sábado, 30 de mayo de 2009

Hoy decide STEUS si levanta la huelga

Los trabajadores universitarios lograrían arriba del 10% de aumento salarial

José Luis Jara
Dossier Político/30 de mayo de 2009

A las ocho de la mañana de este día, los trabajadores del STEUS iniciarán un proceso de votación en urnas, para definir si aceptan o rechazan los ofrecimientos de las autoridades universitarias y con ello definir si concluye o sigue la huelga que mantiene paralizada por 57 días a la institución.Los dirigentes de este sindicato, encabezados por Dorotea Rascón, convocaron a una asamblea con carácter deliberativo para ayer a las cinco de la tarde. Es decir, que ayer mismo decidieran si aceptaban o rechazaban la propuesta.
Pero en la asamblea, la abrumadora mayoría le dio un revés a la iniciativa, porque en la reunión, los trabajadores y empleados decidieron cambiar el carácter de la reunión. Que fuera informativa, ordenaron los trabajadores, a través del voto.
El teatro Emiliana de Zubeldía de la Universidad de Sonora se inundo de trabajadores universitarios. Ahí se realizó la asamblea que fue convocada dos horas antes y que logró reunir a la gran mayoría del sindicato.
Ahí, en la asamblea, la mayoría de los trabajadores decidieron darle el revés a la intención que manifestaron los dirigentes sindicales.
Cuando terminó la asamblea, la secretaria general, Dorotea Rascón Gámez, dijo: Aquí se respeta lo que diga la mayoría. La asamblea fue informativa y mañana se ponen las urnas para que decidan, explicó.
Informó que los trabajadores decidieron convocar para mañana a la asamblea deliberativa. Y la forma de deliberar va a ser a través de votación por urnas, que se instalarán en cada una de las unidades de la Universidad, a partir de las ocho de la mañana.
Dorotea Rascón buscó la oportunidad de salir al paso. Si en un principio cuando se vio frente a los reporteros, mostró su sorpresa, en cuanto dio una breve información buscó la huida. Nadie le pudo hacer más preguntas.
Los ofrecimientos que hoy se pondrán a consideración de los trabajadores de la Universidad de Sonora son: aumento salarial del 4.25%; aumento en cláusulas de prestaciones económicas, 2.5% de aumento; aumento de 120 pesos a la despensa; se le ofrece un millón 700 mil pesos para el seguro de gastos médicos mayores; la formación de un fondo de jubilaciones, un millón de pesos. Con esta cantidad se armaría un programa para jubilar a 20 trabajadores, de los 40 que están solicitando.
Además de ello, se les otorga un bono de 800 pesos por única vez y la aplicación de un plan de ahorro, donde la universidad reducirá gastos en pagos por servicios como el suministro eléctrico, el agua, uso de teléfono, etc.
Con el dinero que se recaude con este plan de ahorro, el compromiso es que ese dinero se aplique a inyectárselos a la despensa, en un futuro.
De acuerdo a las versiones de los propios dirigentes sindicales, el aumento general que lograrían los trabajadores sería arriba del 10 por ciento.

El epicentro del conflicto minero

Miguel Concha
La Jornada/30 de mayo de 2009

El próximo lunes se cumplen 103 años de la represión patronal y gubernamental contra la primera huelga de la historia de México, la de los mineros de Cananea, en el régimen porfirista. Por distintas razones es considerada por los historiadores como la chispa que incendió la revolución social de 1910. En un documentado análisis de coyuntura publicado en febrero de 2007, desde la perspectiva de los derechos humanos, y cuyo título es A cien años de Cananea: el protagonismo minero bajo el acoso del Estado mexicano, el Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal) afirma que a diez décadas de distancia los trabajadores mineros no dejan de reivindicar sus derechos y de movilizarse en su defensa, porque la actividad minera –ancestral en la vida económico-laboral del país–, no deja de enriquecer a unos pocos propietarios, que lejos de compartir las ganancias desprecian a los trabajadores que las multiplican; y porque el poder empresarial sigue manteniendo como principal aliado al poder político.
En el 12 Informe de Violaciones a los Derechos Humanos Laborales en México, de 2008, que el Cereal presentó hace unas semanas, expresa que la creciente preocupación por el deterioro de las condiciones de vida y de organización de los trabajadores mineros –que paradójicamente revelaban “situaciones cada vez más inseguras, precarias e injustas” en un ciclo de “signos alentadores para la minería mexicana”– fue lo que llevó a elaborar con urgencia aquel informe sobre las violaciones a los derechos humanos laborales de los trabajadores de ese sector durante 2006. Expresa, sin embargo, que 2008 confirmó algunas de esas preocupaciones y el entorno en que se dan. Entre ellas menciona la prolongación de la conflictividad obrero-patronal focalizada, y afirma que la huelga en Cananea se convirtió en el epicentro del conflicto minero. Todo mundo recuerda que el 30 de julio de 2007 los mineros declararon la huelga por violaciones graves al contrato colectivo de trabajo, y que la empresa Grupo México –nominalmente de Germán Larrea– obtuvo sin problemas en cuatro ocasiones laudos consecutivos de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA), que declaraban inexistente el movimiento, así como que en todas esas ocasiones la justicia federal amparó a los trabajadores.
Se sabe igualmente que el 5 de marzo de este año la empresa obtuvo de la Secretaría de Economía una inspección, según los trabajadores amañada, a cargo de la Dirección General de Minas, para verificar las condiciones de la mina. En un solo día, el 20 de marzo, esa dependencia produjo una resolución, la notificó a la empresa y ésta presentó una demanda ante la JFCA, la cual la admitió y fijó para el 14 de abril una audiencia. Como escribió Arnaldo Córdova en estas mismas páginas el 26 de abril, “los mineros dieron demostraciones a la prensa que quiso asistir de que la maquinaria y las instalaciones de la mina estaban en perfectas condiciones de funcionamiento, y que la ‘inspección’ era una farsa”. Pasada la medianoche del 26, la JFCA falló una vez más en favor del Grupo México, dando ahora por concluidas las relaciones laborales con los mil 200 trabajadores de la mina, quienes, por cierto, se encuentran en paro desde hace casi 22 meses, sentenciando a la empresa a indemnizarlos con tres meses de salario, más la prima de antigüedad, consistente en 12 días de salario por cada año de servicios prestados.

Demanda ANUIES a la SEP garantizar que no habrá recorte a universidades

Laura Poy Solano
La Jornada/30 de mayo de 2009

Puebla, Pue., 29 de mayo. Rectores de universidades públicas de todo el país advirtieron que de aplicarse un recorte presupuestal a los recursos aprobados para 2009, “sería llevarnos a un callejón sin salida”, y demandaron de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que “nos garantice que por ningún motivo se va a tocar el presupuesto ya establecido”.
Reunidos en la 18 asamblea extraordinaria de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), donde se ratificó por unanimidad a Rafael López Castañares para ocupar por un segundo periodo de cuatro años la secretaría general ejecutiva del organismo, afirmaron que cualquier reducción a los recursos públicos destinados al sector “pone en riesgo no sólo la calidad académica de las instituciones, también la gobernabilidad y la estabilidad en el país”.
Tras el anuncio del gobierno federal de disminuir en 35 mil millones de pesos los fondos destinados al gasto operativo y administrativo de todas las dependencias públicas, reiteraron que es “muy preocupante que pueda incluirse en esta decisión a las universidades públicas, cuando enfrentamos escenarios muy complejos”, pues destacaron que tan sólo en este año la demanda de ingreso se incrementó entre 20 y 40 por ciento.
En el encuentro que se realizó en el Complejo Cultural Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), al que acudieron 136 representantes de instituciones de educación superior en todo el país, Enriqueta González Aguilar, directora del Instituto Tecnológico de Tijuana, afirmó que el número de jóvenes que solicitan un espacio “creció en 40 por ciento, sin que tengamos acceso a más recursos para la contratación de personal docente y la construcción de más aulas, pero la gente sigue llegando y no hay empleo ni un lugar seguro en las instituciones educativas”.
En tanto, rectores de universidades de Nuevo León, Hidalgo, Guadalajara, Michoacán, San Luis Potosí, Oaxaca y Veracruz, señalaron que la tasa de demanda aumentó en más de 20 por ciento, sin que “se tengan garantizados más recursos para atender la demanda”.
Enrique Agüera Ibáñez, rector de la BUAP, expresó: “no me imagino cómo podremos llegar a fin de año las universidades ante un eventual recorte para cumplir con nuestros compromisos laborales, como el pago de aguinaldos y salarios, si no se nos sostiene el respaldo que hasta ahora nos han dado, y sin que tengamos que manifestarnos y expresarlo contundentemente”.
Las autoridades tendrían que entender alguna vez, indicó, que “no deben despertar al león dormido. Los universitarios seguimos siendo respetuosos porque queremos a este país y confiamos en que los gobiernos son nuestros aliados”.
Ante un escenario de crisis, inflación y un incremento en la demanda de ingreso, López Castañares señaló que las universidades públicas del país requieren un incremento de sus recursos para este año de al menos 18 por ciento, petición que “ya hemos presentado ante el responsable del sector”.
En la sesión de trabajo, el subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán Gutiérrez, reconoció que en “época de crisis” se enfrentarán diversos desafíos, como en “los hogares que experimentan una brusca caída de sus ingresos y podrían verse obligados, por el alto costo de las colegiaturas, a reorientar a sus jóvenes de las escuelas particulares de elite a otras de costo intermedio o a las instituciones de absorción de la demanda, sin descartar el traslado hacia las instituciones públicas”.
Además, alertó que el ingreso prematuro de jóvenes al mercado laboral puede incrementar la deserción entre los universitarios, aunque destacó que la tasa de desocupación abierta de profesionistas menores de 25 años aumentó, en los pasados seis meses, de 10.4 a 13.1 por ciento. Por su parte, el presidente de la Comisión de Educación y Servicios Educativos de la Cámara de Diputados, Tonatiuh Bravo Padilla, informó que la próxima semana solicitará a la Comisión Permanente presentar un punto de acuerdo para solicitar a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que “no se aplique ningún recorte al gasto destinado a educación, ciencia y tecnología”.
Si estamos en época de crisis, indicó, lo que menos deben perder los jóvenes es la oportunidad de su formación. Sin embargo, reconoció que no existe ningún compromiso de Hacienda para no aplicar ajustes a los fondos destinados a las universidades públicas del país.

