martes, 15 de junio de 2010

La UNAM ¿ni un peso más?


Rosaura Ruiz e Ilya Cazés
El Universal/15 de junio de 2010

En reiteradas ocasiones, Carlos Elizondo Mayer-Serra ha cuestionado de diversas formas a la UNAM. En particular en respuesta a las solicitudes del rector de aumento de presupuesto a la educación superior. Citamos aquí algunos fragmentos del discurso que pronunció el doctor José Narro en la clausura del Segundo Encuentro de Rectores Universia 2010:
“Es inaceptable que hoy en día, en el promedio de los países de Iberoamérica, la mayoría de los jóvenes en edad de cursar estudios universitarios no puedan hacerlo. (…) Necesitamos que se adopte como parte de una política de Estado el apoyo a la educación superior, a la cultura, a la ciencia y a la tecnología. (…) Es el momento, es ahora precisamente cuando requerimos que los gobiernos de nuestros países y otros sectores de las economías nacionales se sumen a la tarea”.

Si se lee y contextualiza lo que efectivamente dijo, se entenderá que se refería al financiamiento de los gobiernos de Iberoamérica a la educación superior, que por cierto incluye a la investigación en ciencia y tecnología ya que en la mayoría de nuestros países se realiza en las universidades e instituciones públicas de investigación (IES). La discusión es sobre políticas de Estado. En el caso de México, pensemos entonces si es impertinente reclamar mayor presupuesto para todas estas instituciones. Pero aun no siendo el sentido de las palabras del Dr. Narro el de la exigencia de mayor inversión para la UNAM, en respuesta a ciertas afirmaciones, como las que ha hecho Carlos Elizondo, conviene puntualizar los resultados que aporta la máxima casa de estudios del país a la sociedad a la que se debe.

En cierta ocasión cuestionaba Carlos Elizondo si en verdad no podría la UNAM prescindir, entre otros, del 1% de sus alumnos. Sobra responder a este cuestionamiento, sobre todo en un país en el que sólo uno de cada cuatro jóvenes en edad de formación universitaria tiene acceso a ella.

Coincidimos, sin embargo, en el énfasis que Elizondo hace sobre la necesidad de transparencia. Por ello la UNAM informa puntualmente de su ejercicio presupuestal a la Auditoría Superior de la Federación, a la Secretaría de Hacienda y a la Cámara de Diputados. Pero además, desde la Rectoría hasta cada una de sus entidades académicas, sistemáticamente publica informes, estadísticas, series históricas, y resultados en materia de docencia, investigación y difusión de la cultura, extensión y gestión institucional, a través de los que rinde cuenta de los avances en sus respectivos planes de desarrollo.



Ahora bien, ante la insistencia sobre el aumento al presupuesto que el país destina a la UNAM, es necesario precisar que, a diferencia de lo que asegura Elizondo, éste no se ha acrecentado en 90%, sino en 30% en términos reales a lo largo de los últimos 10 años. Además, su comparación de dicho incremento con el de su población escolar y su personal académico resulta inviable, pues no existe una obligada proporción entre ambos conceptos. Para tal efecto, sería más inteligente recordar algunos de los ámbitos en los que nuestra Universidad invierte los recursos que le son asignados.


En el ámbito internacional, la UNAM tiene importantes compromisos. Algunos ejemplos: es fundadora y coordina la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe; ha favorecido el desarrollo de posgrados, que además imparte en países como Bolivia, Cuba, Ecuador y Guatemala, entre otros; con el Instituto Cervantes de España contribuye a la enseñanza y acreditación del español en el mundo; da servicio a connacionales y extranjeros a través de sus Escuelas de Extensión en Estados Unidos y Canadá, etc.


No olvidemos que, en nuestro país, la Universidad Nacional es un punto de referencia ineludible en múltiples materias, tanto por los servicios que brinda a la población, como por los estudios que realiza para la atención a problemáticas que a todos atañen. A su cargo están, por ejemplo, el Observatorio Nacional, el Servicio Meteorológico Nacional, el Servicio Sismológico Nacional, la Biblioteca y Hemeroteca Nacionales, por mencionar algunos. La UNAM brinda además, de manera continua, servicios a la sociedad a muy bajos costos, cuando no de manera gratuita, en materia de salud (medicina, odontología, veterinaria, etc.), prevención de adicciones, tratamiento psicológico, asesorías contables, entre muchas otras.

A nivel nacional, entre muchas otras acciones, nuestra Universidad creó y encabeza el Espacio Común de Educación Superior, integrado por las 40 instituciones públicas de educación superior más importantes del país, en el que se discuten nuevas estrategias y modelos para enfrentar los enormes rezagos que en esta materia se padecen. A través de este consorcio, imparte posgrados en diversas universidades del país, y ha instalado centros para la educación a distancia en convenio con los gobiernos y universidades de entidades como el Distrito Federal, el estado de México, Chiapas, Hidalgo, Tlaxcala, Michoacán, y Oaxaca. Con sus licenciaturas y posgrados a distancia, así como con sus centros de investigación, la UNAM está presente en la mayor parte de las entidades del país. Asimismo, brinda apoyo a la educación básica en ciencias naturales, matemáticas, español, inglés y uso de las tecnologías de la información y de la comunicación.

Por otra parte, al interior la UNAM ha mejorado, además de su infraestructura (se ha hecho una fuerte inversión en la correspondiente al bachillerato) sus indicadores académicos. De 2000 a 2010, periodo al que se refiere Carlos Elizondo, casi se duplicó el número de titulados de licenciatura, el número de posgraduados se multiplicó más de cuatro veces. La atención vía la educación continua creció en 300%. Con respecto a la investigación, la UNAM genera 35% del total de artículos científicos publicados en revistas internacionales producidos en las instituciones del país. En las áreas humanísticas esta proporción suele ser mayor, recordemos el reconocimiento Príncipe de Asturias.


No hay espacio aquí para mencionar las carreras y posgrados de nueva creación, pero cabe señalar que los planes y programas de estudio de ambos niveles, en su absoluta mayoría están acreditados y certificados por los organismos nacionales correspondientes.


En lo que compete a la difusión y extensión de los beneficios de la cultura, la UNAM realiza más de 9 mil actividades con una asistencia de cerca de 2 millones 500 mil personas cada año. El Canal de Televisión de los Universitarios se suma a la ya de por sí cuantiosa oferta de opciones culturales que significan, igualmente, un importante gasto por parte de la UNAM.

Lo que aquí se ha señalado da cuenta del trabajo que realiza la UNAM en su constante renovación, con la conciencia de que todo puede y debe optimizarse, premisa que constituye una prioridad de atención permanente en todos los ámbitos de su quehacer.

Ciertamente, siempre habrá modos de ahorrar y mejorar la gestión, pero por más ahorros que hagamos las IES no podremos atender a todos los jóvenes excluidos de la educación superior ni desarrollar los niveles de ciencia necesarios para el avance del país. Tiene que invertirse, por ello, en la creación de nuevas instituciones. No está de más señalarle a Elizondo y a quienes piensan como él, que si hay un ámbito en el que la falta de inversión representa un costo mayor, es precisamente el de la educación. En este sentido, sin lugar a dudas, la UNAM y todas las Instituciones públicas de Educación Superior del país requieren mayor presupuesto.

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