René Avilés Fabila
La Crónica de Hoy/22 de marzo de 2010
Pareciera que México ha pasado de la etapa de los partidos políticos a la de coaliciones o alianzas. De hecho, como podemos vislumbrar las cosas, ningún partido irá a la guerra de 2010 sin aliados. Pero lo llamativo es que ninguno de ellos tenga un mínimo de afinidades entre sí. Un caso para abrir boca. Xóchitl Gálvez, ya lejos de los días felices en que ella, Vicente Fox, Marta Sahagún y Jorge Castañeda veían futbol en Los Pinos, es precandidata al gobierno de Hidalgo por el PAN y el PT, dos formaciones por completo antagónicas. Baste recordar que el Partido del Trabajo cobija a tres enemigos mortales de Acción Nacional y en especial del presidente espurio Felipe Calderón, a Andrés Manuel López Obrador, Porfirio Muñoz Ledo y Gerardo Fernández Noroña, quienes no cesan de señalar al mandatario como ilegítimo y ladrón. Mientras tanto, el organizador de estas santas alianzas, César Nava, vive un tórrido romance con la cantante Patylu; se comprometieron durante un viaje sentimental a Nueva York. Vale la pena añadir que fueron Calderón y su esposa, Margarita Zavala, quienes los presentaron para motivar más al jefe del PAN. Una historia rosa conmovedora que explica bien por qué el país está de cabeza y el Presidente fracasa en todo lo que intenta. Su derrota más célebre es contra el narcotráfico.
Uno puede entender que el PAN vaya junto con el PRD, hoy convertido en un organismo frágil, donde permanecen agazapados los peores elementos del ala de López Obrador, los más radicales, los más corruptos: Encinas, Barrales, Bejarano y Padierna. Jesús Ortega ha dicho que la alianza con panistas se lleva a cabo para reposicionar al partido que apenas llega al 17 ó 18 por ciento de las simpatías del voto. De acuerdo, eso es comprensible aunque cínico. Está visto que es imposible pedirle al perredismo alguna congruencia, ya no digamos decencia o decoro. Su interés es mantenerse cerca del poder para seguir aferrado a los buenos sueldos. Lo único que no es posible comprender es la unión de panistas y petistas, ¿a qué están jugando? Si su plan es mostrar que carecen de ética, que en su vida han sido coherentes con alguna ideología, perfecto, eso ya lo sabíamos.
El juego de López Obrador se ha hecho doble o triple: de un lado va por el país diciendo no a las alianzas y por el otro, cuando así le convienen, las acepta, tanto del PRD como del PT con Acción Nacional. Lo que nadie imaginaba hace un par de meses, que el niño bien llamado César Nava, uno de los favoritos de Calderón, ahora sea amigo estrecho de Fernández Noroña y López Obrador. En este torneo de indignidades, Xóchitl Gálvez precisó que aunque es amiga de Fox ella gobernará no como él sino como le indique su propia personalidad. Imagino que trató de decir que tratará a sus paisanos a mentadas de madre, según su costumbre, tan opuesta a la delicadeza de la gente bonita de Acción Nacional.
De su lado, el perredista hidalguense, José Guadarrama Márquez, acusó a la “Comisión Coordinadora” de tomarle el pelo. Ya estaba todo arreglado con el PAN y el PT y contaba con el visto bueno del PRD. Al parecer no hay mucho que hacer en Hidalgo, la derecha real va con la izquierda ilusoria de la mano rumbo al fracaso. Pero si de alianzas hablamos, en Quintana Roo pelearán de dos a tres caídas sin límite de tiempo (no olvidemos que el gobernador de esa entidad es promotor deportivo), el PAN, PRD y Convergencia, contra el PRI, Verde Ecologista y el Panal.
Faltan muchas más alianzas. En Veracruz, el neopanista Miguel Ángel Yunes no tendrá el apoyo de los partidos autoproclamados de izquierda, pues esa candidatura la reservó para sí mismo Dante Delgado, el titular de Convergencia. Y en el Estado de México, panistas y perredistas buscan quién más puede sumarse a la coalición que tratará de derrotar al más fuerte de todos los aspirantes presidenciales, a Enrique Peña Nieto.
No son muchos los que creen que las alianzas aplastarán al PRI en este año y que una vez que ese fenómeno transcurra, el candidato más fuerte, Peña Nieto, perderá. De este modo, los aliancistas hacen cuentas alegres: los panistas seguirán en la Presidencia de la República, en tanto que sus aliados perredistas alcanzarán los votos necesarios para no quedar fuera del dignísimo sistema de partidos en México. Todavía falta que la realidad haga presencia y que todos aquellos que han escandalizado a los electores, más todos los dirigentes y seguidores pisoteados por la extraña mezcla PAN-PRD-PT-Convergencia, tomen la decisión de ponerlos en su lugar: en el bote de la basura.
Es posible anticipar el último escenario: Calderón se irá frustrado por sus errores políticos y César Nava y Patylu, serán muy felices cantando a dúo en el programa de Chabelo alguna emotiva canción infantil.
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