miércoles, 6 de agosto de 2008

El concurso y el monopolio

Carlos Ornelas
Excélsior/06-Ago-2008
Del 15 de mayo a la fecha han corrido ríos de tinta comentando las virtudes supuestas o reales de la Alianza por la Calidad de la Educación, así como los defectos que le vemos quienes desconfiamos de la palabra del SNTE.


En su excelente revista sobre las teorías de la exclusión social, Hilary Silver distingue lo que es un monopolio de estatus social. “Weber empleó el término ‘encerramiento’ para referirse a un proceso de subordinación por el que un grupo monopoliza las ventajas y cierra las oportunidades a los que se encuentran en el exterior, considerados como intrusos”. Después agrega: “Para declarar intrusos a los competidores se puede utilizar cualquier característica visible y conveniente, como [...] la ausencia de un determinado diploma escolar” (en la compilación de Julián J. Luengo, Paradigmas de gobernación y de exclusión social en la educación, México, Pomares, 2005, p. 55).

Artemio Ortiz, el dirigente de la Sección 18 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de Michoacán, declaró, contundente. “Ese examen [el de oposición para ingresar al magisterio] aniquila de facto al SNTE, cancela la posibilidad de plaza automática para los egresados de las normales y es un golpe letal para la escuela pública”. Continuó: “[…] vamos a prepararnos para tronarlo en todo el país. ¡Compañeros, metamos todo para detener esta agresión!” La Jornada, 4 de agosto.

Pido perdón a los lectores por comenzar con dos citas extensas, pero son relevantes para el tema de hoy. En la teoría sociológica de Max Weber, los grupos de estatus se encuentran inmersos en relaciones de poder; quienes disponen de un privilegio (la plaza automática para los egresados de ciertas escuelas normales, por ejemplo) no lo quieren compartir y monopolizan las condiciones de intercambio con otros conglomerados. Dentro de un grupo de estatus (que tiene sus pautas propias de honor, reconocimiento y estilos de vida), hay cofradías más exclusivas, los líderes, que a su vez monopolizan la representación de los miembros de toda la congregación.

Del 15 de mayo a la fecha han corrido ríos de tinta comentando las virtudes supuestas o reales de la Alianza por la Calidad de la Educación, así como los defectos que le vemos quienes desconfiamos de la palabra del SNTE. El hecho de que se haya puesto en marcha el mecanismo para seleccionar a los nuevos docentes por medio de un concurso abierto implica que se modificarán las pautas de inclusión —y de exclusión— a la profesión docente en educación básica. Calculo que la concesión que hace Elba Esther Gordillo a Felipe Calderón fue, en primer lugar, forzada a cambio de muchas prebendas que este gobierno le ha dispensado y, en segundo lugar, como una estrategia de supervivencia: la licitud del “encerramiento” hacía agua por muchas partes y la presión social contra el SNTE crecía a cada minuto. En esas condiciones más valía ceder un poco con el fin de mantener la mayor parte del monopolio.

Pero la resistencia de los disidentes tal vez sea mayor de la que esperaban el gobierno y la lideresa del SNTE. La amenaza de Ortiz no es una fantochada. Los grupos disidentes han mostrado su capacidad para frenar y boicotear, aunque no con el fin de proponer. El rechazo a los exámenes muestra una vez más que a los grupos opuestos a Gordillo no les atañe el bien de la educación, sino la conservación de su coto de poder, restringido e ilegitimo, pero a punto de institucionalizarse. Recuérdese que ese concurso no se realizará en Oaxaca ni en Michoacán ni en otros estados con las plazas que se financian con recursos locales.

Aunque la afirmación de Ortiz de que ese examen aniquila al SNTE es una exageración (apenas se trata de una traba al agandalle tradicional), la apuesta de la SEP y del gobierno crece conforme gana espacios favorables en la opinión pública. La confirmación se encuentra en la entrevista que le concedió la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, a nuestro director editorial, Pascal Beltrán del Río. “La prueba se hará anualmente. Pero no solamente será para profesores. En el próximo ciclo se concursará por plazas de directores de preescolar, primaria y secundaria y también habrá que hacer examen para ser supervisor escolar” (en Excélsior, 4 de agosto). Si pactar el concurso para siete mil plazas de nueva creación ha sido la negociación más “difícil” en la vida de la secretaria, lo que viene después no tiene calificativo. Estimo que llegar al concurso fue un paseo por el paraíso en comparación con lo que le espera si quiere arrebatar al SNTE el privilegio de designar a directores y supervisores. Mas le deseo buena suerte a la SEP.

Ya imagino las filípicas que algunos colegas lanzarán contra el examen, por excluyente, ajeno a la tradición normalista y otros males. No pienso que sea perfecto o inmune a la chapuza (aunque se le pongan mil candados) y soy consciente de los efectos perversos de la meritocracia. Pero en las condiciones del México de hoy es mejor que la venta o la herencia de plazas. El monopolio del SNTE y el encerramiento de sus dirigentes para controlar a sus agremiados es la manifestación burda de relaciones de poder clientelares y viciadas. ¡Duro contra la corrupción!

carlos.ornelas10@gmail.com

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