viernes, 22 de agosto de 2008

Recibe el escritor Carlos Monsiváis la medalla Sor Juana Inés de la Cruz


■ Lamenta que la vida humana esté en uno de los momentos más tristes y trágicos

■ La ciudadanía debe ser parte de la solución contra la inseguridad, señala el galardonado

Ericka Montaño Garfias
La Jornada/22 de agosto de 2008

El humanismo es el gran espacio de resistencia ante la destrucción del valor de la vida humana que se encuentra en uno de los momentos más tristes y trágicos que recordamos, señaló el escritor y periodista Carlos Monsiváis al ser reconocido con la medalla Sor Juana Inés de la Cruz, el máximo galardón que otorga la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Encuentro ese espacio de resistencia, dijo, “en la marcha que hicieron en Creel, Chihuahua, y en los colonos que se niegan a medidas que malefician sus derechos como ciudadanos y los de la naturaleza, y en la búsqueda de los de muchísimos grupos, en un momento en que hay un estallido de vindicaciones y reivindicaciones de primer orden que debieron darse hace mucho”.

Al igual que en estas movilizaciones por los derechos humanos, el humanismo también se encuentra en el estudio de los clásicos. La enseñanza del humanismo “para mí es señal suficiente de vida y del poderío de resistencia del conocimiento”, aunque, advirtió, “la ofensiva de la irracionalidad, de la intolerancia y del placer del asesinato como práctica de vida, intentan anular lo que ha significado este avance civilizatorio. Frente a ello está la resistencia del activismo, está la protesta, pero está también la práctica y la enseñanza del humanismo como fuerzas vitales”.

Urge renunciar a la resignación

Al finalizar su discurso ofreció una improvisada conferencia de prensa en la que habló de la vigencia de la obra de Sor Juana; la despenalización del aborto, de la que señaló: “estoy seguro que no puede darse marcha atrás, porque sería una derrota del desarrollo civilizatorio de México. Estoy convencido de que no va a suceder”; la reunión del consejo de seguridad –que se realizó unas horas después–; el papel de la sociedad civil en la demanda de mejoras en materia de seguridad, o quién es el culpable de la ola de violencia en el país.

El PRI acusa a Felipe Calderón, “Felipe Calderón podría acusar al PRI y entre todos podríamos acusar a todos. De los gobiernos es la responsabilidad y es parcialmente la culpa, de la sociedad es la responsabilidad y es parcialmente la culpa, de la delincuencia es totalmente la culpa y así seguiríamos hasta el infinito.

“Este es el momento de indagar por los responsables mediante métodos sociales y gubernamentales de estudiar, de escudriñar lo que está pasando, la búsqueda de culpables siempre termina con la danza de las acusaciones al vapor. Los culpables están a la vista, los patrocinadores de los culpables tienen que ser denunciados y tienen que comparecer ante la justicia (para usar la frase).

“Pero una pregunta de quién es el culpable, ‘quién mayor culpa tiene’, para citar a Sor Juana, no llevaría a ningún lado, sino de qué manera esos culpables pueden ser llevados ante la acción de la justicia. Estamos ahora en un momento de localización de las causas que permiten que los culpables sean denunciados o no tengan todas las garantías de la impunidad”.

En cuanto a la forma en que la sociedad civil puede exigir que los gobiernos combatan la delincuencia sin demagogia, el cronista declaró que no tiene la fórmula satisfactoria: “las marchas son un método, las protestas continuas son otro, pero también creo que debe haber la renuncia explícita a la resignación y la inercia que terminan siendo las constantes de las acciones sociales de protesta, y eso ya no funciona. “Hace cuatro años fue la gran marcha contra la situación de violencia, ahora el horizonte delincuencial se ha incrementado. ¿Qué pasó? ¿Qué no funcionó? La sociedad también tiene que preguntarse por los métodos eficaces.

“Pero una ciudadanía no puede limitarse a una acción anual o semestral de denuncia, tiene que incorporarse a la solución, porque si no va a santificar el problema.”

Respecto de la propuesta de desaparecer las escuelas normales, Monsiváis señaló que tiene que discutirse a fondo, “porque en primera instancia me parece que no responde a la gran tarea de las normales, especialmente en las rurales, porque deveras que han preparado gente de primer orden desde el punto de vista ético, que han representado el cambio”, y se pronunció por una reforma que apuntale lo que siempre han tenido estas escuelas: espíritu de trabajo, y habló de una reforma del trato presupuestal, porque “creo que se les ha ahogado, que se les ha reducido a las mínimas consecuencias de desarrollo educativo y aunque siguen siendo indispensables en la vida del país”.

No hay comentarios: