jueves, 28 de agosto de 2008

Se ampara rector de la UdeG contra su posible destitución


Juan Carlos G. Partida (Corresponsal)-La Jornada
28 de agosto de 2008

Guadalajara, Jal., 27 de agosto. A dos días de la sesión del Consejo General Universitario, que podría fincarle cargos para intentar destituirlo, el rector de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Carlos Briseño Torres, obtuvo del juzgado tercero de distrito en materia administrativa una suspensión provisional que ordena a los miembros del CGU no quitarlo del puesto, confirmaron autoridades cercanas a rectoría.
En tanto, Luis Carlos Rodríguez Sancho, ex director de la Unidad de Trasplantes del Hospital Civil de Guadalajara, principal implicado en la presunta venta de órganos en nosocomios estatales, presentó una denuncia penal contra Carlos Briseño.
El médico sostuvo que el rector le sugirió acusar de la venta de órganos a la actual directiva del hospital civil, a lo cual se negó, y Briseño Torres le advirtió que “mis pacientes me iban a ir a visitar en la cárcel, y él se encargaría de eso”.
Mientras, el rector continuó hoy con la purga de personas afines a su predecesor, Raúl Padilla López, entre ellas la rectora del Centro Universitario del Sur (CUSur), Patricia María Etienne Loubet, en cuyo puesto designó a Javier Hurtado, quien hasta el martes fue jefe de asesores de la rectoría.
Briseño informó que los 10 cargos que conserva Padilla López en la UdeG, incluida la presidencia de la Feria Internacional del Libro (FIL), serán revisados.
“Me estoy comunicando con las diferentes empresas editoras para asegurarles que la FIL, ese gran orgullo de Jalisco, México e Hispanoamérica, continuará. Vamos a evaluar el trabajo de Raúl Padilla como presidente de la FIL, y el de la directora, Nubia Macías”, dijo Carlos Briseño este jueves, un día después de que destituyó a Padilla de la presidencia del Consorcio de Empresas Universitarias y del Fideicomiso del Centro Cultural Universitario.
“Todo está sujeto a evaluación”, agregó el rector, quien informó que el encargado de realizar dicha evaluación será Armando Macías, quien el martes recibió el cargo que ocupaba Padilla López en el Consorcio de Empresas. Macías fue uno de los consejeros que acompañaron a Padilla López desde su época estudiantil hasta la rectoría de la UdeG. Rompieron cuando Padilla no quiso apoyarlo para darle algo más que la dirección de una preparatoria regional y menospreció sus méritos académicos. Ahora Briseño Torres lo sumó a su causa.
Interrogado sobre una posible reacción de la comunidad intelectual nacional e internacional en favor de Padilla López si éste fuera destituido como presidente de la FIL, Briseño recordó que la feria cumplirá 22 años en noviembre y está “perfectamente consolidada” para continuar “más allá de las personas.
“La FIL es institucional. La avala la UdeG. Nadie en este mundo es indispensable. Yo felicito a Raúl Padilla por haber creado y fortalecido la FIL, por convertirla en un gran escaparate, pero posiblemente el ciclo concluya. No lo sé, no he tomado una decisión”, agregó en conferencia de prensa, la tercera a la que convoca esta semana.
Se refirió también a otros proyectos culturales impulsados por Padilla López, y reiteró que todos serán revisados “de cara a la comunidad universitaria”. Insistió en invitar a la Auditoría Superior de la Federación y a su homóloga estatal a realizar arqueos en todas las áreas administrativas de la casa de estudios, empezando por la propia rectoría general, para que se transparente “de fondo lo que cada quien ha hecho o dejado de hacer”.
El cambio en el CUSur en realidad fue un enroque: la ahora ex rectora Etienne Loubet (prima política de Raúl Padilla y una de las participantes más activas en la guerra de desplegados contra Briseño desde hace meses) fue nombrada coordinadora general de recursos humanos de la UdeG.
Otros movimientos fueron la destitución de Jorge Enrique Zambrano Villa como representante de la UdeG ante Clubes Unidos –asociación que administra el estadio Jalisco– por Francisco Javier Valencia; la coordinadora de recursos humanos, María Dolores Rodríguez, fue cambiada a la secretaría privada de la rectoría general, y en su lugar se nombró a Mauricio Gudiño Coronado jefe de asesores.
Además, se designó al vicerrector Gabriel Torres Espinoza presidente del fideicomiso del Centro Cultural Universitario, a cuyo consejo ingresaron Raúl Medina Centeno, Javier Hurtado y Edmundo Sánchez, para colocar gente nueva en siete de los 13 asientos que tiene la UdeG en dicho fideicomiso, y se nombró a Raúl Macías director del Consorcio de Empresas, apoyado por Silvia Valencia, Óscar Constantino y Marco Levario, entre otros.
La UdeG informó en desplegados publicados en periódicos que los asuntos relacionados con el Consorcio de Empresas o con el Centro Cultural Universitario ya no deberán tratarse con Padilla.

UdeG, botín político y económico

El grupo de Carlos Briseño intenta romper la hegemonía de la familia Padilla López

Mae López Corresponsal-El Universal
28 de agosto de 2008

GUADALAJARA, Jal.— La Universidad de Guadalajara (UdeG) se encuentra en una crisis que mantiene a la comunidad universitaria y a los actores políticos y sociales más representativos del estado de Jalisco en una tensión ascendente.
El grupo encabezado por el actual rector general, Carlos Briseño Torres, intenta ejercer el poder y hacer a un lado la influencia hegemónica y caciquil ejercida por la familia Padilla López y su líder, el ex rector Raúl Padilla, desde hace casi 20 años.
Dada la posición relevante que juega la UdeG en el contexto local, los jaliscienses afectados por esta pugna están más allá de las aulas o la investigación académica.
El botín que se juegan los dos grupos es apetitoso. Simplemente este año la universidad ejercerá un presupuesto de 7 mil 148 millones 738 mil 302 de pesos.
Grupo Universidad
Para entender el peso adquirido por la segunda universidad pública del país, habrá que remontarse a la época en que nace la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG). Esta agrupación fue fundada en 1948 por Raúl Padilla Gutiérrez (padre de Raúl y Trinidad Padilla López, ex rectores) y Carlos Ramírez Ladewig (hijo del ex gobernador Margarito Ramírez y asesinado en los 70 cuando era delegado del IMSS en Jalisco), así como por los hijos de José Guadalupe Zuno (ex mandatario del estado).
La FEG controlaba de manera absoluta el acontecer político y universitario, y su poder se fortificaba con cuadros renovados provenientes de las preparatorias y secundarias públicas de Guadalajara. El grupo se denominaba Universidad-FEG.
En 1977, Raúl Padilla López es ungido como presidente de la organización estudiantil. La FEG desde su concepción se autodefinió como una organización de izquierda, y en consecuencia la UdeG se proclamó como “socialista”, aun en el rectorado de Raúl Padilla López (1989-1995).
La FEG era una fuente segura de cuadros para el PRI y era casi automático el convertirse en diputado federal después de ser presidente de la fraternidad. Entre las décadas de los 50 y 80, los adheridos a la línea estudiantil universitaria obtuvieron alrededor de 25 puestos de representación popular.
Al acceder a la rectoría en 1989, Raúl Padilla López traiciona al grupo que lo formó de manera tan efectiva, y por ello para el Grupo Universidad las posturas políticas se diversifican.
El conocimiento y la investigación universitaria están al servicio de Raúl Padilla, para utilizarla como un arma discrecional en contra de los proyectos que no le acarrean alguna ganancia o le puedan causar distracciones a sus proyectos.
Sin embargo, con el ascenso de Carlos Briseño Torres a la rectoría general se abre un capítulo nuevo en la vida de esta universidad. En la sesión del Consejo General Universitario (CGU) de mañana, los briseñistas se enfrentarán a sus viejos amigos los padillistas.
Con ello, el grupo afín al nuevo rector pretende posicionarse y afianzarse, para poder influir en las aspiraciones políticas al gobierno de Jalisco.

Mediocridad olímpica mexicana

Francisco Suárez Dávila*
El Universal/28 de agosto de 2008

Me atrevo a escribir sobre las Olimpiadas como expresión de mi frustración e indignación ante la mediocridad evidenciada por nuestro deporte. Este sentimiento no lo anula la satisfacción por las medallas alcanzadas en taekwondo y clavados, fruto de destellos individuales.
Nuestro deporte es síntoma de las enfermedades que afectan de raíz a nuestra sociedad y la mantienen en el rezago mundial. En medallas, ¡oh maravilla, quedamos en el lugar 36, mejorando el 74 anterior! Esto se debe a dos deportes de 25. En número de medallas estamos cerca del 50, como en competitividad y calidad de nuestra educación. Hubo 24 deportistas con resultados razonables entre 85 competidores. ¿Para qué fueron los otros?
Cuando la evaluación oficial era que íbamos “bien”, algún lector escribió: “Sí, ningún nadador se ahogó y los arqueros no flecharon a ningún juez”. Excusas indignas: el marchista prometedor comió pasta muy sazonada el día anterior, quizá imitando a Phelps. A nadie debe escapar la importancia del deporte. Para los mexicanos es símbolo de identidad y prestigio nacional. Lo vemos en tv, lo escuchamos en radio y lo leemos en diarios deportivos —los de mayor circulación—. A nivel mundial, como lo acaba de escribir Carlos Fuentes, las medallas evidenciaron las aspiraciones de primacía de los tres imperios: el chino, el estadounidense y el ruso.
México debe retomar el deporte como política de Estado. Para ello, hay que adoptar medidas drásticas. Hay burocracia excesiva: el Comité Olímpico, la Conade, la Codeme con 81 federaciones; el dinero público no llega a los atletas; hay corrupción, mafias o grupos de interés. ¿Quién contrató la empresa patito que dio uniformes inapropiados? No hay transparencia ni rendición de cuentas. ¡Esto no se resolverá, como ya se ha propuesto, con reformas constitucionales! Es un problema de organización y management eficaz, como lo han demostrado los chinos, españoles o coreanos. Va de la mano con cambios educativos.
Deben definirse políticas de largo plazo con metas ambiciosas. Se requiere participación pública y más privada. La actual dirigencia dice que ahora sí triunfaremos en Londres. ¡Qué cinismo! La seguridad es una prioridad nacional, pero el deporte también. Forma parte de los rezagos nacionales que hay que enfrentar con decisión y que tienen algunas causas comunes.

