sábado, 3 de julio de 2010

Sin libertad sindical no hay democracia


Arturo Alcalde Justiniani
La Jornada/3 de julio de 2010

La libertad sindical continúa siendo una asignatura pendiente en la agenda democrática del país. Más allá de declaraciones oficiales, organizarse gremialmente es toda una odisea. Cualquier iniciativa suele enfrentarse a toda clase de obstáculos, empezando por el patrón, quien considera un agravio que sin autorización suya los trabajadores se reúnan y decidan con autonomía constituir un gremio o cambiar de directiva. También, las autoridades se sienten con el derecho de otorgar y quitar tomas de nota” atendiendo a sus intereses. Los líderes, cuya corrupción se exhibe en su ostentosa forma de vida, complementan el cerco con su complicidad; la libertad sindical pondría en riesgo su negocio, por cierto el más detestable: traficar con los derechos, el futuro y los sueños de los hombres y mujeres que trabajan.

La imposibilidad práctica de los trabajadores mexicanos de organizarse libremente limita la existencia de una contratación colectiva auténtica, que es clave en cualquier sistema laboral moderno, obstaculizando el diálogo social, considerado en el mundo como un medio privilegiado para el desarrollo de las sociedades. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), refiriéndose a la libertad sindical, ha señalado: “...reconocida como fundamental por todas las cartas de derechos humanos... la libertad de asociación garantiza a los trabajadores y empleadores el derecho de trabajar conjuntamente en la consecución de sus intereses comunes y laborales. Su máxima expresión es la negociación libre y voluntaria de las condiciones de trabajo...”.

La libertad sindical no es un valor abstracto o un ideal inalcanzable; al contrario, es normal en países democráticos y su ausencia se refleja en la precariedad laboral. Basta mirar nuestro propio entorno. El salario en México está ubicado entre los más bajos del mundo, las jornadas de trabajo crecen y en muchos centros laborales llegan a las 12 horas diarias, la contratación por honorarios se convierte en práctica común de los gobiernos y, cuando aplican recortes presupuestales, la primera medida es sacrificar el ingreso de estos indocumentados laborales. Podemos confirmarlo en la iniciativa privada, en las dependencias federales y en los gobiernos de los estados y del Distrito Federal.

La degradación laboral se recrudece en las últimas décadas, afectando a trabajadores de distintos sectores. Por ejemplo, en el Instituto Nacional de Antropología e Historia no se reconoce relación laboral, ni el derecho a la seguridad social a varios miles de trabajadores, a pesar de que vienen laborando durante muchos años. Quienes se desempeñan en la banca de desarrollo sufren acoso por tener la osadía de intentar formar una federación democrática. Su dirigente, Ángel Romo Lazo, hace unos días denunció valientemente la persecución que sufren de la gerencia de Banobras por “el pecado” de tomar en serio su derecho a la libertad de asociación. Como respuesta a la presión ejercida, los trabajadores del sector han hecho un frente común. A nivel de la pequeña y mediana empresa, la indefensión es la regla general. Ante la escasez de empleo, se impone a los solicitantes condiciones indignas, como la firma en blanco de renuncias y pagarés; verdaderas mafias se han apoderado de las compañías de limpieza y de servicios, el acoso sexual y los despidos por embarazo son cosa de todos los días. La afiliación al Seguro Social con el salario real es un verdadero triunfo. El pasado jueves cumplieron 100 días en huelga los despachadores de gasolina de la estación Belem en esta ciudad; reclaman a su patrón, Salvador Guerrero Alonso, sólo salario mínimo profesional y seguridad social. Se resisten a ser únicamente propineros.
En contraste a los verdaderos problemas de la gente, mañana asistiremos a una jornada electoral plagada de promesas demagógicas, ausente de compromisos concretos en temas como recuperación salarial, cambio en los sistemas de justicia y protección social universal. La población bien sabe que las vagas referencias al empleo sólo se concretan en los parientes y amigos de los candidatos. Obviamente, el tema de los derechos civiles, políticos y económicos, incluido el de libre asociación gremial, no aparece. La lógica de los partidos anda en otro lado.

La condición de la libertad sindical en México se acredita con el hecho de que sólo uno de cada 100 trabajadores tiene el privilegio de contar con un sindicato democrático. La pregunta es: ¿qué hacer para superar esta postración? No cabe duda de que la organización social y política es un medio de defensa insustituible y que uno de sus caminos es el uso de los mecanismos internacionales de defensa, entre ellos, la presión de organizaciones de todo el mundo para que el gobierno mexicano respete las normas de convivencia internacional, como el Convenio 87 de la OIT, que, por cierto, mañana cumple 60 años. Este valioso instrumento forma parte del orden jurídico mexicano, por disposición del artículo 133 constitucional, con jerarquía superior a la propia Ley Federal del Trabajo, atendiendo la tesis aprobada por el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en abril de 2007. Este convenio señala que los trabajadores, sin ninguna distinción y sin autorización previa, tienen derecho a organizarse con absoluta libertad, y “las autoridades públicas deberán abstenerse de toda intervención que tienda a limitar este derecho o a entorpecer su ejercicio legal”. Una vía internacional para presionar a su cumplimiento son las quejas presentadas ante el Comité de Libertad Sindical de la OIT, del cual el gobierno mexicano es cliente frecuente.

En estos días, la SCJN definirá la suerte de la “toma de nota” y la posibilidad de un nuevo criterio que impida la intromisión de las autoridades en la vida de los gremios, revisando la jurisprudencia 86/2000. Emitir una sentencia ajustada al Convenio 87 de la OIT sería un paso congruente con otras decisiones dictadas en el pasado en favor de la libertad sindical.

