a nuestro destino. Les dije a mis anfitriones mientras me limpiaba el sudor de la frente:
—Yo me voy.
—Es que con esa ropa estás fuera de lugar.
La verdad, soy un especialista en ponerme fuera de lugar. En una mesa en la cual un amigo soltaba la soflama contra el 2% de impuesto, llamó criminales a las autoridades hacendarias, me sentí claramente al margen de su lucha por los pobres. En las misma mesa, una amiga afirmó que el chocarrero secuestro del avión cometido por el predicador loco había sido un montaje del gobierno de Calderón, una cortina de humo para bajarle intensidad al escándalo del impuesto criminal. También afirmó, por cierto, que nunca hubo influenza en México. Otro montaje. Por estar fuera de lugar, se me ocurrió decir que si te dan unos calenturones y sientes como que te mueres, hay que hacerse la prueba del H1N1. Fui acusado de agente panista al servicio del yunque, un deplorable hombre de derechas. Como ya estaba fuera de lugar, me imaginé una escena en la que altos funcionarios ordenan reunir a 120 personas para explicarles lo del montaje y subirlas a la brevedad al avión de la mentira.
—¿Y dónde conseguiremos a un predicador inofensivo y tonto?
—Las calles están llenas de ellos. Tengo uno boliviano, ¿les interesa?
—Ni mandado a hacer.
Uno de mis amigos sinaloenses supo explicarme con claridad apabullante que en ocasiones es mejor estar fuera de lugar, como perdido.
—En Sinaloa hay al menos dos mundos. Uno es este que ves en donde la gente trabaja, va y viene, llena los restaurantes, en fin, la vida diaria. Pero hay otro mundo, el del narco, un mundo regido por las leyes del crimen organizado, la violencia, los levantones, la tortura, el secuestro. Normalmente esos mundos se encuentran separados, pero cuando se intersectan —me dijo—, hay que estar fuera de ese lugar.
Me despedí en el aeropuerto con el saco en el brazo y abanicándome con un periódico. Estuvo a punto de darme el sofocón. Pasé los arcos detectores con éxito y caminé hasta la sala donde debía abordar. Al subir al avión encontré mi asiento ocupado por una mujer. Vi una y otra vez el número que marcaba mi talón de abordaje. Atrás de mí se hizo una fila de pasajeros. La mujer se apiadó de mí y mostró sus cartas: que si podía darle mi butaca para que ella estuviera a un lado de su hija. Desde luego le cedí mi lugar.
Lo leí en un libro de crónicas de Javier Cercas y de inmediato quise robarme las palabras que Gustav Januch pone en boca de Kafka: “En un mundo sin Dios, el sentido del humor es casi una obligación moral”. Al mismo tiempo recordé a un lector de EL UNIVERSAL online que me malquiere y afirma que los trozos de vida que pongo cada semana en este espacio son aburridos. Cuando leí a este lector, me sentí fuera de lugar. No he sido requerido como corresponsal para ningún frente de guerra, no he disparado armas de fuego, no he saltado en paracaídas ni navegado ríos caudalosos, si el requisito para no aburrir a los lectores es la desmesurada acción, no cuenten conmigo.

¿Reinventar la democracia?

Jean Meyer
El Universal/27 de septiembre de 2009

De acuerdo. La democracia está en crisis. Lo dicen en Europa; en Rusia, Putin le pone adjetivos; lo dicen en Estados Unidos; lo decimos y lo vivimos en México y en toda América Latina, tan sensible hoy en día al canto de las sirenas de unas nuevas dictaduras, no muy diferentes de las antiguas. Sin embargo, sigo creyendo que Churchill estaba en lo cierto cuando decía que si bien la democracia era pésima, todos los otros regímenes eran peores que ella.
La democracia empieza cuando el hombre político se pregunta, si es de izquierda, cuál parte de responsabilidad puede y debe introducir en su convicción; si es de derecha, cuál parte de convicción puede y debe introducir en su responsabilidad. Es asunto de dosificación y apreciación de la situación. No se puede rechazar el juego político democrático con el pretexto de que la corrupción triunfa. Triunfa de manera más absoluta en los regímenes autoritarios, y ni hablar de los dictadores que no tienen que rendir cuentas y, por si acaso, transfieren la riqueza nacional a Suiza o las islas Caimán.
¿Será más honesta la oligarquía “revolucionaria” que usurpa el calificativo de “sandinista” en Nicaragua? ¿Y los esposos Kirchner, que en su deriva autoritaria multiplican su fortuna de manera asombrosa: 480% en los últimos años? Para no hablar de los parientes inmediatos del presidente Hugo Chávez.
Es imposible escapar al dilema de las manos puras: se dijo del filósofo Kant que tenía las manos puras pero que no tenía manos. En un momento dado, inevitablemente, el discurso místico debe encarnarse en una política, una política que no será nunca el equivalente de su mística. Es lo que desespera a muchos y los hace despreciar la democracia vista como el compromiso permanente, la traición de los ideales.
Blas Pascal, que no era especialmente acomodaticio, distinguía entre las órdenes. No pensaba que Alejandro Magno fuese el igual de Aristóteles. Tampoco que Aristóteles fuese el igual de Jesucristo. Pero pensaba que para ganar batallas, el gran capitán Alejandro era superior a su maestro filósofo; y que para analizar la política el filósofo griego era superior al profeta judío. Y que la elevación superior e incomparable de Jesús no implica la abolición de lo que Pascal llama “las grandezas de establecimiento”, ni de las obras del espíritu. A cada quien su oficio. El oficio de político, en democracia, puede, debe ser un oficio noble; si no lo es, la culpa es de los hombres, no de la democracia.
Mi generación, mi familia política, la de la izquierda no comunista, ha subestimado, despreciado la política, de manera que, por cierto puritanismo, muchos se han refugiado en la erudición, la contemplación o la práctica empírica.
Urge tomar la política en serio y no abandonarla a los patanes sin escrúpulos y a los arribistas; hay que soñar con una política de izquierda democrática que abandone las tonterías políticamente correctas del optimismo y del progreso, que mire de frente la cuestión enigmática del mal, en lugar de echarle la culpa a la sociedad, el medio, el capital, las circunstancias y otros rollos. Para enfrentar la cuestión del progreso (¿qué es eso?) y de la justicia en la libertad.
Marx nos enseñó que el dinero, bajo la forma del capital, no es un principio malo, sino un instrumento de producción. El problema no es el capital, sino el dinero en forma de “lana”, es decir, el gran instrumento de corrupción, como lo manifiesta nuestro Congreso en su ciclo de tres años, como lo manifestó la revolución sandinista con el reparto de la piñata entre sus dirigentes. La crítica de Marx al capitalismo iba contra la explotación de los trabajadores, no contra el capital. Ahora necesitamos una crítica postcapitalista de la “lana” que gangrena la democracia y vulgariza las relaciones humanas, la producción científica, intelectual, artística. La culpa no la tiene la democracia, insisto yo.
Además, hay que abandonar la idea de que el presente es necesariamente superior al pasado e inferior al futuro. Hay que hacerle caso a Luis González cuando dijo en 1981: “El grito de Hidalgo del futuro debe ser ¡Señores, no hay más remedio que ir a remover supervivencias y encarcelar residuos! El nuevo grito de Dolores para la próxima generación de mexicanos debe ser: no más supervivencias inútiles o perjudiciales; no más basura fuera de su lugar; no más remembranzas encendidas de odios, suspicacias y quejumbre; no más historias con aspecto de puñales”.
jean.meyer@cide.edu
Profesor investigador del CIDE