Steus decide hoy levantar o continuar con la huelga

Hoy sábado 30 de mayo en la tarde se podrá saber si la mayoría de los trabajadores del STEUS deciden levantar su movimiento de huelga, o continuar con el mismo. En estos momentos se está votando mediante urnas la decisión en cuestión. Habrá que estar atentos a los resultados.

viernes, 29 de mayo de 2009

Urnofobia

Una foto para el pasar un rato de humor...

Lecciones de la huelga en la Unison/ II

Seguimos con algunos apuntes en relación al movimiento de huelga del STEUS, que este viernes 29 de mayo cumple 57 días:
5. Se ha hecho más evidente una situación que tiene que ver con los estudiantes: su falta de organización, la marginal participación que tienen en la toma de decisiones al interior de la institución. Además, una mayoría de ellos atrapados entre el desencanto generacional, la apatía por involucrarse en asuntos de interés colectivo y social, y la incertidumbre de un futuro laboral y profesional que se alimenta todos los días por la recesión económica y la falta de empleos estables y bien remunerados. ¿Estudiar una carrera, para qué ?, pareciera ser la gran duda que se recicla diariamente en el proyecto de vida de los jóvenes universitarios.
6. La revisión contractual del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora (STAUS), al desplegar una estrategia de estar acordando prorrogar la fecha de su posible estallamiento de huelga, ha podido avanzar en obtener mayores beneficios para sus agremiados. Pese a los intentos de reventar esa estrategia por parte de grupos de académicos bien identificados con las posiciones de la rectoría, y de las flagrantes violaciones a la ley laboral acordadas por la Junta de Conciliación y Arbirtraje, al mandar archivar el expediente de la revisión contractual, la lucha del STAUS sigue firme con la interposición de un amparo ante un juez federal, además de que la mayoría de los académicos han respaldado las acciones mediante votación directa en Asambleas Generales realizadas por el sindicato, la última de ellas la del pasado jueves 28 de mayo.
Siguen algunos puntos pendientes en la negociación, los cuales se seguirán impulsando en el marco del espacio que se abre con la nueva fecha acordada para el posible estallamiento de la huelga, que quedó fijada para el 15 de junio, último día de la administración del rector Pedro Oretga.
7. Un rotundo fracaso ha sido la guerra mediática diseñada e impulsada (y en muchos casos financiada con los recursos "etiquetados" de la institución) por la autoridad universitaria, y cuyo objetivo ha sido atacar y denostar al movimiento de huelga del STEUS y de paso la revisión contractual de los académicos. Una imagen clara de ese fracaso fue la graciosa huída del rector Pedro Ortega, quien seguido por un reporte de Televisa Noticias de Hermosillo, se negó a dar la entrevista e informar sobre el resultado de una reunión que había sostenido minutos antes con un grupo de estudiantes en conocido hotel de la ciudad. El rector ha tenido que pagar entrevistas a modo en algunos medios, comprar tiempos para dirigir mensajes a la sociedad sonorense y comunidad universitaria, pero nunca ha citado a ruedas de prensa con los reporteros de la fuente educativa, evitando con ello cualquier pregunta incómoda que pudiera hacérsele directamente.
Más lecciones en una próxima reflexión...

Nuevas universidades

José Sarukhán
El Universal/29 de mayo de 2009

En mi entrega anterior, mencionaba que la presión por espacios en la educación media superior y superior sólo será atendida adecuada y honestamente por medio de la apertura de nuevas instituciones o el crecimiento de algunas ya existentes, que pueden hacerlo sin costos de gobernabilidad o de calidad académica.
El primer requisito para ello, desde luego, es tener una fuente de abastecimiento de planta académica bien preparada, para equipar humanamente a esas nuevas instituciones. Este es un requisito sine qua non. Las fallas y deficiencias en este rubro son muy costosas; las pagan primero los alumnos que reciben preparación deficiente; las paga la sociedad al recibir profesionistas medianamente (o peor que medianamente) preparados y, de entrada, representan un desperdicio de los escasos recursos dedicados al apoyo a la educación media superior y superior. Uso la palabra escasos para resaltar la diferencia entre lo que se invierte (que no es poco) y lo que se debería invertir en educación en estos niveles.
El otro aspecto que tocaba en mi anterior artículo hacía referencia al impulso que se debería dar a las áreas tecnológicas y a las ingenierías; pero, de nueva cuenta, la calidad de la planta académica es el factor número uno, si queremos hacer un cambio real en la preparación de muchos jóvenes que no encuentran espacio en las universidades actualmente.
Las nuevas “universidades tecnológicas” que se han abierto en buen número en el país en los últimos años son un ejemplo de una buena idea llevada a cabo con limitaciones académicas, que impactan en la formación de quienes estudian en esas instituciones.
Desde luego, una de las limitaciones más serias que son externas al sistema educativo es la inexistencia de una política de desarrollo industrial nacional. ¿En qué áreas (dos, tres o cuatro, no pueden ser más) de producción quiere México realmente no sólo sobresalir, sino ser un líder?
Definir esto, que parece de elemental sentido común, permitiría alinear una buena parte del sistema de educación media superior, para ofrecer a los jóvenes un entrenamiento que les aumentaría la probabilidad de ser contratados en el sector productivo e iniciar una carrera de desarrollo profesional en el desempeño de su trabajo, por medio de educación continuada, ofrecida en conjunto con la industria.
La definición de una política de desarrollo industrial tiene otro resultado potencial de suma importancia: la real vinculación de una parte de la actividad científica y tecnológica a las prioridades definidas.
La falta de esa política ha sido uno de los principales factores que ha limitado e incluso impedido una interacción efectiva y creciente entre las instituciones de investigación y la industria, particularmente la industria no transnacional. Acciones de este tipo son las que en la jerga industrial merecen el nombre de acciones de “ganar-ganar”. Solamente que en este caso el ganador más importante, aparte de los egresados y la industria, es el país.
Si esas nuevas instituciones de educación superior no están basadas en investigación y las ya existentes no reciben un mayor apoyo, no necesariamente sólo de recursos, sino más bien de visión de largo plazo en su importancia para el desarrollo del país, simplemente nos estaremos llenando de edificios con nombres de universidades, ocupados por una planta académica que pretende formar a los estudiantes y unos estudiantes que pretenden salir formados de esa institución.
jose.sarukhan@hotmail.com
Investigador del Instituto de Ecología de la UNAM

Medidas de la SEP, ignorantes y burocráticas: especialistas

Karina Avilés
La Jornada/29 de mayo de 2009

Las decisiones tomadas en torno al calendario escolar evidencian que existe un desconocimiento del sistema educativo público en el nivel básico y que la “sabiduría de los maestros se ha impuesto a las medidas burocráticas de la Secretaría de Educación Pública (SEP)”, expresó la profesora-investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Etelvina Sandoval.
Le experta en educación señaló que las acciones que han tomado los docentes, como tener clases los días en que éstas se suspenden por la realización de los consejos técnicos “parecen más eficaces” que la de añadir, por ejemplo, cinco minutos más a los módulos de 50 minutos en secundaria, como lo ha establecido la dependencia educativa.
En entrevista, señaló que los docentes siempre han buscado la manera de reponer el tiempo y de atender los temas de los programas de estudio, por lo que las “disposiciones burocráticas” que no toman en cuenta la problemática pedagógica han llevado a la molestia, la oposición y la resistencia de los maestros.
Reiteró que las estrategias gubernamentales para recuperar el tiempo no repercuten en un mejor resultado educativo; en cambio, sí fomentan “la simulación”.
Por su parte, la profesora-investigadora de la UPN, Gabriela González, destacó que las medidas tomadas por la SEP no coinciden con la realidad del magisterio, lo que da lugar a prácticas de “simulación” y a que los maestros “terminen dando patadas de ahogado, haciendo lo que pueden”.
Dijo que no hay un ajuste real en relación a las actividades que se realizan y, por ello, “qué más da ampliar el tiempo si en términos de actividades no hay ninguna modificación”.
Enfatizó: “estamos acostumbrados a remachar problemas, no a solucionar problemas de fondo; si se pudiera hacer una revisión de cómo ajustar las actividades, otra cosa sería”.
Sin embargo, la figura que termina como el responsable de las políticas que se toman desde arriba es el maestro, porque éste tiene que confrontar las demandas de los padres, de las autoridades y de la sociedad, prosiguió.
Para empezar, añadió, es necesario hacer una revisión del número de días del calendario escolar que se ve interferido por el festival del 10 de mayo, los festejos de día del niño, del maestro, la aplicación de pruebas como Enlace, y otras cuestiones más.
De tal suerte que la ampliación del calendario y del tiempo de trabajo en el aula como lo determinó la dependencia “no repercute directamente en el rendimiento académico, sólo se justifica que el tiempo se cubre”.
Lo anterior, finalizó, no hace más que generar desgaste físico y emocional para los maestros y sus alumnos, el cual impacta negativamente en el rendimiento de ambos sectores y, en términos pedagógicos, “no se resuelve el problema”.