Van contra el PRI


Ivonne Melgar
Excélsior/3 de julio de 2010

Es la guerra y está declarada. El presidente Felipe Calderón tiene nuevos aliados no sólo en la disputa del voto sino en la pretensión de frenar el regreso del PRI a Los Pinos.
La respuesta de la dirigente nacional priista, Beatriz Paredes, a la convocatoria al diálogo para "perfeccionar" la estrategia anticrimen ha sido violenta, sí, dura, por supuesto, pero sobre todo reveladora del enojo que provoca en la principal fuerza política del país el cambio de compañeros de viaje del gobierno y del partido en el poder.
Como en el mundo al revés, el bloque del PRD-PT-Convergencia que durante la primera mitad del sexenio le regateó legitimidad a Calderón, ahora argumenta que la delicada coyuntura de seguridad reclama suma de esfuerzos a favor de la democracia.
Este giro ha desatado el efecto pendular de trasladar, cual estafeta, el espantapájaros de la ilegitimidad a la cúpula tricolor que, al tiempo que acusa al gobierno de ese déficit, asume haberlo permitido en tanto avaló la toma de posesión del Presidente.
Es la guerra y ya nadie puede ocultar la dimensión de una alianza que habría sido inimaginable en el pasado proceso electoral de 2009 y que inició con las candidaturas comunes del PAN y PRD en Oaxaca, Sinaloa, Puebla e Hidalgo, y paulatinamente se fue extendiendo por la vía de los hechos a Tlaxcala y Zacatecas.
Es una alianza que esta semana dejó el terreno estrictamente electoral para adquirir un alcance político cuando Manuel Camacho, al frente del Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA) -donde se aglutinan PRD-PT-Convergencia-, resultó ser el primero en secundar el llamado presidencial de formular una estrategia de Estado contra el crimen organizado, a raíz del asesinato del candidato priista de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú.
Para que no quedara duda del nuevo realineamiento de fuerzas, el dirigente del PRD, Jesús Ortega, también salió a declarar a favor de la convocatoria de Calderón. Y el más importante de los gobernadores perredistas, el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, por primera vez se adhirió a una iniciativa política de Los Pinos.
Frente al nuevo escenario de polarización, con la astucia mediática que lo caracteriza, Andrés Manuel López Obrador igualmente por primera vez en el sexenio no se opuso al acercamiento de los suyos al gobierno federal e incluso dijo que él mismo estaría dispuesto a participar en el diálogo siempre y cuando hubiera un cambio en la política económica. Una salida retórica, si se quiere, pero finalmente un sí al realineamiento que se avecina.
La alianza de Calderón y el DIA de Camacho y de Ebrard tiene ya en puerta otro derrotero electoral.
No es un secreto. Basta revisar las advertencias de los dos últimos fines de semana del gobernante capitalino para entender que las metas comunes han unidos a los hasta hace poco adversarios a muerte. Hace 15 días Ebrard dijo que sí habría alianza PAN-PRD en 2011 para renovar gobernador en el Edomex y el sábado sembró la duda de que el PRI no regresaría a Los Pinos.
Así que a partir del próximo lunes, Calderón y sus nuevos aliados se darán a la tarea de velar armas contra el puntero de las encuestas hacia el relevo presidencial de 2012, Enrique Peña Nieto.
Cada parte hará su propia apuesta. Pero la definición de un prospecto mexiquense panista acelerará la contenida competencia blanquiazul por la siguiente candidatura presidencial. Y no sólo obligará a que Los Pinos formule una quiniela, sino al establecimiento de un método de selección que justifique la evidente predilección de Calderón por el Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, cuyo lucimiento y proyección han sido la constante de los eventos presidenciales de los últimos días.
Y es ahí donde entra a escena Josefina Vázquez Mota, la coordinadora de los diputados blanquiazules, quien al igual que el senador Santiago Creel, cuenta con mayores simpatías y respaldos entre el panismo y los ciudadanos que cualquier integrante del gabinete.
Acaso para suavizar el camino de Cordero, ella es la carta que en Los Pinos quieren para jugar en el Estado de México.
Sin embargo, Pina, como la llama el Presidente, habla en serio cuando se autodescarta para esa gubernatura, así sea en alianza con los perredistas y sea su jefe quien una vez más le solicite un favor difícil.
En 2005 le solicitó que se sumara a su campaña a pesar del rechazo del equipo calderonista. En 2009 la forzó a dejar la SEP para incorporarse al quehacer legislativo.
¿Le pedirá hoy el sacrificio de enfrentarse al más armado de los hombres del tricolor?
Es la guerra. Y todo es posible.

El arte de abandonar una posición insostenible


Carlos Puig
Milenio/3 de julio de 2010

Después de la pirotecnia, en la semana que comienza seguramente se reunirán en Los Pinos los priistas con el presidente Calderón.

Llegarán los priistas ganadores y ganosos a la casa que creen, inevitablemente, ocuparán a partir de diciembre de 2012. Llevarán bajo el brazo suficientes triunfos electorales en los dos últimos años como para que nadie dude que son el partido mayoritario del momento. Llegarán un poco ofendidos, un poco preocupados y un poco mudos. El PRI de los muchos PRIs no podrá llegar con una propuesta porque ese consenso no lo tienen. Irán a escuchar, a quejarse un poco y a esperar que el responsable de los destinos del país les explique qué quiere decir con un acuerdo de Estado que “fortalezca las instituciones” que dan seguridad al Estado. Llegarán, seguramente, ha demostrar la debilidad de Los Pinos y en algún momento extenderán alguna mano de auxilio a cambio de algo. ¿La suspensión de los conflictos electorales que se anuncian? ¿Llevarán una agenda más allá de la coyuntura electoral? No veo por qué debieran.

El Presidente los recibirá debilitado. No sólo por los muy probables resultados electorales de mañana, sino por la manera en que se han dado, aliados a una fracción de un viejo adversario hoy roto y confundido. Añádase un año desastroso respecto a la violencia y la inseguridad y el debilitamiento del secretario de Gobernación desde los pactos revelados a principios de año.

Pareciera un encuentro destinado al fracaso. O no.

Ambas partes tienen preocupaciones concretas y comunes. El de la seguridad y el combate al crimen organizado es de todos. Y el de la gobernabilidad preocupa a los que se sienten cerca de la silla —que saben que en este México ningún candidato ganara más de 40 por ciento de los votos— como a los que les quedan dos años en el poder. Terminada esta batalla electoral, tendrán un remanso —uno más— para demostrar si es el país lo que les interesa.

Y la mano, creo, la lleva el Presidente.

El crimen de Tamaulipas es un símbolo de todo lo que está mal con la lucha contra el crimen organizado. Ése es el principal tema del país y el Presidente lleva meses con un discurso vacío de contenidos. Entre la obcecación y la provocación. La afrenta al Estado que significa el asesinato del candidato priista y sus colaboradores en Tamaulipas plantea una pregunta a la estrategia fundamental del Presidente: si con el Ejército en las calles eso puede pasar, ¿qué otra arma tiene el Estado para protegerse, protegernos?

El tamaño de la afrenta, repito, da una nueva oportunidad al Presidente.

Hace casi un año a la fecha, cité aquí a Javier Cercas en su extraordinario Anatomía de un instante. Lo vuelvo a hacer hoy:

El lugar del héroe clásico han pasado a ocuparlo en las últimas décadas otros protagonistas, en mi opinión más importante, héroes de un nuevo estilo que no representan el triunfo, la conquista, la victoria, sino la renuncia, la demolición, el desmontaje.

Ha sido Clausewitz, el clásico del pensamiento estratégico, el que ha demostrado que la retirada es la operación más difícil de todas. Esto vale también en política. El non plus ultra del arte de lo posible consiste en abandonar una posición insostenible.(…) Cualquier cretino es capaz de arrojar una bomba. Mil veces más difícil es desactivarla.

¿Qué pasaría si el Presidente sorprendiera a los priistas, y después al país, con una especie de revisión autocrítica de los tres años de la llamada lucha contra el narcotráfico? No para abdicar, como tantas veces han sugerido desde el gobierno es la supuesta única opción, sino para buscar nuevas opciones que permitan al menos dar racionalidad, coordinación y rumbo a esta lucha que hoy es golpeteo de sangre y muerte sin fin.

Si este rumbo ha sido de la decisión y responsabilidad única del Presidente, ¿una nueva estrategia construida a partir del diálogo no corresponsabilizaría a quienes hasta hoy se han lavado las manos desde gobiernos estatales o escaños legislativos?

¿No pondría al Presidente de súbito en una posición mejor a la que se encuentra hoy y se encontrará el lunes? ¿Qué otras avenidas de negociación abriría con las fuerzas políticas del país el inédito acto de una autocrítica?

Escribo estas líneas en el largo vuelo de regreso de Sudáfrica.

En el fondo, el éxito de Nelson Mandela se fundamentó en su talento para el arte de lo posible y en abandonar posiciones insostenibles. Desde la prisión y a espaldas de sus compañeros se reunió con su victimario, cosa que había prometido nunca hacer. Renunció a la lucha armada porque, diría después, la entendía como una manera de sentar a los blancos a la mesa. Defendió en contra de facciones de su propio partido a sus contrapartes blancas en la negociación de la nueva Constitución y ya presidente abandonó las posiciones económicas, como la de nacionalización de todas las empresas mineras, que había sostenido durante décadas.