*Ex subsecretario de Hacienda

Alianza por la privatización de la educación


Octavio Rodríguez Araujo
La Jornada/ 28 de agosto de 2008

Uno de los personajes políticos más siniestros en el México de los últimos años es la señora Elba Esther Gordillo. Después de maroma y media, y con acopio de todos los ardides que aprendió desde joven en las filas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), se hizo nombrar presidenta del gremio burlando así la traba estatutaria para relegirse de por vida como secretaria general de esta poderosa organización.
Esta supuesta representante del magisterio jugó un papel importante para que Felipe Calderón pudiera ocupar Los Pinos. Movió a sus huestes, afiliadas al oportunista partido de su creación, el Nueva Alianza (Panal), para que votaran por el candidato presidencial del Partido Acción Nacional, y convirtió a Roberto Campa Cifrián no sólo en su candidato títere sino, posteriormente, en el secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). Colocó, asimismo, a su gente en la dirección de la Lotería Nacional, en cargos importantes de la Secretaría de Educación Pública y en la dirección del ISSSTE, de donde emanó la impugnada ley que privatiza, de facto, las pensiones de los trabajadores al servicio del Estado.
Al principio varios analistas desestimamos el nombre del partido gordillista. Ahora sabemos muy bien por qué fue denominado Nueva Alianza. Es la nueva alianza con Calderón y con las fuerzas políticas y económicas más derechistas del país. Sin embargo, sus seguidores y domesticados profesores por largos años han comenzado a rebelarse más allá de la tradicional oposición interna de la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación).
Parte de la nueva alianza de la señora Gordillo ha sido precisamente la Alianza por la Calidad Educativa, estimada por los profesores de base de algunos estados (entre éstos Morelos) como una trampa del gobierno federal para privatizar la educación pública y colar, por la puerta de servicio, las aportaciones privadas, incluso empresariales, a las escuelas que debieran ser gratuitas y atendidas totalmente por el Estado (si entendemos bien el texto del artículo tercero constitucional). So pretexto de mejorar los niveles profesionales de los docentes, se les han practicado exámenes mañosos que han “demostrado” su baja preparación. La idea ha sido incitar a la opinión pública a que demande mejor educación y a que escoja, como mejor alternativa, las escuelas privadas, las mismas que gracias a ENLACE 2008 (Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares), son las mejores en el Distrito Federal y en otras entidades de la Federación (las escuelas privadas son, según esta prueba, las que ocupan los primeros lugares de calificación, con algunas excepciones). Todo un plan con maña, al que se agrega la iniciativa gordillista de cerrar las escuelas normales o convertirlas en formadoras de técnicos “útiles” para el desarrollo del país porque –dijo– no hay plazas suficientes para absorber a sus egresados.
Lo más curioso de la propuesta de Elba Esther Gordillo fue lo que no dijo y que, con buena fe, era de esperarse de una dirigente sindical del magisterio: por ejemplo, que se ampliara el número de escuelas en el país para que nuevos profesores (egresados de las normales y no sólo de la Universidad Pedagógica o de otras instituciones) pudieran llevar a cabo la urgente educación que requieren todavía la mayoría de los niños y jovencitos del país. No. Su nueva alianza con el derechista e inepto gobierno federal (inepto incluso para garantizar la seguridad de los mexicanos) es, en realidad, una vieja estrategia que se ha seguido en Estados Unidos desde hace casi tres décadas (con Reagan): abandonar a su suerte a las escuelas públicas, regatearles presupuestos para aulas, sueldos de profesores y laboratorios, de tal forma que cuando sus egresados quisieran ingresar a las universidades de prestigio reprobaran el examen de admisión. La idea de esa estrategia era, como es obvio, que sólo ingresaran a las mejores universidades quienes hubieran estudiado en las escuelas privadas, con recursos siempre más altos que las públicas. En otras palabras, que sólo llegaran a las más prestigiadas universidades los hijos de los ricos y algunos pobres excepcionales que ya no están protegidos por la antigua “acción afirmativa” que eliminó Bush.
Los ataques a la escuela pública, por ahora a la primaria y a la secundaria (aunque también ya alcanzan al bachillerato en algunas ciudades), están dirigidos no sólo a privilegiar a las escuelas privadas, sino a combatir poco a poco a las instituciones públicas de educación superior y bajarlas del nivel que ocupan en el ranking mundial de las mejores universidades. Esta tendencia ha sido vista con anticipación y preocupación por los rectores de la UNAM, tanto por De la Fuente como por Narro, pero no así por los que promovieron, por ejemplo, la larga y sospechosa huelga pasada en la Universidad Autónoma Metropolitana (¿caballitos de Troya de esta nueva alianza contra las universidades públicas?), otra universidad pública de prestigio en México.
No son exclusivamente los energéticos los que están en la mira de los privatizadores, es también la educación pública. De aquí la importancia del movimiento de varias secciones del SNTE que están rechazando no sólo a Elba Esther y sus nuevas alianzas, sino el funesto plan gubernamental para abandonar a su suerte a las escuelas públicas.
PD: ¿No es curioso que los organizadores de la marcha con veladoras contra la inseguridad, y que se llenan la boca hablando de pluralidad, no se hayan coordinado con las muchas ONG que no están dirigidas por personas pertenecientes a las elites empresariales ni ligadas a la derechista Unión Nacional de Padres de Familia? ¿Qué más veremos?

martes, 26 de agosto de 2008

La educación básica enfrenta sus horas más negras: Olac Fuentes


■ Pedir la desaparición de las escuelas normales, un desvarío irresponsable, califica
■ Debe limpiarse de vicios la formación de maestros
■ Sobran o faltan docentes según el proyecto para fortalecer el sistema
■ “Arbitrario y descuidado”, el examen por las plazas


Rosa Elvira Vargas
La Jornada/26 de agosto de 2008


Pedir la desaparición del normalismo en México “es un desvarío que surge de la irresponsabilidad y la falta de respeto” por los maestros del país, establece rotundo Olac Fuentes Molinar, ex subsecretario de Educación Básica y Normal de la Secretaría de Educación Pública.
Esta propuesta, así como las medidas aplicadas durante los 20 meses de la actual administración federal, entre ellas el fetichismo por la prueba Enlace, la aplicación de una reforma como la que está en curso a la educación secundaria, los cambios que se diseñan para la primaria y el “arbitrario y descuidado” examen de oposición para el otorgamiento de plazas docentes, llevan a Fuentes Molinar a ubicar: “se plantean para la educación básica, las horas más negras que yo recuerde”.
Con todo, él confía en ver una reacción madura y definitiva, frente a esta acción contra las normales, incluso de parte de las propias autoridades de la Secretaría de Educación Pública.
“A todos aquellos que nos importa la educación pública debemos estar dispuestos a salir en su defensa (de las normales), porque son un patrimonio de la educación mexicana. E igualmente, estar decididos a participar en su consolidación y a limpiarlas de los vicios que se han fortalecido en ese sistema, pero que no quede duda: estamos convencidos de su vigencia, no por nostalgia, sino por realismo y por sentido nacional. La palabra la tienen ahora las escuelas.”
Particularmente, en los casos de prescolar y primaria, la normal tiene una orientación formativa para acercar a los alumnos y a la escuela a la realidad educativa de la región. Y de ahí su vigencia hoy y a futuro como el espacio más adecuado para formar maestros, indica el pedagogo.
Insiste así, en que antes de plantear esa “ligereza sin límites”, de convertir a las normales en escuelas para formar “técnicos en turismo”, la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, habría primero que reconocer el peso vivo de una tradición nacionalista y liberal, y orientarse a corregir los extravíos en algunas de las instituciones formadoras de docentes.
“Corregir desviaciones, reforzarlas académicamente, combatir el burocratismo y el favoritismo, que han sido estimulados por el propio SNTE y por los gobiernos estatales, es lo que debería plantearse en este momento. Pero insisto: simplemente no hay alternativa. No se encuentra, por ejemplo, en las universidades, y menos en las privadas, que tanto han aprovechado la simpatía de la dirección del SNTE para ganar dinero.”
En entrevista con La Jornada, el educador e impulsor de los programas de estudio y materiales para maestros y alumnos vigentes en el nivel prescolar y primaria, critica también el examen aplicado hace unas semanas como método único para la asignación de plazas a docentes de nivel básico.
–¿Cuál sería su principal objeción?
–Por la información parcial disponible es que se trata de un examen arbitrario, descuidado. Tiene poco que ver con dos cosas: la formación que realmente ofrecen las normales, como el conocimiento y la diversidad de los niños, el trabajo en el grupo, etcétera, y con los rasgos que caracterizan a un buen maestro. En ningún sistema educativo que se respete a sí mismo le dices a un aspirante a maestro sí o no, a partir de un examen como éste.
“Juzgar a las escuelas y la calidad de sus egresados desde este engendro es injusto y ofensivo para ambos; es enormemente irresponsable frente a cualquier intento por elevar la calidad de la educación.
–¿Encuentra algún vínculo entre la difusión de los resultados del examen de oposición y la inmediata solicitud de la señora Gordillo de pedir la desaparición del normalismo?
–No suena gratuito y tendríamos que tomar eso en cuenta. Creo que a lo único que no tenemos derecho es a la ingenuidad. Conocemos a los personajes centrales de esta historia.
–¿Cómo evalúa entonces el pronunciamiento de la líder sobre el magisterio nacional?
–De una ligereza y una falta de responsabilidad enormes. Algo que sólo puede explicarse por la existencia de un poder informal sin límites que, sin medir las dimensiones del problema, sin ninguna reflexión, le pide al presidente (Felipe Calderón) liquidar un sistema público de más de 100 escuelas. No le pide que lo valore o lo estudie, le solicita que las convierta en espacios de personal para el turismo, y eso es un desvarío. Aunque repito, problemas hay, como existen en todos los sistemas, incluso en las universidades más prestigiadas.
–¿Cuáles serían, en su perspectiva, los principales dilemas que vive el normalismo actualmente?
–Uno, la burocratización, y dos, la debilidad de los compromisos de trabajo. Muchas plazas en distintos lugares se utilizan como premios a ex dirigentes sindicales, a ex funcionarios públicos y donde la gente que realmente trabaja muchas veces no cuenta con estabilidad laboral. Otro elemento está dado por el abandono total a los programas serios, no academicistas, de formación de maestros y de quienes imparten cursos en las normales.
“Hay muchísima gente en las normales demandando este tipo de servicios; que siente la necesidad de formarse mejor e incluso a veces paga de su bolsillo por cosas que no valen la pena, en la búsqueda de consolidar su competencia profesional. Hay que evaluar con seriedad, pero no tengo duda de que los resultados indicarán que existen buenas normales, aquellas manejadas con seriedad, con honradez y a las cuales se les pueden corregir sus errores con muchas más ventajas de las que se presentarían con cualquier otra alternativa.”
–¿Es real la desvinculación entre lo que se enseña en el aula y en las normales?
–En efecto. Soy muy crítico de la reforma de secundaria y de la que se está planteando para la primaria. Pero es un asunto automático de la ecuación: si se modifican contenidos de un nivel de enseñanza, prácticamente de inmediato, o anticipadamente, debe modificarse el trabajo de las normales. ¿Quién es el responsable de que esto no se haya hecho? ¿Por qué le cargamos las consecuencias a los alumnos, a sus maestros y a las escuelas?
–¿Es una decisión de política educativa?
–Así es. Involucra sobre todo al gobierno federal, como entidad rectora, y a los gobiernos estatales como gestores del servicio.
–¿Y qué dice ante el argumento de que sobran maestros en México?
–El hecho de que existan todavía escuelas bidocentes habla de la necesidad de más maestros. En educación indígena no tenemos resuelta una política real, más allá de lo bilingüe y lo bicultural, para que esos niños reciban un buen servicio educativo; ahí hay necesidad de maestros. Un grupo de secundaria de 60 alumnos, ahí hay necesidad de otro maestro. Te sobra o te falta, depende de qué estas dispuesto a hacer por fortalecer el sistema.
“Por eso digo con pena que en particular en estos primeros años del gobierno de Calderón se están planteando para la educación básica las horas más negras que yo recuerde. Por donde le veas.”

domingo, 24 de agosto de 2008

Urge incremento salarial ante escalada de precios: sindicatos

Descartan que un alza en las percepciones eleve la inflación
Gobierno, el promotor de la crisis por subir los combustibles, acusan

Carolina Gómez Mena
La Jornada/ 24 de agosto de 2008

La Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y los frentes Sindical Mexicano (FSM) y Auténtico del Trabajo (FAT) reiteraron en que ante los constantes aumentos de precios en los productos básicos es urgente recibir un incremento salarial, en razón de que han sido superados ampliamente por la escalada inflacionaria.
Francisco Farina Tamez, vocero del FSM, señaló que cada vez que aumentan los energéticos se presenta una “escalada de precios y el gobierno no ha hecho nada para detenerla”, por lo cual “es necesario que se otorgue un aumento salarial de emergencia”.
Jorge Robles, uno de los coordinadores del FAT, manifestó que este año el aumento de la canasta básica es de “50 por ciento, y es lo que más pega a los trabajadores, pues gastamos cerca de 60 por ciento de nuestro sueldo en la compra de productos básicos, por eso insistimos en que debe haber aumento general de emergencia”.
Robles argumentó que este incremento, lejos de originar más inflación, como afirma el gobierno, podría “ser palanca del desarrollo interno”. Indicó que será uno de los principales reclamos en la marcha del próximo primero de septiembre.
Por otra aparte, Francisco Hernández Juárez, uno de los presidentes colegiados de la UNT, expuso que con medidas como el alza del precio de la gasolina y diesel de uso automotriz, el gobierno “es el principal promotor de la inflación”. Explicó que en virtud de que las autoridades no han dado respuesta a la demanda de incremento salarial de emergencia, sólo queda pugnar por un alza en las percepciones vía contratos colectivos.
Farina Tamez y Robles indicaron que es claro que situaciones como éstas confirman que “el modelo económico está agotado”. El primero acotó que “hay artículos de la canasta básica cuyo precio ha aumentado hasta 47 por ciento” respecto de lo que valían el año pasado.
Insistió en que debe haber un aumento salarial de emergencia de entre 3 y 4 puntos porcentuales y descartó que esta alza pudiera concretarse mediante los contratos colectivos, porque “sería muy difícil lograr aumentos de forma individual debido a que los grandes empresarios tienen un férrero control sobre el gobierno y dictan la política económica”.

