Sergio Aguayo Quezada
saguayo@colmex.mx
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Reforma/ 29 de septiembre de 2010
La evidencia sepulta cualquier duda. Crecen las violaciones a los derechos humanos, aumenta el escrutinio internacional y se confirma la insensibilidad del Estado mexicano.
El 24 de septiembre la influyente organización Human Rights Watch (HRW) envió una carta de ocho cuartillas a renglón seguido a Felipe Calderón (disponible en www.sergioaguayo.org). Es el texto más áspero y directo de esta organización, que publicó su primer informe sobre México hace 20 años. En la misiva de la semana pasada se dedica a demostrar que el presidente mexicano lanza "mensajes contradictorios" en este asunto.
Le reconocen a Calderón sus promesas de "un compromiso absoluto y categórico en la defensa de los derechos humanos", pero le recuerdan su tendencia a la evasión. Durante los lucidores diálogos que el Presidente tuviera con la sociedad el pasado agosto sobre seguridad "no mencionó los derechos humanos en ninguno de los nueve discursos que pronunció ni tampoco invitó a ninguna organización no gubernamental de derechos humanos". También recuperan la serie de exabruptos contra los defensores de derechos humanos: "a cada rato vienen a decir que las violaciones a derechos humanos del Ejército y una serie de cantaletas que también ya empiezan a cansar".
Al día siguiente la Secretaría de Gobernación dio una respuesta timorata y confusa a la carta de HRW. Sin mencionar a la organización "considera positivas las manifestaciones públicas de la sociedad civil", luego se justifica diciendo que mantiene un diálogo constante con organizaciones civiles y que ya se "han realizado 13 sesiones ordinarias y 3 extraordinarias". Finalmente, informa que "las nuevas formas de organización y métodos delictivos que presenta la delincuencia organizada buscan afectar los derechos de la sociedad". Este último comentario es una aberración porque la violación a un derecho humano supone la acción u omisión de un agente estatal. Las acciones del crimen organizado son otra cosa: delitos que deben ser castigados de acuerdo con la ley.
El PAN está infectado por el virus de la insensibilidad que tanto propagara Vicente Fox. Es una actitud que brota por doquier, como se confirma con el ya famoso editorial de El Diario de Juárez "¿Qué quieren de nosotros?". En los últimos días se ha criticado, con toda razón, que el vocero presidencial Alejandro Poiré asegurara que el móvil más probable del asesinato de Luis Carlos Santiago "es de índole personal y no por sus actividades profesionales". No se ha subrayado lo suficiente que Poiré sólo repetía la hipótesis de la Procuraduría de un estado, Chihuahua, gobernado por el PRI.
La carta de HRW es una confirmación de cuánto está creciendo la atención de la comunidad internacional. El primer día de septiembre, la Fundación Rafto de Noruega concedió su premio anual al obispo de Saltillo Raúl Vera López porque "habla en voz alta y sin miedo contra las violaciones de derechos humanos, la corrupción, los abusos del poder y la ausencia del imperio de la ley".
El miércoles 22 estuvieron en Los Pinos representantes de la Sociedad Interamericana de Prensa y del Comité para la Protección de Periodistas. El Presidente reconoció ante ellos que México es uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer esta profesión y prometió un programa para los periodistas, similar al que funciona en Colombia. El jueves 23 se anunció en Washington que Abel Barrera Hernández, fundador y director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, en Guerrero, ha sido honrado este año con el Premio Robert F. Kennedy por su lucha en contra "de la impunidad que goza el Ejército y la narcoviolencia". Una
peculiaridad de este premio es que el nombrado es respaldado durante varios años, así pues, el clan Kennedy incrementará su atención sobre México.
Por supuesto que don Raúl y don Abel se han ganado a pulso, y con enormes riesgos, el reconocimiento que les regatea el Estado mexicano. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha dado indicios de que busca salir de una década de oscurantismo y opacidad. Valdría la pena que utilice el revisionismo para evaluar los criterios que ha empleado para seleccionar al recipiendario del Premio Nacional de Derechos Humanos (anual). Septiembre ha sido un mes negro para el gobierno de Felipe Calderón.
¿Entenderán que el origen está en su insensibilidad e inconsistencias o tacharán a los defensores de derechos humanos de "tontos útiles" que molestan con sus "cantaletas"? ¿Entenderán que lo verdaderamente importante es atender a las víctimas ahora indefensas?
La evidencia sepulta cualquier duda. Crecen las violaciones a los derechos humanos, aumenta el escrutinio internacional y se confirma la insensibilidad del Estado mexicano.