Nada de esto lo hizo menos. Al contrario, le abrió la avenida del futuro.

masalla@gmail.com

viernes, 2 de julio de 2010

Democracia y violencia


José Fernández Santillán
El Universal/2 de julio de 2010

De repente la referencia de las personas con las que platico aquí en Estados Unidos sobre mi país cambió. El domingo pasado dominaban los comentarios sobre el error arbitral en el estadio Soccer City de Johannesburgo al dar por bueno un gol del argentino Carlitos Tévez en claro fuera de lugar. De allí derivó la derrota y descalificación de la Selección Mexicana del Mundial de Sudáfrica. El lunes, en contraste, vinieron las opiniones preocupadas sobre la inseguridad en México luego de conocerse el asesinato del candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú. De un día para otro los ánimos se modificaron: de la pasión futbolera a la cruda realidad.

¿Cómo interpretar esta muerte? Sin duda se trata de un agravio a la democracia mexicana. Por eso vale la pena recordar que la democracia es el exacto opuesto de la violencia. Como se dijo durante la Revolución francesa: “En la democracia se cuentan las cabezas en lugar de cortarlas”. El método democrático excluye el uso privado de la fuerza para depositarlo de manera exclusiva en el Estado. El problema es que en México esa exclusividad se perdió hace tiempo. De allí la proliferación de la violencia. Es evidente que se requiere una unidad básica entre nosotros para revertir esta tendencia.

No es que dejen de existir las diferencias connaturales a la pluralidad; el asunto es darle prioridad al interés general. Es lo que hicieron los italianos cuando las Brigadas Rojas mataron a Aldo Moro en 1978; es la forma en que han procedido los españoles delante de los atentados terroristas de la ETA; es la manera en que se han defendido los colombianos frente a los narcotraficantes. Había calidad moral en los convocantes a la unidad. Entre ellos: Enrico Berliguer, Felipe González y Ernesto Samper, respectivamente. El pueblo atendió su llamado. Como escribió Montesquieu en El espíritu de las leyes: “Así como los autócratas aman a la monarquía, así los pueblos aman a la democracia porque ella es vista como cosa de todos”.

Las ideas y no las balas son el nutriente de la democracia. Conviene, pues, traer a la memoria la quintaesencia de la defensa histórica de la democracia. El discurso de Pericles frente a los desanimados atenienses que querían rendirse a Esparta en un momento adverso de la batalla del Peloponeso: “Mi opinión es que cuando al Estado (la Polis) la va bien también al individuo le va bien; pero algo diferente sucede cuando los intereses privados son satisfechos en tanto que el Estado corre cuesta abajo. Por muy bien acomodado que esté un sujeto, él estará involucrado en la ruina general si su patria es destruida. Los individuos tienen mejores oportunidades de recuperarse de sus desventuras particulares cuando el Estado está a salvo. Por tanto, desde el momento en el cuerpo político puede apoyar a los individuos en su sufrimiento; pero, en cambio, ninguna persona puede echarse a cuestas el peso del Estado, ¿acaso no es necesario que todos nos unamos en su defensa?”. Pericles tenía calidad moral para que los atenienses le creyeran.

El crimen de Rodolfo Torre Cantú muestra que estamos ante una crisis de Estado. Algunos pocos lo debilitaron a fuerza de imponer sus intereses particulares. Hasta ahora se dan cuenta de su error. Hay que reconstituir el poder público democráticamente, entre todos, sin demagogos.


Profesor de la Escuela de Humanidades del ITESM y profesor visitante de la Universidad de Harvard


La dignidad en un minuto


Clara Scherer
Excélsior/2 de julio de 2010

Recordar es un ejercicio, para mí, maravilloso. Y cuando estamos hundiéndonos en el pantano de las campañas políticas, es reconfortante evocar otros momentos, otras ilusiones y otra energía.
Llevo días preguntando cómo hacer para que el círculo perverso que los gobernadores han logrado establecer se rompa. Es delito grabar sus conversaciones, aunque nadie niegue lo ahí dicho. Es delito, también, que se usen los recursos públicos en acciones de proselitismo, como se desprende de esas grabaciones. Es pura ignominia que el presidente de un instituto estatal electoral esté "rindiendo parte" y "cobrando favores" a un gobernador.
Nadie pone en cuestión que ese caudal de ilegalidades y trampas ha sucedido pero, hasta ahora, nadie indica el camino para salir de ese berenjenal. En gran medida, porque son los partidos ("de interés público") quienes tienen el control de las palabras, los delitos, las ignominias y las soluciones. Por eso, porque no solucionar ese pantano de corrupción e impunidad les es favorable, no les preocupa remediar tanto entuerto.
Ni el PAN ni el PRI ni el PRD tienen interés en modificar el rumbo; a todos conviene que la situación siga igual. En los estados que gobiernan, prácticamente no hay diferencia. Todos se erigen en "caciques" dispensadores de vidas y haciendas. Y todos pretenden imponer a su sucesor, para que les cuide las espaldas y ellos sigan gobernando a través de un "aliado".
Llegando al poder, el titular (porque es casi imposible en las contiendas actuales, que una mujer alcance ese lugar) coopta a los que quedarán en el Congreso y de ahí para adelante. Nombra a los titulares de organismos "autónomos", entre ellos, al del instituto estatal electoral y, así, no haya quien lo confronte, le exija transparencia, lo obligue a un mínimo de honestidad y honradez.
Pretenden que los y las ciudadanas observemos sus trampas y, en el mejor de los casos, nos sumemos regocijados y llenos de contento a su simulación democrática. Saben que a nadie engañan, y se protegen en el amplísimo manto de la impunidad y el cinismo: la única vía para demostrar los actos ilícitos, es mediante otros actos ilícitos.
Están equivocados. Afortunadamente, la inteligencia funciona y nos funciona. Y como decía en un principio, recordar es un acto reconfortante que, en esta ocasión, me ha indicado una lucecita en el camino. El último promocional de la campaña de Patricia Mercado hizo énfasis en ese mágico y esplendoroso minuto. Ese minuto en el que, con boleta en mano, entramos a la cabina, para señalar nuestro futuro. Ese minuto que tenemos para reflexionar, sin ruido estridente, sin miradas amenazantes, sin más censor que nuestra conciencia. Ese minuto que puede devolvernos nuestra dignidad.
Ese minuto, a quienes vivirán procesos electorales el próximo domingo, les pido no desperdiciarlo. Es un minuto que encierra la posibilidad de ir abriendo caminos, de ir dejando fardos de impunidad, de ir a encontrarnos con nuestra propia sonrisa, porque fuimos valientes en ese minuto decisivo.
*Licenciada en pedagogía y especialista en estudios de género
claschca@hotmail.com

Balas y votos


Epigmenio Carlos Ibarra
Milenio/2 de julio de 2010

A sangre y fuego irrumpió el crimen organizado en el proceso electoral que culmina el próximo domingo. Aunque actuó ejecutando al candidato priista a gobernador y a parte de su equipo de campaña, en Tamaulipas, estado de la República que tiene prácticamente bajo su control, las consecuencias de ese atentado habrán de sentirse, de alguna forma, en las 14 entidades donde se celebran comicios.

Hace valer así el narco su poder de veto, con balas y no votos, sobre la precaria e incipiente democracia mexicana y es éste, me temo, el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, sólo el principio.

A los atentados contra jefes estatales y municipales de seguridad pública y policía, a los asesinatos de alcaldes y otros funcionarios menores se suma ahora esta nueva acción criminal sobre un objetivo político de importancia estratégica.