Notas de la semana

Carlos Monsiváis
El Universal/24 de agosto de 2008

La maestra Elba Esther Gordillo exige desaparición de las Escuelas Normales sobre la base que ella juzga sólida: el mercado de trabajo se ha saturado y los profesores normalistas se preparan para ser meseros y taxistas.
Y la maestra no se conforma y explica su plan: “Queremos que las Normales sean instituciones para técnicos en turismo, técnicos en actividades productivas… Se debe evitar que haya tantos docentes como manejadores de carro y servidores de mesa”. La audacia de la propuesta merece algunos comentarios sin jerarquizar.
* * *
Ante la amenaza de Gordillo cabe la pregunta: ¿cómo se ha llegado a este grado del rechazo y el desdén hacia la profesión magisterial?
* * *
1. Las urgencias estrepitosas de la política y de la seguridad pública relegan una vez más el análisis de la enseñanza elemental y secundaria, calificada de “zona de desastre” . ¿Cuál ha sido la trayectoria del proceso? ¿Por qué la indiferencia del Estado y de la sociedad? ¿La condición profesional no importa si el control ya está garantizado? ¿Por qué a nadie (que sea Alguien) le incumben las certificaciones de la educación? ¿Son comparables los efectos nocivos de una burocracia y los de la certeza categórica de muchísimos: ahora el magisterio dista de ser una profesión terminal? ¿Por qué la disidencia magisterial no ha examinado las campañas de desprestigio contra la educación pública, que llevan casi medio siglo de existencia? ¿Qué es ser maestro o maestra ahora, cuando análisis de la ONU sitúan a México en los últimos lugares de la lista?2. No sólo la demanda de suprimir las Normales se afirma en la hipótesis que deniega a dos profesiones: mesero y taxista, en nada inferiores en cuanto a utilidad pública a las de banquero y empresario que así ganen más no son superiores; también, el relevo que la lideresa del SNTE lanza a la circulación no tiene sentido: a las Normales sólo las pueden sustituir, mejoradas y con más presupuesto, las Normales (obviedad I). ¿Qué tienen que ver con el magisterio los técnicos en turismo y en actividades productivas? ¿Qué quiere decir sustituir el profesorado con el sector de técnicos? ¿Quiénes prepararon el estudio y dirigieron las decisiones que dan por resultado la supresión radical de una profesión y de una vocación, y desaloja las instalaciones para que los ocupen los técnicos?
3. ¿Hasta qué punto es eliminable la profesión magisterial? La formación de profesores es un hecho de la mayor importancia para la República (obviedad II) que requiere la continuidad y el fortalecimiento crítico de las tradiciones pertinentes. Repetimos lo mismo: la educación es uno de los hechos esenciales de México, una sociedad sin escuelas se anula a sí misma como una sociedad con un proceso educativo deficiente o en girones se cierra el provenir del conocimiento democrático.
Seguramente, muchos profesores se han visto obligados a trabajar en restaurantes y taxis o se han ido de migrantes. ¿Pero no indica esto, más que la saturación del empleo, los salarios bajísimos, la carencia de estímulos en el desarrollo de la profesión, el arrinconamiento de los educadores, desdeñados no obstante que tiene a su cargo la profesión insoslayable? Es tan inverosímil la propuesta que no se capta: ¿cómo declarar la muerte de una profesión sin sentenciar a la educación como espacio primordial? ¿Es posible hacer a un lado a los maestros sin relegar con ello a los alumnos?
4. Además, es fundamental el rechazo que se hace de la razón básica del SNTE: defender los derechos de maestros y alumnos. Ambos, si se hace caso al exhorto de la maestra, quedan hechos a un lado. ¿Qué profesión soporta que sus centros formativos sean reemplazados por escuelas técnicas, y qué se puede decir de un proyecto que elimina, por fracasada de antemano, la voluntad de enseñar?

viernes, 22 de agosto de 2008

Recibe el escritor Carlos Monsiváis la medalla Sor Juana Inés de la Cruz


■ Lamenta que la vida humana esté en uno de los momentos más tristes y trágicos

■ La ciudadanía debe ser parte de la solución contra la inseguridad, señala el galardonado

Ericka Montaño Garfias
La Jornada/22 de agosto de 2008

El humanismo es el gran espacio de resistencia ante la destrucción del valor de la vida humana que se encuentra en uno de los momentos más tristes y trágicos que recordamos, señaló el escritor y periodista Carlos Monsiváis al ser reconocido con la medalla Sor Juana Inés de la Cruz, el máximo galardón que otorga la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Encuentro ese espacio de resistencia, dijo, “en la marcha que hicieron en Creel, Chihuahua, y en los colonos que se niegan a medidas que malefician sus derechos como ciudadanos y los de la naturaleza, y en la búsqueda de los de muchísimos grupos, en un momento en que hay un estallido de vindicaciones y reivindicaciones de primer orden que debieron darse hace mucho”.

Al igual que en estas movilizaciones por los derechos humanos, el humanismo también se encuentra en el estudio de los clásicos. La enseñanza del humanismo “para mí es señal suficiente de vida y del poderío de resistencia del conocimiento”, aunque, advirtió, “la ofensiva de la irracionalidad, de la intolerancia y del placer del asesinato como práctica de vida, intentan anular lo que ha significado este avance civilizatorio. Frente a ello está la resistencia del activismo, está la protesta, pero está también la práctica y la enseñanza del humanismo como fuerzas vitales”.

Urge renunciar a la resignación

Al finalizar su discurso ofreció una improvisada conferencia de prensa en la que habló de la vigencia de la obra de Sor Juana; la despenalización del aborto, de la que señaló: “estoy seguro que no puede darse marcha atrás, porque sería una derrota del desarrollo civilizatorio de México. Estoy convencido de que no va a suceder”; la reunión del consejo de seguridad –que se realizó unas horas después–; el papel de la sociedad civil en la demanda de mejoras en materia de seguridad, o quién es el culpable de la ola de violencia en el país.

El PRI acusa a Felipe Calderón, “Felipe Calderón podría acusar al PRI y entre todos podríamos acusar a todos. De los gobiernos es la responsabilidad y es parcialmente la culpa, de la sociedad es la responsabilidad y es parcialmente la culpa, de la delincuencia es totalmente la culpa y así seguiríamos hasta el infinito.

“Este es el momento de indagar por los responsables mediante métodos sociales y gubernamentales de estudiar, de escudriñar lo que está pasando, la búsqueda de culpables siempre termina con la danza de las acusaciones al vapor. Los culpables están a la vista, los patrocinadores de los culpables tienen que ser denunciados y tienen que comparecer ante la justicia (para usar la frase).

“Pero una pregunta de quién es el culpable, ‘quién mayor culpa tiene’, para citar a Sor Juana, no llevaría a ningún lado, sino de qué manera esos culpables pueden ser llevados ante la acción de la justicia. Estamos ahora en un momento de localización de las causas que permiten que los culpables sean denunciados o no tengan todas las garantías de la impunidad”.

En cuanto a la forma en que la sociedad civil puede exigir que los gobiernos combatan la delincuencia sin demagogia, el cronista declaró que no tiene la fórmula satisfactoria: “las marchas son un método, las protestas continuas son otro, pero también creo que debe haber la renuncia explícita a la resignación y la inercia que terminan siendo las constantes de las acciones sociales de protesta, y eso ya no funciona. “Hace cuatro años fue la gran marcha contra la situación de violencia, ahora el horizonte delincuencial se ha incrementado. ¿Qué pasó? ¿Qué no funcionó? La sociedad también tiene que preguntarse por los métodos eficaces.

“Pero una ciudadanía no puede limitarse a una acción anual o semestral de denuncia, tiene que incorporarse a la solución, porque si no va a santificar el problema.”

Respecto de la propuesta de desaparecer las escuelas normales, Monsiváis señaló que tiene que discutirse a fondo, “porque en primera instancia me parece que no responde a la gran tarea de las normales, especialmente en las rurales, porque deveras que han preparado gente de primer orden desde el punto de vista ético, que han representado el cambio”, y se pronunció por una reforma que apuntale lo que siempre han tenido estas escuelas: espíritu de trabajo, y habló de una reforma del trato presupuestal, porque “creo que se les ha ahogado, que se les ha reducido a las mínimas consecuencias de desarrollo educativo y aunque siguen siendo indispensables en la vida del país”.

Transnacionalización y vouchers: nubes para una tormenta perfecta

Roberto Rodríguez Gómez

El pasado 8 de julio se oficializó la adquisición de la Universidad Tecnológica de México (UNITEC) por parte del grupo transnacional Laureate Education Inc. En boletín de prensa de esa fecha, el corporativo anunció que, a través de esa inversión, se agregan a su lista de universidades tanto la institución mexicana como la Universidad Latina de Costa Rica, ya que esa universidad privada fue adquirida por la UNITEC en 2005.

Gracias al informe público de la Comisión Federal de Competencia (CFC), organismo gubernamental que autorizó la solicitud remitida por Laureate en el sentido de autorizar la concentración entre Laureate Education Mexico S. de R.L. de C.V. y la Universidad Tecnológica de México S.C., nos enteramos de la amplitud de la operación. Se indica en el oficio SE-10-096-2008-346, correspondiente al expediente CNT-002-2008, fechado 29 de mayo de 2008, que Laureate adquirió la totalidad de las acciones y/o partes sociales representativas del capital social de las sociedades mexicanas: Grupo Empresarial Guepell S.A. de C.V., UNITEC y Consorcio Proeducación S.A. de C.V., además de las sociedades costarricences Universidad Latina S.A., Lusitania S.A., y Universidad Americana S.A.

Ni el boletín de Laureate ni el oficio de la CFC dan indicio del monto de la operación, pero se especula que ésta puedo alcanzar hasta un monto de 250 millones de dólares americanos en virtud de una estimación sobre el valor de las sociedades adquiridas. La compra de UNITEC por Laureate se viene a sumar a las adquisiciones uiversitarias que el corporativo ha realizado en México: la Universidad del Valle de México (UVM), que suma en la actualidad 32 campus en el D.F. y varios estados, la Universidad Pro-Desarrollo de México, con sede en Iztapalapa, y la Universidad del Desarrollo Profesional (UNIDEP), que cuenta también con 32 unidades, principalmente en la región noroeste de México. Estas IES concentran una matrícula de bachillerato, técnico superior universitario, licenciatura y posgrado cercana a 90 mil estudiantes.

