domingo, 3 de agosto de 2008

El largo camino de las mujeres por sus derechos

Por María Elena Carrera

Recientemente fui invitada a dar un taller sobre los derechos civiles y políticos de las mujeres; en cumplimiento a este compromiso asumido con mucho gusto para una organización ejemplar en el sur del Estado, viajé a Navojoa para encontrarme con Las Cobanaras quienes desde hace ya 15 años han trabajado incansablemente por el desarrollo de sus comunidades en la región indígena mayo.

Entre mujeres que van de los 30 a más de 50 años de edad, indígenas mayo y con formación mayoritariamente de secundaria me puse al frente de un grupo entusiasta y atento para hablar de nuestros derechos humanos; entre el público se encontraban varios de las hijas de estas amigas que son además de promotoras de salud en sus comunidades, las impulsoras de varias cooperativas de producción y servicios debido a su capacidad de organización y pago. Cobanaras significa gobernadoras en el idioma mayo, y créanme al conocerlas se entiende el porqué de ese nombre y sus convicciones.

La base de los derechos civiles y políticos tienen como marco de referencia dentro de los instrumentos internacionales de los derechos humanos, la Declaración de los Derechos y Deberes del Hombre documento que fue firmado por nuestro país en mayo de 1948; en éste se sientan las bases para entender cuáles son nuestros derechos pero también las obligaciones que debemos atender para ser libres e iguales como son por supuesto, el voto, descripción que quedó consignada en el artículo XXXII, la necesaria obediencia a la Ley que se lee en el artículo XXXIII y el pago de impuestos que quedó plasmada en el artículo XXXVI. En este texto lo que llama la atención es que todavía se hablaba del “hombre” en su término genérico para referirse también a las mujeres, lo que no dejaba de ser contradictorio pues parte de un principio fundamental como es la igualdad del ser humano cuando éste nace.

En consecuencia meses después, diciembre de 1948 un nuevo instrumento jurídico internacional vería la luz la Declaración Universal de los Derechos Humanos en cuyo artículo 1 establece que todo SER HUMANO nace libre e igual ante a Ley y en su artículo 21 se sientan las bases de lo que será propiamente los derechos civiles y políticos al precisar que todo SER HUMANO tiene el derecho a participar en el gobierno de su país directa ó por medio de sus representantes; de acceder en condiciones de igualdad a la función pública de su país y la de entender que la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público.

A partir del señalamiento especial de la condición de MUJER, la jurisprudencia empezó a caminar y fue en 1967 cuando se analiza y discute la Declaración Sobre la Eliminación de la Discriminación a la Mujer. En la exposición de motivos se declaraba que: Convencida de que la máxima participación de las mujeres como de los hombres en TODOS LOS CAMPOS es indispensable para el desarrollo total de un país, el bienestar del mundo y la causa de la paz…era indispensable que los gobiernos adoptaran todas las medidas necesarias para proteger a las mujeres de la discriminación y darle el lugar que ocupa en la sociedad para

a) votar y ser votada,

b) votar en referéndums y

c) el derecho a ocupar cargos públicos y a ejercer todas las funciones públicas.

Todo iba bien en el papel, pero la discriminación no es un asunto sólo jurídico es sobre todo un asunto de cultura, de vida cotidiana; así lo volvimos a reconocer en el Taller las Cobanaras y yo. Sólo bastaron algunos ejemplos, cuántas presidentas municipales hay en los 72 municipios del Estado de Sonora , Cuántas mujeres en la Delegaciones Federales, y en la Administración Pública estatal ocupando cargos de Secretarias ó Direcciones Generales; y en el Congreso…y en…la verdad está allí en esos datos.

Luego platicaríamos de la Convención Interamericana sobre Concesión de los Derechos Civiles de la Mujer y la Convención Interamericana sobre concesión de los Derechos Políticos a la Mujer, y explicaría una y otra vez que hasta el momento sólo son buenos deseos. Una letra que todavía no tiene respuesta ni en las casas, ni en la calle y mucho menos donde está el PODER.

Sin duda alguna es importante que las mujeres nos capacitemos, que nos reunamos a hablar de “nuestras cosas” de hecho, para hacerlo, ellas tuvieron que redoblar esfuerzos en sus casas dejando todo listo para que ese día no se les complicaran las cosas al marido y a los hijos. Me decían “a veces para venir y tomar estos cursos trabajo el doble ó el triple” “ayer, me comentaba otra, yo que además de atender mi casa vendo pan, duré casi diez horas sin poder sentarme”.

Entre silencios atentos y sus participaciones corrían inquietos los hijos y dormitaba uno que otro bebé…porque no hay con quien dejarlos. Y me decía Paty Alonso, varios de nuestros hijos que ahora son adolescentes crecieron entre las Cobanaras y ahora poco a poco se suman a las tareas de desarrollo en sus comunidades, eso pensé entre mi es cultura.

Cobaranas…gobernando su futuro.


María Elena Carrera Lugo
Mujeres y Punto, Sonora

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