Así habló Agustín

Sara Sefchovich
El Universal/27 de septiembre de 2009

Cuando se hacía evidente la desaceleración de la economía de Estados Unidos, el secretario Carstens aseguró que afectaría a México pero no tanto. Fue su frase célebre de que allá les daría pulmonía pero aquí sólo catarrito. Cinco meses después, con la crisis encima y sin saber cómo enfrentarla, le convino mejor decir lo contrario, que: “La mejoría de México depende de Estados Unidos”.
Contradicciones, mentiras y cambios de discurso han sido la constante para referirse a la crisis. Hemos recorrido el típico camino mexicano que va del no pasa nada al sí pasa pero está bajo control, y por fin a es el desastre pero nosotros no tenemos la culpa.
En octubre del año pasado Carstens dijo que “el sistema financiero mexicano está sano, sólo hay que tener paciencia y confianza en él”. Todavía en abril de 2009 lo afirmaba como “sólido y estable”. Pero un mes después resultó que no tanto porque el 8 de mayo anunció que “México está en recesión”. Por suerte duró poco, porque una semana después, dijo que el país “había superado la peor parte” y “empezaba la recuperación”.
Pero siempre no fue así y en agosto dijo que estábamos en “shock financiero”. Y no sólo eso, sino que éramos uno de los países con mayor daño económico. Gurría abundó: “La economía mexicana es un desastre y llevamos 18 meses en caída libre”.
Sin embargo, dijeron que el gobierno federal tenía un guardadito de 100 mil millones para enfrentar “escenarios complicados”, y Carstens hasta se adornó: “Tuvimos la inteligencia de ahorrar para épocas de vacas flacas”. Pero seis meses después la cosa cambió: “Tenemos un hoyo de 300 mil millones de pesos y ya no tenemos recursos para los programas anticrisis”.
¿Cuáles fueron esos programas? Quién sabe. Porque el secretario de Economía había dicho que “el gobierno no considera aplicar una estrategia para evitar el impacto de la crisis financiera porque sería anticiparnos a algo que todavía no pasa”, aunque unos días después de estas declaraciones el Presidente habló de su “plan oportuno contra la crisis” y Carstens de “acciones muy importantes para mitigar las fuerzas recesionistas”. Y anunciaron resultados para pronto, los cuales, sin embargo, no se han visto.
Por supuesto, la culpa no la tienen ellos: “Entramos a una etapa más complicada de lo esperado”, “La desaceleración del PIB fue peor a la esperada”, “La inflación se fue al doble de lo previsto”, “La baja en la actividad económica fue más severa de lo previsto”.
¿Por qué previeron tan mal? Críptica respuesta del secretario de Hacienda: “El diagnóstico resultó incorrecto debido a que era muy difícil predecir qué factores negativos coincidirían en el mismo a fin de aumentar el riesgo”. Pero hay quien sí lo tiene claro: según la calificadora Moodys, “México falló en la política monetaria y fiscal para enfrentar la crisis. Tenía una situación macroeconómica saludable pero la desaprovechó”, y según Gurría: “Calculamos mal, no fuimos ni medianamente competentes”.
Aun así, frente a la incompetencia evidente, Carstens sigue haciendo propuestas: “Urgen reformas estructurales”, dijo, y como el Ché Guevara habló de “hacer dos o tres reformas fiscales”. Pero a fin de cuentas la propuesta terminó siendo “más impuestos y endeudamiento”, lo cual hasta Guillermo Ortiz considera mala idea, pero él asegura que “pondrán a México en la senda del crecimiento sostenible”.
¿Cuándo sucederá ese milagro? En su informe reciente el Presidente dijo que “retomaremos la senda del crecimiento en 2010”. Carstens cree que no: “México no participará de la recuperación económica pronosticada para 2010”.
Entonces, ¿por qué creerle al secretario cuando le jura al Senado que esta vez sí es la propuesta correcta? El año pasado aseguró que “el presupuesto para 2009 le dará una inyección de energía a la economía”, y no sucedió. Ahora dice que “la propuesta económica del gobierno surge de una verdadera política de Estado que trasciende la mera estrategia del gobierno para un año fiscal y es para llevar a la salud de las finanzas públicas”. Ah, bueno.
sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM

Las lecciones del pobre Juanito

Víctor Gordoa
Excélsior/30 de septiembre de 2009

Creo que ya terminó la comedia política que se inició el 12 de junio y terminó en conferencia de prensa el 28 de septiembre. Su trama, pese a ser muy local, interesó a todo el país, pues era una gran historia que contar que adoptaron los medios de comunicación por lo inédita y aberrante, la cual parecía producto de un guión mezcla de ficción, farsa, algo de drama y mucha tragicomedia. Los protagonistas y los antagonistas fueron los políticos y las instituciones políticas mexicanos que se prestaron a un juego que los arrastró hacia la pérdida de imagen pública y por ende de reputación y prestigio. La víctima fue un pobre hombre que terminó esencialmente afectado (su lenguaje corporal lo revelaba el día que anunció su licencia temporal “por motivos de salud”), quien se llegó a creer un ganador gracias al respaldo “del pueblo” y que podría haberse quedado en un puesto de poder multimillonario traicionando a quienes lo habían llevado a él. Esta telenovela política que compitió fácilmente con las más nacas de la televisión mexicana, me dejó varias lecciones que hoy comparto con ustedes.
Leccion política…
Aprendí que los candidatos políticos pueden improvisarse. Que cuando surge un problema de invalidación legal de un candidato, a éste se le puede sustituir con cualquier pelele que se preste a hacer de pantalla con tal de que esté de acuerdo en renunciar en caso de que gane, para que el originalmente invalidado, mediante argucias también legales, finalmente llegue al poder. Que el candidato pelele no necesitará ser del mismo partido del invalidado, puede ser de otro con tal de que éste se preste también al juego, ya que se puede pedir el voto por un candidato falso diciéndole a la gente que vote por el pelele y por el otro partido para que quede el candidato del partido original a quien se le invalidó. ¡Y la gente lo va a entender y apoyar! Sin embargo aprendí que todo esto no es fácil, pues para poder hacerlo se deberá contar con una gran red territorial (eufemismo para acarreados) que el día de la elección salga a votar controladamente por el candidato falso para asegurar que quede ganador. Que para lograr esta aberración política también debe haber un líder con gran poder de influencia y manipulación, fácil de darse, ya que en los partidos políticos puede haber un liderazgo legal y otro fáctico (moral nunca) y que éstos no tienen por qué coincidir en la misma persona, de hecho, el líder fáctico de un partido puede ordenarle al legal de otro que acepte registrar un candidato falso que nunca llegará al poder y se prestará fácilmente a ello.
Lección humana…
Aprendí que la raíz de todo está en la bajez del ser humano que fácilmente puede ser ambicioso, avaricioso, vengativo, vanidoso, envidioso, rastrero e hipócrita, cualidades negativas todas que encuentro claramente representadas en esta historia surrealista que fácilmente encontró acomodo en el escenario perfecto para ello: el de la política mexicana que cada vez se olvida más y más de la ética. Consecuencia: el daño en imagen pública es irreparable y se suma a la mala percepción que de por sí ya arrastraba la ciudadanía. Lo siento mucho por los políticos que no son así, a quienes el caso también les haya indignado, pero por ahora seguirán pagando justos por pecadores.
http://www.imagenpublica.com.mx/