El 24 de septiembre la influyente organización Human Rights Watch (HRW) envió una carta de ocho cuartillas a renglón seguido a Felipe Calderón (disponible en www.sergioaguayo.org). Es el texto más áspero y directo de esta organización, que publicó su primer informe sobre México hace 20 años. En la misiva de la semana pasada se dedica a demostrar que el presidente mexicano lanza "mensajes contradictorios" en este asunto.
Le reconocen a Calderón sus promesas de "un compromiso absoluto y categórico en la defensa de los derechos humanos", pero le recuerdan su tendencia a la evasión. Durante los lucidores diálogos que el Presidente tuviera con la sociedad el pasado agosto sobre seguridad "no mencionó los derechos humanos en ninguno de los nueve discursos que pronunció ni tampoco invitó a ninguna organización no gubernamental de derechos humanos". También recuperan la serie de exabruptos contra los defensores de derechos humanos: "a cada rato vienen a decir que las violaciones a derechos humanos del Ejército y una serie de cantaletas que también ya empiezan a cansar".
Al día siguiente la Secretaría de Gobernación dio una respuesta timorata y confusa a la carta de HRW. Sin mencionar a la organización "considera positivas las manifestaciones públicas de la sociedad civil", luego se justifica diciendo que mantiene un diálogo constante con organizaciones civiles y que ya se "han realizado 13 sesiones ordinarias y 3 extraordinarias". Finalmente, informa que "las nuevas formas de organización y métodos delictivos que presenta la delincuencia organizada buscan afectar los derechos de la sociedad". Este último comentario es una aberración porque la violación a un derecho humano supone la acción u omisión de un agente estatal. Las acciones del crimen organizado son otra cosa: delitos que deben ser castigados de acuerdo con la ley.
El PAN está infectado por el virus de la insensibilidad que tanto propagara Vicente Fox. Es una actitud que brota por doquier, como se confirma con el ya famoso editorial de El Diario de Juárez "¿Qué quieren de nosotros?". En los últimos días se ha criticado, con toda razón, que el vocero presidencial Alejandro Poiré asegurara que el móvil más probable del asesinato de Luis Carlos Santiago "es de índole personal y no por sus actividades profesionales". No se ha subrayado lo suficiente que Poiré sólo repetía la hipótesis de la Procuraduría de un estado, Chihuahua, gobernado por el PRI.
La carta de HRW es una confirmación de cuánto está creciendo la atención de la comunidad internacional. El primer día de septiembre, la Fundación Rafto de Noruega concedió su premio anual al obispo de Saltillo Raúl Vera López porque "habla en voz alta y sin miedo contra las violaciones de derechos humanos, la corrupción, los abusos del poder y la ausencia del imperio de la ley".
El miércoles 22 estuvieron en Los Pinos representantes de la Sociedad Interamericana de Prensa y del Comité para la Protección de Periodistas. El Presidente reconoció ante ellos que México es uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer esta profesión y prometió un programa para los periodistas, similar al que funciona en Colombia. El jueves 23 se anunció en Washington que Abel Barrera Hernández, fundador y director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, en Guerrero, ha sido honrado este año con el Premio Robert F. Kennedy por su lucha en contra "de la impunidad que goza el Ejército y la narcoviolencia". Una
peculiaridad de este premio es que el nombrado es respaldado durante varios años, así pues, el clan Kennedy incrementará su atención sobre México.
Por supuesto que don Raúl y don Abel se han ganado a pulso, y con enormes riesgos, el reconocimiento que les regatea el Estado mexicano. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha dado indicios de que busca salir de una década de oscurantismo y opacidad. Valdría la pena que utilice el revisionismo para evaluar los criterios que ha empleado para seleccionar al recipiendario del Premio Nacional de Derechos Humanos (anual). Septiembre ha sido un mes negro para el gobierno de Felipe Calderón.
¿Entenderán que el origen está en su insensibilidad e inconsistencias o tacharán a los defensores de derechos humanos de "tontos útiles" que molestan con sus "cantaletas"? ¿Entenderán que lo verdaderamente importante es atender a las víctimas ahora indefensas?
La Miscelánea
El Servicio de Administración Tributaria se niega a acatar la decisión del Instituto Federal de Acceso a la Información de revelar los nombres de quienes se beneficiaron, en 2007, con créditos fiscales por ¡73 mil 960 millones de pesos!
¿Quién dijo que ya no nos volverían a saquear?
Rodrigo Peña González colaboró en la recuperación de información.
http://www.sergioaguayo.org/
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