martes, 5 de agosto de 2008

Vacaciones in the city/IV

Ir a tomar café, bajo el pretexto de pláticar con amigos, para leer el periódico, saborear algún platillo de antojo, o dar cuenta de una buena novela, cuento, o ensayo, resultó en estos acalorados tiempos una prioridad en mi agenda vacacional, ahora que por diversas circuntancias, me vi obligado a quedarme en Hermosillo.
Uno de esos encuentros fue con Luis Angel Muñoz Lastra, mejor conocido en los ambientes universitarios, como el "pájaro". Me tocó cierto día verlo en el Vips, ya de salida en uno de esos encuentros con amistades de muchos años, había desayunado con Brisa Retano, egresada de comunicación de la Unison, y dedicada en los últimos años a labores periodísticas, ella edita actualmente un portal de información, llamado VORTICE INFO.
Al día siguiente, emplazé a Muñoz Lastra a temprana hora vía teléfono celular, para vernos a las 10 de la mañana en el Vips. Ahí nos vimos, fueron más de 2 horas de algunas tazas de café, entre temas de la unison, del Staus, de asuntos familiares, de anécdotas de nuestros terruños, él del campo 5 y yo de Guaymas, y ya entrados a media mañana y empezando a apretar el hambre, pedimos una orden para cada uno de los democráticos molletes, esas mitades de bolillo embarradas de frijol, metidas al horno, gratinadas con queso manchego, y para que agarren algo de sabor, coronadas de una salsa bandera, servida generosamente.
Ya al medio día, aprovechando el nublado matutino, pagamos la cuenta y enfilamos nuestros pasos rumbo al centro de gobierno, en el vado del río. Ahí saludamos a una amiga común que trabaja en la Dirección del Trabajo, y luego fuimos al Catastro por un encargo con mi hermano Mario, que ahí trabaja desde hace más de 30 años.
Y así nos alcanzó la suficiente sed en el tramo de regreso hacia el centro, para pensar en algo verdaderamente refrescante para nuestras gargantas, que a esas alturas del partido, ya nos pedían algo más que H2O.
Nuestro aterrizaje final ocurrió en la esquina de Gastón Madrid y Yañez. Desde hacía rato, que las medias ya estaban más que heladas.

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