Investigación educativa y reclamo

Carlos Ornelas
Excélsior/30 de septiembre de 2009

“No puedo meter las manos al fuego, de que algún estado por allí haya decidido guardar algunas plazas y las está distribuyendo”, expresó el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, el miércoles de la semana pasada en su comparecencia ante el Senado de la República (ver nota de Jaime Contreras en Excélsior, 24 de septiembre). Al día siguiente, Rafael Ochoa, secretario general del SNTE, también desligó al sindicato de esas chapuzas y entre ambos les colgaron un sambenito a los gobernadores. Triste papel el del secretario. Es un prisionero del SNTE y de la alianza que el gobierno federal signó con él. Ya no tiene capacidad de maniobra.
No disculpo a los gobernadores, tal vez ninguno sea de fiar, mas también son rehenes, pero por partida doble, de la SEP y del SNTE y, además, siempre les toca representar el papel de villanos. Claro que hay hurto de plazas para su venta o herencia, como lo documentó la investigación educativa años antes de que se inventara el concurso producto de la ACE. En la transa participan todos, en primer lugar el sindicato y sus secciones, los gobiernos locales y la misma SEP (remember Sección 9).
No me detengo en las declaraciones de Ochoa, él procede hipócritamente y, como siempre, deslinda a su organización de los chanchullos, como lo destacó Lilian Hernández (Excélsior, 25 de septiembre). Lo que destaco es que el secretario Lujambio le despejó el camino y puso a las autoridades de educación locales como tapete para el SNTE.
Las declaraciones del secretario confirman lo que el presidente del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (Comie) expresó en su discurso de inauguración del X Congreso Nacional de Investigación Educativa, el martes pasado en Boca del Río, Veracruz. Él afirmó, con un apoyo elocuente de los más de dos mil investigadores y docentes participantes, que la SEP abandonó el gobierno de la educación básica y se lo entregó al sindicato. Romualdo se refería a la ACE en primer lugar, pero también a la colonización del SNTE sobre las estructuras de mando de la educación, tanto en el centro como en los estados. El reclamo principal del Comie, sin embargo, es por la exclusión de los otros actores sociales que participan en la educación. La SEP (acaso por instrucciones directas del presidente Calderón) sólo distingue a los líderes del sindicato, en especial a su presidenta, Elba Esther Gordillo, y nada más en ocasiones especiales, como la semana pasada, mira a los legisladores.
El secretario Lujambio hizo patente que sólo el SNTE es interlocutor. A pesar de que había recibido la invitación a inaugurar el Congreso, desde que tomó posesión como secretario y que había confirmado días atrás, no asistió. La comparecencia del día siguiente puede explicar parte del asunto, mas no todo. Él bien pudo haber ido y regresado el martes y presentarse ante el Senado al día siguiente, lo que dijo no requería mucha preparación. El desdén o el desaire (palabras que expresaron colegas con quienes conversé) del secretario a los investigadores de la educación quedó de manifiesto ya que ni siquiera envió a uno de los subsecretarios para representarlo. Eso fue un golpe al ego de algunos, pero resultó bastante más: ratificó la exclusión. Quizás hasta el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, y su secretario de Educación, Víctor Arredondo, se sintieron menospreciados.
La directora general del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, Margarita Zorrilla, llevó la representación del secretario. El hecho arrojó opiniones encontradas. Por una parte, ella es una colega estimada, de reconocida competencia y la consideramos una de nuestras pares distinguidas. Pero otros cavilaron que Alonso Lujambio la envió con el afán de reducir la crítica de un sector que se distingue por no callar lo que juzga nocivo para la educación nacional. Margarita tuvo que aguantar embestidas directas y malas caras, a pesar de que su pieza no violó la corrección política.
El discurso de nuestro Presidente fue importante, sin aspavientos ni dramatismo hueco, escrito para que el secretario de Educación Pública lo escuchara y se diera cuenta de que lo que él pregona, la alianza con el SNTE, está muy lejos de ser una solución razonable. Hoy es el problema principal.
Retazos
Acaso el presidente Felipe Calderón se quiera cubrir la espalda con esta política, que degrada a su programa sectorial. Por ello será recordado como quien abdicó ante el poder corporativo del SNTE.
Carlos.Ornelas10@gmail.com

viernes, 25 de septiembre de 2009

Logra Sergio Barraza reelección como dirigente del Staus



Con una diferencia de 153 votos a favor de la planilla dorada, el doctor Sergio Barraza Félix logró reelegirse como dirigente del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora (Staus) para el periodo 2009-2011.

Fueron 743 los votos que obtuvo la planilla Dorada encabezada por Barraza Félix, mientras que la planilla Roja alcanzó 590 sufragios.


Mejorar las condiciones económicas en que se jubila la planta académica para que la pensión no sea inferior a lo que reciben en activo, brindar estabilidad laboral a alrededor de 300 profesores de asignatura a través del programa de regularización y ampliar la cobertura de salud para los académicos son los tres puntos principales sobre los que ya trabaja, y que serán prioridad en su próximo periodo, aseguró el doctor.

Tomado de: http://www.elimparcial.com/EdicionEnLinea/Notas/Noticias/25092009/404483.aspx

