lunes, 29 de marzo de 2010

Debates parecidos

Sara Sefchovich
El Universal/28 de marzo de 2010

Viendo lo que se debate en otros países, nos percatamos de que se plantean problemas que se parecen a los nuestros.

Un número reciente de la revista Newsweek trae un artículo para analizar la educación en Estados Unidos, cuyo nivel es muy inferior respecto a los de los países europeos. Según los autores, durante mucho tiempo se pensó que la solución radicaba en encontrar las pedagogías y métodos de enseñanza adecuados, y por ello se aplicaron varios nuevos cada tantos años, pero no se lograron resultados significativos.Recientemente los investigadores han descubierto que “lo que realmente hace la diferencia, lo que importa más que el tamaño del grupo, el libro de texto, el método o la tecnología e incluso que los programas de estudio, es el maestro”. Esto parece muy obvio, pero no por serlo significa que las escuelas pueden contratar y conservar a los buenos maestros y no contratar o despedir a los que no sirven. Y la razón de esto es que los sindicatos protegen ciegamente a sus miembros y hasta ahora nadie ha podido hacer nada al respecto.

Hay también en la misma publicación una entrevista con una asesora del presidente Obama que señala el hecho de que la democracia hoy se ha convertido en un puro decir no, un impedir que pasen las reformas y los cambios. Esto se debe, según ella, a que “La mejor manera que han encontrado los partidos de recuperar popularidad es diciendo que no a todo”.

En la revista Time, hay un ejemplo inmejorable de esta situación: Sarah Palin, que fue compañera de fórmula del senador Mc Cain cuando compitió por la presidencia de Estados Unidos, es una de las opositoras más feroces a la propuesta de reforma del sistema de salud de Obama y sin embargo, ella misma reconoce que cuando era niña, su familia cruzaba la frontera a Canadá para recibir servicios de salud, porque ese país tenía un sistema mucho mejor al estadounidense, el cual por cierto es muy similar al que está proponiendo ahora el presidente norteamericano.

Está también la realidad que expresa bien un autor en la misma publicación: “En la última década, casi todas las instituciones que fueron pilares de la sociedad norteamericana (General Motors, el Congreso, Wall Street, la Iglesia Católica y varios medios) han mostrado ser corruptas e incompetentes, y ello ha provocado escepticismo, desilusión y desconfianza hacia las elites que las dirigen, las cuales han concentrado demasiado poder y no rinden cuentas”. Esa desconfianza, afirma otro estudioso, se extiende al gobierno y por las mismas razones.

No podía faltar el discurso que crítica a los críticos, llamándolos “profetas de la desgracia”. No los encarcelan como hace Chávez en Venezuela, pero sí les echan la culpa de envenenar a la población y echar a perder las cosas. En España, cuando se acusó al gobierno de Zapatero de manejar mal la crisis económica, al punto de poner al país en riesgo de quiebra, el ministro de obras públicas afirmó, según The Economist, que se trataba de un complot encabezado por la prensa anglosajona: “Nada de lo que sucede, incluyendo los editoriales apocalípticos, es accidental sino que tiene que ver con el interés de algunos individuos”.

Por eso el debate sobre el papel que desempeñan los medios. Hay quien los acusa de querer llevar agua a su molino ideológico y de intereses concretos (y esto vale por igual para los conservadores que para los liberales), pero Jon Meacham asegura en Newsweek que los ciudadanos no se dejan llevar por lo que les dicen en la televisión, el radio o el periódico sino que son perfectamente capaces de sacar sus propias conclusiones. Está visto que el funcionario español piensa diferente.

Total, que son los mismos problemas y debates que tenemos hoy en México: maestros incompetentes y sindicatos que los defienden, medios de comunicación con intereses propios, mal manejo de la crisis por parte del gobierno, legisladores que dicen no a todo, instituciones corruptas y abusivas, incluyendo a la Iglesia y pretender resolver las cosas echándole la culpa de los problemas a quienes los denuncian o critican a las elites del poder.

sarasef@prodigy.net.mx

Escritora e investigadora en la UNAM

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