Universidades estables evitarán la descomposición social: rectores

Karina Avilés
La Jornada/29 de mayo de 2009

Rectores de diversas universidades públicas del país advirtieron al titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Alonso Lujambio, que la estabilidad de esa instituciones es un factor de gobernabilidad en el país, por lo que si la aportación que éstas realizan no se corresponde con el financiamiento, se corre el riesgo de la descomposición social.
Durante la primera reunión de trabajo con el nuevo titular de la dependencia, directivos de 37 instituciones como las universidades Nacional Autónoma de México y Autónoma Metropolitana, así como el Politécnico Nacional exigieron fortalecer y respetar la autonomía de éstas, ya que existen casos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que se deben resolver.
De acuerdo con la SEP, los rectores pidieron apoyo para lograr el incremento de sus presupuestos, mediante la suma de esfuerzos de manera corresponsable con los gobiernos de los estados para ampliar la cobertura educativa; una academia con pertinencia y equidad; garantizar la autonomía de las instituciones, además de mayor inversión para ciencia y tecnología.
Luego de una comida en la sede de la dependencia, trascendió que los representantes de las instituciones expresaron que si bien existe un escenario económico difícil, se requieren grandes decisiones para apoyar a la educación superior pública.
Según los asistentes consultados, tanto José Narro, de la UNAM, como Enrique Villa Rivera, del Poli, manifestaron a Lujambio que aún en situaciones económicas complejas se levantaron grandes proyectos educativos. En los años 50, habría señalado el primero, en 700 hectáreas se tomó la decisión de realizar 250 mil metros de construcción para crear lo que hoy es la Ciudad Universitaria, mientras que en 1936, habría añadido Villa Rivera, el presidente Lázaro Cárdenas puso en marcha el IPN, pese a la crisis de entonces.
Tras la reunión, Narro manifestó que tanto el titular de la SEP como los rectores coincidieron en afirmar que México necesita mejorar la cobertura, incrementar el gasto público y fortalecer el sistema de educación superior y de investigación científica.
Informó que el compromiso de Lujambio fue “buscar la manera de hacer las gestiones necesarias frente a las instancias financieras hacendarias. Por su parte, la SEP señaló que el secretario se comprometió a fortalecer también la interlocución con la Cámara de Diputados para incrementar el financiamiento de dichas instituciones.
Algunos de los rectores consultados informaron que en el encuentro se estableció claramente que la estabilidad de las universidades es un factor de gobernabilidad, el cual se corresponde con el presupuesto. De tal suerte que si no se valora la aportación de estas instituciones se corre el riesgo de que sobrevenga descomposición social.
Señalaron que si bien es cierto que hay un escenario de crisis económica y no podemos ser ilusos en las propuestas para el funcionamiento de las instituciones, sí pueden aspirar a que el Estado cumpla con su responsabilidad en materia de financiamiento.
Se requiere, dijo uno de los rectores de la región centro del país, de una decisión que se atreva a apostar por la educación superior como se hizo en la primera mitad del siglo pasado, pese a las dificultades financieras.
Otra de las preocupaciones expresadas a Lujambio fue el tema de la autonomía universitaria. Esto, porque hay instituciones en estados como Jalisco, Michoacán y Oaxaca que han enfrentado problemáticas sobre su capacidad de decidir de manera autónoma.
Por su parte, el secretario general ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, Rafael López Castañares, señaló que pidieron al secretario sumarse a las preocupaciones de los rectores sobre los casos de las universidades que han enfrentado problemas en materia de autonomía y que la SCJN los tiene, por lo que nosotros hemos allegado la información correspondiente a los magistrados, para que cuando tomen la decisión sea con todos los elementos posibles.
En relación con la reiterada demanda de contar con presupuestos multianuales para evitar las caídas presupuestales, subrayó que esta medida permitiría no estar retrocediendo cada año.
Otros asistentes fueron los rectores de las universidades Autónoma de Chiapas, Ángel René Estrada; de la Autónoma de Chihuahua, Raúl Chávez Espinoza; Autónoma de Ciudad Juárez, Jorge Mario Quintana; Autónoma de Coahuila, Mario Alberto Ochoa; Autónoma de Hidalgo, Luis Gil Borja. De la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Silvia María Concepción Figueroa Zamudio.

jueves, 28 de mayo de 2009

La escuela de la tele

Manuel Gil Antón
El Universal/28 de mayo de 2009

Durante años, el programa que tuvo más audiencia en la televisión fue —y quizá lo seguiría siendo— aquel en que durante media hora se recreaba (¿?) lo que pasa en una escuela. ¿Su título? La Escuelita, así, para empezar, en diminutivo.
¿Ingredientes? Una profesora obesa que lleva por peinado la versión exagerada de pastel de cumpleaños y su compañero de tarima, el profesor, al que el traje de cuadros le queda corto. Ambos, más, mucho más que emplear gis y borrador, esgrimen sin cesar una regla con la forma de las que usan los payasos en el circo: doble, para hacer notorio el ruido del golpe al momento de aporrear con ella a algún alumno.
Del otro lado del salón, la ensalada es previsible. Un estudiante homosexual blanco de continuas mofas; la condiscípula guapa, que para evitar que su atribuida condición de tonta y niña perpetua aflore (inmadurez manifiesta en una paleta, parte imprescindible de su atuendo), no escatima ocasión para mostrar su cuerpo como única posibilidad de ser tomada en cuenta; el estudiante aplicado y al que se le margina e insulta por su condición de lambiscón irredento. Otra alumna, muy gorda, que intenta ser vista sin que la obesidad le ocasione ser objeto de escarnio; el muchacho “tonto”, que siempre responde de manera equivocada pero chusca y, no podía faltar, el más “simpático” de todos, el actor central, el que coordina la discriminación como director de orquesta.
Con los personajes en escena —estereotipos arraigados y previsibles—, la acción tiene ejes infaltables: golpes y preguntas insulsas por parte de los maestros para dar pie a la mofa, a la agresión al otro, al predominio del gandaya que se pasa la clase jugando balero. La guapa ofrece lo que en los medios se llama atractivo visual y sus respuestas erróneas son absueltas dado lo que muestra. El grupo, profesores incluidos, atacan al homosexual, ridiculizan al que funge como tonto, se burlan de la muchacha con sobrepeso que no para de comer, cada que el estudiante aplicado ofrece una respuesta correcta el clamor es unánime por parte de sus compañeros: ya cállate, presumido. El actor central lanza los misiles, y todos, sin falta, reciben como proceso educativo golpes y gritos desesperados por parte de los mentores.
Esa es la imagen de la escuela y lo que ocurre en ella. Dicen mis mayores que era parte de los entremeses en los antiguos espectáculos de las carpas. Viene de lejos. Caldo de cultivo que consagra, reproduce o invita a ejercer como cosa natural la homofobia, la misoginia, el abuso, el rechazo al otro por distinto, el salón de clases como sistema social en el que el que es listo lo es por la velocidad con que ofende y se aprovecha de los demás (roba tortas, acusa sin pruebas, descalifica) y una escuela signada por la violencia, el autoritarismo ramplón y el vacío. Y ese programa unía a la gran familia mexicana como ningún otro durante años. Hoy se debate sobre un caso de discriminación en la televisión. ¿Cuándo lo haremos sobre los programas que muestran como natural, por ejemplo, una escuela llena de prejuicios y arbitrariedad?
Dos asuntos importantes están en juego. ¿Esa imagen de la educación escolar que divierte a millones retrata una realidad cotidiana en los salones de clase del país? ¿Contribuye a generarla? ¿La justifica dado el poder de los medios, pues lo que ahí ocurre es lo real y deseable o, al menos, normal? ¿La experiencia escolar es contraria a lo representado, al ser la escuela una institución donde los valores de la tolerancia y el respeto son centrales? ¿Aporta elementos para consolidar, en las relaciones diarias con los otros, la discriminación, al provenir de la misma escuela, esa experiencia que hoy vive, de manera directa, un tercio de la población: 33 millones desde el preescolar al posgrado?
Y por otro lado: ¿es ese enfrentamiento con el otro, el pastelazo simbólico o efectivo, el daño al de junto, la mofa y el descrédito la raíz del humor que predomina? El humor es cosa seria, es asunto de inteligencia, no de tonterías que reafirman lo peor de nosotros: el placer obsceno de aplastar al diferente. El humor con base en el ingenio, en la ruptura de la lógica esperada y la alegre sorpresa es muy difícil de lograr. Pero Andrés Bustamante, el Güirigüiri, lo conseguía en nuestros tiempos. Es posible y se le extraña.
Si la tele muestra una escuela llena de discriminación y basada en la pedagogía de la burla y el golpe, si lo que ahí ocurre no es sólo otro ladrillo en la pared, sino un muro que obstaculiza la modernización de nuestra convivencia, si el humor se aplasta con la risa derivada del ridículo más grosero, entonces puede esperarse un nivel de tolerancia a la intolerancia en la sociedad muy grande. Una de las raíces del complejo problema de la discriminación reside, a mi juicio, ahí. Si no recuerdo mal, hubo una temporada que la escuelita estuvo integrada por personajes muy conocidos. Se le llamo La Escuelita VIP. Faltaba más: hasta los más famosos son así. Hay miga, creo, en este tema.