Escala así el narco la violencia y, al tiempo que sus balas alcanzan, por primera vez, a la élite política, manda con ellas un mensaje muy claro a los votantes de zonas cada vez más amplias del país donde opera con casi total impunidad; salir a votar, dice a los ciudadanos indefensos, y ya desde antes atemorizados, puede costarte la vida.

Así como aprendieron los narcos mexicanos el arte de la decapitación y la tortura mediática gracias a los videos subidos a Youtube por los fundamentalistas islámicos, aplican ahora las enseñanzas del capo colombiano Pablo Escobar Gaviria.

Asesinó Escobar, además de ministros de gobierno y jueces, a tres candidatos presidenciales. Impuso así su agenda al gobierno y lo obligó —utilizando también explosivos, “la bomba atómica del pueblo”, le decía el capo colombiano a la dinamita, en edificios oficiales y sitios públicos— a sentarse a negociar con él.

¿Qué quieren los narcos mexicanos? ¿Cuál es su agenda? ¿Alguien en el Estado mexicano la conoce? ¿Han hecho a algún funcionario civil o militar demandas concretas que aún no conocemos? ¿Qué pretenden con atentados como el de Torre Cantú? ¿Buscan algún tipo de negociación? ¿Podría estar conectado este atentado con el secuestro de Diego Fernández de Cevallos? ¿Preparan otras acciones contra miembros de la clase política?

Hay evidentemente, al menos en las de algunos de los grupos más poderosos del crimen organizado, un diseño político en sus acciones que antes no parecía propio de su naturaleza meramente criminal y que sugiere la existencia de un cuerpo de doctrina y una concepción estratégica dentro de ellos.

De esto hablan el objetivo seleccionado y el sentido de oportunidad con el que actuaron.

Para sembrar pánico y caos y cuestionar la eficacia de las autoridades civiles y militares (algo que ya han conseguido de sobra), y eliminar a sus competidores, no necesitan atacar los capos a miembros de la élite política y sobrecalentar, por la necesaria e inmediata reacción gubernamental, la plaza.

No se trata pues de la acción meramente delincuencial, del ajuste de cuentas, de la venganza y los crímenes ejemplares típicos de la narcoviolencia tantas veces debida a los arranques de cólera y a la crueldad proverbial de sus capos o a intereses meramente comerciales. Hay frialdad y lógica en este golpe.

Podían haber golpeado antes; el control territorial, la capacidad de maniobra, el poder de fuego, la base social y el acceso a la información privilegiada para operar con la que cuentan se los hubiera permitido.

Esperaron, sin embargo, al momento final de las campañas para que el impacto del crimen estuviera presente y vivo en el ánimo de los votantes y para —creo que éste es un objetivo secundario— reducir el margen de acción de la clase política.

También podían haber matado al candidato del PAN y no lo hicieron. Al tiempo que eliminaron al seguro vencedor de la contienda sembraron la discordia entre el PRI y el PAN; sacudieron de raíz el cogobierno virtual entre estos dos partidos que, por el escándalo de las alianzas y luego por el de las grabaciones, ya estaba fracturado.

Así como los estrategas militares consideran los efectos sicológicos de sus operaciones, los narcos, al golpear al PRI en el marco del ya por sí enrarecido marco de la campaña electoral, apuestan también a consumar el desprestigio de los partidos.

Siembran en la opinión pública, tan afecta al sospechosismo, la percepción de que pudo haberse tratado de un truco sucio más del poder y que —como el propio gobernador de Tamaulipas lo sugiere— se trata de un crimen político; es decir, de un crimen ejecutado por políticos que usan al narco como coartada.

La guerra no declarada que desde hace dos años libra Felipe Calderón, y que ha puesto sobre las armas a más de la mitad de las fuerzas armadas, no parece haberlos colocado en la posición de desventaja estratégica y desesperación a la que aluden los informes oficiales. Al contrario.

Se atreven hoy los narcos a desafiar directamente al gobierno, que es el que, a juzgar por su respuesta, por la vacuidad del discurso e incluso por el testimonio gráfico del gabinete de seguridad nacional acompañando al Presidente, es presa del derrotismo y la desesperación.

http://elcancerberodeulises.blogspot.com/


Semana fatal

Magú/La Jornada, 2 de julio de 2010

jueves, 1 de julio de 2010

El régimen de trabajo y el retiro de los académicos


Humberto Muñoz García*
recillas@servidor.unam.mx

Años atrás, iniciar una carrera académica daba certeza de alcanzar un empleo estable, un salario razonable y construir una trayectoria en la docencia y la investigación. Importaba dar buenas clases y producir conocimiento original. Había posibilidad de reflexionar e interactuar con los colegas; recibir las experiencias de los académicos de mayor jerarquía, a quienes se concedía la autoridad intelectual y moral para juzgar los productos.

Las políticas de deshomologación salarial, los sistemas de evaluación al desempeño y el goteo en la apertura de plazas han provocado un cambio en las condiciones, contenido y significado del trabajo académico. En varios textos hemos hablado de ello (véase, p.e., “La academia en jaque”).

Ahora haré otro apunte. El régimen laboral que priva enfatiza las publicaciones. Lo que se exige provoca una pesada carga de trabajo. Además, se demanda reportar a varias comisiones y hacer otras actividades que generan dispersión. Todo esto produce en el académico la sensación de tener siempre pendientes, de incumplimiento y culpabilidad. Hace muchas cosas al mismo tiempo y vive con la sensación de que no ha terminado de concluir algo cuando ya debe hacer otra cosa para que no lo recriminen. En el fondo, la noción de productividad ha hecho que las instituciones educativas parezcan fábricas en las que se paga poco y a destajo.

El trabajo se distribuye por periodos de evaluación. En cada uno, el centro de la preocupación del académico es mantener el nivel de remuneración. La excelencia sobra. Pasada la evaluación, lo pasado es pasado. Vuelve a reinar la prisa para la siguiente. Por eso, el régimen laboral está rodeado de ansiedad, angustia, estrés, incertidumbre, riesgo, que militan en contra de la eficacia y la eficiencia, tan preciadas por él.

La academia ha sido obligada a ser hiperactiva en el corto plazo. Los académicos hemos perdido nuestro derecho al tiempo para reflexionar, para volver sobre los textos, para que los argumentos sean más fuertes, mejor fundados. Y, lo más grave, para tener y atender a los alumnos, para tener ratos de ocio que den ganas de volver al trabajo.


El régimen laboral ha creado una elevación sistemática del promedio de edad de los académicos. Hay un proceso de envejecimiento y falta de renovación. Las proyecciones indican que la tendencia se hará más fuerte y con ella, en un entorno laboral corrosivo, crecerá el miedo de los profesores de mayor edad y antigüedad por no tener cómo retirarse.

Así las cosas, nadie quiere dejar su trabajo, porque jubilarse representa una pérdida de ingresos tan grande que es imposible sortear la vejez con alguna dignidad. Y sobre este problema nadie quiere hablar, se está dejando la solución para un después que ya está encima. Mientras, los académicos de la tercera edad se están volviendo un grupo vulnerable.

Es impresionante constatar que los académicos de alto nivel, que rebasan los sesenta años, temen al arribo de la senectud y al fin de la vida laboral; tienen una gran incertidumbre, desesperanza y desesperación por el futuro. En justicia, habría que ponerles atención.