LA INDECENCIA ABSOLUTA

Yolanda González Gómez
6 de Septiembre de 2009

Tres meses se cumplieron desde el fatal incendio en la guardería ABC que cobró 49 vidas y no se ha hecho justicia. Han fallado todas las autoridades encargadas de esclarecerlo y castigar a los culpables de tal negligencia. Todo el aparato judicial resultó un enorme monstruo que como elefante blanco sólo consume una gran cantidad de recursos sin cumplir sus funciones ni propósitos, dejando a la sociedad civil completamente indefensa. Y eso se llama indecencia absoluta.
Tres meses de dolor e impotencia, de realizar 11 marchas, de dimes y diretes, de ligereza de un gobernador corrupto e inepto que sólo espera una semana más para salir lavándose las manos de la mayor tragedia por la que será recordado Hermosillo en la historia nacional e incluso internacional. El caso de los niños de la guardería ABC exhibe la impunidad prevaleciente en México y constituye una marca vergonzosa no sólo para el nefasto aparato judicial sino también para el ejecutivo y legislativo que no han reaccionado a la altura de un incendio de esta dimensión que conmocionó al mundo entero.
La Procuraduría General de la República (PGR) y la estatal efectuaron ‘investigaciones’ sobre el siniestro, pero que están a mil años luz de ser verdaderos expedientes de datos investigados de manera profesional y científica. Aparte de que no existe el interés de los funcionarios judiciales de perder sus cargos, sólo se dedican a prolongar el ‘‘chambismo’’ de hacer como que trabajan para no importunar a sus jefes. Como es usual, no se aplicó ningún tipo de rigor en las investigaciones. A la fecha no entregan nada convincente, contundente, creíble, sensible. La indecencia en todo su esplendor, pues.
El ejecutivo. Ni el presidente Felipe Calderón y mucho menos el gobernador sonorense Eduardo Bours que va de salida, jamás se avocaron a aplicar toda su voluntad política para empujar acciones aclaratorias de todo tipo ante un desastre de esa magnitud donde 49 niños perdieron la vida. Ninguno reaccionó con un poco de sensibilidad. De Bours no se podía esperar nada, ya que los dueños de la guardería eran sus amigos y parte del círculo de ‘‘intocables’’ en Sonora, así que más bien se dedicó a protegerlos lo máximo que pudo. A una semana de concluir su sexenio, practicó a todas luces una indecencia absoluta al ofrecer un fondo fantasma a los padres de los pequeños para acallarlos, al dejar al estado hundido en una deuda enorme, mientras él se divirtió en cabalgatas ridículas, jugó el papel de bravucón político, se auto asignó bonos millonarios de gratificación junto a sus principales colaboradores, siguió con su vida de millonario que compra caballos pura sangre en el extranjero de cientos de miles de dólares, etc. Su vida, pues, no cambió antes ni después de la muerte masiva de la guardería. Cínicamente dejó en claro que dormía como bebé pese a la tragedia.
El poder legislativo. A nivel federal, fuera de algunos berrinches en la tribuna, nunca hubo una presión extrema o una acción concreta sobre el caso de las muertes en la guardería ABC. ¿Y cómo si estaban tan ocupados en su propio paraíso terrenal, gastando los dineros públicos en los gigantescos sueldos y viáticos que reciben? Una cámara de 500 diputados que sólo gastan cantidades exorbitantes para legislar poco y mal (Los inmorales de San Lázaro), que están divorciados de los asuntos de la vida nacional y que desperdician más tiempo en pleitos partidistas que en presentar iniciativas de ley. De desaparecer, a México no le haría ninguna falta esa clase de legisladores (sic).
Dentro de este panorama de autoridades apáticas, profundamente corruptas y que ‘no dieron la lata’, el lado positivo es que esta ineptitud e indecencia gubernamental sí cambió a Sonora. El estado es otro. La sociedad civil maduró de golpe. El ejemplo es la lucha que están dando los padres de las víctimas del incencio. En las entrevistas que he escuchado en todos los medios nacionales e internacionales, sus argumentos son congruentes, lúcidos, claros. Su dolor los ha llevado a sacar lo mejor de ellos mismos porque se les despojó de lo más preciado que cualquier ser humano posee: la vida de sus hijos. Se les colocó en el filo del abismo y están dando una batalla ejemplar por justicia. Para mi, ese es el tipo de ciudadano que se requiere en el servicio público. No se doblegaron ante el ‘cañonazo’ monetario que les ofreció Bours ni han cedido un ápice a sus principios en su grito por justicia.
En este punto de su lucha, personalmente creo que las marchas no están funcionando como forma de protesta. No por la marcha en sí sino porque estamos frente a autoridades que no ven, no escuchan ni sienten, que no hacen su trabajo ni hay nadie ni nada que los presione lo suficientemente para que actúen. Todas las instancias de gobierno carecen de voluntad política para responder a las necesidades de la sociedad civil. Tal vez podrían ‘escuchar’ a voces u organismos extranjeros. Es una posibilidad, como lo sería la exhibición de la falta de justicia en el país y en Sonora ante 49 muertes que siguen impunes después de 3 meses.
Es el país también el que pasa por una coyuntura especial porque es la sociedad civil la que está gritando BASTA. Y será la gente, el pueblo, las clases medias y bajas las que tendrán que fijar el rumbo del México que queremos. Ya han surgido varias iniciativas interesantes como la del ‘‘Movimiento 2010: por la refundación de México’’ impulsada por Alberto Carral Dávila Movimiento 2010, cuya declaración no tiene desperdicio: http://www.indymedia.org/media/2009/07//927108.pdf
Lo más interesante es que esta conciencia civil que se mueve se inicia justo a tiempo para el año decisorio del 2012, cuando tal vez los mexicanos elegirán a sus gobernantes de una forma muy distinta a la que hasta ahora hemos visto. Por lo menos buscaremos votar por gente que sí nos convenza a cabalidad, por aquellos que sus pensamientos sean congruentes con sus acciones. Y siendo así, es altamente probable que los actuales políticos sean borrados del mapa electoral por el mismo pueblo que hasta ahora han ignorado.

Los medios de comunicación ante la coyuntura ABC

Con el propósito de entablar un diálogo sobre el papel de los medios y la tragedia ocurrida el 5 de junio, se llevó a cabo la mesa redonda: “Los medios de comunicación ante la Coyuntura ABC”.
En la mesa, moderada por Juan Poom, profesor-investigador del COLSON, participaron Silvia Núñez Esquer de Mujer Sonora y CIMAC, Carlos Aparicio de Radio Bemba, Joel Montoya y Amilcar Peñúñurí de la UNISON, Alejandro Pardo en representación del Colectivo Ángeles en Espera y Josué Barrera del Grupo Doxa.
A continuación, breves palabras de los participantes:
Silvia Núñez: “Las madres del incendio me dejaron claro que la combinación mujer-madre-trabajadora es letal en un país como México”.
Carlos Aparicio: “Ante los múltiples ejes informativos, nos mantuvimos ajenos al resto de los medios dominantes, precisamente por esa necesidad de justicia, elemento fundamental de la construcción de Radio Bemba”.
Joel Montoya: “He llegado a la conclusión de que estos observadores están siendo observados. No es paranoia. Detrás de ABC, todo es particularmente histórico y significativo”.
Amílcar Peñuñuri: “Larga vida a la prensa libre y comprometida, a la organización ciudadana, al movimiento 5 de junio y a la búsqueda de la verdad, a la memoria de esas vidas, que la visión miope de un magnate de los medios no podrá borrar nunca”.
Alejandro Pardo: “Tenemos un problema muy serio de participación ciudadana. A veces quienes la promovemos somos los que la inhibimos, porque nos atacamos unos a otros”.
Josué Barrera: “Después del 5 de junio, ya nada es igual. En Sonora, se necesitan medios de comunicación que estén dispuestos a contribuir, a ejercer presión y dar espacios a la voces que se pronuncian por la justicia”, leyendo palabras de Adriana Manjarrez.
Posterior a la mesa, se inauguró la exposición fotográfica “Despertar ciudadano”, de Benjamín Alonso Rascón, presentada por Marco Antonio Cruz de la revista Proceso.
“Las imágenes que componen esta muestra buscan recuperar sólo algunas de las incontables expresiones de coraje y amor que una comunidad parió al mes posterior a la tragedia. Suceso que va más allá del golpe y dolor para convertirse en lucha, canto y futuro”, expresó Benjamín Alonso Rascón en la presentación.
Este evento se llevó a cabo el pasado 22 de septiembre en El Colegio de Sonora, y fue coorganizado con la División de Ciencias Sociales de la UNISON y el Colectivo Sociedad, Memoria y Justicia.
Tomado de: PORTALES, Boletín de El Colegio de Sonora, No. 318, 25 de septiembre de 2009

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Vota libre en la elección de Comité Ejecutivo del STAUS

Este jueves 24 de septiembre es el día de la votación para elegir al Comité Ejecutivo y Comisiones Estatutarias del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora (STAUS), periodo 2009-2011.

El voto de todos l@s academic@s es libre, directo y secreto. Te invitamos a no dejarte presionar por las autoridades y a ejercer abierta y responsablemente tu sufragio.

Vota libre !!

Vota por la independencia sindical !!