De Kafka y otros cuentos

José Darío Arredondo López

Las notas periodísticas abundan en elementos que nos hacen recordar a Franz Kafka y pensar que, probablemente, un funcionario universitario de la actualidad hubiera sido un buen personaje de alguna de sus obras, lo que aplica también para algunos maestros. Lo anterior tiene por fundamento lo siguiente:
Arturo Ojeda de la Cruz, secretario general administrativo, dijo que la universidad realizó gestiones con otras instituciones para dar clases fuera de la institución, lo que no trastoca el estado actual de huelga puesto que el STEUS tiene suspendidas sus labores y los docentes reciben y mantienen su sueldo y prestaciones.
Eusebio Pillado, director del sistema Cobach de Sonora, accede a prestar algunas aulas en “solidaridad” con la Unison.
Manuel Tapia Fonllem, presidente de la Comisión de Derechos Universitarios (organismo de la administración), ha emprendido una campaña en los medios de comunicación en apoyo a la posición expresada por la administración universitaria, en el sentido de que la impartición de clases fuera del campus universitario no afecta el derecho de huelga.
Alfredo Padilla Barba, médico jubilado del Seguro Social, da clases de cardiología en la iglesia “Resurrección” de la colonia Las Quintas, por apoyar a los estudiantes para que no pierdan el semestre, aunque reconoce que no se cuenta con el equipo necesario.
Francisco Obregón, coordinador del programa de comunicación del departamento de Psicología y Ciencias de la Comunicación, se comunica por correo con los maestros del área y les pide que reporten avances y necesidades de espacios físicos para gestionarlos.
Por el otro lado, subrayo estos ejemplos:
Docentes de la unidad sur de la Unison, con sede en Navojoa, comenzarán a impartir clases en las banquetas frente al campus universitario, luego que fue rechazada la posibilidad de dar clases extramuros, “ya que se estaría violando el contrato de trabajo”. Los maestros solicitan a los alumnos presentarse frente a las instalaciones de la Unison, así como llevar silla y agua.
Sergio Barraza, secretario general del STAUS, declara que: Resulta ilegal que los docentes impartan clases por fuera de la Universidad de Sonora, cuando la institución tiene estallamiento de huelga por parte del Steus, y reiteró el llamado a sus agremiados para que no den clases extramuros. La administración debe resolver el problema de fondo.
Carlos Miguel Luna Zavala, estudiante de Ingeniería Electrónica, señala que los alumnos no cuentan con la infraestructura, equipo, materiales y talleres que se encuentran en la Universidad de Sonora, donde deben asistir a clases. Señala que “las clases extramuros son una ofensa para los estudiantes, dar clases en una preparatoria que no tiene la infraestructura de la Universidad es sacarle la vuelta al problema”.
La maestra Lilia Encinas, responde el correo de Francisco Obregón y le dice: “… Creo que nuestra postura ante el legítimo movimiento de huelga debe ser de respeto por la instancia más enérgica capaz de ejercer presión, como lo es la suspensión de labores. Entiendo y comparto su preocupación por la afectación que esto implica para nuestros estudiantes ante el riesgo de perder el semestre, pero la responsabilidad de que esto no suceda así, no se encuentra en sus manos ni en las nuestras como profesores. En todo caso, creo que es momento de tomar una postura como sindicalistas que somos y exigir con mayor energía la pronta solución a este movimiento. No creo que terminar abruptamente este semestre, por la vía que sea, constituya la alternativa más eficaz. En todo caso, nuestro compromiso deberá ser que una vez solucionado el conflicto, el calendario escolar sea ajustado para recuperar el tiempo perdido. Por último, no debemos olvidar que con nuestra conducta damos un ejemplo a nuestros estudiantes, motivo por el cual le recuerdo la consigna muchas veces expresada en nuestras marchas: “EL MAESTRO LUCHANDO, TAMBIÉN ESTÁ ENSEÑANDO”
Como usted pudo ver, los derechos de los trabajadores (y las disposiciones contenidas en la ley federal del trabajo) parece una materia sujeta a la conveniencia de una administración que finge funcionar, y que aprovecha la situación para restregarles a los maestros que siguen recibiendo su pago. Si hubiera tiendas de raya como en el porfiriano, seguramente la obligación de pagar a los trabajadores aun en estado de suspensión de actividades docentes se consideraría, desde esta óptica, como una graciosa dádiva que puede esgrimirse como reproche, chantaje y elemento de presión. Parece que olvidan que existen los contratos, el respeto bilateral a las condiciones de trabajo, la obligación de la administración de seguir pagando sueldos porque los maestros no son responsables de la suspensión de las actividades institucionales. No es válido argumentar que se pueden separar, en estado de huelga, las funciones sustantivas de las adjetivas. La institución está en huelga. Es un hecho legal y factual.
Parecen olvidar que huelga se define como la interrupción colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o manifestar una protesta. En este sentido, la huelga no se ejerce de a poquito, parcialmente, ciertas actividades sí y otras no. Si la universidad está en huelga, deja de funcionar, sustantiva y adjetivamente, hasta que se allanan las diferencias entre sindicato y administración.
Si, por otra parte, se reconoce que la impartición de clases fuera de la institución viola el derecho de huelga, quizá haya que aclarar que “extramuros” significa fuera de los recintos universitarios y, evidentemente, la banqueta frente a las instalaciones ya está extramuros, fuera del perímetro universitario por más que sea la banqueta de enfrente. Con más razón si esto se hace en una iglesia, en aulas de las preparatorias del sistema Cobach, o en plazas o parques.
¿Usted cree que se rescata el semestre dando clases en medio de la improvisación de espacios? ¿Qué clase de farsa se perpetra dando clases de cardiología a un grupo de medicina, en las instalaciones de una iglesia, con estudiantes hechos bola, apoyados en reclinatorios o sentados en sillas de sacristía? ¿Qué corazón es el que estudian? ¿El sagrado corazón de Jesús?
En serio, ¿usted cree que así se aprovecha el tiempo y se puede sacar el semestre, fuera de las instalaciones y sin los equipos necesarios que existen en el campus universitario? ¿No le huele a engaño? ¿Se pondría en manos de un médico que estudió en algún rincón de sacristía, de puras oídas, sin los medios adecuados para su aprendizaje?
Ha trascendido que en algunas carreras se les pide a los profesores que ya reporten calificaciones, para “terminar el semestre” a tiempo. Se de buena fuente que en Artes está ocurriendo algo así. ¿Se cumplen los programas en condiciones apropiadas o, simplemente, se finge que se cumplen? ¿De qué tamaño es la calificación que merecen y qué tan confiables son los resultados de las evaluaciones hechas sobre las rodillas?
En suma: ¿importa realmente no perder el semestre, la calidad de la educación impartida, o simplemente se aparenta, se engaña al lector de periódico, al que escucha los chismes en la radio? Puedo decirle que la mejor forma de perder el semestre es tomando clases ficticias en planteles que no son los universitarios. Es evidentemente un engaño que solamente obedece a la consigna de la administración, en su ridícula pretensión de ponerse por encima de la academia, ignorando las condiciones específicas que la docencia requiere para funcionar sin que sea farsa.
Con las acciones mediáticas emprendidas por la administración, la universidad queda reducida a una entidad kafkiana, sumida en la irrealidad de una mente disfuncional, ajena a su propia naturaleza y omisa de su propia responsabilidad. El gobierno del Estado, por su parte, queda sumido en los avatares de una solidaridad prestamista de espacios en preparatorias, que resulta violatoria de derecho de los trabajadores porque se pone de parte de las autoridades y deja de ser un árbitro confiable. ¿Por qué no respetar el derecho a huelga y pugnar por un pronto arreglo entre las partes?
Correo electrónico: dalmx@yahoo.com
“notas sueltas”, en: http://jdarredondo.blogspot.com/

miércoles, 27 de mayo de 2009

Lecciones de la huelga en la Unison

Tras haber cumplido 55 días la huelga que el Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad de Sonora (STEUS) mantiene en el alma mater sonorense, dada la persistente cerrazón e intransigencia de la rectoría, podemos ir anotando algunas lecciones:

1. Es evidente que no hay un interés del Gobierno del Estado por apoyar y defender la educación superior pública en Sonora. El argumento de la "autonomía universitaria" cae por su propio peso, ya que la misma ha sido vulnerada permanentemente desde que se le impuso a la universidad la Ley No. 4, en 1991.

2. Ha quedado más que demostrado que los trabajadores del STEUS han recuperado su organización gremial, han reactivado la participación democrática que les había sido secuestrada durante el largo cacicazgo del dirigente Francisco Moreno Calles. Con la huelga, los trabajadores han dado ejemplo de una lucha sindical digna y justa.

3. En los hechos se observa una descomposición del control político y administrativo que había mantenido el rector Pedro Ortega en los últimos 8 años, en la universidad hay actualmente un vacio de poder y una creciente crisis institucional que amenaza la misma gobernabilidad interna. El caso de las llamadas clases extramuros, "las escuelitas", es un signo claro de esa descomposición, la medida ha resultado un rotundo fracaso de romper la huelga del STEUS. Y la llegada del nuevo rector, Heriberto Grijalva, puede acelerar la ingobernabilidad universitaria, al representar el continuismo de las políticas instrumentadas por la administración ortegista.

4. Sigue la universidad viviendo la época de opacidad en el manejo de la información, el desplegado publicado por el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora (STAUS) sobre el estado que guardan las finanzas universitarias, sembró más dudas sobre las maneras en que se aplican y usan los dineros por la administración. Una revisión de la nómina del personal de confianza, del manejo discrecional con el que se abren más y más plazas de ese tipo, de los sueldos que tienen los funcionarios de primer nivel, hace suponer que no hay órgano de autoridad que regule ese manejo (ni la Junta Universitaria, ni el Colegio Académico).

Seguiremos con otras lecciones en un próximo escrito....

Silencio inconveniente

José Darío Arredondo López

Mientras que todo mundo se siente obligado a opinar acerca del conflicto de moda, que es el de la huelga universitaria, el gobernador del estado permanece atrincherado en el respeto a la autonomía universitaria, mientras que el rector cuya fecha de caducidad se acerca, lo hace atendiendo la política de topes salariales de la entelequia llamada gobierno federal. En medio de este arco iris de evasión de competencias, están los trabajadores en huelga y los estudiantes y profesores que hacen ejercicios mentales acerca de cómo pudieran contribuir al desenlace esperado que, connotaciones más o menos distantes, se pudiera expresar como la reanudación oficial de las actividades.
El grito de “volver a clases” expresado en algunos espacios informativos como “Entre todos” y los contratados ex profeso por parte de los diversos organismos del empresariado sonorense, se volatiza en el aire con una facilidad pasmosa, toda vez que la supuesta defensa de los estudiantes cae por su propio peso si se ve de cerca: los organismos patronales no han demostrado que les interese mucho favorecer a los egresados de la UNISON o de cualquier institución pública por el simple detalle de que (mayormente desde el foxismo) prefieren egresados de las escuelas privadas.
El desgarre de vestiduras y las lágrimas de cocodrilo de los canacos y demás congéneres de la iniciativa privada de guarache, cuando no de botitas y sombrero tejano, resulta ser una triste parodia de un sentimiento de solidaridad que no tienen pero si usan para engañar y confundir. Lo cierto es que hay bastante apatía en la solución de los problemas laborales en el estado de Sonora, hay escasas garantías de que los trabajadores remonten el absurdo tope salarial que el gobierno de Calderón ha impuesto, siguiendo la mejor tradición de hacer que los trabajadores se aprieten el cinturón mientras que los empresarios siguen engordando, a pesar de su ya proverbial ineptitud, a pesar de que todos sabemos su indomable incapacidad para generar empleos, a pesar de ser los más favorecidos a la hora de otorgar dinero para “rescates” y la conversión de deuda privada en deuda pública.
Los trabajadores en huelga están poniendo en evidencia la falta de una política económica correcta y una distribución del producto justa, pero también están haciendo un llamado a la conciencia ciudadana para que, de la manera que sea posible, se apoyen sus demandas. Hoy es el caso de la UNISON, pero también está el de Cananea y, cabe aclararlo, no son los únicos.
Si se quieren dar pasos hacia una solución definitiva, lo primero que habría de hacerse es tomar conciencia de lo que cuesta mantener a una familia, y darse cuenta de que las “condiciones normales” han pasado a ser situaciones de crisis recurrentes y ampliación de la dependencia del país hacia agentes económicos externos, a ciencia y paciencia del gobierno, por no decir que con su diligente colaboración en favor del capital trasnacional. ¿Por qué no replantear el modelo económico y decidir a favor del financiamiento de la educación y del desarrollo de la ciencia y la tecnología nacionales?
Queda para constancia histórica que durante los gobiernos neoliberales, sobre todo los dos últimos panistas, la educación no ha merecido el apoyo presupuestal del gobierno, y no existe algo que pudiera llamarse inversión en ciencia y desarrollo, de manera que el interés por el futuro de los estudiantes universitarios de Sonora no suena ni sincero ni siquiera probable, a juzgar por los datos duros de la realidad educativa local y nacional.
Lo que se esconde tras la farsa de la defensa de los derechos estudiantiles por parte de despistados a modo y jilgueros de la patronal es, simplemente, un intento más de desvirtuar el sindicalismo y atacar sus principios y mecanismos de acción. El ofrecer espacios para que se “den clases” no es otra cosa más que el intento de manipular la desesperación, inducida o auténtica, de los estudiantes para romper la huelga, pasando por encima del derecho que les asiste. En el mismo sentido, la orejana idea de dar clases virtuales, incorporando al asalto a los derechos laborales la ilusión informatizada de una normalidad que no se va a dar mientras no se llegue a la mesa de las negociaciones con la voluntad de allanar los puntos en conflicto.
En suma, no ha habido voluntad para favorecer el avance educativo en Sonora y la mejor formación científica y tecnológica, a partir de que tenemos un gobierno federal inepto y dependiente del exterior, un modelo de política económica fracasado y carencia de voluntad para realizar los cambios urgentes y necesarios en la economía nacional que permitan nuestro desarrollo. La iniciativa privada permanece colgada de la brocha ideológica del neoliberalismo y resulta incompetente para generar empleo y bastante aplicada en producir pérdidas que son encubiertas por el gobierno y que se traducen en deuda pública. Los problemas sociales se agudizan porque lo hacen los de carácter económico en su dimensión personal y familiar, de manera que el empleo para los futuros profesionistas es una ficción más del neoliberalismo. Ningún egresado universitario, con o sin huelga, tiene seguro el empleo, de hecho, no lo tiene.
La huelga, en este contexto, es un fenómeno social y político que no se resuelve negándolo o atacándolo, sino analizando sus causas profundas y tomando las medidas que sean necesarias. El gobierno y la clase patronal no lo han hecho. No lo harán voluntariamente. Se necesita un fuerte movimiento ciudadano de apoyo a los trabajadores, que sea capaz de cambiar el rumbo de la política laboral mexicana. Podemos empezar con Cananea, con la Universidad de Sonora, por ejemplo.
Correo electrónico: dalmx@yahoo.com
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Coinciden STAUS y STEUS: Pedro le echa más leña a la hoguera