Las autoridades y los académicos concientes tenemos la tarea de romper la precariedad a la que nos ha sometido el régimen laboral. Además, aclarar que es conveniente la presencia de los académicos de mayor experiencia para que ocurra el proceso de interacción generacional con nuevos académicos; para que antes de que se retiren, los estudiantes y colegas que vienen como reemplazo, los aprovechen y sean los herederos de la cultura acumulada y de las mejores tradiciones institucionales. Una renovación programada va a fortalecer a la universidad.

Por lo pronto, debe evitarse que la pérdida de compromisos solidarios con los viejos, como ocurre en la sociedad, se filtre a las universidades. Evitar que la monetarización de la vida académica los ponga como un grupo marginado, sin recursos suficientes, al igual que a los pobres. Actuar en las universidades en favor del retiro digno, porque la reforma a la Ley del ISSSTE no va a resolver el problema de las pensiones. Combatir al fantasma de que no hay dinero, para que la senectud de los académicos no se convierta en algo horrible. Más feo de lo que relataron sobre la vejez De Beauvoir y Bobbio en sus obras sobre el tema.

Por ello, tenemos la obligación de discutir y proponer soluciones. Algunas se han presentado en el trabajo de Bensusán y Ahumada y en los trabajos que se hicieron en el Foro Consultivo Científico y Tecnológico en 2006. También habría que asomarse a soluciones como las que se han dado en El Colegio de México, las cuales podrían extenderse a otras instituciones.

Las universidades necesitan plantear varias salidas para el retiro de su personal de carrera, ajustándolas a distintos intereses. Una es el retiro gradual conservando su ingreso y, a su salida, mantenerle una parte. El académico conservaría tal porción sumada a la pensión del ISSSTE. A los miembros del SNI se les añadiría un pedazo de su beca. Al retirarse, el académico deja una cantidad de dinero suficiente para contratar a más de un nuevo académico y darle beca en el sistema. Otra opción sería movilizar a los académicos del Distrito Federal a una universidad pública estatal con su pensión, una parte de su salario y un pequeño desembolso de parte de esta última, por un tiempo determinado, si es que existe interés de su parte. A todos se les debería otorgar un seguro de gastos médicos en flotilla, que el asegurado colaboraría a pagar.

Desde luego, es indispensable hacer el análisis para diferenciar poblaciones. Si no se resuelve el problema del retiro, se impedirá la buena marcha de las universidades que lo sufren. Los enemigos de la universidad pública bien saben que esta inercia es su mejor aliado para dañarla. Y tenemos que ser críticos de lo que existe y propositivos para que ello no ocurra.

* UNAM. Seminario de Educación Superior, IIS. Profesor de la FCPS.
Tomado de: http://www.campusmilenio.com.mx/375/opinion/hmg.html

Ciencias sociales: la brecha del conocimiento


Alejandro Canales*
canalesa@servidor.unam.mx

Una de las principales conclusiones del reciente informe sobre las ciencias sociales en el mundo es que, a pesar de los innegables aspectos positivos que han registrado estas disciplinas en la reciente década, existen grandes brechas que han limitado su capacidad para ofrecer respuestas a los retos actuales y para analizar las tendencias que afectan a la sociedad.

A menudo, como lo indica la directora general de la UNESCO en las palabras introductorias del informe, Irina Bokova, el conocimiento científico de la sociedad está menos desarrollado en las partes del mundo donde es más necesario. Tal vez podemos estar edificando una “sociedad del conocimiento”, añade la directora, pero luce muy diferente dependiendo de la perspectiva regional que se trate. Efectivamente.

La semana anterior, la UNESCO dio a conocer el informe 2010 World social science report. Knowledge divides (disponible en la página web del organismo internacional). Es una actualización del informe que publicó en 1999 sobre el mismo tema. El documento actual estuvo a cargo del Consejo Internacional de Ciencias Sociales (CICS) y a lo largo de una decena de capítulos ofrece un panorama global de las ciencias sociales.

En el informe se advierte la rápida expansión de las ciencias sociales, expresado por el mayor incremento de estudiantes de licenciatura y de posgrado en el total de la matrícula universitaria. También por la multiplicación de las publicaciones que circulan y por la demanda creciente de las habilidades y el conocimiento de las ciencias sociales, particularmente en los problemas clave del mundo contemporáneo, como las inequidades en el ingreso, las tendencias demográficas, la pobreza, el cambio climático, la violencia, el problema del agua, la seguridad pública o el desarrollo sustentable, entre muchos otros. Problemas que han propiciado la realización de cierto tipo de investigación y un trabajo más interdisciplinario.

La influencia creciente de las teorías y de los conceptos de las ciencias sociales se ha diseminado en la sociedad, en buena medida debido al contexto globalizado en el que hoy nos encontramos y a la internacionalización de la educación superior y de la investigación. Pero también debido a los avances en las tecnologías de la información, que permiten una mayor circulación de los conocimientos y formas de colaboración.

Sin embargo, como se destaca en la parte introductoria del reporte, no todo es miel sobre hojuelas. A la par de la influencia y del crecimiento de las ciencias sociales, ha aparecido la crítica sobre su desempeño. Por ejemplo, a los economistas se les culpa de perder de vista la realidad social, al embelesarse con modelos abstractos y sofisticados, lo mismo que al confiar en el valor del mercado y no prever ni anticipar las crisis económicas o financieras. A los politólogos se les reprocha su escasa capacidad de anticipación de los cambios profundos en la opinión de la sociedad o los equívocos en los escenarios electorales que trazan. O bien, se advierte las fallas de los sociólogos para identificar las grandes tendencias sociales.

Pero el mayor problema que se advierte en el reporte es la brecha del conocimiento. Según sostienen Yves Gingras y Sébastien Mosbah (capítulo 4), la globalización y la internacionalización de la investigación, esencialmente, han favorecido a Europa occidental y a América del Norte, regiones que concentran alrededor de tres cuartas partes de las revistas especializadas.

De acuerdo con los datos del reporte, Europa representa alrededor de 45 por ciento de la producción en las revistas y América del Norte, 37 por ciento, lo cual suma 82 por ciento del total de la producción en revistas publicadas en todo el mundo.

Al desagregar la información por lugar de edición de las revistas, entre los primeros 20 países nueve son europeos, cuatro asiáticos, dos de América Latina (Brasil y México), dos de Oceanía, dos de América del Norte (Estados Unidos y Canadá) y uno de África (Sudáfrica). Además, en Estados Unidos se edita una cuarta parte del total de las revistas especializadas en ciencias sociales.

El asunto es que al publicarse la mayor parte de revistas en Europa o en América del Norte, 85 por ciento del total de revistas son editadas total o parcialmente en inglés. Es decir, a la concentración de temas, a pesar de los contextos locales de los problemas, se agrega el fuerte dominio del inglés en las ciencias sociales.

Son muy variados e interesantes los temas que se describen y analizan en los diferentes capítulos del informe. Al final, además de resaltar las principales conclusiones que se derivan de la información acumulada, se presenta una serie de recomendaciones para cerrar las brechas del conocimiento en las ciencias sociales. Por ejemplo, se sugiere la disponibilidad de financiamiento para producir resultados, así como formas de colaboración e integración de redes en las ciencias sociales o el reforzamiento del multilingüismo entre los científicos sociales.