Las universidades se reinventan para orientarse a la innovación

50 centros compiten por ser los primeros en crear los grandes campus del conocimiento
Deben defender sus proyectos ante un comité internacional


Susana Pérez De Pablos

La actualización de toda una ciudad universitaria, uno o varios siglos después -en la Complutense (que lo hará junto a la Politécnica, que agrupa centros centenarios), Salamanca o Sevilla-; un conjunto de docentes, investigadores y centros de innovación de diversas universidades trabajando sobre un mismo sector, el del olivo (en Córdoba); un punto de encuentro para conectar instituciones de Europa, África y Latinoamérica (en Canarias); dos universidades unidas para potenciar un proyecto regional (Cantabria y UIMP), o la reconversión de un campus para apostar por lo sostenible o saludable (Santiago de Compostela).
Las universidades se han puesto las pilas y por primera vez han ideado un plan con el claro objetivo de contribuir al desarrollo económico y social de su entorno. De los alrededor de 250 campus que tienen las 77 universidades españolas salpicados por las más diversas poblaciones, éstas quieren reconvertir 51 en megacampus del conocimiento o, como se llaman ya en Suecia, ecosistemas del conocimiento. Se han presentado 50 universidades, y la de Barcelona es la única que compite con dos propuestas. Este gran programa es el primer embrión de lo que serán las instituciones superiores en el futuro y es la primera iniciativa que da una idea clara de cómo construir la arquitectura en la que se sostenga el tan anunciado nuevo modelo productivo basado en el conocimiento.
En dos meses escasos, las universidades han elaborado sus planes de acuerdo con las bases aprobadas por el Gobierno el pasado julio. Se trata de proyectos plurianuales (este primero va de 2008 a 2011) de unas 50 páginas que incluyen una propuesta global en la que el centro expone los aspectos generales (como la agregación de centros de investigación, empresas... y los convenios suscritos); un plan estratégico (qué tienen ahora y adónde quieren llegar en cuatro años) y una memoria económica.
Una comisión técnica, formada por 21 expertos, escogerá un máximo de 15 proyectos de megacampus entre los 43 que han presentado universidades públicas y analizará los ocho de las privadas, que no optan a financiación pero sí a la categoría de Campus de Excelencia Internacional (CEI). La lista provisional, sujeta a alegaciones, se hará pública el 29 de septiembre y la definitiva, el 10 de noviembre. Ya entonces recibirán ya 200.000 euros cada una para dar los primeros pasos del plan. Despúes, cada universidad que tenga un campus seleccionado tendrá 10 minutos para defender su propuesta en una exposición oral ante una comisión internacional, entre el 25 y el 27 de noviembre. El 30 de noviembre estará ya todo decidido.
El arranque se empezará a ver en los centros e incluso en las ciudades ya a primeros de 2010, el año que empieza a implantarse oficialmente el Espacio Europeo de Educación Superior. Se moverán o unirán centros, se construirán edificios, se crearán desde guarderías a centros de mayores. "No es un ranking de universidades, aunque sí de proyectos", explica el secretario general de Universidades, Màrius Rubiralta. "Se basan en cuatro grandes ejes: docencia, investigación, innovación y entorno social".
La carrera es por colocarse entre las 100 mejores universidades en los ranking internacionales, el objetivo que se marcó el Gobierno con esta iniciativa. A ello destinará 50 millones de euros en 2009 más otros tres para la puesta en marcha (200.000 euros por centro seleccionado). Las comunidades cofinanciarán estos proyectos a través de los 150 millones destinados a créditos. "La excelencia y la internacionalización son los principales objetivos", destaca Rubiralta. "Los dos valores principales que se miden son el proyecto de futuro, es decir, cuál es la posición de partida y adónde se quiere llegar, y la agregación entre instituciones académicas, de investigación, empresas...".
La competición se presenta interesante, no sólo para obtener las ayudas del Gobierno sino dentro de un mismo territorio. Por ejemplo, las dos universidades navarras (la pública y la privada) compiten con candidaturas totalmente diferentes por un territorio común, del "campus integral con impacto regional y compromiso social y con el medio ambiente" de la pública al "plan estratégico" de la privada.
Las dos universidades no presenciales, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) han presentado sendos proyectos de grandes campus virtuales que integran instituciones a distancia. La ventaja de ambos es evidente: la expansión, campus que pueden llegar hasta Asia.

Eficacia y convicción

Jesús Silva-Herzog Márquez

Edward Kennedy salió del hospital para pronunciar su discurso en la convención demócrata. De ahí, de regreso al hospital. Al cáncer se había sumado un repentino ataque renal. Le quedaba un año de vida y estaba dando su penúltima batalla: lograr que Barack Obama ganara la presidencia de los Estados Unidos. Había intervenido en el proceso de primarias en un momento decisivo de la contienda demócrata. Todo el prestigio de un hombre y todo el peso de un nombre llamaban a votar por el joven senador de Illinois cuando todavía el aparato estaba de lado del clan Clinton. La presencia del legendario senador en el Pepsi Center de Denver encendió al auditorio. Miles coreando un solo apellido. Rendían tributo a una familia pero, sobre todo a su último representante. Atestiguando el homenaje de los demócratas, me percaté que un partido ha de ser un banco de orgullos comunes. Orgullos que se nutren de ideales y realizaciones. La presencia de Kennedy en el evento era incierta. Su enfermedad era grave. Unas semanas antes había recaído. En la víspera no era seguro que pudiera dirigirse a la convención. Finalmente logró imponerse a sus médicos y escaparse a la fiesta. Se sabía que su discurso no era solamente una celebración del abanderado del partido sino, en buena medida, su despedida. Su mensaje fue, en efecto, un testamento: el patrono del liberalismo norteamericano entregando la estafeta a una nueva generación.
Pasó toda una vida en el Senado. Llegó en 1962 cubierto por el descrédito. Tenía treinta años, era el hermanito del presidente, lo habían corrido de la universidad por haber hecho trampa en un examen, se le veía como un muchacho inexperto que usaba su apellido para trepar. Al morir se le reconoció como uno de los más eficaces senadores del siglo XX en los Estados Unidos. Su vida estuvo marcada por la tragedia pero también por el escándalo. Sufrió el asesinato de dos hermanos y la muerte prematura de tres sobrinos. Fue también responsable de la muerte de Mary Jo Kopechne, ahogada en su coche sin que él le prestara ayuda ni reportara el accidente. Ganó todas las elecciones en las que participó para el Senado pero fracasó en su único intento por ganar la presidencia. Esa mezcla de heridas del destino y cuchilladas a mano propia alejó la tentación de la presidencia en el último tramo de su carrera. Sus fiascos fueron una bendición (uso palabras suyas): eliminaron la obsesión por la política singular y lo concentraron en labores de asamblea. Se convirtió así en el gran maestro del oficio legislativo. No fue, como sus hermanos, héroe ni mártir: fue un gran político, el mejor de los tres.
El homenaje al “león del Senado” desborda a su partido. Sus adversarios se han unido a la celebración del estadista legislador. Conservadores y liberales reconocen sus grandes talentos, su abundante producción legislativa, su disposición a cruzar la línea de la ideología, su calidez personal, su capacidad para reírse de sí mismo, su resistencia vital. Entre los elogios que se han escuchado en días recientes se destaca, por una parte, su fidelidad ideológica y, por otra, su genio para la negociación. Unos alaban al mejor exponente del progresismo demócrata, otros al político eficaz. Fue siempre leal a esa versión norteamericana de la izquierda comprometida con el ensanchamiento de los derechos y la promoción de la justicia a través del brazo del Estado. De los tres Kennedy, Edward fue, sin duda, el más izquierdista. No creyó en el fin de las ideologías; no sucumbió al imperio de la era conservadora. No aceptó nunca la divisa de Reagan de que el gobierno era el problema, no la solución. Resistió a la marea reaganthatcheriana; vio la acción del poder público como la gran palanca de transformación social. Pero no lo han honrado solamente quienes compartieron su credo. Los republicanos se han unido a la celebración porque vieron muchas veces en Ted Kennedy al profesional de la legislación con el que podían tejerse acuerdos sustanciales. Ahí radica la grandeza política de Edward Kennedy, su gran legado. Fue un político de convicciones sin dejar de ser un político de resultados. No fue un hombre de grandes ideas. Nunca compitió con el encanto de sus hermanos. Fue el amo de la minucia legislativa. En ese territorio del estatuto, el procedimiento, el párrafo y el inciso reinó como nadie: ahí, en el detalle de los bocetos, en la aparente trivialidad de los enunciados legales supo pactar con los adversarios para defender su proyecto.
Se ha sugerido que la política de la convicción se opone a la política de la responsabilidad. Se ha dicho que la congruencia es el precio que se paga por la eficacia. El senador Edward Kennedy encarna la excepción: el gran representante de la izquierda demócrata fue, simultáneamente, el gran senador del Congreso norteamericano. El fecundo legislador no renunció a sus ideales, los impulsó vigorosa y eficazmente. Desistió, eso sí, de la política del paisaje para entregarse a la política del detalle.