José Luis Jara
Dossier Político/27 de mayo de 2009
A la huelga del STEUS que mantiene paralizada a la Universidad de Sonora por más de 50 días, sólo le faltaba más leña al fuego.
Y esa leña la arrojó el rector de esta casa de estudios, Pedro Ortega Romero. De nada sirvieron las firmas de contrato colectivo con el STAUS, pues decidió aventarse el boleto de promover la impartición de clases en escuelas diferentes a la Universidad de Sonora.
Para ello, el director de Servicios Escolares, el integrante del grupo de los químicos, Héctor Escárcega empezó las negociaciones con el director del Colegio de Bachilleres, Eusebio Pillado, para que esta institución le prestara aulas para las clases que imparten a estudiantes de la Universidad de Sonora.
Y Eusebio Pillado se prestó a la jugada. Les autorizó seis aulas en el plantel Villa de Seris y seis aulas en el plantel Reforma.
Ante ello, los dirigentes de los sindicatos de trabajadores y empleados y el de trabajadores académicos de la unisón, STEUS y STEUS, criticaron la decisión del rector.
Dorotea Rascón Gámez, del STEUS, dijo que si el rector pretendía impartir clases, los integrantes del sindicato irán a colocar las banderas rojinegras, porque eso significaría que estarían abriendo un recinto de la Universidad de Sonora, a la que tienen paralizada sus labores de manera legal.
Sergio Barraza Félix, dirigente de los maestros universitarios, lanzó un llamado al rector Pedro Ortega para que no le meta leña al fuego. Aseveró que el rector está violando el derecho de huelga del STEUS y que la decisión de la autoridad universitaria es unilateral de manera que violó las relaciones laborales que sostiene con el STAUS, porque con el sindicato tiene convenido en el contrato colectivo, que tomará en cuenta al gremio cuando se modifiquen las condiciones laborales de los maestros.
En este sentido, impartir clases fuera de la universidad, implica un cambio radical de condiciones de trabajo para los maestros. Barraza Félix puntualizó que el sindicato no está de acuerdo con esa medida porque se tomó de manera unilateral.
Realiza asamblea el STEUS
A eso de las once de la mañana, los trabajadores del STEUS realizaron una asamblea, para responder a la presión que se ejerció contra la dirigencia sindical, en el sentido de que no convocaba asambleas.Incluso este reclamo se llegó a interpretar como una estrategia de la corriente rojinegra que se ha manifestado contra la huelga del STEUS.
Sin embargo, la dirigencia del sindicato universitario convocó a una asamblea, a la que acudió alrededor del 80 por ciento de los agremiados.
El teatro Emiliana de Zubeldía se llenó hasta el tope. Los trabajadores y trabajadores ocuparon todas las butacas y los pasillos. Difícilmente se podía circular al interior de este espacio ubicado en el Museo y Biblioteca de la Universidad.
Hasta afuera del teatro, se escucharon las arengas de los dirigentes. Y hasta afuera se escucharon los reclamos de la base sindical, que unánimemente aplaudió a una trabajadora cuando les dijo a voz en cuello: ¡Despensa o muerte!
El ánimo de la gente se manifestó fuera de la asamblea. Algunos trabajadores acudieron porque decidieron parar la intentona de la rojinegra de querer levantar la huelga. Pero esa oposición quedó apabullada con la decisión de la mayoría de mantener la huelga.
Miguel Luna y Pablo Taddei, alumnos de electrónica e ingeniería, respectivamente, entraron a la asamblea para exponer una solicitud: que permitan la participación de una comisión estudiantil en las negociaciones con las autoridades universitarias.
La propuesta que tienen los estudiantes es que las partes del conflicto se pongan a negociar y lleguen a un acuerdo para levantar la huelga.
Su preocupación es volver a clases y no perder el semestre. Pero cuando salieron de la asamblea, la cara de los alumnos manifestaba una cierta incertidumbre. Estaban con cierta esperanza de que la participación de la base trabajadora del sindicato participaba en asamblea, pudiera dar otra directriz a sus dirigentes para levantar la huelga. Y cuando fueron testigos de la decisión casi unánime del 80 por ciento de los trabajadores del sindicato, de seguir en la huelga, se dieron cuenta que el STEUS se había radicalizado.
Más leña al fuego: Barraza
En tanto, el dirigente del STAUS, Sergio Barraza Félix informó sobre los acuerdos que tuvieron en la reunión del Consejo General de Delegados y la comisión revisora del pliego de demandas.
Dijo que este día, los maestros del STAUS van a realizar una asamblea con el fin de informar sobre los últimos ofrecimientos de las autoridades universitarias. Los maestros, recordó, tienen prorrogado estallar la huelga para el 29 de mayo.
Por esta razón, dijo que uno de los acuerdos que tuvieron en el máximo órgano de dirección del sindicato, es plantearle a la universidad que se aproveche estos días para solucionar el conflicto de huelga del STEUS y responda a las demandas de los maestros, para evitar que se vuelva a estallar otra huelga en la Universidad de Sonora.
Barraza Félix dijo que estos días son claves para resolver el pliego de demandas que interpuso el STAUS en su revisión de contrato colectivo y demanda de aumento salarial.
Y sobre el caso de la huelga del STEUS, el dirigente de los maestros consideró que las clases que imparten a los alumnos de la universidad en instalaciones prestadas, representa una violación al derecho de huelga de los trabajadores.
Con este tipo de medidas, consideró que Pedro Ortega le está echando leña a la hoguera, con el alto riesgo de que el conflicto de la universidad se traslade a otras instituciones. “Creemos que debe haber un acuerdo a la brevedad posible, para que el regreso a clases sea dentro de la universidad y sin afectar intereses”.
Y en este arreglo, la autoridad universitaria debe aprovechar para resolver de una vez las demandas de los maestros de la institución. Si el rector no levanta la mira y actúa en consecuencia, la universidad puede volverse a parar, ahora por los maestros que prorrogaron su huelga para el próximo 29 de agosto.Las demandas de los maestros
En este lapso, en que el STEUS mantiene la huelga en la universidad de Sonora, los maestros universitarios consideran que debe aprovecharse para resolver la revisión de contrato colectivo y demanda de aumento salarial.
Sergio Barraza aclaró que tienen alrededor de diez puntos fuertes, que se pueden resolver. Estos puntos están relacionados con demandas de estímulos de exclusividad que se encuentra en un programa que acordaron sindicato a universidad, para ir paulatinamente recuperando el poder adquisitivo de los maestros. El sindicato, dijo, está demandando que se incremente la bolsa para este proyecto.
Sobre la mesa de negociaciones se encuentra la demanda de estímulos a la jubilación y la demanda es que también se incluya a los maestros por asignatura; la construcción del modulo delo ISSSTESON en el campus universitario y un problema de descuento que le hacen a unos maestros que fueron becados.
El colofón de Pedro Ortega
Pedro Ortega está a punto de entregar la administración el próximo 15 de junio. Se acerca el fin de todo un período en que el rector ha estado en la administración de la Universidad de Sonora.
Llegó a la vicerrectoría de la unidad Hermosillo de la universidad en 1995. Terminó su período hasta 1999 y luego fue reelecto en este mismo cargo para el período de 1999 a 2001. Fueron ocho años en este cargo, donde su papel fue el de hacerle sombra a Jorge Luis Ibarra Mendívil que estaba en la rectoría de la Universidad.
Luego, Pedro Ortega llegó a la rectoría en 2001. Fue designado por la Junta Universitaria que había integrado el entonces rector y actual candidato del PAN a diputado federal por el distrito 05, Ibarra Mendívil, para que estuviera en el cargo hasta 2005. Después se vino otra reelección de Ortega en la rectoría, de tal suerte que su administración concluye este junio de 2009.
Ahora que a Pedro Ortega unos 20 días para dejar la rectoría, enfrenta las revisiones salariales del STEUS y del STAUS.
Y precisamente, cuando está a punto de concluir su mandato, Pedro Ortega decidió echarle más leña al fuego.