* UNAM-IISUE/SES.
Tomado de: http://www.campusmilenio.com.mx/375/opinioncanales.html

Rompecabezas


Jorge F. Hernández
Milenio/1 de julio de 2010

Podría escribir los versos más tristes esta noche que parece día o inventarme un cuento de verano que me ayude a evadir el enrevesado paisaje de noticias que invaden pantallas y sobremesas, periódicos y conversaciones. Podría mofarme del abanderado uruguayo que no marcó un gol legítimo del equipo de Inglaterra y rematar con un sentida burla al abanderado italiano que simplemente no vio el fuera de juego con el que un jugador argentino anotaba contra el equipo de México y luego reírme de su cara de estupefacción estúpida en cuanto reconoce su error sin poder enmendarlo y luego mofarme de la desastrosa desconcentración que ese error provocó en el equipo de futbol mexicano, millones de televidentes y una panda de dementes —hijos de funcionarios públicos y el hermano del actual secretario de Gobernación— en etílico desmadre justo en medio de un palco de lujo en el mismísimo estadio…

Podría intentar opinar sobre el doloroso desgarro de aguas negras que, poco a poco, van inundando el Golfo de México y describir las imágenes como arañazos de una garra ocre sobre el azul dolido de las aguas, perlas negras de chapopote y engrudo petrolero en las playas, las aves recubiertas de una tela infernal que corta, poco a poco, su vuelo y su respiración. Podría mofarme del cinismo imbécil del mero-mero de la British Petroleum, evadiendo su responsabilidad y culpa sobre la cubierta de un yate de lujo… Podría incluso volver al tema del futbol y ponderar la necia creencia de jugadores y árbitros de pasar inadvertidos cuando ya todo el mundo sabe que hay ochenta cámaras de alta definición que registran perfectamente cada uno de sus movimientos, incluidos sus insultos y escupitajos.

Podría intentar un comentario sobre el creciente clima de inseguridad y la perfección siniestra con la que actúa impunemente el crimen organizado en México y lamentar de veras el asesinato del candidato del PRI a la gubernatura del estado de Tamaulipas e intentar conocer su biografía, ahora truncada arteramente, y saber por qué le decían “el médico de los pobres” o enredarme en los pormenores forenses del operativo con el que lo mataron.

Quizá podría intentar hablar de la negra noche de las economías que se desploman, la desvergüenza con la que cobran sus abonos los favorecidos de siempre, el descaro con que se polarizan todas las diferencias y desigualdades o bien podría fingir que vivo encapsulado, como un seminoma inofensivo, y redactar largos párrafos sobre la música de Bach y sus hijos, los óleos que se roban de los museos y que reaparecen para intriga de los expertos que han de verificar su autenticidad o leer un largo recorrido narrativo sobre los paisajes de países que jamás he de conocer en persona, recalar en la diferencia de los climas, perderme en documentales sobre el ecumenismo culinario del mundo, la paridad de los sabores, la geometría de los cocineros, el atrevimiento de quienes practican deportes extremos, el silencio de los inocentes, las lágrimas de los desposeídos, la mirada absorta de millones de analfabetas, el atardecer que no vimos… el terremoto de esta madrugada.

Podría hacer el elogio de un perro que parece que está a punto de hablarme en medio de la noche o las aventuras de un gato negro que ha caído en la costumbre de visitar mi casa, como si no lo viera… Podría incluso esbozar una novela a partir del recién develado secreto de que sigue habiendo espías rusos en los Estados Unidos y el mundo, e intentar hilar la trama sobre la curiosa historia de un espía de la ahora extinta Alemania Democrática, entrenado como metrosexual para prepararlo precisamente para el ligue de secretarias y esposas de funcionarios importantes norteamericanos. De hacer la novela, escribiría que se llamó Rudi y que sus instrucciones consistían en la simple pero heroica tarea de ligarse a una secretaria o esposa infiel de algún potentado y viajar cada dos meses a la ciudad de Nueva York, esperar pacientemente en la estación de trenes, en algún punto del lobby que precede a los andenes, para decir la clave secreta en cuanto lo abordara un colega anónimo (de gabardina beige, sombrero de alas cortas y lentes negros)… y digo que la historia es verídica: el mentado Rudi jamás fue abordado por nadie, y aunque mes con mes aparecía en su cuenta bancaria el jugoso depósito que le confirmaba la continuidad de su heroico lance, así se sostuvo más de veinte años en algún lugar de la costa Este de los Estados Unidos ¡sin que jamás lo contactaran sus superiores de la Stassi! Un buen día el Rudi ve por la televisión la caída del Muro de Berlín y ya no sabe ni a quién acudir… hasta que decidió entregarse a las autoridades norteamericanas, sin importarle que con ello destrozaba el ya fincado amor de dos décadas con una antigua secretaria con la que tuvo tres hijos, sin importarles que desvelaba a los ojos del mundo el profundo sinsentido de una vida supuestamente serena y sedentaria como profesor universitario que podaba el pasto de su casita y asistía al cine los fines de semana y hacía de anfitrión en cenas y comidas caseras… para cada dos meses deambular como un Robinson Crusoe perdido en Grand Central Station viendo pasar la vida en las conversaciones de los demás y todas las tragedias del mundo en las páginas de los periódicos con los que mataba el tiempo de su espera e imaginando todas las vidas posibles que podría vivir él mismo en cuanto el mando superior de su oficina de Inteligencia le dictara una orden que podría decir: “Misión cumplida. Buen Trabajo. Preséntese a la brevedad en el Aeropuerto John F. Kennedy, mostrador de aerolínea mexicana. Espere contacto de costumbre que habrá de entregarle papeles de nueva identidad. Este mensaje se autodestruirá en cinco segundos. Suerte y Auf wiedersehen!”.

Supongo entonces que la misión fue precisamente enviarme a vivir esta madrugada como rompecabezas y, en medio de un terremoto, imaginar que se me encomendó ver pasar la vida en noticias tristes y guerras cíclicas, medir el tiempo en bloques que cada cuatro años marcan el albur de un campeonato de futbol, atestiguar las desgracias ecológicas de lejos… e intentar escribir una columna semanal en espera de que llegue mi contacto (gabardina beige, sombrero de alas cortas y gafas negras) con la cinta autocombustible donde habrán de indicarme mi nueva vida.

jfhdz@yahoo.com

Crimen político


Octavio Rodríguez Araujo
La Jornada/1 de julio de 2010

Será melón, será sandía… Lo cierto es que el candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas tenía las mayores probabilidades de ganar y lo mataron. Y como nadie sabe, entre la gente común, qué hace en realidad el crimen organizado, pues es fácil echarle la culpa de todo aquello que no se puede probar, aunque pudiera ser cierto. Igual ocurriría con organizaciones secretas, que si existen en México serían precisamente secretas y, por lo tanto, nada sabríamos de ellas y, por lo mismo, les podríamos echar la culpa de cualquier cosa.

Pero al margen de lo que podemos saber o no, por tratarse de un político el crimen es político, aunque formalmente sea del fuero común. Alguien no quiso que Torre gobernara Tamaulipas. Los crímenes políticos tienen esa extraña característica: nadie sabe, nadie supo y nadie sabrá. ¿Quién mató a Kennedy? ¿Quién a Colosio? ¿Quién a Digna Ochoa? ¿Quién a Rodolfo Torre Cantú? ¿Por qué, en este caso y antes de cualquier investigación, se concluyó desde el gobierno federal que el crimen organizado fue el autor de la ejecución? ¿No fue un dictamen muy apresurado? El asesinato de Francisco Serrano en Huitzilac (octubre de 1927) tiene semejanzas, por su modus operandi, con el de Torre Cantú: los bajaron de sus vehículos y los ejecutaron. En 1927 no se hablaba en México de crimen organizado, pero aunque hubiera existido nadie tiene duda de que las manos de Calles y Obregón tuvieron algo que ver con el asesinato de aquel candidato que quizá podía haber ganado la elección presidencial.