Buena ciencia ficción

Martín Bonfil Olivera
La Jornada/23 de septiembre de 2009

Soy fan de la buena ciencia ficción: la que conjunta, precisamente, ciencia con ficción para ver qué produce la cruza.
En ella, la ficción parte del conocimiento científico auténtico para extenderlo por medio de la imaginación y obtener así relatos estimulantes y hasta reveladores. (Menos frecuentemente, la ciencia obtiene de la ficción la inspiración para realizar exploraciones que muestran mundos nuevos, o nuevas posibilidades.)
No soy conocedor profundo, pero me encantan los clásicos, como Isaac Asimov. Acabo de disfrutar releyendo su excelente libro de cuentos The martian way (1955, traducido como A lo marciano).
Y aún menos conozco la ciencia ficción mexicana.
Pero acabo de terminar un libro estupendo: Gel azul (Suma de letras, 2009), un par de noveletas de mi amigo Bernardo Fernández, conocido como Bef, uno de los mejores caricaturistas (moneros, diría él) mexicanos contemporáneos.
El ya famoso Bef se ha construido una segunda reputación como novelista, ganando premios en México y España.
Su novela detectivesca-norteña Tiempo de alacranes (2005) ganó uno en la Semana Negra de Guijón, y Gel azul el Ignotus.
Bef es un gran narrador: inteligente, preciso, eficaz, simpático, sensible.
En sus novelas son recurrentes sus obsesiones: el detective venido a menos, guarro, violento, fracasado pero, en el fondo, entrañable; la chica guapa, inalcanzable y cabrona; el misterio por resolver; la lucha contra la mafia, sean narcos o traficantes que roban órganos a quienes duermen un azuloso sueño virtual conectados a la red…
Total, vale la pena buscarla.
A mí me hizo feliz, me hizo pensar y me distrajo. Porque es duro vivir en una ciudad y un país donde pasan tantas cosas terribles.
Epidemias. Sequías acompañadas de inundaciones.
Dos crímenes cometidos por locos “inspirados por dios” (aunque en la balacera del pasado viernes en la estación Balderas del Metro, fue también un creyente cristiano el único que civil que confrontó al criminal: es claro que el problema no es la religión, sino el fanatismo).
No sólo es legítimo, sino necesario buscar evasiones provechosas. Sin duda, novelas como las de Asimov o de Bef son una excelente opción.
lacienciaporgusto.blogspot.com

Centralismo y desconfianza

Carlos Ornelas
Excélsior/23 de septiembre de 2009

Con diversos nombres —auditoría general de plazas, padrón nacional de docentes— desde hace años, investigadores, periodistas, asociaciones civiles y otros actores presionan al gobierno para que haya transparencia en el número de plazas de los trabajadores de la educación y la cantidad de comisionados al sindicato, a partidos políticos o a la administración pública. Incluso, el Senado demandó en 2007 que la SEP le informara de esos datos. La Secretaría sólo pudo enterar al Congreso los relativos a 14 estados y después de otros tres, los demás no le han respondido. Nadie sabe en este país cuántos mentores hay en la educación básica, cuántos trabajan en realidad ni cuántos los comisionados o aviadores, pero sí que hay grandes fugas financieras por esa vía.
Tal vez debido a esas razones la iniciativa de Decreto del Presupuesto de Egresos de la Federación 2010, que envió a la Cámara de Diputados el presidente Calderón, persiga “transparentar” el nombre, la plaza y la CURP de cada profesor, director y empleado de la educación de los estados. Bien, dirán muchos, porque la proposición es un ataque a la opacidad con que se manejan las plazas docentes y de apoyo con cargo al erario. Pero, al mismo tiempo, ese proyecto fortalece al centralismo burocrático y deja “la soberanía” de las entidades por los suelos.
El diputado panista Julio Castellanos, hasta hace unos meses oficial mayor de la SEP, aclaró que la Secretaría cuenta con el analítico de plazas, con nombre y apellido de todos los maestros a quienes se paga con recursos federales del Fondo de Aportaciones a la Educación Básica y Normal que se transfieren a los estados a través del Ramo 33 (Reforma, 14 de septiembre). En otras palabras, la iniciativa implica fiscalizar los recursos que los estados asignan a la educación básica y a reforzar los mecanismos de supervisión de los órganos centrales, incluida la Auditoría Superior de la Federación, sobre los gobiernos locales.
Hay aspectos que aplaudir de esa moción. Es casi seguro que la Legislatura la aprobará y su instrumentación acaso sirva para proporcionar información, aunque sus efectos prácticos no se verán de inmediato, pues no prevé mecanismos para que la información y la transparencia sirvan con miras a desmantelar el clientelismo sindical.
La iniciativa presidencial y su eventual aprobación demuestran que por fin el gobierno central se hace eco de la desconfianza de órganos civiles sobre los métodos de administración de la educación, donde el SNTE lleva la mano. Pero no toma en cuenta la suspicacia sobre cómo el gobierno federal administra a ese sector. Hay una falacia de petición de principio en la propuesta presidencial: hay que fiscalizar a los estados, plantea, pero qué de la SEP. Uno se puede preguntar para qué le sirve a la Secretaría conocer el analítico de plazas si no actúa con el fin de disminuir el número de comisionados y aviadores que cobran con recursos federales. La SEP, según Castellanos, sabe cuántos son, pero no hace nada. Y no lo hará, digo yo, porque el Presidente privilegia su alianza con Elba Esther Gordillo.
Quizás el centralismo burocrático explique por qué el nuevo secretario de Educación del Gobierno del Distrito Federal, Mario Carrillo Huerta, haya declarado a nuestra compañera Jessica Castillejos que la descentralización de la educación básica no es una prioridad para el Gobierno del DF, que es mejor trabajar junto a la SEP (Excélsior, 19 de septiembre). Tal vez su jefe nunca quiso la descentralización, no tiene caso recibir un sistema de educación donde no podrá ejercer el poder ni introducir innovaciones, además, se podría echar encima a las secciones locales del SNTE.
La iniciativa y su eventual aprobación también enseñan que los poderes centrales desconfían del federalismo y de la democracia. Una tesis federalista es que, cuando los dineros salen de las arcas centrales, son patrimonio de los gobiernos de los estados. De ellos es la responsabilidad de administrarlos y de las legislaturas locales la facultad de fiscalizarlos. Se dirá que éstas son apéndices del Ejecutivo y que hay cacicazgos regionales que se agandayan los fondos. Cierto, los hay y florecen en los gobiernos de cualquier color. Pero toca a los ciudadanos de esos estados bregar por la transparencia y la rendición de cuentas. Los políticos del centro los menosprecian, los consideran incapaces y ciudadanos de segunda clase que no piensan. Por eso cavilan que hay que razonar por ellos.
Carlos.Ornelas10@gmail.com