Falsificar la ciencia


Martín Bonfil Olivera
Milenio/27 de mayo de 2009

La gran confianza que tenemos en la ciencia y en el conocimiento que produce se basa en gran parte en su riguroso sistema de control de calidad.
Para que algo sea válido en ciencia no basta con que lo diga alguien que tenga un doctorado.
El trabajo del investigador, incluyendo una descripción detallada de sus antecedentes, métodos, resultados, el análisis de los mismos y la argumentación que sustente sus conclusiones, tiene que haber sido socializado en seminarios, conferencias y congresos, y aceptado por la comunidad de expertos a la que pertenece.
El proceso culmina con su publicación en una revista arbitrada internacional. Estos journals sólo aceptan trabajos que hayan pasado por un minucioso proceso de “revisión por colegas” (peer review), normalmente anónimo, en el que es frecuente pedir cambios y adiciones a satisfacción de los árbitros expertos.
De ahí el pequeño escándalo que se suscitó cuando la revista The scientist (30 de abril) publicó que la empresa farmacéutica Merck, Sharp & Dohme había negociado con Elsevier, la editorial de revistas científicas más famosa y poderosa del mundo, la publicación entre 2003 y 2004 de una revista científica armada sobre pedido con resúmenes y revisiones de artículos publicados en otras revistas cuyos resultados eran siempre favorables a productos de Merck.
La industria farmacéutica es uno de esos puntos peligrosos donde la frontera entre ciencia y empresa se borra. No es malo que una empresa haga publicidad a sus productos. Son comunes las revistas informales que se regalan a médicos y resumen información de revistas arbitradas.
Pero siempre está claro que no son verdaderas revistas científicas, sino formas de propaganda.
Lo grave del caso es haber disfrazado los “infomerciales” de Merck como buena ciencia. Y peor: a la luz del escándalo, Elsevier reveló que había hecho no sólo una, sino seis revistas pagadas por empresas.
Dejó de hacerlo hace años, pero la lección es clara: la ambición de publicistas y empresas puede poner en riesgo la calidad y confiabilidad de la ciencia.
Igual que ocurre en la democracia, la transparencia, lejos de debilitar a la ciencia, la fortalece. Ojalá Elsevier haya aprendido la lección.
lacienciaporgusto.blogspot.com
mbonfil@servidor.unam.mx

martes, 26 de mayo de 2009

Ignorancia costosa

Arturo Barba
Milenio/26 de mayo de 2009

Muy costosa resultó para el país la ignorancia científica del gobierno federal y del DF ante la influenza. En lugar de ponderar la razón y el conocimiento, el pánico ante un supuesto nuevo virus se apoderó de ellos y de ahí se derivaron decisiones torpes, precipitadas y muy costosas.
Este “pirata celular” resultó no ser nuevo pues, según lo reporta esta semana la revista Science, al analizar los genomas de 50 cepas del A/H1N1, un grupo de científicos observó que se trata de un virus que ha estado circulando por todo el mundo desde hace más de diez años, con componentes genéticos de humanos, cerdos y aves.
Si se le compara con el virus de la influenza estacional que cada año mata a más de siete mil personas en este país, el nuevo es casi inofensivo. Entonces ¿por qué se hizo lo que se hizo? ¿por qué se sembró el pánico entre la población?¿por qué se detonó una “emergencia sanitaria” que ha costado más del ocho por ciento del PIB? Por ignorancia.
De los 80 muertos que ha dejado el virus, 77.5% tenían entre 20 y 54 años; entonces, ¿para qué cerrar las escuelas en todo el país? Lo único que hizo esta decisión injustificada fue generar pánico y alarma.
De nada sirvió cerrar restaurantes, bares, cines, teatros, discotecas, centros deportivos, parques y zoológicos, si el Metro, los microbuses y los hospitales lucían aglomeraciones a todas horas, y menos aún cuando nunca hubo cercos epidemiológicos.
Mientras acá el secretario de salud, José A. Córdova, le dijo a los mexicanos “sálvese quien pueda”, “no salgan de sus casas”, “puede morir”, en EU el presidente Obama le decía a su pueblo: “no se preocupen”, “con la ayuda de nuestros científicos todo estará bajo control”, “el gobierno los cuidará”.
Mientras allá se acudió al conocimiento, aquí todo se precipitó en el pánico. Sin información científica inició la danza de cifras y los cientos de casos “sospechosos” alarmaron aún más a la población.
El país careció de la capacidad científica que permitiera identificar al peligroso y mortal agente. La estructura burocratizada de las instituciones científicas y de salud colapsaron. El gobierno federal no acudió a sus científicos y muchos de éstos mostraron un analfabetismo social casi tan grande como el analfabetismo científico del gobierno.
Ahora, después de la borrachera de ignorancia, quieren lucirse como los “salvadores de la humanidad” o como la “ciudad modelo”, lo que nos demuestra que además de costosa, la ignorancia es osada y cínica.
abanav@gmail.com

Aprender a aprender

Axel Didriksson
Excélsior/26 de mayo de 2009

En determinados periodos de su devenir, las sociedades aprenden de forma brutal, rápida e intensa. Esto sucede cuando ocurren acontecimientos desastrosos como guerras, sismos, pandemias, pero también si se conocen datos e investigaciones que reportan un conocimiento útil para su sobrevivencia o su desarrollo.
Ambas causalidades se presentan separadas o mezcladas, pero siempre vale la pena tomarlas en cuenta, para poder alcanzar mayores niveles de aprendizaje colectivo y de organización social. Cuando esto no sucede, el acontecimiento original puede quedar como una mera referencia simbólica, algo que se va olvidando, o quedar como una experiencia efímera que no alcanza a expresarse en avances a favor de la sociedad. ¡Cómo hemos padecido esto en innumerables ocasiones¡
Una sociedad del conocimiento debe organizarse para poder transformar lo que sabe, descubre o padece en componentes sociales de superación, crecimiento para todos y estímulos para un aprendizaje permanente. Así ha ocurrido en muchas latitudes, de una manera u otra: Estados Unidos se alarmó al descubrir su brecha tecnológica, cuando Rusia lanzó su primer Sputnik. Sin embargo, más tarde, una investigación que llevó como título A Nation at Risk (1983), señaló que, “nuestros fundamentos educativos… están minados por la erosión de una marea de mediocridad (rising tide of mediocrity)”. Otros países tampoco han aprendido de sus experiencias o de sus conocimientos o no lo pueden hacer porque están metidos en una guerra o sus gobiernos son verdaderamente insulsos.
En México se sufrió de un aprendizaje violento con los sismos de 1985 y, ahora, con una mejor organización, enfrentamos la epidemia del virus A. Pero más allá de ello, no hemos sido capaces de realizar cambios fundamentales para avanzar sobre la pobreza democrática que se vive, el lodazal y la violencia cotidianos, la mediocridad educativa y el atraso en la investigación en ciencia y tecnología. Frente al virus, sólo por la disciplina de la sociedad no pasamos a mayores, pero no contábamos con una infraestructura adecuada ni con los recursos para hacer frente a una investigación a fondo sobre las cepas que se recogían durante la crisis epidemiológica, tal como lo confirmó, hace unos días, la directora del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (Indre), Celia Alpuche.
Otra situación hubiéramos tenido si hubiésemos superado la mediocridad educativa que se vive desde hace décadas y los debates reducidos a lo insustancial. Para poner un ejemplo de ello, la discusión educativa posvirus se ha reducido al tema del alargamiento del número de horas de clase o de las horas de dedicación del profesor en el aula. Finlandia tiene el número de horas de instrucción más bajo del mundo, pero es el país con más altos niveles de desarrollo educativo. El promedio de horas que tiene México es de los más altos, pero ocupamos los más bajos indicadores en educación. Aquí los profesores trabajan más horas a la semana, mil 80 horas al año, mientras que en Corea se laboran 802 horas y sus indicadores educativos son muy superiores a los nuestros. En gran cantidad de países, los profesores y los investigadores constituyen el sector profesional mejor pagado y no hay rifas de autos de lujo. Otro absurdo para documentar nuestro optimismo: la lógica a través de la cual se ha presentado la existencia de un supuesto genoma “mexicano” y sus virtudes. Algo anda mal, ¿no es cierto?
El promedio de horas que tiene el país es de los más altos, pero ocupamos los más bajos indicadores en educación.
didrik@servidor.unam.mx

Círculos viciosos

Guillermo Sheridan
El Universal/26 de mayo de 2009

Pocas cosas nos salen tan bien en México como los círculos viciosos. Están perfectamete diseñados, traen tecnología de punta, vienen con blindaje. Deberíamos exportarlos.
La forma en que hemos logrado que las soluciones agraven nuestros problemas ha inventado la inaudita categoría del problema retroalimentado. Y más abajo de los problemas retroalimentados, en el organigrama del desastre, ya no hay nada (o hay sólo talibanes, o tupamaros o cosas así). Nuestros círculos, además de viciosos, son adictos y obviamente adictivos. Presumimos que no hay problema sin solución, pero invariablemente nos las arreglamos no sólo para que la solución se convierta en parte del problema, sino que lo agrande. Esto es lo que explica que no haya mejor negocio en México que la política, que es el arte de arreglar los problemas nacionales con soluciones que los empeoren, pero dejen ganancias particulares.
¿Teníamos una democracia de mentiritas? Ahora tenemos democracia, disfuncional y además muy cara: cada uno de los 500 diputados que van a ser elegidos le va a costar al pueblo 25 millones de pesos. Esto sin contar los 6 millones que van a costar per dedo durante sus tres años de servicio.
El negocio es que las soluciones se queden como inminencia. En la medida en que una solución a un problema nacional se prolonga, los beneficios parciales aumentan. Se trata de que lo que no sirve en general, sirva en lo particular. Desde Calles se entiende que es más negocio tratar de arreglar los problemas que arreglarlos. Hay que tratar de arreglarlos lo más que se pueda y empleando la mayor cantidad de tiempo y dinero posibles, pero sin conseguirlo, pues un problema arreglado deja de ser negocio (y, además, ya no se puede heredar). En resumen, se trata de que las cosas no sirvan para lo que sirven, sino para algo más útil que su servicio. Es decir, la utilidad es mejor que la ganancia.
Haber logrado que la educación pública sea un desastre abate el progreso de la patria, inhibe su crecimiento, hipoteca su futuro, etcétera. Digamos, por ejemplo, que el profesor Pichardo no sirve para enseñar. ¿Qué hacer? Sindicalizarlo, estimularlo, meterlo a cursos, ofrecerle premios. Un año después, sigue sin poder enseñar, pero su ineptitud ha generado utilidades muy superiores a la ganancia de haber enseñado: ganaron los programas, los líderes, los diputados del magisterio, los institutos de educar educadores y sus administradores. Y, claro, perdieron los educandos. No hubo ganancia, pero sí utilidad.
El titular de la SEP Narciso Bassols escribió en 1933:
La SEP desea sinceramente que las agrupaciones magisteriales tengan una vida real robusta y sana, pues está convencida de que cuando los líderes que no sean simuladores y no necesiten derivar su fuerza del escándalo, sino que cuenten con el apoyo efectivo de las grandes masas de maestros, es decir, cuando la masa dé fuerza al líder y no sea el falso líder quien la busca en la masa halagándole sus bajas pasiones, se habrá logrado un importante progreso.
Han transcurrido 75 años desde ese importante progreso. No sirvió, pero sigue sirviendo.