Sorprende la lógica tanto de Gómez Mont como de Calderón Hinojosa. Después de culpar al crimen organizado, derivaron una conclusión y un llamamiento. La conclusión es que fue un atentado contra las instituciones democráticas (lo que está por probarse primero), y el llamamiento es por la unidad nacional: todos, gobiernos, partidos y sociedad (los mexicanos, pues), debemos unirnos contra el crimen organizado, es decir legitimar la absurda e improvisada guerra que contra éste inició el gobierno de Calderón.

Sin investigación de por medio, ya surgió el veredicto, como ocurrió en 2007 con el caso de la anciana de Zongolica, Ernestina Ascensión Rosario (o como se apellidara, pues ni en esto se pusieron de acuerdo): “murió por gastritis crónica”. Esto quiere decir que cualquier investigación que se haga llegará al mismo resultado: al veredicto oficial.

La gran pregunta es: ¿qué pasaría si la procuraduría estatal, después de investigar, llegara a una conclusión diferente? Esta pregunta sólo tendría sentido si viviéramos en otro país, pues hasta en casos que en apariencia no tuvieron implicaciones políticas, como el de la niña Paulette, las autoridades se cubrieron entre sí para dictaminar que murió por un accidente, a pesar de todas las evidencias que millones de mexicanos pudimos sopesar y juzgar. ¿El procurador tamaulipeco será sustituido si se le ocurre hacer una investigación independiente, objetiva y no determinada por el veredicto, en este caso, del gobierno federal? Tal vez no se le ocurra, pues tanto los priístas como el mismo gobernador saliente saben que de todos modos ganarían, y más ahora, con el candidato que escojan. El artículo 158 del Código Electoral para el estado de Tamaulipas (publicado por la 40 Legislatura del estado) señala con claridad que: “En caso de cancelación del registro o sustitución de uno o más candidatos, las boletas que ya estuvieran impresas serán corregidas en la parte relativa o sustituidas por otras, conforme lo acuerde el Consejo Estatal Electoral. Si no se pudiera efectuar su corrección o sustitución, o las boletas ya hubiesen sido repartidas a las casillas, los votos contarán para los partidos políticos y los candidatos que estuviesen legalmente registrados ante el Consejo Estatal Electoral o Consejos Distritales y Municipales Electorales correspondientes, al momento de la elección.” (Las cursivas son mías.)
Lo verdaderamente preocupante, además del dolor de familiares y amigos del candidato asesinado, es que ya entramos, como país, en una dinámica demencial en la que todo puede ocurrir y al mismo tiempo no pasa nada. Han muerto alrededor de 24 mil personas en la lucha del gobierno de Calderón contra el crimen organizado, se han violado artículos constitucionales (como el 16) todos los días y, absurdamente, se usa como argumento para justificar retenes militares la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, que en sus 27 páginas nada dice de que los soldados puedan establecer destacamentos para revisar las pertenencias de una persona, por ejemplo su vehículo, ni a la persona misma.

El derecho ha perdido su significado. Las leyes están escritas en papel mojado. La seguridad pública es cosa del pasado, el crimen organizado hace lo que le da la gana o dicen que lo hace a falta de otros culpables con nombre y apellido y bien parados con el poder institucional. Los veredictos sobre la culpabilidad de supuestos delincuentes ya no pasan siquiera por la expresión “presunto” y los criminales (presuntos o no) son muertos donde los encuentran los militares o los policías, sin leerles sus derechos, sin intentar apresarlos para ponerlos a disposición de la autoridad competente, sin someterlos a juicio. Regresamos al porfiriato: “mátalos en caliente y después viriguas”. ¡Vaya!, ni siquiera se les da el privilegio de la duda o de intentar demostrar que son inocentes (los muertos no pueden demostrar nada). Los amparos tampoco sirven. Acabo de leer una nota del subdirector de La Jornada Morelos donde se dice que el lunes pasado fue detenido Marco Antonio García Barrera, subsecretario del interior del SME en Cuernavaca, por elementos de la Policía Federal. Y tal detención se hizo a pesar de que el electricista mostró dos amparos interpuestos ante juzgados federales por posibles privaciones de su libertad.

No hay derecho, ni derechos. Hay, y lo acabamos de comprobar oyendo a Gómez Mont y a Calderón, juicios sumarios en los que se ha prescindido de las formalidades de una investigación y de los trámites de un juicio ordinario sobre un crimen político que también lo es del fuero común. Y todavía así nos convocan a unirnos en la guerra, que sin el concurso del Congreso de la Unión comenzó el Presidente de la República, como queriendo corresponsabilizar a todos los mexicanos que, por cierto, nunca fuimos consultados.

PD. En la madrugada del 29 de junio el electricista Marco Antonio García Barrera salió libre bajo fianza de 10 mil pesos que aportaron los jubilados del SME.

La UNAM y “Los Madero..s de San Juan”


Javier Jiménez Espriú
La Jornada/1 de julio de 2010

Ante el requerimiento de mayor apoyo de los estados a las universidades públicas y al desarrollo de la ciencia y la tecnología, hecho por el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro, frente y a nombre de más de mil instituciones hispanoamericanas en reciente reunión de Guadalajara, el senador Gustavo Madero respondió, de botepronto y como es costumbre, sin pensar mucho lo que se dice, que lo que la UNAM debe hacer –en lugar de pedir más dinero– es dar cuenta clara de los recursos de que dispone para la atención de las obligaciones que establece su Ley Orgánica, a saber: la docencia, la investigación y la creación y difusión de la cultura.

No está por demás recordar al señor Madero –o hacerle saber, por si lo ignora, lo que es muy posible–, que la UNAM es la universidad de habla hispana mejor calificada en el mundo; que independientemente de que su autonomía le da facultades para administrarse sin injerencias ajenas, ha optado siempre por hacer del conocimiento, no sólo de los órganos oficiales de control existentes, sino del público todo, el manejo de los recursos que recibe como subsidio del Estado y de los que obtiene en el desarrollo de sus funciones. Decirle también que aunque le parezca alto el monto que eroga la UNAM, es insuficiente para la atención de sus funciones sustantivas, las que debe limitar por esas limitaciones.

Informarle también que es la institución nacional que hace la mayor cantidad de investigación, y de muy alta calidad; que no “maneja 50 por ciento de todos los recursos que se destinan a la investigación en el país”, como él afirma, aunque sí produce más de 50 por ciento de los resultados que se logran en la nación; que ofrece el mayor número de programas de estudios superiores y doctora al mayor número de candidatos –a doctor, obviamente–; que tiene la más amplia gama de elementos y eventos para la difusión de la cultura y que, por cupo, no acepta a un número cada vez mayor de aspirantes, ya que la mayoría de quienes pueden cursar estudios superiores desearían hacerlo en la máxima casa de estudios, título que la UNAM se ha ganado a ley.
Que la UNAM, aunque la desconocen buena parte de los miembros del gobierno de la República, es altamente conocida y reconocida nacional e internacionalmente.

Que, por otra parte, el discurso del rector Narro no abogaba solamente por la institución que dirige –eso lo hace repetidamente en todos los foros adecuados–, sino exhortaba a todos los gobiernos –tratando seguramente de orientar a algunos que no están bien orientados– a atender uno de los aspectos vitales, de supervivencia de una nación en el mundo del conocimiento, que es la educación superior, la que, lamentablemente, ocupa un lugar de escasa prioridad en las agendas de los países, al menos, los latinoamericanos.