Con el agregado de la UNITEC, con más de 40 mil alumnos, la concentración de matrícula privada mexicana en escuelas propiedad de Laureate se acerca a 130 mil alumnos, lo que significa, para comenzar, la principal cuota de mercado en el sector de las IES particulares. Lejos ya de su inmediato competidor: el Tec de Monterrey.

En opinión de la CFC la concentración institucional en manos de Laureate no pone en riesgo las condiciones de competencia en el mercado. Con argumentos dignos de mejor causa, el organismo oficial concluye que se preserva el principio de competencia entre, por ejemplo, la UVM y la UNITEC dado que “cada uno de los mercados en los que Laureate y Guepell coinciden constituye un mercado en sí mismo, cuya dimensión geográfica es eminentemente local”. O sea que se debe evaluar por separado si UNITEC y UVM compiten o no en cada una de las ciudades en que ambas instituciones están presentes: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Al proceder a esa evaluación, la CFE aprecia que la oferta de programas de estudios es diferente y que las colegiaturas también son distintas (UNITEC es más cara). A la luz de tales diferencias, que la CFC se apresura en calificar como “marcados contrastes”, al aludir a los programas de ambas instituciones, o “diferencias considerables”, en referencia al costo de los estudios, dictamina que “la operación notificada no tendría efectos adversos sobre la competencia”.

Vamos a otro asunto. El pasado 5 de agosto, otro grupo transnacional, esta vez el corporativo Apollo Global Inc., subsidiaria de reciente creación de la empresa Apollo Group Inc., que constituye la principal institución educativa dentro del conjunto de las universidades estadounidenses con fines de lucro (for-profit), anunció la adquisición del 65% de la Universidad Latinoamericana S.C. (ULA). La ULA cuenta con cuatro campus (dos en el DF, uno en Tlanepantla y uno más en Cuernavaca) y una matrícula de más de 10 mil estudiantes. En 2005 la ULA fue adquirida por otra transnacional, el grupo financiero Carlyle, a través de su subsidiaria en México, entonces encabezada por Luis Téllez Kuenzler, actualmente secretario de Comunicaciones y Transportes.

Para financiar las operaciones de la subsidiaria Apollo Global, el consorcio principal estableció octubre de 2007 una alianza estratégica con Carlyle. La base económica de la misma consistió en un fondo por mil millones de dólares (un billón de US dólares) de los cuales Apollo aportó el 80%. A partir de entonces Apollo Global ha emprendido la adquisición de IES en países de América Latina: en febrero de 2008 se anunció la compra de la Universidad de Artes y Ciencias y Comunicación (Chile), en agosto la ULA de México y están en prospecto otras universidades.

Dejo para otra ocasión el tema que ya hemos tratado en esta columna sobre la inversión extranjera directa en el sector de educación superior privada referido al subsidio público que reciben las transnacionales por la vía de la exención de impuestos. Me interesa más bien relacionarlo con la iniciativa de voucher que continúa circulando como propuesta para enfrentar las limitaciones de cupo en las universidades privadas. La cuestión es simple ¿en caso de aprobarse el voucher serían beneficiorios de este subsidio los estudiantes que quieran inscribirse en universidades que son propiedad de grupos transnacionales?. Tome en cuenta el lector que estamos hablando, a estas alturas, de casi el veinte por ciento del mercado potencial.

O, entonces ¿se buscaría evitar que las transnacionales se beneficiaran del instrumento? Adelantémonos: no se puede por dos razones. La primera, porque implicaría un trato discriminatorio hacia los estudiantes que desean inscribirse en universidades como UVM o UNITEC. La segunda, de mayor peso legal, se agrediría el “trato nacional” para inversiones extranjeras autorizadas suscrito por México en el TLCAN y ratificado en el marco del Acuerdo General de Comercio en Servicios (GATS). O sea, el tiro por la culata.

Publicado en Campus Milenio, núm. 285, 21 de agosto 2008

jueves, 21 de agosto de 2008

Competitividad sistémica

José Luis Calva*
El Universal/07 de agosto de 2008

La hipótesis según la cual la “mano invisible del mercado” conduce providencialmente el accionar espontáneo de los agentes económicos privados, de modo que el mercado libre —sin intromisiones del Estado— es la mejor garantía de la asignación eficiente de los recursos productivos, del desarrollo económico y de la competitividad de las naciones, no está validada por la experiencia económica.
Por el contrario, los factores institucionales son cruciales para la competitividad y el desarrollo. Por eso, el prestigiado International Institute for Management Development (IIMD), que realiza mediciones rigurosas de la competitividad de las naciones, incluye dichos factores entre sus 331 criterios de evaluación, que agrupa en cuatro megaindicadores: 1) desempeño macroeconómico, que incluye el comportamiento del producto nacional, del empleo, del comercio internacional, de la inversión, de los precios, etcétera; 2) infraestructura, que incluye infraestructura básica como carreteras, puertos, agua potable, etcétera, así como infraestructura tecnológica y científica, servicios de salud, ambientales y otros; 3) eficiencia del gobierno, definida como el grado en que las instituciones y políticas públicas favorecen la competitividad, considerando variables como democracia, legalidad, política fiscal, regulación de mercados financieros y gasto en educación; y 4) eficiencia empresarial, definida como el grado en que las empresas logran innovaciones, rentabilidad y comportamiento responsable, considerando variables tales como prácticas gerenciales, manejo financiero y relaciones laborales.

De acuerdo con la reciente medición del IIMD (correspondiente a 2008), la calificación de México no solamente es baja (su índice general de competitividad fue de 43.8 puntos, contra 100 puntos para Estados Unidos, 82.9 para Canadá, 73.8 para China, 60.6 para India, etcétera), sino que se ha deteriorado dramáticamente. En una lista de 47 países, México ocupaba el lugar 33 en competitividad global en el año 2000; en 2008 cayó a la posición 43, considerando los mismos 47 países (véase IIMD, World Competitiveness Yearbook, 2004 y 2008).

Ahora bien, cabe remarcar que los tres primeros megaindicadores de competitividad (desempeño económico, infraestructura y gobierno) no dependen de la voluntad individual de cada empresario, sino principalmente del Estado, es decir, de las instituciones y políticas públicas. Más aún, dentro del cuarto megaindicador de competitividad, la rentabilidad de las empresas conjuntamente consideradas está influida por variables macroeconómicas (como la tasa de interés y el tipo de cambio), cuyo comportamiento depende también de las instituciones y políticas públicas.

Por eso, el concepto de “competitividad sistémica” fue acuñado por especialistas académicos precisamente para resaltar la multiplicidad de factores institucionales que determinan la competitividad de las naciones. Ya lo había advertido —en su clásica Teoría del desarrollo económico— el profesor Arthur Lewis, premio Nobel de Economía 1979: “Los gobiernos pueden ejercer una influencia notable en el crecimiento económico. Si hacen lo que deben, el crecimiento se acelera. Por el contrario, si hacen muy poco o lo hacen mal el desarrollo se retarda”. “De aquí que sea una desgracia para un país atrasado tener un gobierno que se limite al laissez-faire, ya sea por indolencia o por convicción filosófica”.

Esta ha sido precisamente la desgracia de México y otros países convertidos en laboratorios de experimentación neoliberal.


*Investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM
email:jcalva@prodigy.net.mx

Despiden de la Universidad de QR a promotores de sindicato

Javier Chávez (Corresponsal de La Jornada)
21 de agosto de 2008

Chetumal, QR, 20 de agosto. El rector de la Universidad de Quintana Roo (Uqroo), José Luis Pech Várguez, despidió a tres de los promotores de un sindicato en esa casa de estudios, entre ellos el secretario general, Xavier Gamboa Villafranca, quien fue desalojado de su cubículo por 14 funcionarios y abogados.

Durante el desalojo, perpetrado el martes, policías preventivos a bordo de dos patrullas, tres camionetas y dos motocicletas estuvieron en un edificio contiguo a la universidad en espera de que los llamaran.

En entrevista, José Luis Pech, quien fue secretario de Gobierno en la administración de Joaquín Hendricks (1999-2005), explicó que los despidos fueron una decisión laboral para “cuidar el prestigio de la universidad”.

“Lamentablemente algunos compañeros han tomado un camino diferente y he decidido establecer un principio de orden, de autoridad. Xavier Gamboa consideró que tenía un sindicato constituido, pero es de facto, ya que no tiene el reconocimiento de la autoridad”, dijo Pech Várguez.

Asimismo, sostuvo que no es viable la creación del Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Quintana Roo (Sutuqroo), porque la ley orgánica de la institución estipula que su personal, incluidos los catedráticos, es de confianza.

Por su parte, Xavier Gamboa declaró que no recibió notificación oficial de su despido e informó que presentó “una demanda ante el Tribunal Local de Conciliación y Arbitraje por despido injustificado. Además, acabo de presentar una denuncia contra el rector ante la Contraloría del estado por abuso de autoridad”.

Para el doctor en sociología, fue evidente que el despido masivo fue la respuesta del rector a la formación del Sutuqroo. “Ayer despidieron a María de Jesús Cano Góngora, secretaria de organización de nuestro sindicato. Previamente destituyeron a otra compañera. El rector está convencido de que los ex rectores Efraín Villanueva Arcos y Javier Rosado May manejan este movimiento y de que tienen metida la mano Hugo Chávez (presidente de Venezuela), José Luis Rodríguez Zapatero (jefe de gobierno de España) y hasta el Partido de la Revolución Democrática. Nada hay de eso.”

Gamboa Villafranca acotó que el Sutuqroo está constituido por 42 miembros y espera afiliar a otros 97, quienes ya entregaron sus documentos. Sin embargo, les falta obtener registro en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, lo que esperan lograr a más tardar el 3 de septiembre.

Xavier Gamboa, quien forma parte de las redes de apoyo al ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, adelantó que solicitará la intervención de instancias internacionales. “Es discriminación por antisindicalismo, tipificada por la Organización Internacional del Trabajo”, señaló.

El catedrático Martín Ramos Díaz, quien fue testigo del desalojo de Xavier Gamboa, denunció el atropello en una carta abierta dirigida al rector, la cual difundió por correo electrónico el martes.

“No me amedrenta que usted y su secretario general (Enrique Baltar Rodríguez) presuman tener el apoyo del Ejecutivo local (Félix González Canto) en el descabezamiento de mis compañeros. No apoyaré este tipo de actos a todas luces injustos. Le informo que, como consejero universitario, defenderé a mis agremiados de todo despido injustificado”, dice una parte de la carta de Ramos Díaz.

miércoles, 20 de agosto de 2008

México como secuestro


Arnoldo Kraus
La Jornada/20 de agosto de 2008

México, dice la organización no gubernamental IKV Pax Christi, ocupa el primer lugar en el número de secuestros a escala mundial. Terrible noticia, doloroso deshonor. La veracidad de la información es cruda y real. Ha conseguido que voces tan dispares como la de Felipe Calderón y la de Marcelo Ebrard consideren que los secuestros, la violencia y la inseguridad se conviertan en materia urgente dentro de sus obligaciones y prioridades. A ellos se han unido y se unirán muchas figuras públicas de nuestra nación. No es para menos. Mañana nuestros políticos van a Palacio Nacional. Hablarán. Nosotros esperaremos. Seremos, como siempre, los Godot mexicanos.

