■ La parálisis en México contrasta con lo que pasa en otros países, destacan académicos
Carolina Gómez Mena y Patricia Muñoz Ríos/II
La Jornada/9 de diciembre de 2008
En un análisis autocrítico, dirigentes del sector sindical independiente admitieron que el movimiento obrero nacional está en un marasmo; que sólo se unen en coyunturas, que sostienen luchas parciales, que muchas de sus movilizaciones no han tenido el efecto deseado, y reconocieron que “amenazamos con huelgas nacionales que no llegamos a concretar”; todo esto ha incidido en una falta de credibilidad en los gremios.
Ante la pasividad mostrada por diversas organizaciones frente al embate que sufre la clase trabajadora –el cual se profundiza ahora con la crisis económica–, se cuestionó a diversos líderes sindicales acerca de por qué callan y mantienen apagadas las voces del reclamo obrero.
Una parte reconoció que hay desmovilización, falta de acuerdos y que el individualismo hace mella en diversas organizaciones. Otros argumentan que sí se han movilizado, pero “cada vez le importa menos a este gobierno atender las demandas de los trabajadores”.
Señalan, sin embargo, que apenas se está delineando una propuesta de plan de acción laboral frente a la crisis que se avecina en 2009 y ante la intención gubernamental de aplicar una reforma laboral que acabaría con gran parte de los derechos de los trabajadores.
Martín Esparza Flores, dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), plantea que el sector sindical “está en un marasmo”, y asevera que el próximo año habrá un reto muy importante para las organizaciones, que tendrán que buscar alianzas y definir un plan de acción. Tarea que tendrán que llevar a cabo los gremios independientes, puesto que las centrales corporativas ya llegaron a acuerdos con el gobierno federal para aceptar más sacrificios de la clase obrera.
Entre las pocas organizaciones movilizadas está el Frente Sindical Mexicano (FSM), encabezado por el SME, señaló Esparza Flores, luego de plantear que será necesaria una acción conjunta para enfrentar la peor parte de la crisis que se presentará en 2009, con mayor desempleo, el regreso de connacionales de Estados Unidos y el objetivo gubernamental manifiesto de cancelar contratos, prestaciones e imponer condiciones laborales lesivas para los trabajadores.
En ese sentido el FSM lanzó a finales de noviembre una propuesta de alianza para luchar por los derechos laborales ante la crisis económica y por la defensa de los recursos de los trabajadores depositados en las Afore. La intención, señaló Esparza Flores, es que en este movimiento no sólo participen sindicatos, sino también legisladores, investigadores y especialistas, así como todas las organizaciones que estén interesadas en la defensa de los trabajadores, sin importar su filiación política. Para lograrlo, el frente ha contactado a otras agrupaciones, entre ellas la Unión Nacional de Trabajadores (UNT).
Otro de los sectores movilizados es el de los maestros, agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), cuyos miembros solicitaron en masa amparos en contra de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) debido a que consideran que vulnera su derecho a una jubilación justa. En esa misma línea de acción, diversos trabajadores afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM) también optaron por el amparo.
Cabe destacar que en estos días, justamente por una coyuntura, diversos gremios, organizaciones campesinas y sociales, así como agrupaciones de juristas han encabezado acercamientos para protestar en contra de las detenciones de Carlos Pavón Campos y Juan Linares Montúfar, secretario de asuntos políticos y presidente del consejo general de vigilancia y justicia, respectivamente, del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana. Esta semana se esperan marchas en apoyo a los mineros.
Uno de los presidentes colegiados de la UNT y líder del STUNAM, Agustín Rodríguez, admitió que las organizaciones denominadas independientes “traemos un grave problema y debemos reconocerlo de manera autocrítica; en todos los sectores sindicales hay gran dispersión, lo que no nos permite construir grandes líneas de lucha. Tenemos que llamar a estos sectores a construir una propuesta mediante la movilización”.
La misma pregunta se le planteó al secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, Valdemar Gutiérrez Fragoso, quien consideró que en los años recientes se abusó y desgastó el concepto de la huelga nacional, que hicieron recurrente varias organizaciones, al grado de que actualmente, cuando se hace un llamado al paro, ya se toma como “chiste”, debido a que se hizo infinidad de veces sin que se haya concretado nunca.
Esto resta credibilidad al movimiento obrero independiente, consideró Gutiérrez Fragoso, y expresó que “hemos visto más por los intereses de cada uno de nuestros gremios que por el sector obrero en su conjunto, y no ha habido voluntad política real para dar mayor fuerza a las manifestaciones.
“Bien vale la pena replantear las formas de lucha y lo que ha sido la UNT, analizar nuestras debilidades y fortalezas y buscar alianzas con otras organizaciones para tener la fuerza que realmente se requiere, ya que no hemos podido unirnos como una gran central”, aseguró.
Otro dirigente, Benito Bahena, se refirió a que hay una falta de credibilidad “histórica” en las centrales corporativas, y que en años recientes alcanzó a las llamadas organizaciones independientes. Es tan grave esta situación que incluso han perdido influencia ante el gobierno; por ejemplo, “la UNT, en lugar de alentar la protesta, detiene la inconformidad de los trabajadores, manda cartas de amor al secretario del Trabajo, pero no hay acciones claras ni señalamientos fuertes al gobierno”.