Pero, como incondicional corifeo del presidente Calderón, quien hace unos días declaró públicamente que su alma mater es la Escuela John F. Kennedy de la Universidad estadunidense de Harvard –lo que explica muchas cosas–, el senador no desperdició la ocasión para tratar de tundirle a la universidad que tienen atravesada.

En fin, que el señor Madero parece ser como los “Madero…s de San Juan”, que cuando por el PAN les dan un hueso, se les atora en el pescuezo.

¿Por qué no aprovecharán tantas oportunidades que tienen para guardar silencio?

jimenezespriu@prodigy.net.mx

Votar sin miedo


Miguel Carbonell
El Universal/1 de julio de 2010

El crimen organizado se adelantó a la jornada electoral del próximo domingo y dispuso, al menos en Tamaulipas, qué candidato no podía ganar la elección. El asesinato de Rodolfo Torre Cantú y de sus más cercanos colaboradores supone una escalada en el terror que hemos visto instalarse en muchos rincones de la República en los últimos años. Lo que queda sin explicar es el objetivo de ese reto al estado de derecho: ¿qué es lo que buscan los asesinos? ¿Qué mensaje están enviando? ¿Qué es lo que ganan exactamente al matar a un candidato de quien todos hablan bien?

Con independencia de los llamados estériles al diálogo y a la unidad nacional que sin esperanza se hacen desde varios niveles de gobierno, la mejor respuesta que puede dar la ciudadanía el domingo es salir masivamente a votar. En Tamaulipas se elige al gobernador, pero también a 36 diputados (22 de mayoría y 14 de representación proporcional), así como 43 ayuntamientos. En la pasada elección federal (2009), el PRI obtuvo un holgado triunfo, al alcanzar el 50.11% de la votación, contra 30.97% del PAN y un lejano 5.23% del PVEM.

La estrategia de la delincuencia organizada ha tenido mucho que ver con la diseminación del terror, ya sea como un mensaje a las autoridades encargadas de perseguir y sancionar a los delincuentes, ya sea como una forma de amedrentar a la población en general. Esa debe ser la intención de muchas “narcomantas” o “narcomensajes”, que aparecen en calles y avenidas con relativa frecuencia. Y lo mismo puede decirse de los ejecutados que son colgados de puentes en carreteras muy transitadas u otras actividades parecidas. El mensaje es: tengan miedo, estamos presentes.

Frente a ese mensaje la ciudadanía debe demostrar que hay argumentos racionales por medio de los cuales se pueden dirimir las diferencias. El mejor que hemos podido inventar se llama democracia y hay que nutrirla periódicamente a través del ejercicio de los derechos ciudadanos, como lo es el derecho de sufragio.

Salir a votar el domingo ha dejado de ser un acto simbólico y se ha convertido en una apuesta por los valores más esenciales de nuestra convivencia social. Votar es la respuesta más directa para contestar al terror, a la ceguera criminal, a la amenaza que se cierne sobre todos nosotros.

Dejar de votar es darles la razón a los criminales. Buscan paralizar de miedo a la sociedad, imponer su feroz ley de la selva, traficar con nuestras esperanzas y lucrar con base en el dolor de millares de familias agraviadas por el delito. No lo lograrán. Es demasiado lo que está en juego y su apuesta fue muy alta. La sociedad debe reaccionar con las armas del derecho y la razón, poniendo por delante millones de votos, que ratifiquen el convencimiento esencial que nos debe unir como nunca: la democracia es la única ruta posible, la violencia es puro despotismo, fuerza bruta carente de cualquier legitimidad.

Reafirmar en estos momentos el valor del voto depositado sin miedo en la urna es recordarnos a todos que no nos podrán extirpar nunca los derechos que tenemos como ciudadanos. No cabe duda que estamos pasando por un momento terriblemente difícil, pero también es cierto que no nos podemos dejar derrotar. No ahora y no a manos de una pandilla desquiciada de criminales.

Muchos apuestan a dividir a los demócratas. Muchos apuestan a que la reacción de la fuerza pública suponga dar el salto a la ilegalidad y hacia los atajos justicieros que conocimos en el pasado. Pero muchos más van a elegir el próximo domingo a la esperanza por encima del miedo, a la imaginación por encima de la resignación, al coraje de votar frente a la comodidad de la abstención.

Frente a la impotencia y la desesperación de las autoridades, hay que responderle a los criminales con la entereza, la tranquilidad y la esperanza de un México mejor que ya dejó de depender de nuestros gobernantes. Hoy el futuro depende de nosotros mismos. Estamos más solos que nunca. Pero ése puede ser el principio de una buena noticia. Al menos ya no seguiremos creyendo en las grandes mentiras que nos cuentan día tras día.

http://www.miguelcarbonell.com/

twitter: @miguelcarbonell


Investigador del IIJ-UNAM



Optar por la paz



Lydia Cacho
El Universal/1 de julio de 2010

La tesis del Presidente hace más agua que el Titanic. Vuelve a vender el argumento de que hay que soportar aún más muertes porque algún día, por este camino, de manera espontánea desaparecerá la violencia y se reducirá a la delincuencia organizada. Pero la historia ha demostrado que la violencia reproduce y genera una cultura de intolerancia, agresión y muerte.

Luego de más de 22 mil asesinatos aprendimos ya que ni las calles tapizadas de soldados, ni los retenes militares, ni la videovigilancia, ni los detectores de metales o los escoltas pueden evitar las muertes y los secuestros. Esta batalla no distingue raza, estatus o profesión. Resulta insostenible que el Presidente insista en que no hay otro camino.


Queríamos reinventar a México y Calderón nos dio la guerra propuesta por Washington pero ¿quién dijo que el gobierno estadounidense es el mejor para asesorar a otros países en erradicar la violencia? El vecino tiene diez veces más asesinatos que cualquier otro país occidental según el experto Gavin de Becker; en dos años más norteamericanos murieron por heridas de balas que todos los muertos en Vietnam. La cantidad de jóvenes muertos por armas de fuego en un año en Japón equivale a los asesinados un fin de semana en Nueva York. Veinte mil armas entran en el mercado americano diariamente, es el mayor consumidor de drogas en el mundo. Y persiste en fomentar guerras para resolver la inseguridad.


Las y los norteamericanos viven apertrechados vigilados y desconfiados; la violencia interna mata a más personas que el terrorismo. Las guerras e invasiones que han impuesto a otros países liquida a miles de civiles e imponen gobiernos insostenibles.


Si Washington se rehúsa a revisarse ¿por qué Calderón asumió el American way of war? El Presidente se niega a responder esta pregunta. A su lado un irresponsable Congreso de la Unión dejó pasar cuatro años sin chistar. La sociedad creyó que la violencia mortal les sucede a los otros y las otras; hasta que alguna persona querida, o conocida, fue abatido por ella.


Resulta imposible erradicar el mal si en el camino no logramos sembrar la semilla del bien. Todas las personas somos capaces de hacer daño, pero siempre podemos elegir no hacerlo. El problema con el argumento bélico es que establece códigos sociales violentos. Son muchas las tareas pendientes. La primera es que la sociedad mire a su hogar. Si algo hemos de aprender del error estadounidense es la importancia de hacer introspección. El desorden y el miedo impiden la reflexión de fondo, hace falta recordar que la violencia no llegó de repente, ya estaba en casa. Allí hay que mirar, porque el argumento de la urgencia no sirve ni servirá más.

Desechable


Helioflores/El Universal, 1 de julio de 2010.