Se repite, con razón, que la educación, la vivienda y la salud son bienes indispensables y obligaciones del Estado hacia sus ciudadanos. Ahora debe agregarse a ese listado la seguridad como compromiso. A diferencia de las otras cualidades, cuya presencia o ausencia es obvia, la seguridad no era, hasta hace algunos años, tema de discusión cotidiana. Los políticos mentían diciendo que combatirían las muertes por inanición, pero no enlistaban dentro de sus discursos efectistas el combate contra la violencia. Ahora todos van a Palacio Nacional. Hablarán de los secuestros. Nosotros esperaremos. Seremos, no me aburro de repetir, el Godot, de Becket: nunca llega quien debe llegar.

El miedo, la desconfianza hacia los políticos y la policía, la violencia callejera y la presencia de la industria del secuestro han hecho que la seguridad, incluso de los más desprotegidos, ocupe lugar preminente en la conciencia de la vida cotidiana. Secuestro y violencia, no como enfermedad, sino como epidemia, se han adueñado de las primeras páginas de muchos rotativos nacionales e internacionales; se han apoderado de la conciencia del vivir de la ciudadanía mexicana. Conciencia dolorosa que se paga con angustia y con dinero. Conciencia que debería ser inconsciencia. Caminar por las calles con temor es anormal. Caminar con miedo es legado de nuestra clase política.

La angustia se comparte. Los ciudadanos la vivimos por la certeza de la inseguridad y los políticos porque su prestigio se cuestiona. Los gastos también corren por caminos paralelos. Las familias sufren lo indecible hasta lograr acuerdos con los secuestradores mientras que los políticos-policías invierten cifras millonarias, seguramente del erario nacional, para contratar guardaespaldas y comprar armamentos. (Imposible no abrir este paréntesis: he preguntado en muchas ocasiones en qué rubro hacendario quedan inscritos los guardaespaldas que cuidan a los políticos y a los empresarios y nunca he obtenido respuesta. La cifra ahí invertida debe ser elevada. Podría utilizarse, pienso, para cuidar a la ciudadanía.)

El secuestro se ha convertido en epidemia. Las epidemias son contagiosas. La del miedo por ser secuestrado y/o asesinado en la calle, no por atropello o por terremoto, sino por deambular en las calles calderonistas o ebrardistas es nefanda y vigente. Ni siquiera la tradicional inmunidad de nuestra clase política los ha protegido. Sendas declaraciones y vistosos desplegados en los periódicos dan cuenta del contagio.

Calderón, Ebrard y casi todos nuestros políticos están preocupados. Deben haber leído lo que se dice de su nación y de su ciudad en el mundo; les deben haber informado de las esquelas en los periódicos. Esas noticias, lo saben, son sólo la punta del iceberg. Nadie confía en la justicia mexicana. Como signo de inteligencia, es probable que ellos desconfíen tanto de nuestra justicia como el uno desconfía del otro, y como nosotros desconfíamos de ellos. Partiendo de esa premisa podrían sanear un poco las calles y paliar el miedo que nos habita. Partiendo de las descalificaciones que se prodigan deberían criticar lo que hacen y lo que no hacen.

No recuerdo en cuál película –palabras más, palabras menos– dice el hijo del actor principal: “entre los ladrones y la policía confío más en los primeros por su sinceridad”. A ese guión, que transcurre todos los días, en todas las calles, y en todos los tiempos del PRI, del PAN y del PRD agrego que aunado al malestar contra el cuerpo policial camina, imparable, una perturbadora desconfianza hacia la clase política. Como en tantas otras circunstancias, en México la realidad copia y supera la ficción. Gracias a la corrupción, a la impunidad y a los yerros de nuestros presidentes las películas detectivescas de Hollywood son, en México, palmaria realidad.

Hace muchos años escribí un artículo intitulado: “Adiós a la calle”. Repasaba la cruda verdad en la que se había convertido la ciudad de México y lamentaba que muchos niños ya no tenían la oportunidad de hacer de las calles su casa. Esa premonición crece sin coto. Hoy, aunque duele, preocupa distinto la escasa oportunidad de jugar en las calles. Esa preocupación ha sido remplazada por los secuestros y por la violencia.

Mi desconfianza hacia los políticos es nauseabunda, incurable e infinita. Me encantaría equivocarme. Mi esperanza es que las náuseas y la desconfianza que se profesan Calderón, Ebrard y anexas devenga acciones positivas.

martes, 19 de agosto de 2008

Un gran tropiezo

Alberto Aziz Nassif
El Universal/19 de agosto de 2008

Hace un par de semanas José Ramón Fernández, uno de los grandes analistas deportivos del país, anticipó cómo sería la actuación de México en la Olimpiada de Pekín (Beijing 2008); dijo: será “un gran tropiezo del deporte mexicano (…) porqfracasos ya son muchos”. Otra de las proyecciones de Joserra fue que si México ganaba una de bronce, sería mucho.
En lo que México tiene primeros lugares internacionales es en la industria del secuestro o en la incompetencia de sus maestros de educación básica, en la que casi 70% reprobó el primer examen para ganarse una plaza docente. En esta Olimpiada hasta la cobertura televisiva ha dejado mucho que desear. Faltan programas atractivos, inteligentes, como fueron en el pasado reciente; las televisoras mexicanas han dado muestras de poco talento.

¿Cuáles son los problemas de fondo del deporte mexicano? Sin duda, las estructuras burocráticas no ayudan, los desencuentros entre la Comisión Nacional del Deporte (Conade) y la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme), una parte de la mediocridad deportiva del país se debe a la corrupción; también hay una falta de una organización eficiente y de instalaciones adecuadas.

¿Por qué triunfan los países con buenos desempeños en el deporte? Puede haber diferentes modelos institucionales y apoyos económicos. China, seguramente, tendrá formas organizativas distintas a las de Estados Unidos, los dos punteros de esta Olimpiada. Y qué decir de Gran Bretaña, Corea del Sur, Alemania o Italia, países que están haciendo bien las cosas en materia deportiva y los resultados están en el medallero. Si vemos dónde estaba México hace 40 años —cuando se celebró aquí la XIX Olimpiada— se logró la mejor actuación que ha tenido nuestro país (tres medallas de oro, tres de plata y tres de bronce) y se ubicó en el lugar 15. Cuatro años después en Munich sólo obtuvo una de plata y bajó al lugar 31; en Atenas 2004, con cuatro medallas, llegó a la posición 59 con un gasto de 100 millones de pesos, 25 por medalla. En las últimas 10 olimpiadas México ha ganado sólo cuatro medallas de oro. El sistema deportivo nacional no funciona, por lo menos para ganar en las competencias olímpicas. México no ha hecho bien las cosas; el sistema produce fracasos.

Tampoco hay que quebrase la cabeza para poner en práctica políticas de impulso deportivo eficientes, desde el reclutamiento, la contratación de entrenadores de alto nivel, las instalaciones adecuadas, la participación internacional y, quizá lo más complicado, la neutralización de las grillas burocráticas en el mundo institucional para generar atletas de alto rendimiento.

Las glorias del deporte en México son, en su gran mayoría, historias extraordinarias de desempeño personal. Pero el sistema deportivo mexicano no produce deportistas de alto rendimiento y hoy nuevamente está en crisis.

En esta Olimpiada no se compite en ningún deporte de conjunto, no hay futbol, voleibol, básquet. Las glorias de los marchistas se han esfumado. En las disciplinas individuales uno a uno han sido descalificados los deportistas mexicanos en estos días en Pekín, desde la natación, el remo, los arqueros, pesistas, boxeadores y un largo etcétera. No hay continuidad, no se ve al grueso de los atletas que tuvieron buenos resultados en Atenas hace cuatro años. Así, mientras China gana su Olimpiada y se vuelve una potencia deportiva, México sigue atorado sin un proyecto para impulsar el deporte, sin una política eficiente para aprovechar los recursos, sin un liderazgo que pueda remontar la crisis que cubre al deporte en México, a pesar de la complacencia oficial.

Después de los primeros 10 días de competencias podemos ver que Joserra estaba en lo cierto: el país está en el sitio 63 del medallero sólo con una medalla de bronce, que consiguieron con mucho talento Tatiana Ortiz y Paola Espinosa.


Investigador del CIESAS

lunes, 18 de agosto de 2008

Desprecio olímpico a la globalización

Agustín Basave
Excélsior/18-Ago-2008

Los Juegos Olímpicos nos recuerdan que la globalización podrá haberse entronizado pero la división del mundo en Estados-nación, y la preeminencia de las identidades nacionales, no se han dado por enteradas.

En casi toda Europa, “nacionalismo” es una mala palabra. Los alemanes la asocian con nazismo, los italianos con fascismo, los españoles con separatismo, los franceses con xenofobia y otros europeos occidentales con expansionismo o jingoísmo. Salvo en la Europa del Este, los movimientos nacionalistas son políticamente incorrectos en el viejo continente. No debe sorprendernos. A diferencia de los nacionalismos latinoamericanos, que han sido luchas contra el colonialismo y búsquedas de identidad nacional, los nacionalismos europeos han provocado dos guerras mundiales. En cierto sentido, unos son vistos como gestas de la izquierda y los otros como desmanes de la derecha.
Claro está, una cosa es la corrección política y otra la realidad. Europa occidental y central siguen mostrando el rostro contrahecho de las degeneraciones nacionalistas: las medidas cada vez más duras en contra de la inmigración y los brotes de racismo, que se multiplican por todas partes, son un triste ejemplo de ello. Por más que la Unión Europea dé la impresión de que las fronteras se están borrando, la verdad es que los sentimientos nacionales en sus Estados miembros siguen vigentes. Pero es importante subrayar que esa vigencia no sólo se manifiesta en sus aspectos negativos y que también hay manifestaciones positivas del amor a la patria que, lejos de agredir a otros, producen bienestar o belleza.
Un ejemplo de esta última son los Juegos Olímpicos. Más allá de coyunturas políticas y fobias provocadas por el anfitrión en turno, casi nadie se opone a su realización porque se admira, aquí y en China, la estética del deporte e incluso cierto espíritu de hermandad internacional que campea en estas competencias. Y eso que se trata de una clarísima expresión de la tan temida y odiada epidemia del nacionalismo. Son, en efecto, acontecimientos que cada cuatro años nos recuerdan que la globalización podrá haberse entronizado pero la división del mundo en Estados-nación, y la preeminencia de las identidades nacionales, no se han dado por enteradas.
Desde luego que hay críticas. Muchos se quejan, y con razón, de la mercantilización de los Juegos, de la proliferación del doping entre los deportistas y de las componendas del Comité Olímpico Internacional. Pero en ninguna parte he escuchado una censura al formidable despliegue nacionalista que se da en las olimpiadas. Prácticamente todos guardan silencio para disfrutar del espectáculo, incluido el aluvión de banderas e himnos nacionales, y hasta el más acérrimo enemigo del nacionalismo festeja solapadamente las medallas que obtiene su país.
Yo, por mi parte, confieso sin rubor que desde adolescente me contagié del mal nacionalista. O para decirlo con más precisión, padezco esa enfermedad incurable que se llama patriotismo de campanario. Me entretienen las justas olímpicas, me gusta observar la excelsitud técnica de las buenas competencias y, sobre todo, me emociona ver ganar a los deportistas mexicanos. Huelga añadir que he tenido muy pocas emociones en lo que va de los Juegos y que sé que no tendré muchas más. Pero ahí estoy, pegado a la televisión cuando compite alguno de nuestros boxeadores, clavadistas, arqueros, marchistas y cualquiera de los demás miembros de la delegación de México. Peor aún, me comporto como un vil patriotero, gritando de alegría cuando triunfa uno de los nuestros. Sí, también sé que no me quedaré afónico, pero qué le voy a hacer. No tengo remedio: cuando un mexicano destaca a nivel mundial siento como si parte de ese éxito me perteneciera.
Alguna vez escribí que sólo la magia del nacionalismo puede tender puentes sobre los abismos del tiempo y la distancia. Sólo ella nos hace que nos sintamos herederos de personajes que vivieron siglos atrás y de quienes no descendemos, y que nos imaginemos hermanados a millones de personas que viven a cientos o miles de kilómetros de nuestra casa y a quienes no conocemos ni conoceremos jamás. Es la comunidad imaginaria de que habla Benedict Anderson. Cierto, son los avances de la comunicación global los que nos ha acercado un poco, como es la globalización la que permite que millones de hombres y mujeres en todo el mundo sigan las Olimpíadas, pero esa misma gente le está diciendo a la aldea global que, aunque le agradece sus servicios, no va a diluir sus identidades nacionales.
Y yo digo que eso está bien. Los vicios nacionalistas surgen cuando se transgrede la esencia del fenómeno como lo concibió Herder, la que implica respeto y aceptación a todas las nacionalidades, y mientras no se caiga en esas desviaciones nacionalismo puede ser una buena palabra. ¿Qué hay de malo en gozar y sufrir con las victorias y las derrotas deportivas de nuestros compatriotas? ¿En qué nos perjudica estimular nuestras glándulas sentimentales, pues? El ser humano necesita de vez en cuando una catarsis, y más vale que sea por algo en lo que no nos va la vida… o en lo que nos va un poquito.

