La Jornada/29 de mayo de 2009
Las decisiones tomadas en torno al calendario escolar evidencian que existe un desconocimiento del sistema educativo público en el nivel básico y que la “sabiduría de los maestros se ha impuesto a las medidas burocráticas de la Secretaría de Educación Pública (SEP)”, expresó la profesora-investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Etelvina Sandoval.
Le experta en educación señaló que las acciones que han tomado los docentes, como tener clases los días en que éstas se suspenden por la realización de los consejos técnicos “parecen más eficaces” que la de añadir, por ejemplo, cinco minutos más a los módulos de 50 minutos en secundaria, como lo ha establecido la dependencia educativa.
En entrevista, señaló que los docentes siempre han buscado la manera de reponer el tiempo y de atender los temas de los programas de estudio, por lo que las “disposiciones burocráticas” que no toman en cuenta la problemática pedagógica han llevado a la molestia, la oposición y la resistencia de los maestros.
Reiteró que las estrategias gubernamentales para recuperar el tiempo no repercuten en un mejor resultado educativo; en cambio, sí fomentan “la simulación”.
Por su parte, la profesora-investigadora de la UPN, Gabriela González, destacó que las medidas tomadas por la SEP no coinciden con la realidad del magisterio, lo que da lugar a prácticas de “simulación” y a que los maestros “terminen dando patadas de ahogado, haciendo lo que pueden”.
Dijo que no hay un ajuste real en relación a las actividades que se realizan y, por ello, “qué más da ampliar el tiempo si en términos de actividades no hay ninguna modificación”.
Enfatizó: “estamos acostumbrados a remachar problemas, no a solucionar problemas de fondo; si se pudiera hacer una revisión de cómo ajustar las actividades, otra cosa sería”.
Sin embargo, la figura que termina como el responsable de las políticas que se toman desde arriba es el maestro, porque éste tiene que confrontar las demandas de los padres, de las autoridades y de la sociedad, prosiguió.
Para empezar, añadió, es necesario hacer una revisión del número de días del calendario escolar que se ve interferido por el festival del 10 de mayo, los festejos de día del niño, del maestro, la aplicación de pruebas como Enlace, y otras cuestiones más.
De tal suerte que la ampliación del calendario y del tiempo de trabajo en el aula como lo determinó la dependencia “no repercute directamente en el rendimiento académico, sólo se justifica que el tiempo se cubre”.
Lo anterior, finalizó, no hace más que generar desgaste físico y emocional para los maestros y sus alumnos, el cual impacta negativamente en el rendimiento de ambos sectores y, en términos pedagógicos, “no se resuelve el problema”.
Le experta en educación señaló que las acciones que han tomado los docentes, como tener clases los días en que éstas se suspenden por la realización de los consejos técnicos “parecen más eficaces” que la de añadir, por ejemplo, cinco minutos más a los módulos de 50 minutos en secundaria, como lo ha establecido la dependencia educativa.
En entrevista, señaló que los docentes siempre han buscado la manera de reponer el tiempo y de atender los temas de los programas de estudio, por lo que las “disposiciones burocráticas” que no toman en cuenta la problemática pedagógica han llevado a la molestia, la oposición y la resistencia de los maestros.
Reiteró que las estrategias gubernamentales para recuperar el tiempo no repercuten en un mejor resultado educativo; en cambio, sí fomentan “la simulación”.
Por su parte, la profesora-investigadora de la UPN, Gabriela González, destacó que las medidas tomadas por la SEP no coinciden con la realidad del magisterio, lo que da lugar a prácticas de “simulación” y a que los maestros “terminen dando patadas de ahogado, haciendo lo que pueden”.
Dijo que no hay un ajuste real en relación a las actividades que se realizan y, por ello, “qué más da ampliar el tiempo si en términos de actividades no hay ninguna modificación”.
Enfatizó: “estamos acostumbrados a remachar problemas, no a solucionar problemas de fondo; si se pudiera hacer una revisión de cómo ajustar las actividades, otra cosa sería”.
Sin embargo, la figura que termina como el responsable de las políticas que se toman desde arriba es el maestro, porque éste tiene que confrontar las demandas de los padres, de las autoridades y de la sociedad, prosiguió.
Para empezar, añadió, es necesario hacer una revisión del número de días del calendario escolar que se ve interferido por el festival del 10 de mayo, los festejos de día del niño, del maestro, la aplicación de pruebas como Enlace, y otras cuestiones más.
De tal suerte que la ampliación del calendario y del tiempo de trabajo en el aula como lo determinó la dependencia “no repercute directamente en el rendimiento académico, sólo se justifica que el tiempo se cubre”.
Lo anterior, finalizó, no hace más que generar desgaste físico y emocional para los maestros y sus alumnos, el cual impacta negativamente en el rendimiento de ambos sectores y, en términos pedagógicos, “no se resuelve el problema”.
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