Excélsior/9 de diciembre de 2008
Desde 1960 al profesor Othón Salazar, líder histórico de la Sección 9, le quitaron su plaza y su salario por su rebeldía. Con el agravamiento de su enfermedad, un grupo de intelectuales solicitaron, con elemental sentido de justicia, el restablecimiento de su base laboral. No hubo ninguna respuesta de parte de la SEP y murió así, en Tlapa, Guerrero, a sus 84 años, el pasado 4 de diciembre.
A mediados de los años cincuenta del siglo pasado, la concentración de la riqueza en unos cuantos y las disparidades entre los niveles de ingreso eran una constante en el país, y ello impactaba de manera negativa a los más pobres del campo y a los trabajadores de las ciudades. Se extendía también el control sindical corporativo, la antidemocracia y la represión en su contra. Por ello, el movimiento de los maestros de la Sección 9 en el Distrito Federal, dirigido por Othón Salazar, tuvo como principal demanda el aumento salarial y la democracia sindical. Para organizarse por un aumento en los salarios, se creó el Comité de Lucha Pro Pliego Petitorio y Democratización de la Sección 9 y el 26 de julio de 1956 publicó un desplegado en donde se afirmaba: “Nuestro peor enemigo es la creciente miseria y el oportunismo, las facciones, el pistolerismo, las mafias enriquecidas con el descuento de nuestros miserables sueldos”.
Cuando llegaron las elecciones sindicales, el comité seccional mayoritario formado, entre otros, por el profesor Salazar, no fue reconocido por el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE. Como respuesta, la Sección 9 se fue al paro. Otros movimientos, como los de los ferrocarrileros, los petroleros, los telegrafistas y los estudiantes, se emparejaron con el movimiento de huelga del magisterio. Con motivo del Congreso Seccional de fines de agosto de 1958, Othón Salazar es elegido secretario general y, a partir de allí, encabeza amplias movilizaciones para exigir su reconocimiento, reprimidas por la policía. En septiembre es encarcelado junto con Encarnación Pérez Rivero.
Liberado a fines de ese año, Othón Salazar mantiene la lucha de los maestros por la democracia sindical y el mejoramiento de las condiciones de trabajo de los docentes, en condiciones en extremo difíciles: “En marzo de 1959 se desata la persecución contra el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros; se ocupan las instalaciones del sindicato y se detiene a más de cinco mil personas. El Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) queda aislado. Las relaciones de la Sección 9 con el Presidente de la República se enfrían cuando estos maestros se niegan a participar en el desfile del primero de mayo como protesta por la represión de los ferrocarrileros. Por su parte, el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE durante todo el año de 1959 obstaculiza al Comité Ejecutivo de la Sección 9, que en respuesta se niega a participar dentro de la dirección nacional del sindicato… (Ésta) decide la expulsión de los dirigentes de la Sección” (Maestros y Estado, Samuel Salinas y Carlos Ímaz. Ed. Línea, 1984, p. 51).
El profesor Salazar y otros maestros fueron cesados desde entonces. Sin embargo, continuó su lucha como líder del MRM, presidente municipal, diputado y como luchador social incansable. Terminó pobre y sin más recursos que los de su familia y sus amigos. Ahora, hasta quienes no sabían de su existencia, hablan de él como si supieran algo de su vida y de su olvido. Todas las semejanzas con la realidad, son meras coincidencias.
A mediados de los años cincuenta del siglo pasado, la concentración de la riqueza en unos cuantos y las disparidades entre los niveles de ingreso eran una constante en el país, y ello impactaba de manera negativa a los más pobres del campo y a los trabajadores de las ciudades. Se extendía también el control sindical corporativo, la antidemocracia y la represión en su contra. Por ello, el movimiento de los maestros de la Sección 9 en el Distrito Federal, dirigido por Othón Salazar, tuvo como principal demanda el aumento salarial y la democracia sindical. Para organizarse por un aumento en los salarios, se creó el Comité de Lucha Pro Pliego Petitorio y Democratización de la Sección 9 y el 26 de julio de 1956 publicó un desplegado en donde se afirmaba: “Nuestro peor enemigo es la creciente miseria y el oportunismo, las facciones, el pistolerismo, las mafias enriquecidas con el descuento de nuestros miserables sueldos”.
Cuando llegaron las elecciones sindicales, el comité seccional mayoritario formado, entre otros, por el profesor Salazar, no fue reconocido por el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE. Como respuesta, la Sección 9 se fue al paro. Otros movimientos, como los de los ferrocarrileros, los petroleros, los telegrafistas y los estudiantes, se emparejaron con el movimiento de huelga del magisterio. Con motivo del Congreso Seccional de fines de agosto de 1958, Othón Salazar es elegido secretario general y, a partir de allí, encabeza amplias movilizaciones para exigir su reconocimiento, reprimidas por la policía. En septiembre es encarcelado junto con Encarnación Pérez Rivero.
Liberado a fines de ese año, Othón Salazar mantiene la lucha de los maestros por la democracia sindical y el mejoramiento de las condiciones de trabajo de los docentes, en condiciones en extremo difíciles: “En marzo de 1959 se desata la persecución contra el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros; se ocupan las instalaciones del sindicato y se detiene a más de cinco mil personas. El Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) queda aislado. Las relaciones de la Sección 9 con el Presidente de la República se enfrían cuando estos maestros se niegan a participar en el desfile del primero de mayo como protesta por la represión de los ferrocarrileros. Por su parte, el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE durante todo el año de 1959 obstaculiza al Comité Ejecutivo de la Sección 9, que en respuesta se niega a participar dentro de la dirección nacional del sindicato… (Ésta) decide la expulsión de los dirigentes de la Sección” (Maestros y Estado, Samuel Salinas y Carlos Ímaz. Ed. Línea, 1984, p. 51).
El profesor Salazar y otros maestros fueron cesados desde entonces. Sin embargo, continuó su lucha como líder del MRM, presidente municipal, diputado y como luchador social incansable. Terminó pobre y sin más recursos que los de su familia y sus amigos. Ahora, hasta quienes no sabían de su existencia, hablan de él como si supieran algo de su vida y de su olvido. Todas las semejanzas con la realidad, son meras coincidencias.
didrik@servidor.unam.mx
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