abasave@prodigy.net.mx

sábado, 16 de agosto de 2008

Voto secreto en manos de la SCJN

Arturo Alcalde Justiniani
La Jornada/16 de agosto de 2008

Una vez más toca a la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidir sobre un tema trascendental para la vida democrática del país: determinar si el voto de los trabajadores en los conflictos sobre la titularidad de los contratos colectivos debe ser secreto o abierto. La cuestión se ha puesto a su consideración en virtud de una contradicción de opiniones entre diversos tribunales colegiados en materia de trabajo del primer circuito, por lo que será el alto tribunal el que resuelva el diferendo mediante una jurisprudencia que tendrá carácter obligatorio.

Las reglas bajo las cuales operan las consultas a los trabajadores en los juicios que tienen por objeto un cambio de sindicato, adquieren una gran importancia en virtud de que conforme a nuestra práctica laboral los contratos colectivos suelen iniciarse sin tomar en cuenta la voluntad de los trabajadores, esto es, por una acto de decisión del patrón que escoge al sindicato de su preferencia; por esta razón existen en nuestro país los llamados contratos de protección, que abarcan aproximadamente 90 por ciento de los centros de trabajo. En consecuencia, a los trabajadores sólo les queda la posibilidad de intentar cambiar de sindicato por medio del llamado juicio de titularidad, que se define por medio de una votación en la cual se decide quién debe ser su representante en la contratación colectiva, si el sindicato que les impuso el patrón o el que prefieren los trabajadores.

Las experiencias sufridas en los recuentos son tan impresionantes que, de conocerlas los señores ministros, no dudarían en pronunciarse en favor del voto secreto. Cuando se ordena que el voto sea abierto, se obliga al trabajador a emitirlo frente al patrón y los líderes del sindicato rechazado. Antes del recuento, los trabajadores son atemorizados, se les conduce a la línea de votación en el orden que desea la empresa, los acompañan los representantes del sindicato demandado, en el lugar y condiciones que ellos deciden, un actuario normalmente parcial en su conducta le pregunta a la vista de todos los presentes: ¿cuál es el sindicato de su preferencia?, debiendo el trabajador identificarse, emitir su voto de viva voz y firmar para formalizar su decisión. En la práctica, se instrumentan todo tipo de presiones, amenazas, despidos, actos de violencia e incluso homicidios.

En la experiencia profesional hemos presenciado casos como el de trabajadores votando entre lágrimas en la planta automotriz Ford, votaciones con trabajadores golpeados en la textilera Abetex, trabajadores secuestrados desde el día anterior en la empresa Itapsa y amenazas directas de los representantes de la aerolínea Aviacsa frente al actuario enviado por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje; al momento de votar se escuchaba de fondo una grabación que decía: “capitán Ramírez, piense en sus hijos Joaquín y María y en su esposa antes de votar”. El actuario cómplice señalaba: “no podemos hacer nada, porque no sabemos de dónde sale esa voz y estamos en las instalaciones de la empresa; mi papel se limita a recibir el voto”.

Estas historias constituyen la normalidad que viven los trabajadores y sus abogados en los recuentos, acudir a una diligencia de esta naturaleza es una peligrosa aventura; por esta razón, cada vez menos trabajadores se animan a intentar cambiar el sindicato que el patrón les impuso, saben que tendrán que enfrentarse a toda clase de obstáculos, la propia Junta de Conciliación y Arbitraje (JCA) los sujetará a requerimientos difíciles de cumplir, como documentos y elementos de identificación; además de que el procedimiento durará años, y si logran llegar a la etapa del recuento se enfrentarán seguramente a una de las vivencias más traumáticas de su vida, pues ya existen grupos de golpeadores entrenados para estos fines que ofrecen sus servicios, como los conocidos chiquiticos, narconiños, nazis, etcétera. Cuando alguien afirma que el voto abierto da más certidumbre a los trabajadores, lo que provoca es rabia e impotencia.

Es común escuchar que nuestros juzgadores dictan resoluciones alejados del mundo real, apegados más a una visión formal de las normas que interpretan, esta sería la única explicación por la que varios tribunales colegiados sostienen que “el voto abierto otorga mayor certeza a las partes”; ojalá en alguna ocasión asistieran a uno solo de estos recuentos para cambiar de opinión.

Existen muchos argumentos en favor del voto secreto, por esta razón está vigente en casi todos los países como la única manera de garantizar que los trabajadores decidan con libertad, protegidos de presiones externas. Nuestra propia Suprema Corte de Justicia en un párrafo de una destacada sentencia aprobada por unanimidad del pleno, el 13 de junio de 2000, siendo ponente el ministro Juan Díaz Romero, en el expediente 572/2000, señaló: “…los sindicatos… deben funcionar con verdadera libertad de sus integrantes sin que el Estado intervenga directa o indirectamente en la designación de sus dirigentes; asegurar la representación auténtica de los agremiados mediante elecciones directas y secretas, sin aceptar presiones políticas o económicas…” En la sentencia dictada por el tercer tribunal colegiado en materia de trabajo del primer circuito que ha denunciado ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación la contradicción de tesis con motivo del amparo DT 23083/2007 se hace una amplia argumentación con base en nuestra legislación nacional e internacional en materia de derechos laborales y humanos, fundando la necesidad de que el voto de los trabajadores sea secreto, emitido en un lugar neutral y apoyado en un padrón de votantes confiable.

Por la relevancia del tema, convendría que esta controversia fuese atraída por el pleno de nuestro máximo tribunal de justicia. De pronunciarse en favor del voto secreto, daría un paso fundamental hacia la democratización del mundo del trabajo.

viernes, 15 de agosto de 2008

Homenaje a Salvador Allende

El pasado mes de junio se cumplió el centenario del natalicio de Salvador Allende. Su trayectoria sigue siendo referente para las luchas democráticas de la América Latina del siglo XXI

¿Quién es Barack Obama?


El siguiente artículo de opinión fue escrito por la pluma del sociólogo Manuel Castells por encargo del Observatorio Global, proyecto editorial impreso del periódico español La Vanguardia, donde emite su opinión sobre el actual candidato demócrata Barack Obama. En éste relata puntualmente su trayectoria biográfica y la búsqueda identitaria a la que Obama fue sometido por su origen étnico y social.

por Manuel Castells

El viaje de Obama por Oriente Medio y Europa está consagrando su proyeccion internacional, tanto entre el ciudadano de a pie como entre los líderes políticos.

De hecho, se le recibe como si fuera el futuro presidente de Estados Unidos. Todo puede suceder. Pero si no hay dramas que afecten a Obama en lo personal (un atentado) o en lo geopolítico (una guerra, un acto terrorista), parece perfilarse efectivamente como un futuro e insólito presidente. Insólito no porque sea mulato (más del 90% de los norteamericanos aceptarían un presidente negro). Es la vida de Obama, una vida multicultural en búsqueda de identidad, una larga experimentación personal, lo que hace de él un personaje inusitado en la política mundial, una personalidad que a la vez fascina e inquieta.

Obama contó parte de su vida en Memorias de mi padre,libro publicado en 1995 cuando no aspiraba a ser presidente. Es increíble que las dudas que revela ese libro no hayan destruido su carrera política. Pero tal vez es esa frescura humana en contraste con los políticos prefabricados lo que ha seducido a los ciudadanos. No cuenta todo en ese libro. Añadiré por tanto algún otro detalle revelador.

Obama nació en Hawái en 1961. Su padre fue uno de los primeros estudiantes de Kenia becados para Estados Unidos en vísperas de la independencia. Estudiante de econometría en la Universidad de Hawái, conoció a Ann en la clase de ruso. De ese romance nació Obama. Ann era hija de un modesto matrimonio blanco de Kansas que buscó mejor fortuna en Hawái. Él vendía muebles y ella ascendió de empleada a vicepresidenta de un banco local.

Cuando Obama tenía dos años, Barack padre ganó una beca para Harvard y allí se fue. Se divorció de Ann, encontró otra mujer y regresó a Kenia, donde fue por un tiempo un tecnócrata idealista del gobierno, hasta que se fue decepcionando por la corrupción y acabó deshilachándose en el alcohol hasta que se mató en la carretera. Obama sólo lo volvió a ver una vez a los diez años. Ann se volvió a casar con un estudiante indonesio, con quien tuvo una hija, y se fueron a Yakarta.

Obama estudió en una escuela multiconfesional y no tuvo educación islámica como se rumorea. Su madre y sus abuelos no eran religiosos y Obama creció en un ambiente secular, una rareza en Estados Unidos. La madre fue una humanista que, según Obama, le inculcó los valores de trabajo y honradez y le hizo creer en sí mismo. Ann trabajó para fundaciones ayudando a mujeres pobres. Se divorció de nuevo y volvió a Hawái a estudiar antropología para regresar después a su trabajo en Indonesia. Murió de cáncer a los 52 años. Cuando Obama tenía diez años, su madre lo envió a Hawái con sus abuelos para que se educara mejor. Obama fue a una escuela de elite blanca y descubrió lo que era ser negro. En su adolescencia bebió, fumó marihuana y tomó cocaína. Buscó quién era, a qué cultura pertenecía. Después fue a estudiar a Los Ángeles y allí consiguió otra beca para acabar sus estudios en la Universidad de Columbia, en Nueva York.

Viviendo en Harlem, se fue identificando como negro y americano. Al licenciarse en 1983, trabajó en una fundación y dos años más tarde se fue a Chicago como activista organizador de vecinos en los barrios negros de Chicago por cuenta de una fundación católica. Fue ahí donde se forjaron su conciencia política, su identidad étnica y su capacidad organizativa. La fundación se inspiraba en la tradición de Saul Alinsky, un legendario activista que en los años 50 y 60 desarrolló en Chicago un método de organización comunitaria imitado luego en todo el país. Se basa en la unidad interétnica de los ciudadanos en su lucha por reivindicaciones comunes, más allá de la ideología. Ahí fue donde Obama aguzó sus dotes de unificador. En 1988, nuevo giro, fue a estudiar derecho en Harvard. Hizo historia al ser el primer negro elegido director de la revista de derecho de Harvard. En la facultad conoció a Michelle, de familia negra modesta de Chicago, graduada en Princeton, que llegó a Harvard gracias a las becas. Su relación con Michelle ancló su identidad como afroamericano. Por fin descubrió quién quería ser, pero siempre con la idea de conservar una identidad abierta. Volvió a Chicago, trabajó en un bufete de abogados de derechos civiles (en lugar de los bufetes de negocios donde se rifan a los de Harvard), enseñó derecho en la Universidad de Chicago, se casó con Michelle y adoptó una identidad religiosa cristiana, en la Trinity Church, la iglesia de la elite negra de Chicago. La iglesia del famoso pastor Wright. Y se metió en política, empezando por la base, censando a votantes negros para la elección presidencial de 1992.

