martes, 12 de mayo de 2009

La Universidad al siguiente desnivel

Álvaro Bracamonte Sierra
El Imparcial/11 de mayo de 2009
La “Uni” tiene prácticamente 40 días paralizada. Sus autoridades dicen que se han perdido prácticamente 15 días hábiles y varios millones de pesos. Hasta ahora mas de 40 mil jóvenes han esperado pacientemente el fin de la huelga y el reinicio de las actividades. Pero esa larga espera ya esta impacientando a todos: Los estudiantes empiezan a movilizarse para manifestar su descontento; algunos académicos expresan su profunda preocupación frente a la indolencia que priva entre los protagonistas del cierre de labores. El sindicato de profesores, de tiempo atrás ha hecho explícita su postura: Invariablemente ha sostenido que hay formas de llegar a un acuerdo satisfactorio. Pero parece que nada conmueve al rector ni a la dirigencia de los trabajadores quienes no muestran signos de flexibilizar sus ofertas y demandas.
¿Cómo justificar este trance tan difícil que lastima la vida universitaria?¿Cómo se llegó a esta especie de anomia donde parece que a nadie le importa el daño que le están infringiendo a la universidad? Son inocultables las pésimas relaciones entre el rector saliente y la dirigencia del Steus. El que pronto se irá, supongo que está pensando que antes de entregar la estafeta se encargará de derrotar la soberbia e impunidad que a su juicio priva en el gremio de empleados. Si vencerlos implica lastima la institución, ni modo. Por su parte, la líder sindical y también regidora del PRD pareciera que tiene pensamientos similares; la imagino urdiendo sus estrategias con una sola de abollarle la despedida al químico.
Se trata de posturas irreductibles que en nada benefician. Todo lo contrario: esta paralización esta produciendo un daño que tardará mucho en superarse. Es similar al que esta provocando al influenza en México.
Esto es, no se trata sólo de las pérdidas materiales que se producen, que no son menores por cierto, sino del resquebrajamiento de la imagen de la mayor institución educativa del Estado de Sonora. La Unison ha conseguido Con muchos esfuerzos, sobre todo de los académicos, reposicionarse favorablemente en el ánimo de la ciudadanía; se percibe que la Universidad trabaja bien y que está dando resultados. Esta sensación es parcialmente correcta a pesar de la pequeñez de miras de algunas de sus autoridades y también de la mezquindad con la que actúa frecuentemente el gremio sindical.
Los universitarios no se merecen, y menos la sociedad, la pesadilla en la que está metida la institución. Es urgente despertar de ese mal sueño y para ello es indispensable que se destraben las negociaciones. Esta semana debe concretarse una salida pues si la huelga no se levanta en breve, existe el riesgo de el escenario se complique aún mas: Justo en éstos días los maestros decidirán si van a la huelga o aceptan la propuesta oficial.
Además, un par de elementos adicionales podrían abonar mayores complicaciones. Por un lado si se demora la conclusión de la huelga es probable que se pierdan no solo los cursos de verano sino el propio semestre. Los estudiantes serían los realmente afectados. En segundo lugar, el escenario puede agravarse dado que a mas tardar el 15 de junio se dará el relevo de autoridades. No es un secreto que el futuro rector obtuvo dicha distinción sin el apoyo mayoritario de la comunidad universitaria; le bastó el del grupo político aglutinado en torno a Pedro Ortega. Es el mismo equipo que ha dirigido la máxima casa de estudios en los últimos ocho años, tiempo en el cual las relaciones con los sindicatos se han deteriorado a tal punto que no hay año en que no se produzcan suspensiones de labores.
Por lo mismo, no es descabellado pensar que ambos gremios intenten aprovechar el inminente arribo del nuevo rector para influir en su programa de trabajo con miras a recomponer la maltrecha comunicación que ahora prevalece y que explica los problemas de la institución. Estos escenarios no son disparatados sino forman parte del diálogo cotidiano entre los miembros de la comunidad universitaria.
La incubación del clima hostil que predomina tiene responsables. Éstos se circunscriben esencialmente a las autoridades que con malicia adelantaron el proceso de elección pretendiendo así neutralizar las acciones que se organizaban para democratizar la forma de designar al rector. Aunque lo lograron, el costo ha sido brutal para la gobernabilidad institucional. Entre la fecha que se eligió al rector y el día que tomará posesión hay cerca de 75 días. Este largo periodo ha configurado un vació de poder que está cimbrando las estructuras universitarias. Si lo que pretendían era desarmar la oposición y de paso darle un descontón, entonces no queda mas que decir que el tiro les salió por la culata.
Peor aún, si las nuevas autoridades no cambian la manera de operar los conflictos internos, cuestión que altamente probable tratándose del mismo equipo que hasta ahora ha controlado a la “Uni”, el panorama que se vislumbra apunta a empeorar. En ese contexto de inteligencia, capacidad y sensibilidad política de las nuevas autoridades dependerá el destino de nuestra Alma Mater.
Álvaro Bracamonte Sierra
Doctor en Economía/Profesor Investigador de El Colegio de Sonora.

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