Crisis económica y trabajadores en movimiento

Leopoldo Santos Ramírez

Los empleados de los VH han iniciado una resistencia por sí mismos cuando han descubierto que su suerte está signada por un sindicato blanco que los representa, al que nunca conocieron, y que “pactó” con los patrones un denominado paro técnico que le permite a la empresa abonar solamente parte del salario de los trabajadores.

En los hechos se trata de una maniobra del consorcio VH para evadir su obligación de hacerse cargo de las liquidaciones conforme a la Ley Federal del Trabajo, vigente aún en este país. Aun cuando los VH pasaran a manos de otra empresa habrá dificultades para que los nuevos dueños reconozcan la antigüedad de los empleados en el caso de que accedieran a recontratarlos. La resistencia obrera de estos empleados tiene pocas posibilidades de durar y conseguir una mejor negociación dado su desamparo sindical y la falta de solidaridad de las organizaciones laborales para con sus hermanos de clase. Sus probabilidades de sostenerse serán menos si no consiguen el apoyo de organizaciones sindicales de a de veras, o de las agrupaciones no gubernamentales. Dado que no son los únicos resistiendo las arbitrariedades de empresarios fraudulentos en complicidad con funcionarios corruptos, lo más probable es que más adelante veamos a una clase trabajadora en movimiento. Igual que los trabajadores de la UNISON, los empleados de los VH no piden privilegios sino un trato conforme a la ley.

Ambos ejemplos, la quiebra fraudulenta de los VH y la huelga de los empleados de la UNISON, junto a los trabajadores mineros de Cananea evidencian el fracaso del modelo depredador del neoliberalismo que fue impuesto al pueblo hace casi treinta años por la clase política. En ese largo período ocurrieron cuatro cuestiones centrales; la primera fue el desmantelamiento no discriminatorio del Estado que se privó de recursos centrales que le permitían intervenir y dirigir la economía buscando la relativa armonía entre los factores de la producción, el capital y el trabajo, pero también entre los sectores económicos que ya sin ataduras, acabaron por devorarse unos a otros sometiéndose finalmente a los grandes monopolios norteamericanos.

La segunda cuestión fue que por fuera de la ley se buscó privatizar recursos estratégicos como el gas, el petróleo, la electricidad y los minerales básicos. El resultado es que hoy esos recursos no pueden utilizarse con plenitud para sortear los avatares de la crisis.

La tercera cuestión consistió en abrir nuestro mercado a los grandes capitales transnacionales que terminaron con la industria mediana y las pequeñas unidades de comercio que se fueron a la semilegalidad del comercio ambulante, el cual creció exponencialmente.

La cuarta cuestión reforzó el fortalecimiento del capital financiero y fue la política de utilizar todo el poder contra los movimientos populares y la resistencia obrera, así como deshacer el camino democrático-electoral que tanto costó construir a los mexicanos.

En este contexto, la movilización de los trabajadores universitarios sonorenses adquiere especial importancia porque servirá de ejemplo a otros trabajadores. Poco a poco, los universitarios han ido destruyendo los argumentos de que buscan privilegios con su huelga. Al contrario, ahora con más fuerza se perfila la probabilidad de que existan recursos financieros para responder a las demandas del STEUS, y en una simple contabilidad dichos recursos deben dejarse ver porque no pueden desaparecer como por arte de magia. No de la Universidad de Sonora.


lunes, 25 de mayo de 2009

Con nivelación e incremento salarial de 4.25%, termina huelga en el Colpos

Carolina Gómez Mena
La Jornada/23 de mayo de 2009

En las primeras horas de este sábado se consideraba un hecho la firma de un acuerdo que pone punto final a la huelga que mantuvo paralizado al Colegio de Posgraduados (Colpos) durante 97 días.
El documento establece el pago de 65 por ciento de los salarios caídos sobre los días laborales, un incremento salarial de 4.25 por ciento, más 2.5 en prestaciones y 24.3 millones de pesos para dar inicio a la homologación salarial, la cual se concretará en un plazo de 5 años.
Lo que al principio atoró la negociación fue el monto destinado a homologación salarial (los aumentos a percepciones y a prestaciones ya habían sido aceptados por los trabajadores), el cual finalmente quedó dividido en 17.3 millones de pesos directos al salario tabular y 7 millones al salario tabular de acuerdo con la productividad individual.
Anoche las partes se aprestaban a signar el acuerdo, el cual fue calificado por la dirigencia del Sindicato Independiente de Académicos del Colpos (Siacop) como un “triunfo sobre la incapacidad de las autoridades de la institución, la negligencia, opacidad y los objetivos oscuros tendientes a desviar la misión fundamental del colegio”.
Anoche, en el plantón que los integrantes del Siacop establecieron frente a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (Sagarpa), los sindicalistas comenzaban a celebrar el fin de la huelga.
Entre música, cantos y baile, el doctor en epidemiología vegetal, Gustavo Mora Aguilar, integrante del comité de huelga, comentó que aunque había júbilo en el plantón, éste no sería levantado hasta tener el documento firmado.
Asimismo, celebró que en “pocos días” (desde la instalación del plantón) se haya logrado lo que no se logró en 90 jornadas y resaltó la valentía y compromiso de los académicos que arriesgaron incluso su salud. En tal sentido señaló que el doctor Oliverio Hernández levantó su ayuno al cuarto día, y lo mismo hizo el doctor Mario Valadez, quien iniciaba el noveno día sin ingerir alimentos.
Fue al mediodía del 15 de febrero cuando fueron colgadas las banderas rojinegras en los siete campus que posee el Colpos en el país, y la previsión es que hoy a las 10 de la mañana éstas sean retiradas.
Para el Siacop, encabezado por Lenin Guajardo, quien firmó anoche el acuerdo en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), la huelga en el Colpos puso en evidencia el “menosprecio” de las autoridades hacia la investigación, pero también demostró que un gremio es capaz de “defender la dignidad de una institución”.
Mora Aguilar, remarcó que también hizo evidente que era posible “vencer la ineficiencia y autoritarismo del director general del Colpos, Félix González Cossío”.
En el último comunicado del comité de huelga se estableció que el paro duró 97 días porque González Cossío “ignoró el problema y fingió que no pasaba nada” y luego “se delegó la negociación en un grupo de administradores con un completo desconocimiento de las actividades y características de los académicos”.

La huelga en la Unison y el Estado

Felipe Mora Arellano
El Imparcial/25 de mayo de 2009

Los miembros de la sociedad sonorense ocupados en darle seguimiento a la huelga de la Unison, suelen identificar dos instancias como las causantes del fenómeno: El sindicato y la administración de la Universidad. El primero personificado en su Secretaría General, y la segunda en el rector.

Hay quienes piensan que los principales afectados son los estudiantes. Otros que es la sociedad en general, y muy pocos incluyen a los trabajadores y maestros de la Universidad. También se culpa a uno u otro de los dos actores principales de tan prolongado conflicto.

Un discurso que campea y llamados que se expresan en los medios, invocan a las partes a ceder en sus pretensiones en aras de los más altos intereses de la Unison. Muestra que hay algo más superior a las partes que constituyen ese todo que es la Universidad de Sonora.

Mas resulta que las partes en conflicto también invocan, para legitimar sus demandas y prácticas, dos bases centrales del Estado de Derecho mexicano: Los artículos 3 y 123. El Derecho a la Educación y el Derecho al Trabajo.

Los estudiantes tienen derecho a estudiar y las instituciones de educación a impartir clases, investigar y difundir la cultura. Sin embargo, los trabajadores que hacen posible una parte de esa tarea, tienen también derecho a recibir un salario justo, a organizarse y a defender sus intereses como gremio. He aquí un dilema.

Las partes han sido citadas ante las autoridades laborales y políticas del Gobierno y, al parecer, éstas no han podido mediar satisfactoriamente para llegar a un arreglo en aras del interés general: Los estudiantes, la sociedad en su conjunto, los trabajadores y maestros. Y deberá añadirse: El desarrollo económico, científico y cultural, por el tipo de productos que genera la Unison.

En vista de la duración e importancia del conflicto, han saltado al ruedo un sinnúmero de actores, personas de diferentes ocupaciones y maneras de vivir. Igual, unos a favor del sindicato y otros de la administración. Esto asemeja una guerra de todos contra todos. Por fortuna, hasta ahora la guerra es mediática y de consignas, se trata de ganar aliados en la opinión pública a favor de uno u otro de los contendientes.

Hasta aquí parece un primer estado de naturaleza, dentro de un cierto orden, en el que cada quien (los conflictuados y los afectados) tiene la libertad de usar el poder y los recursos que cada uno disponga para defender sus intereses y garantizar su autoconservación.

Sin embargo, algunos de los actores de la amplia palestra se han dado cuenta que las cosas no pueden seguir como hasta hoy y de manera indefinida. Consideran, y pienso que con razón, que una parte del Estado, el Gobierno, debe intervenir en la defensa del interés general. Quién más si no él en virtud de que las partes no han podido llegar a un acuerdo y el tamaño de los daños ha crecido sin que una y otra se detenga.

El Gobierno no puede argumentar que si la Universidad es autónoma no debe intervenir en el conflicto y señalar que el caso compete sólo a ella. Se pierde de vista que la autonomía tiene que ver con el derecho y capacidad de la institución educativa a darse leyes, normas, reglas y procedimientos internos para llevar a cabo su función.

Los derechos a la educación y al trabajo deben ser salvaguardados por el Estado. Este debió haber intervenido al poco tiempo de estallado el conflicto para garantizar el servicio público y atender las necesidades de los trabajadores. La suspensión del servicio público no ha matado a alguien que se sepa, no se trata de un hospital, por ejemplo.

Pero nuestra entidad no se encuentra en un estado de sobrevivencia que requiera ver muertos para actuar. Se trata de una situación donde la educación es un bien para la supervivencia, especialmente de amplias capas de la población que no tienen acceso a colegios y universidades privadas. Ahí está el interés superior a salvar: La educación pública.

Hay quienes piensan y temen que la intervención del Gobierno se de en su rol de Estado-policía, que rompiera las banderas, introdujera la fuerza pública a las instalaciones y desapareciera al sindicato. Sería poco inteligente de su parte. Lo que se empieza a demandar del Gobierno, es que deje su papel de observador en la mesa, busque un equilibrio entre las demandas y su capacidad de satisfacción; logre acuerdos siendo vigilante de su cumplimiento, haga a un lado las posturas y poses de aparador que tuvieron que darse como en todo conflicto y contribuya a una solución satisfactoria. Para eso es el Estado, entre otras cosas.