A pesar de ser externo a la máquina política demócrata de Chicago, su capacidad organizativa y su carisma le permitieron ganar la elección al Parlamento de Illinois y en el 2004 dar la campanada arrasando en la elección al Senado de Estados Unidos con un 70% del voto. Su discurso en la convención demócrata del 2004 le consagró como un político nuevo capaz de inspirar y unir.

Esa capacidad fue el resultado de una búsqueda, tan compleja como atormentada, viviendo entre culturas, enraizado en su madre idealista y en su abuela pragmática, alimentado por el recuerdo mítico de su padre y la relación con esa África que sólo conoció brevemente de adulto, combinando educación de elite y trabajo de barrio, buscando a Dios y creando una familia fuerte, con una relación igualitaria de pareja y dos niñas que son el centro de su vida. Y todo ello con una gran calma interior que irradia en su contacto con la gente, como si todo lo que vivió dentro de él se hubiera sedimentado en forma de convicción. Por eso nos fascina Obama. Y por eso se nos encogerá el corazón cuando la política se lo trague hasta hacerlo irreconocible.

Referencia: http://sociologiac.net

Sea feliz y viva más


De acuerdo con un estudio las personas felices tienden a ser más longevas, debido a que cuidan su peso, los síntomas de enfermedades, fuman menos y beben menos alcohol.
“La felicidad no cura, pero la felicidad protege de las enfermedades”, según un estudio que será publicado el próximo mes, donde científicos holandeses concluyen que ser feliz puede asegurar la longevidad.

El profesor Ruut Veenhoven, de la Universidad Erasmo de Rotterdam, afirma que para vivir mejor, ser feliz es tan eficaz como dejar de fumar, puesto que la felicidad es susceptible de alargar la vida entre 7,5 y 10 años.

Este estudio, realizado a partir de unos 30 informes de diferentes países, se suma a otras investigaciones, especialmente económicas, que intentan comprender lo que nos hace felices, y por qué las riquezas materiales no conllevan la felicidad. Se crea así un nuevo ámbito en la investigación que algunos economistas llaman “hedónico”.

“Esto permite a los economistas pensar en el concepto de ‘vida’ en términos más complejos. Es hora de acabar con la pregunta de ‘íqué compró?’ y empezar por ‘ívive usted bien?’”, escribió Bill McKibben, en un libro publicado en 2007, “Deep Economy: The Wealth of Communities and the Durable Future” (”Economía profunda: la riqueza de las comunidades y el futuro sostenible”).

Según esta corriente de economistas, a partir de un poder adquisitivo de 10.000 dólares (6.700 euros) anuales, el aporte en “cantidad de felicidad” de las condiciones materiales crece mucho menos. La felicidad se nutre entonces de otras circunstancias como la amistad, la pertenencia a una comunidad, la libertad, la democracia o las instituciones equitativas y eficaces.

En el estudio de Ruut Veenhoven, publicado en el “Journal of Happiness Studies” (”Revista de los estudios sobre la felicidad”), una publicación multidisciplinar que existe desde 2000, el investigador se pregunta si el buen humor tiene un impacto en la esperanza de vida. El resultado tiene matices. En general, “la felicidad no retarda la hora de la muerte” en los enfermos, pero protege de las enfermedades a las personas que tienen buena salud.

Así pues, indirectamente, un estado de ánimo feliz aumenta los años de vida.

La razón no está clara, pero una cosa es segura, explica el científico, sociólogo de formación: la gente feliz tiene tendencia a vigilar su peso y los síntomas de las enfermedades, a fumar menos y a beber menos alcohol.

Normalmente son personas más dinámicas, más abiertas al mundo, confiadas, y con más relaciones sociales.

“Un estado de tristeza crónica crea una reacción del tipo ‘combate o huida’ (”fight or flight”), y este tipo de reacción es conocida por generar, a largo plazo, efectos negativos como una tensión arterial alta y bajas defensas inmunitarias”, escribe.

Las investigaciones sobre la felicidad son muy reducidas: existen actualmente muy pocos estudios sobre el impacto del medio profesional, las condiciones de la vivienda o la escolaridad.

Tampoco existe un sistema “de consejos o de asistencia para conseguir una vida mejor”, como destaca Veenhoven, que concluye: “Es una sorprendente falta del mercado, dada la cantidad de gente que tiene el sentimiento de que podría ser más feliz”.

Fuente: http://eleconomista.com.mx

sábado, 9 de agosto de 2008

¡Aviso!


Humberto Muñoz García*
recillas@servidor.unam.mx

Un libro titulado The Rise of the Creative Class ha sido catalogado como un best-seller en Estados Unidos. Una de las tesis centrales de la obra es que la creatividad es la fuerza que conduce el desarrollo económico. La creatividad entendida como la capacidad de elaborar nuevas ideas y crear nuevas maneras de hacer las cosas, lo que termina por elevar las condiciones de vida.

Se indica que la transformación social hacia el progreso está basada fundamentalmente en la inteligencia humana, el conocimiento y la creatividad. Se reconoce a los científicos y a los académicos como grupos altamente creativos en la sociedad. Lo que obliga, una vez más, a reflexionar acrerca de las condiciones a las que está sujeto el trabajo académico, porque éste tiene una gran importancia para el desarrollo del país.

El trabajo académico, actualmente, se hace bajo una gran presión hacia los profesores e investigadores. El régimen supone publicar lo más posible en los tiempos que van de una evaluación a otra.

En este modo de producción académico hay que maximizar el tiempo de trabajo. Usar la mayor parte de éste en actividades que brinden el mayor número de puntos en la evaluación. Se limita el tiempo dedicado a la formación y a la difusión, que se debe hacer porque los instrumentos de evaluación las tienen en cuenta.

No se desea dedicar tiempo a actividades institucionales. Organizar la academia, que es fundamental para la academia, no cuenta, o cuenta negativamente.

Cada quien es responsable de su trayectoria y sus tareas las realiza de forma individual, porque así se le califica. Sus recompensas, materiales y simbólicas, las obtiene por su desempeño personal, independientemente de cuáles sean las repercusiones sociales de sus resultados. Las instituciones cubren cada vez menos al académico.

Este último se identifica más con su campo de especialización que con la institución para la cual labora. El académico responde a distintos conjuntos de normas para hacer su trabajo, aplicadas por un número igual de órganos colegiados.

La forma de trabajo que se apoya en el pago por méritos ha implicado que nos vean como trabajadores necesitados. Para mantener o mejorar nuestros pagos, que nos entregan como becas, tenemos que producir una cierta cantidad de textos.

No hay que dejar huecos en el currículo. Publicar en compilaciones es lo más frecuente. Libros que luego no se distribuyen y no llegan a públicos fuera de la academia experta. Los proyectos de largo alcance, que van más allá de los periodos de evaluación, son más riesgosos, porque producir un buen libro es tardado y sale de la lógica de tener objetivos de corto plazo que remuneren. Los presupuestos para hacer el trabajo académico son magros.

En esta circunstancia los investigadores tienen que recurrir a fondos externos a sus instituciones. Comienzan a producir bajo demanda, por cuestiones de mercado, sobre temas o problemas que no necesariamente pasan por el desarrollo del conocimiento.

El trabajo académico tiene características como las mencionadas. Los académicos estamos llenos de ansiedad. Para sobrevivir en este sistema dejamos de lado muchas actividades que se relacionan con una reproducción sana de la fuerza de trabajo intelectual. Comienzan a haber reacciones, y lo que se escucha es de ponerle atención.

Con respecto de las nuevas generaciones. He encontrado que hijos de académicos exitosos no quieren seguir la actividad de sus padres. Para entrar a la academia ahora se exige posdoctorado, haber publicado, ganar poco y trabajar hasta los domingos.

Pero ahí no para. Hay jóvenes doctores que se quedan en el extranjero, o que regresan, intentan y al no ingresar a ninguna institución de educación superior, en un tiempo razonable, se vuelven a ir. Otros comienzan a dar clases en instituciones públicas y privadas hasta que se dan cuenta que no pueden sobrevivir con lo que ganan y cambian de giro. Desperdiciamos talentos.

También he conversado con académicos del más alto nivel, con alrededor de sesenta años de edad. Unos no se sienten suficientemente reconocidos. Otros decidieron pasar a la administración, o dar asesorías para acumular dinero a futuro. Un tercer conjunto me ha manifestado su preocupación por las condiciones del retiro. Dicen, además, que no les importa demasiado sus próximas evaluaciones.

“El tiempo que me queda en la institución pienso trabajarlo a mi ritmo para que me sea satisfactorio. No pueden exigirme lo mismo que al que está a la mitad de su carrera. Me han evaluado exitosamente por más de un cuarto de siglo ¿Qué nadie se dará cuenta de que los cambios físicos con la edad están asociados a una baja en el rendimiento laboral? ¿Que a cierta edad lo que se tiene que aprovechar es la experiencia?”.

Lo expresado puede tomarse como un aviso de que estamos en una situación que nos impide ser una sociedad que aprovecha la creatividad de sus académicos. Necesitamos cambiar.

* Seminario de Educación Superior, IIS. Profesor de la FCPyS, UNAM.

De rector a gobernador


Interesante la situación que actualmente vive la Universidad de Guadalajara. Algo me recuerda lo que ocurrió con el ex-rector Jorge Luis Ibarra Mendívil, que anduvo por ahí sonando en los corrillos políticos, para ser el candidato del PAN a la presidencia municipal de Hermosillo en el 2003, cosa que finalmente no ocurrió. Ahora, se menciona que Ibarra Mendívil pudiera volver por sus fueros con una candidatura empanizada a diputado federal en Hermosillo (Luis Felipe Larios).

El caso de Carlos Briseño, rector actual de la Universidad de Guadalajara, y en abierta campaña por la gubernatura del estado de Jalisco, es ahora el más resonante, tal vez por tratarse de una de las instituciones de educación superior más grandes de México e históricamente protagonista de sucesos de alto impacto

Jorge Medina Viedas
jorge.medina@milenio.com

Pudieron ser la alternancia, sumada a los cambios experimentados por el país en las últimas décadas, las causas de que en los estados se presenten fenómenos políticos que no eran tan frecuentes en el pasado. Gobernadores muy fuertes, a pesar de su distancia política del poder central, alternancias locales caprichosas, movilidad partidista de políticos pragmáticos, por no decir cínicos y, del territorio universitario, una nueva hornada de rectores muy interesados en hacer carrera política más allá de los espacios académicos.

Juan Ramón de la Fuente, político con vocaciones académicas, fue de los primeros de esta época que se interesó en centralizar (y capitalizar, con un discurso y un huracanado trabajo mediático y de imagen) su figura en la Rectoría para promoverse para el más alto cargo de la República. Cuando Andrés Manuel López Obrador comprobó que era “indestructible” (en la candidatura por lo menos), el ex rector de la UNAM se estableció como potencial y principal personalidad del gabinete, del que pudo pero no supo ser presidente.