martes, 22 de septiembre de 2009

¿Hacia un futuro seco?

Jean Meyer
El Universal/20 de septiembre de 2009

Hace la friolera de 183 años que se publica el Calendario del más antiguo Galván y lo consulto año tras año. En los últimos años pocas veces había fallado, pero la temporada de aguas de 2009 no obedeció a sus predicciones, por lo menos hasta ahora. Veamos: para julio anunciaba 16.3 días de lluvia en la capital, 20 en Guadalajara y Morelia, 23 en Orizaba; “en cuanto a las precipitaciones, éstas se incrementan sobre todo en la zona central de la República Mexicana”. No fue así.
Ahora, agosto: “Esta temporada resulta propicia para la aparición de tormentas tropicales. El tiempo de lluvias se encuentra en su máximo apogeo (…) la lluvia acompañará prácticamente dos terceras partes del mes. La posibilidad de enfrentar ciclones será muy alta”. Por desgracia, no se presentaron los ciclones que la Secretaría de Agricultura espera con ansia para septiembre.
El Galván piensa que “en septiembre las lluvias serán las máximas en el centro y sur del país, por lo que es importante extremar esfuerzos para prevenir inundaciones. Los ciclones tendrán participación sobre todo en las regiones costeras, y es posible que zonas como Oaxaca y Chiapas sufran algunos de los estragos”. Jimena golpeó al noroeste. ¡Qué difícil es el arte de la profecía! Pero más difícil todavía la ciencia de hacer llover. Varios agricultores me preguntan por qué el gobierno no compra la tecnología que supuestamente provoca las precipitaciones y me citan el ejemplo de las estaciones de esquí de Estados Unidos y de Europa con sus cañones de nieve…
Bueno, les paso la información siguiente que no tomo bajo mi responsabilidad. En un artículo publicado por Javier Cruz, en el periódico El Norte, el viernes 21 de junio de 1966, se menciona a un profesor soviético, el doctor Lev Alexandrovich Pokhmelnykh (se pronuncia Pojmelnij), físico que habría desarrollado una tecnología para aumentar las precipitaciones pluviales. En aquel entonces, dice el periódico, el científico había obtenido buenos resultados en el estado de Sonora, flagelado por la sequía, concretamente en el municipio de Pitiquito, “donde por 17 años no cayó una gota del cielo”.
Supuestamente, “así como en Sonora se han obtenido muy buenos resultados prácticamente en todo el país, en la región lagunera los beneficios fueron grandes, en Chihuahua no se diga, hasta se completó para pagar la deuda de agua que se tenía con el vecino del norte”.
Un corresponsal de La Laguna me escribe que el año pasado colocó el doctor sus antenas ionizadotas en Yucatán y que se formó un comité científico para estudiar el fundamento de su tecnología: “Y de esto puede dar fe el notario público licenciado Javier Palazuelos, encargado de la notaría número 61 del Distrito Federal” (acta 51,659 del libro tres, con fecha 21 de agosto de 2008).
Hasta no verte, Jesús. La esperanza muere al final, pero ¿por qué no? Mientras se encuentre el arte de hacer llover, ciencia que el pueblo atribuye a ciertos santos varones, como Santo Macario de Egina, en Grecia, o el Padre Cicero, de Juazeiro, en Brasil, tenemos la responsabilidad de inventar una nueva economía del agua. La tenemos y es una tarea urgente porque nos enfrentamos a un futuro lleno de polvo y de arena si seguimos acabando y contaminando los mantos freáticos, los ríos, lagunas, ojos de agua; talando sin racionalidad los bosques hasta acabarlos: ahí están todos los cerros que rodean la ciudad de México y que conocí cubiertos de espesa foresta.
Nuestro hermoso Ajusco pelón es testigo de nuestra irresponsable barbarie, y todas las ciudades del país tienen sus desplumados Ajuscos para que nuestros hijos tengan vergüenza de sus padres.
Futuro de polvo, arena y cenizas, porque si la presente sequía es la más severa en muchos años, no deja de ser un fenómeno recurrente, continental y en aumento. En el presente año, la sequía asola toda América del Norte desde las llanuras del Canadá occidental (Alberta y Saskachewan) hasta nuestro sureste, pasando por el centro oeste de EU y Tejas. A lo largo de este inmenso corredor el invierno y la primavera han sido los más secos en 50 y 70 años según las regiones.
Las lluvias no alcanzaron el 40% de la normal anual. Los historiadores del clima canadiense dicen que el siglo XX ha sido “anormalmente” húmedo, en comparación con los siglos anteriores, y que el siglo XXI bien podría ser “normalmente” seco. Nuestra sociedad urbana, que gasta 10, 100 veces más agua que la sociedad rural anterior, debe abrir los ojos. Ahora.
jean.meyer@cide.edu
Profesor investigador del CIDE

