martes, 25 de agosto de 2009

Educación: la buena y la mala

Luis Petersen Farah
Milenio/25 de agosto de 2009

La buena es que finalmente en Nuevo León hubo lugar para que los niños pudieran ir a clases. La mala es que el sistema educativo no fue capaz de tener aulas suficientes, como si de repente hubieran aparecido más criaturas, venidas de Marte o de París, y hubieran crecido en cuestión de días. La buena es que les prestaron casas para habilitarlas temporalmente. La mala es que realmente son espacios pequeños, diseñados para otra cosa.
La buena es que los niños pudieron enterarse a tiempo a dónde tenían que ir y llegaron. La mala es que muchas de estas miniescuelas estaban cerradas. La buena es que había mobiliario escolar, apretadito pero había. La mala es que en muchas de estas aulas de juguete no había pizarrones, o no había luz, o no había agua.
La buena es que los maestros de Nuevo León salieron en general mejor evaluados que el resto del país. La mala es que, aun así, sólo la mitad de los que presentaron el examen hace diez días obtuvieron resultados “aceptables”. La buena es que las nuevas plazas tendrán maestros escogidos sin transas. La mala es que en la Secretaría de Educación dicen con la mano en la cintura que en Nuevo León no hubo “prácticamente” maestros reprobados.
Lo peor es que, si es cierto que también se enseña con el ejemplo, todo esto es una pésima enseñanza.

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