Superado el problema, ya no debe haber vuelta a la normalidad. No se trató de una fiesta que, como dijo el poeta, disolvió el amanecer. Tras de esto se asomó una verdadera crisis institucional que debe ser atendida única y exclusivamente por la comunidad universitaria. Además de los actores están las estructuras que suelen no ver los observadores externos. Y hay plazo. Dentro de un año deberán estar aceitados los caminos para que los conflictos no se conviertan en campos de batalla.

Felipe Mora Arellano, profesor de Sociología en la Unison.

viernes, 22 de mayo de 2009

Un año de la alianza educativa

Mery Hamui Sutton y Lorenza Villa Lever
El Universal/22 de mayo de 2009

Hace ya un año, el 15 de mayo pasado, se firmó la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE). Para muchos, su anuncio auguraba la posibilidad de mejorar los muy preocupantes resultados de la educación en el país; no obstante, su diseño y la forma en la que se intentó implementar dejaron mucho que desear.
En cuanto a su diseño, no se aprovechó el conocimiento disponible acerca de la dinámica del cambio educativo ni se fundó en diagnósticos que apoyaran lo que se propone en ella. En su implementación, tuvo como marca de origen un acuerdo cupular sin el necesario sustento político. Los actores principales de la ACE fueron el gobierno federal, representado por el Presidente de la República y la secretaria de Educación del momento, y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en la persona de su presidenta vitalicia.
Aunque hubo grupos de maestros, alumnos, padres de familia y organismos de la sociedad civil en la ceremonia de la firma de la alianza, sus intereses no quedaron plasmados, no participaron en las negociaciones ni se establecieron consensos con ellos. Es por eso que la reacción de los maestros a este pacto cupular se manifestó en conflictos en varios estados, donde se enfrentaron con el gobierno federal, que fue incapaz de mantener, fortalecer y consolidar el acuerdo.
A un año de iniciada, la alianza se ha posicionado por encima de acuerdos previos como la federalización de la educación básica, la adjudicación de responsabilidades de los gobiernos de los estados y municipios, y del Plan Sectorial de Educación 2001-2006, el cual ha dejado de ser la referencia obligada de la política orientada a la educación básica.
La alianza tiene cinco ejes temáticos: a) modernizar los centros escolares, b) profesionalizar a los profesores y a las autoridades educativas, c) promover el bienestar y desarrollo integral de los alumnos, d) la formación integral para la vida y el trabajo, y e) evaluar mejor.
Aunque todos los ejes tienen relación con la calidad educativa, la profesionalización de los maestros y directivos es el que tiene mayores repercusiones y alcances. Este eje contempla el ingreso y promoción de todas las nuevas plazas y vacantes definitivas mediante concurso. Se esperaba que con el concurso nacional público de oposición se terminaría con la asignación arbitraria de plazas, se cumpliría con la tarea de erradicar la corrupción en el manejo de éstas y se impediría el control del escalafón y otras prestaciones por parte del SNTE.
El 28 de julio del año pasado la SEP publicó dos convocatorias: una para maestros de nuevo ingreso y la otra para docentes en servicio. Para la primera se registraron 59 mil 51 aspirantes, para la segunda fueron 21 mil 515, aunque la convocatoria se abrió sólo para 8 mil 500 nuevas plazas. La expectativa era que los concursos fueran convocados y dictaminados de tal manera que la selección de los ganadores no dependiera de decisiones burocráticas o de designaciones de naturaleza gremial. No obstante, lo único que cambió fue la estrategia. Cada sección sindical definió, en acuerdo con las secretarías de Educación estatales, qué maestros participarían en los concursos; además, no hubo convocatorias públicas en los estados y no se sabe, hasta la fecha, quién diseñó el examen y con qué criterios. (Este País, mayo de 2009).
No se sabe oficialmente por qué estados como Michoacán y Oaxaca no participaron, pero sus docentes se manifestaron en rechazo a la ACE en marchas, paros y mítines. Mientras que en Quintana Roo, Morelos y Guerrero hubo periodos en los que las escuelas permanecieron cerradas.
Una segunda mejora esperada era la reformulación de los lineamientos de carrera magisterial, pues el rubro que tenía mayor importancia en la distribución de incentivos era la antigüedad. También se anunció la creación de un Programa de Estímulos de Calidad Docente, para premiar a los docentes que mejoren los resultados de sus alumnos, medidos con el puntaje alcanzado año con año en la prueba ENLACE.
Observatorio Ciudadano de la Educación (Este País, de julio 2008) y algunos especialistas nos pronunciamos en contra de que el aumento de los puntajes en dicha prueba fuera lo que definiera la distribución de los estímulos a los docentes, por considerar que esta práctica oculta la estratificación socio-académica de los alumnos, y estructura desigualmente las oportunidades de aprendizaje, además de que no incide en el origen del problema ni en las pautas de distribución del personal docente.
En ese sentido, es importante evitar que sólo se premie a quienes trabajan en los ambientes más favorables para el aprendizaje, en detrimento de los docentes que desempeñan su profesión en ambientes socioeconómica y culturalmente adversos. Si esto se hiciera, además de profundizar la injusticia, el nuevo programa repercutiría negativamente en la motivación de esos docentes para mejorar los resultados de sus alumnos.
A un año de la firma de este acuerdo pensamos que es necesario revisar el contenido de la alianza y lograr los consensos necesarios con los maestros, padres de familia, ONG y organismos de la sociedad civil para que haya realmente “un acuerdo” y se pueda contar con una política de Estado en educación.
Finalmente, alertamos sobre el posible uso político de la ACE desde la posición del SNTE en las elecciones y la oposición que puede generar por parte de los grupos en desacuerdo, pues más que servir a la búsqueda de calidad puede responder a otros intereses políticos.
www.observatorio.org
Observatorio Ciudadano de la Educación

Sobre sindicatos y huelgas

Felipe Mora Arellano

En relación al artículo “El enemigo invisible”, de Margarita Oropeza publicado en la página 15 de la Sección Editorial de EL IMPARCIAL el día martes 12 de mayo, me permito expresar las siguientes consideraciones:

Las luchas sindicales de los trabajadores han venido de más a menos. Como Margarita Oropeza lo dice, el capital derrotó a la teoría marxista, que eso sería lo de menos, también a los trabajadores.

El capital y el trabajo desarrollaron sus propias teorías e ideologías. Cada uno se hizo de sus intelectuales. Los ideales del trabajo apuntaban hacia una sociedad más justa e igualitaria; el capital también desarrolló y aplicó su manera de ser justo mediante el manejo de las oportunidades para acceder a la riqueza (distribución del ingreso). Pero el capital se hizo del Estado, hizo aliados y pactos, desarrolló una serie de políticas y, en el caso nuestro, corporativizó a las organizaciones de trabajadores (Congreso del Trabajo, CTM, etcétera).

El idealismo del movimiento disidente fue acallado a fuego y cárcel. El Estado hizo las leyes y creó las instituciones para regular las relaciones entre el capital y el trabajo. Afortunadamente dejó vivo el recurso a la huelga -una manera legítima y legal de regular los desequilibrios entre los factores de la producción: De bienes y servicios, sean éstos ofrecidos por empresas públicas y privadas- pero todavía conserva la facultad de reconocer a las organizaciones de trabajadores (las famosas tomas de nota) y de proteger las acciones de patrones que recurren al llamado sindicalismo blanco y los contratos de protección.

El Estado mexicano por sus características fundacionales, es “propietario” de empresas públicas (IMSS, CFE, etcétera); los administradores son los representantes legales de esas empresas e instituciones. Quienes trabajan para ellas demandan sueldos, salarios y prestaciones. Se organizan. El control del Gobierno por su carácter corporativo, controló esas organizaciones y a cambio de su apoyo, ofreció una serie de prestaciones y canonjías. Tienen mucho poder y no resulta fácil negociar con ellos, algunos de los cuales forman, de hecho, parte de la clase política y por estatutos pertenecen a un partido.Las universidades públicas están administradas por un cuerpo de funcionarios que son los representantes legales con facultades para firmar contratos colectivos de trabajo. Manejan recursos públicos. Las organizaciones de los trabajadores (administrativos, manuales e intelectuales) sostienen relaciones laborales y para ello demandan salarios y prestaciones (Margarita les llama beneficios) para sus agremiados. Ni las administraciones ni las organizaciones laborales están libres ni de corrupción ni de mala conducción de sus papeles.

Las administraciones de las universidades están obligadas a llevar a cabo políticas de relaciones laborales que favorezcan un ambiente de trabajo sano, productivo, eficaz y eficiente, estableciendo de manera bilateral reglas para llevar a cabo esas relaciones laborales. Todo para ofrecer un servicio de calidad en: Docencia, investigación y difusión. Los sindicatos están obligados a ser democráticos y defender los intereses de sus agremiados.

Que en este momento la huelga afecta a los estudiantes es un hecho, como afecta a los trabajadores que la sostienen; afecta a los programas académicos, a muchas cosas. De ahí que las relaciones laborales deben llevarse cuidadosamente para no llegar a ese recurso legal del paro. No veo contradicción alguna en el hecho de que la Universidad, institución pública que vive en gran medida de los impuestos, haya sido llevada a una huelga, ni que ese recurso legal y legítimo represente una lucha contra la sociedad sonorense. El hecho de que quienes administren la Unison no sean sus dueños no los exime de sus responsabilidades -del manejo de las finanzas, de las políticas laborales, etcétera-; algunas empresas privadas no tienen dueños visibles, son de muchos accionistas, pero al frente de ellas ponen a administradores que piensan como patrones, desde luego.

Para terminar, Margarita, usted recordará que hace algunos años se impulsó el famoso Apartado “C” para los trabajadores de las empresas públicas, especialmente para las universidades. Los resultados del intento fueron fatales. Sin embargo, creo que hay que llevar a cabo una evaluación profunda sobre la situación de la Unison y espero que el capítulo no se cierre con el regreso a labores.

Punto importante a analizar es el comportamiento de los estudiantes. Hace muchos años, el presidente Gustavo Díaz Ordaz sentenció que “los estudiantes a estudiar”, pero olvidó que también eran ciudadanos y entonces el ‘68.


Felipe Mora Arellano
Profesor de Sociología de la Unison.