Y en los estados del país, mutatis mutandi, este llamado del instinto de poder en algunos rectores empieza a ser cada vez más frecuente. El caso de Tlaxcala, de un ex rector como gobernador y su hermano de rector, habla de dinastías en el subdesarrollo. De esas cosas que sólo pueden pasar en países con la tradición caudillesca y patrimonialista.

Pongo estos ejemplos extremos sólo para puntualizar que el fenómeno no es exclusivo de alguno de los partidos. Pertenece a la izquierda y a la derecha, al PAN, al PRD, y también al PRI, y dejo a usted la decisión de colocar a éste en el extremo que quiera, o en ninguna parte.

El caso de Carlos Briseño, actual rector de la Universidad de Guadalajara (UdeG), y en abierta campaña por la gubernatura del estado de Jalisco, es ahora el más resonante, tal vez por tratarse de una de las instituciones de educación superior más grandes de México e históricamente protagonista de sucesos de alto impacto.

Hablo de la Federación de Estudiantes de Guadalajara y su trayectoria truculenta. De los enfrentamientos y disputas armadas por su dirección, las luchas violentas contra los grupos opositores como el FER, un grupo que le opuso resistencia con las armas; se puede hablar de los asesinatos de estudiantes en refriegas por las sociedades de alumnos. O del asesinato de uno de sus líderes morales más representativos, Carlos Ramírez Ladewing, acribillado éste en una calle de la ciudad de Guadalajara siendo delegado del IMSS y aún cabeza del grupo que controlaba la FEG y la propia universidad. Sospechoso de ser el autor intelectual de este crimen, Luis Echeverría Álvarez, Presidente de la República, fue despojado del doctorado honoris causa, el cual se le había otorgado junto con el presidente chileno Salvador Allende, en la lejana década de los setenta del siglo XX.

El espacio dejado por Ramírez fue ocupado durante un tiempo por el ex rector y arquitecto Jorge Enrique Zambrano Villa, quien lo heredó a uno de los suyos, un ex presidente del FEG y titular de la Dirección de Intercambio Académico durante la gestión de Zambrano, Raúl Padilla López, quien aprovechó el cargo para sembrar sus relaciones y acumular poder hasta convertirse en rector, en el jefe político de la universidad y en el empresario prominente que es hoy. Padilla concentra cargos políticos, institucionales y empresariales. Es el jefe del PRD real en el estado, controla, con mano férrea, libre de indagaciones contables, la famosa Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), la cual es una de sus ventanas preferidas y puente para sus relaciones con intelectuales y académicos a los que usa como coartada en su labor multifácetica.

Carlos Briseño, hecho en el grupo de la familia Padilla, fue secretario durante la gestión de Trinidad Padilla, hermano del Raúl. Gestionó ante los académicos e impulsó la reforma estructural de la UdeG. Pero para llegar a la Rectoría de la UdeG se necesita más que eso.

Briseño vs. Padilla
La política es de razones y de medios. En la UdeG no importan ni las razones ni los medios. El fin, que es el poder, prima sobre todo lo demás. Briseño juega, como la mayoría de los miembros de este grupo de Padilla surgidos de la FEG histórica (la cual también, por cierto, se rompió por luchas internas), en este campo y con estas concepciones. Desplazó uno a uno a sus posibles adversarios. Al vicerrector académico lo enviaron a estudiar al extranjero; presionó para que fuera enviado como diputado federal del PRD Tonatiuh Bravo Padilla, primo de Raúl, pero en realidad uno de los más serios competidores de Briseño por méritos propios.

A los que llegaron a la carrera final por la Rectoría, los obligó a que renunciaran a sus aspiraciones. No llegaron a la elección. Varios de esos aspirantes eran padillistas. Fue candidato único a la Rectoría y desde entonces dio señales que se enfrentaría al jefe político de la UdeG, Raúl Padilla. Dejó la huella de sus intenciones.

Hoy, la UdeG está dirigida por un aspirante a la gubernatura del Estado. Briseño apenas lleva un año y meses al frente de la institución. Sostiene un enfrentamiento público con los padillistas y los encontronazos internos por espacios de poder, van y vienen entre acusaciones mutuas. Ninguno de los funcionarios padillistas asistió a su primer informe de gobierno. Ni Raúl ni Trinidad, ex rectores, jefes del clan. El informe no fue un acto académico, fue el acto de un político. En el presídium fue situada la presidenta del PRI, Beatriz Paredes. Llegó al acto el gobernador Mario Marín. El diario Mural, de Guadalajara, reportó que Roberto Castelán, en abril pasado, calificó a los invitados del rector como “la legión del mal”.

Uno de los padillistas, Leobardo Alcalá, profesor de la Facultad de Medicina, además de regidor por el Partido Revolucionario Institucional, le exigió a Briseño que dejara “las giras de proselitismo” para dedicarse a ser rector.

A causa de esta lucha, tal vez sin retorno contra los grupos que lo llevaron a la Rectoría, otro de los rivales del rector, el ex director del Hospital Civil de Guadalajara, Raúl Vargas López, en respuesta a un supuesto tráfico de órganos en el hospital, le espetó a Briseño, los calificativos de megalómano, fatuo, petulante. “Es vana y exagerada presunción, lo que hace cuando dice que va a llegar hasta el fondo, no ha hecho nada, más que darles nota a ustedes, los medios”.

Cierto o no, en lo dicho por el médico, hay un hecho real que puede tener consecuencias funestas para cualquier universidad. Cuando un rector mezcla esa labor con sus aspiraciones políticas personales y usa a la institución como espejo de sus propósitos, la que se duele es la universidad. Se vulnera la autonomía de forma vulgar e irresponsable. Se debilita la credibilidad institucional pero, sobre todo, desvía de sus objetivos superiores de orden académico a la universidad.

Las consecuencias de esos despropósitos las sufrirán los universitarios pero también la educación pública y, sin duda, la sociedad y el país entero. Se lo dijeron sus propios adversarios, los padillistas, en un manifiesto público publicado la semana pasada, que no por ser ellos no tienen razón. La tienen de punta a punta. Dicen en su texto: “El rector (Carlos Briseño) ha hecho vulnerable a la universidad al convertirla en objeto de interés de los políticos y partidos, y en moneda de cambio para sus aliados”.

Y cualquiera que desee una gobernatura desde la Rectoría de una universidad pública, provocará exactamente lo mismo. Sea aquí en Jalisco, o en China.

Tomado de: http://www.campusmilenio.com.mx

¿Conviene subsidiar a la educación superior privada?

Roberto Rodríguez Gómez*
roberto@servidor.unam.mx

Es innegable que la demanda de educación superior en México va en aumento. Varios factores concurren en el proceso: la expansión de los niveles educativos antecedentes, especialmente la enseñanza media superior; la percepción de los jóvenes y las familias de que contar con un título profesional permite acceder a las escasas oportunidades de trabajo disponibles; las limitaciones del sector público para crecer al mismo ritmo de la demanda, entre otros factores. El fenómeno se refuerza a medida que se acumula en el tiempo el número de aspirantes rezagados, lo que da lugar a efectos de sobredemanda en las instituciones y carreras más solicitadas.

Como, por otra parte, las posibilidades de inscripción en las universidades privadas de mejor reputación académica dependen en buena medida de la capacidad económica de los aspirantes, un número importante de egresados del bachillerato, que no consigue ingresar a las instituciones de educación superior de su preferencia, sea por razones de cupo, no encuentra otra posibilidad que ingresar a programas en instituciones de calidad dudosa: las llamadas “universidades patito”.

Así las cosas, cada tanto resurge en nuestro medio el argumento en favor de subsidiar, mediante becas, a los aspirantes rechazados de las universidades públicas para que éstos puedan sufragar el costo de las cuotas de una institución particular de calidad digamos aceptable. Esto es, la solución del denominado voucher educativo. Los promotores de la medida argumentan que, mediante ésta, el Estado estaría apoyando el derecho de los jóvenes a recibir educación superior de buena calidad y, por lo tanto, contribuyendo a un propósito de equidad social.

Aunque hay varios países que han aplicado fórmulas de voucher educativo para paliar el déficit cuantitativo de la oferta pública, lo cierto es que un instrumento de esta clase es más bien excepcional en el nivel educativo superior. En éste generalmente se prefieren otros esquemas, como las becas para estudiantes de escasos recursos y los préstamos para quienes se incorporan al sistema universitario privado.

En México, como se sabe, existe y está en proceso de ampliación una estructura para facilitar, a través de becas surtidas con fondos del erario público, la permanencia en los estudios superiores de los jóvenes con condiciones económicas más débiles: el Programa Nacional de Becas para Educación Superior (Pronabes), así como varios esquemas de crédito educativo en el segmento privado, el más amplio y conocido es el correspondiente a la Sociedad de Fomento a la Educación Superior (SOFES), que fue establecida en diciembre de 1996, por intermedio de la Federación Mexicana de Instituciones Particulares de Educación Superior (FIMPES), para operar un crédito del Banco Mundial al respecto. En estas circunstancias, ¿conviene ampliar las opciones existentes mediante la fórmula del voucher universitario?

Dejando de lado la discusión conceptual del tema, de la que nos ocupamos anteriormente en esta columna (véase “No al voucher en México”, Campus, núm. 229, 21 de junio de 2007), es de interés recapitular sobre algunos elementos de crítica al modelo que son aplicables a nuestro contexto.

En primer lugar, importa advertir que los recursos potencialmente aplicables a ese subsidio no pueden sino provenir del Presupuesto de Egresos de la Federación, en cuyo caso se afectaría, necesariamente, el ramo educativo. La opción de derivar recursos del gasto público educativo para subsidiar a la demanda, y por ese medio financiar a las universidades privadas, no parece ser una mejor respuesta que la de fortalecer el subsidio directo a las instituciones públicas, por razones obvias.

Un segundo elemento a tomar en cuenta parte del hecho de que las universidades privadas ya reciben subsidio del dinero público, con la forma de exenciones fiscales. Incluso el nuevo impuesto empresarial a tasa única, el IETU, hizo salvedad de la obligación fiscal correspondiente. Si las particulares son subsidiadas por la vía fiscal, ¿deberían serlo también a través del voucher? ¿con qué argumento?

Otro elemento importante a tomar en cuenta en la discusión proviene del enfoque del “bono educativo” para beneficiar a la población de rechazados del sistema público. Si el voucher se aplicara de esa manera, las instituciones privadas receptoras tendrían que enfrentar el dilema de recibir una población estudiantil académicamente precaria.

El problema no es trivial si se toma en cuenta que la calidad de cualquier institución educativa depende, en buena medida, de la formación con la que acceden sus estudiantes. ¿Qué garantiza que las instituciones que desean recibir estudiantes en tales condiciones tienen o tendrán la capacidad de convertirlos en profesionales de excelencia?

Si el beneficio del voucher se limita sólo a las instituciones privadas dispuestas a participar en un esquema de ese tipo, entonces el conocido efecto de segmentación, académica y social, es inevitable y tiende a reproducir los vicios del sistema patito. Como se mire, la alternativa de robustecer el sistema público, mediante incentivos al crecimiento de la oferta de las universidades de este tipo, es más favorable.

Por último, no pareciera que la actual insistencia en considerar la fórmula del voucher para enfrentar, por ejemplo, el problema de los rechazados sea indiferente de las tendencias de concentración desarrolladas por algunas instituciones privadas. De hecho, hay nuevas condiciones de mercado que no son favorables para las universidades particulares de costo medio, las que por cierto son las principales promotoras del esquema, porque los grupos económicamente más sólidos están disputando exitosamente el nicho en que éstas se han colocado. Ese parece ser el fondo del asunto. Ya veremos cómo evoluciona.

*UNAM. Instituto de Investigaciones Sociales. Seminario de Educación Superior.
Tomado de: http://www.campusmilenio.com.mx