Del futuro inmediato del sindicalismo mexicano, con sus divisiones y rupturas, tanto en las organizaciones corporativas como en las denominadas independientes, Graciela Bensusán, catedrática de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, enfatizó que en años recientes se ha visto una gran parálisis, lo cual contrasta con lo que ocurre en otros países, donde el sindicalismo sobrevivió a las políticas neoliberales y se pone en pie para ser un interlocutor real frente a los patrones, lo que se ha ido perdiendo en el caso mexicano.
Ante la pasividad mostrada por diversas organizaciones frente al embate que sufre la clase trabajadora –el cual se profundiza ahora con la crisis económica–, se cuestionó a diversos líderes sindicales acerca de por qué callan y mantienen apagadas las voces del reclamo obrero.
Una parte reconoció que hay desmovilización, falta de acuerdos y que el individualismo hace mella en diversas organizaciones. Otros argumentan que sí se han movilizado, pero “cada vez le importa menos a este gobierno atender las demandas de los trabajadores”.
Señalan, sin embargo, que apenas se está delineando una propuesta de plan de acción laboral frente a la crisis que se avecina en 2009 y ante la intención gubernamental de aplicar una reforma laboral que acabaría con gran parte de los derechos de los trabajadores.
Martín Esparza Flores, dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), plantea que el sector sindical “está en un marasmo”, y asevera que el próximo año habrá un reto muy importante para las organizaciones, que tendrán que buscar alianzas y definir un plan de acción. Tarea que tendrán que llevar a cabo los gremios independientes, puesto que las centrales corporativas ya llegaron a acuerdos con el gobierno federal para aceptar más sacrificios de la clase obrera.
Entre las pocas organizaciones movilizadas está el Frente Sindical Mexicano (FSM), encabezado por el SME, señaló Esparza Flores, luego de plantear que será necesaria una acción conjunta para enfrentar la peor parte de la crisis que se presentará en 2009, con mayor desempleo, el regreso de connacionales de Estados Unidos y el objetivo gubernamental manifiesto de cancelar contratos, prestaciones e imponer condiciones laborales lesivas para los trabajadores.
En ese sentido el FSM lanzó a finales de noviembre una propuesta de alianza para luchar por los derechos laborales ante la crisis económica y por la defensa de los recursos de los trabajadores depositados en las Afore. La intención, señaló Esparza Flores, es que en este movimiento no sólo participen sindicatos, sino también legisladores, investigadores y especialistas, así como todas las organizaciones que estén interesadas en la defensa de los trabajadores, sin importar su filiación política. Para lograrlo, el frente ha contactado a otras agrupaciones, entre ellas la Unión Nacional de Trabajadores (UNT).
Otro de los sectores movilizados es el de los maestros, agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), cuyos miembros solicitaron en masa amparos en contra de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) debido a que consideran que vulnera su derecho a una jubilación justa. En esa misma línea de acción, diversos trabajadores afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM) también optaron por el amparo.
Cabe destacar que en estos días, justamente por una coyuntura, diversos gremios, organizaciones campesinas y sociales, así como agrupaciones de juristas han encabezado acercamientos para protestar en contra de las detenciones de Carlos Pavón Campos y Juan Linares Montúfar, secretario de asuntos políticos y presidente del consejo general de vigilancia y justicia, respectivamente, del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana. Esta semana se esperan marchas en apoyo a los mineros.
Uno de los presidentes colegiados de la UNT y líder del STUNAM, Agustín Rodríguez, admitió que las organizaciones denominadas independientes “traemos un grave problema y debemos reconocerlo de manera autocrítica; en todos los sectores sindicales hay gran dispersión, lo que no nos permite construir grandes líneas de lucha. Tenemos que llamar a estos sectores a construir una propuesta mediante la movilización”.
La misma pregunta se le planteó al secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, Valdemar Gutiérrez Fragoso, quien consideró que en los años recientes se abusó y desgastó el concepto de la huelga nacional, que hicieron recurrente varias organizaciones, al grado de que actualmente, cuando se hace un llamado al paro, ya se toma como “chiste”, debido a que se hizo infinidad de veces sin que se haya concretado nunca.
Esto resta credibilidad al movimiento obrero independiente, consideró Gutiérrez Fragoso, y expresó que “hemos visto más por los intereses de cada uno de nuestros gremios que por el sector obrero en su conjunto, y no ha habido voluntad política real para dar mayor fuerza a las manifestaciones.
“Bien vale la pena replantear las formas de lucha y lo que ha sido la UNT, analizar nuestras debilidades y fortalezas y buscar alianzas con otras organizaciones para tener la fuerza que realmente se requiere, ya que no hemos podido unirnos como una gran central”, aseguró.
Otro dirigente, Benito Bahena, se refirió a que hay una falta de credibilidad “histórica” en las centrales corporativas, y que en años recientes alcanzó a las llamadas organizaciones independientes. Es tan grave esta situación que incluso han perdido influencia ante el gobierno; por ejemplo, “la UNT, en lugar de alentar la protesta, detiene la inconformidad de los trabajadores, manda cartas de amor al secretario del Trabajo, pero no hay acciones claras ni señalamientos fuertes al gobierno”.
Del futuro inmediato del sindicalismo mexicano, con sus divisiones y rupturas, tanto en las organizaciones corporativas como en las denominadas independientes, Graciela Bensusán, catedrática de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, enfatizó que en años recientes se ha visto una gran parálisis, lo cual contrasta con lo que ocurre en otros países, donde el sindicalismo sobrevivió a las políticas neoliberales y se pone en pie para ser un interlocutor real frente a los patrones, lo que se ha ido perdiendo en el caso mexicano.
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