El hilo negro

Sara Sefchovich
El Universal/20 de septiembre de 2009

El coordinador de los diputados del PRI dio entrevista a un diario, en la cual afirmó lo que se propone hacer en la nueva Legislatura.
No hay nada que sorprenda en sus palabras, es lo mismo de siempre; exige, promete y ofrece lo que ya han exigido, ofrecido y prometido otros antes que él: abrir la discusión con la sociedad, financiar la productividad y el empleo, reducir el gasto, incrementar la recaudación, insistir en la transparencia, buscar soluciones para hoy pero también de cara al futuro.
Dentro del mar de lugares comunes, dos frases me llamaron la atención: una afirma que “necesitamos que las políticas sociales ya no sean asistencialistas” y otra dice que “necesitamos una banca mexicana, no nacionalizada, operada por mexicanos”.
Las dos afirmaciones son absurdas. La primera, porque las políticas sociales, como sea que se las lleve a cabo, son derechos de los ciudadanos y obligaciones de los gobiernos. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los vencedores reunidos en Bretton Woods acordaron crear “un nuevo orden económico mundial” que incluía a la seguridad social para garantizar el bienestar de las mayorías. Desde entonces se considera que ésta es superior a la asistencia. Así lo escribe Teresa Incháustegui: “Mientras la seguridad realiza en su más alto grado el ideal de la solidaridad humana, la asistencia responde a móviles filantrópicos; mientras la seguridad tiene una orientación redistributiva, la asistencia tiene un carácter remedial; mientras la seguridad busca el progreso colectivo, la asistencia atiende sólo a la necesidad”. Esta manera de pensar llevó a la creación en distintos momentos del siglo pasado de instituciones y programas como el IMSS, el ISSSTE, el Infonavit, Liconsa, Diconsa, Inmecafe, Conasupo y otros.
Sin embargo, dada la situación de miseria y desempleo en el país, fue imposible no crear y sostener instituciones asistenciales para quienes están fuera de sindicatos y grupos corporativos. Eso han sido desde la Secretaría de Salubridad hasta el Seguro Popular, pero es importante darse cuenta de que el acceso a ellas también es un derecho de los ciudadanos y una obligación del gobierno.
El problema entonces no es entre las políticas de seguridad social y de asistencia pública, sino la destrucción de ambas en aras de las ideas neoliberales, al punto de que hoy se ha llegado a mejor repartir dinero en efectivo porque las instituciones no funcionan.
Con respecto a la segunda afirmación, más allá de que quién sabe lo que quiere decir eso de “tener una banca mexicana pero no nacionalizada”, el legislador parece olvidar la historia: ya tuvimos banca extranjera, ya tuvimos banca nacionalizada y ya volvimos a tener banca extranjera cuando se decidió que el camino era abrir completamente las puertas del país. En cada una de esas ocasiones, nos dieron sendas explicaciones de por qué eso era lo más conveniente y necesario para México. Y es que así somos aquí: cuando nos dicen “Estado interventor” lo hacemos, cuando nos dicen “ajustes estructurales” lo hacemos, cuando nos dicen “liberalización total del mercado” lo hacemos. Como diría Octavio Paz, adoptamos sin adaptar. Hoy, como la crisis ha hecho que no nos tiren (todavía) línea, entonces tenemos que hacer nuestras propias propuestas y entonces se llega a que alguien diga estas aberraciones.
Lo que propone Francisco Rojas González ya se hizo, ya se deshizo, ya funcionó y ya fracasó. El problema nuestro es precisamente ése: que no hay ideas nuevas ni adquisición de conocimientos, que nuestra clase política se repite haciendo concesiones a las modas o echando por delante discursos vacíos, sin reconocer que la esencia del problema es que dejamos que se destruya lo que construimos y no lo sustituimos con algo mejor.
Pero, además, de todos modos sabemos que no va a pasar nada, que cada vez que alguien estrena cargo jura que va a hacer y deshacer, a organizar y regular. Para sólo hablar de lo que propone el diputado: ¿quién va a meterse a salvar al ISSSTE?, ¿quién va a meterse con los bancos, farmacéuticas, tabacaleras o cualquier transnacional?
sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM

Facebook: la gran tribu

Andrés Roemer
El Universal/20 de septiembre de 2009

Esta semana, Mark Zuckerberg, creador de Facebook (Fb), anunció que esta red social llegó a los 300 millones de usuarios: 300 millones de personas que aprenden, discuten, comparten, conquistan, envidian, venden, se reencuentran, aman, cuestionan, sueñan, odian, acuerdan, seducen, mienten, gozan, sufren, celan y conquistan a otras personas por este medio. El animal humano es una especie extraordinaria.
Con Fb se puede abarcar territorialidad, tener el control y cercanía con tu grupo de amigos, con tu “fan” o “líder”, con tu pareja, con el otro, con el desconocido. Pero, ¿cuál es la magia de Fb, su encanto, el secreto?
El secreto responde a la misma razón por la cual una sola persona inventó Fb. Zuckerberg tenía la necesidad de “conquistar” a una (o unas) de sus compañeras de Harvard (véase el libro Billonarios por accidente), de ser parte del “grupo popular”. Después, cuando el éxito de su proyecto era inexorable, su ambición fue ser famoso, exitoso, poderoso y rico.
Fb es amado porque manifiesta nuestro instinto de caza. Nuestro cerebro reptiliano nos lleva a actuar con base en la información que por millones de años nuestros genes han guardado y modificado para sobrevivir. Nuestra hambre de ser parte de tribus, de conquistar, de replicarnos, de cooperar, de acumular y de pertenecer es “natura reptiliana”. Fb cubre estas necesidades pero con menores costos de transacción y tiempos de espera. Sentarse ante el teclado, identificarse con una clave única para “entrar al juego” (homo-ludens) y poder ser invadidos por símbolos ancestrales. Acumulamos amigos, redes (tribus), fans, puntos.
Cuando construyes tu perfil, las preguntas pretenden definirte e identificar tus aspiraciones: “tu frase”, “tu lema”, “tu motto”, “tu ideología”, “tu religión”, “tu pertenencia”, “tus clanes”, “tus ritos” y “tu música”. Todo es una reconstrucción de ti, quizá de un mejor tú.
La cacería se conjuga con el juego del riesgo: ¿Quién está conectado? ¿Cómo lo aproximo? ¿Es un mejor amigo(a)? ¿Cómo es su foto? ¿Disparo? ¿Contesto? ¿Lo reencuentro? La genealogía instintiva de caza explica por qué aun cuando parece irracional el costo-beneficio de involucrarse y reasignarle tantos recursos y tiempo a Fb, a los humanos nos brinda utilidad (felicidad) neta (beneficio al hacerlo).
Mas el juego es real, tribal. El “bluf” en la foto, en la palabra, en el mensaje es una necesidad reptiliana. Ganar y “ser aceptado” es una necesidad tribal. El juego todo y el intento de ser amado y querido es una necesidad vital.
Existe peligro, el riesgo que implica hacer públicos datos personales. Como con los animales no humanos, el riesgo de sobrevivir para replicarnos es ser depredado por el otro.
Así como las tribus tienen reglas que mitigan riesgos y les permiten sobrevivir a la autodestrucción, Fb cuenta con un orden propio y certero, con políticas de privacidad y sanciones para quienes abusen de las aplicaciones, que van desde “denuncia este comentario” (con la consecuente eliminación del mismo) hasta la eliminación de una cuenta por abuso sistemático. Romper las reglas significa atentar contra la tribu y quien atenta debe ser expulsado.
Cada usuario hace de su “muro” o “perfil” según la red social, su gobierno propio. Los enemigos existen, y si no se inventan porque se necesitan. Por ello el acceso a un perfil es permitido sólo a un grupo de personas, que cada quien acepta o confirma.
En este mundo lúdico-real, la riqueza no se mide por la cantidad de dinero sino por ser aceptado. Porque no es rico quien tiene más, sino quien influye más en la tribu (quien conquista más). Fb no es la vida “corriente” o la vida “propiamente dicha”. Consiste en escaparse hacia una esfera temporal de actividad con una tendencia propia. La realidad Fb abarca el espíritu, la cultura, el instinto de la naturaleza humana; todas ellas condiciones para hacer leyes y políticas públicas “inteligentes” acorde a lo que somos y no a lo que deberíamos ser.
Por todo lo anterior, no debe sorprendernos que haya 300 millones de personas en Fb. Pues su regla fundamental es el consentimiento. La libertad sólo limitada por el daño ajeno. La conquista consensuada. La verdadera aldea global.
aroemer@podercivico.org.mx
Doctor en Políticas Públicas y presidente de Poder Cívico, AC