lunes, 14 de junio de 2010

Freno a la violencia escolar


Emilio Zebadúa
La Crónica de Hoy/14 de junio de 2010

De acuerdo al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), al menos 20% de los alumnos de escuelas primarias y secundarias del país ha sufrido violencia física, o verbal por parte de alguno de sus compañeros. Es un dato que llama la atención y debe de preocupar a los tres órdenes de gobierno, en virtud que la carrera delictiva de los menores de edad tiene su punto de partida con conductas relacionadas con el bullying o acoso escolar, según se desprende de los estudios hechos por especialistas.

Meter el pie, dar zapes, burlarse o quitar las pertenencias a sus compañeros de clase pareciera que son hechos intrascendentes, aislados. En el fondo pone al descubierto un patrón de agresión entre los escolares. Se dice que es algo común en los planteles de todos los niveles educativos, que sin embargo cuando se pone en la balanza del análisis se puede decir que los resultados pueden ser muy costosos para la sociedad.

Este fenómeno ha sido denominado por los especialistas como bullying o acoso escolar. No es privativo de nuestro país. Por el contrario, es un fenómeno global. De hecho ha existido desde hace muchos años. Pero hoy en día se ha hecho más tangible, más palpable en nuestro país y mantiene inquieta a la sociedad en general. Se trata del aumento del maltrato físico o psicológico entre alumnos, a través de golpes, zancadillas, burlas, ridiculización, rumores difamatorios, hostigamiento, exclusión, segregación, difamaciones, o bien, menosprecio.

La violencia entre compañeros proyecta, en sí misma, la existencia de una problemática de fondo que —a la vez— actúa como un detonante para desequilibrar la convivencia del alumnado. No discierne ente centros escolares públicos y privados de educación básica o media superior. Por eso es que amerita la intervención inmediata de los tres órdenes de gobierno, el Congreso de la Unión y los legislativos locales para contener este fenómeno.

POR UNA CULTURA DE LA TOLERANCIA

Es indudable que las autoridades educativas federales han hecho esfuerzos respecto al fenómeno de la violencia en los planteles educativos de la República mexicana. La introducción del libro de educación cívica y ética en el ciclo escolar 2008-2009 por parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP), debe ser visto como un primer paso nada desdeñable en el camino para formar desde el sistema de educación formal ciudadanos más tolerantes, conocedores de los elementos básicos del ejercicio de los derechos y obligaciones.

No podemos, sin embargo, omitir que estamos muy lejos de avanzar en la erradicación del problema, hoy agudizado por la aparición de las redes sociales, mensajería móvil, blogs, chats y páginas en internet con plataforma para la circulación de videos de vejaciones entre alumnos, mensajes intimidatorios, montajes fotográficos, filtración de datos personales, es decir, el cyberbullying.

Los porcentajes de los estudiantes testigos, víctimas y agresores, por ejemplo, rebasan el 90 por ciento en la ciudad de México. Por eso es que se tiene que avanzar en las líneas de acción para poner en marcha una serie de iniciativas que coadyuven a prevenir y contener el avance de las conductas violentas entre compañeros en el entorno escolar y la regulación de los espacios en internet que permitan a los niños y a los jóvenes una navegación segura.

Frente a la magnitud del problema, es imprescindible que las autoridades educativas federales y estatales cuenten con datos objetivos, que les permitan dimensionar no solo el alcance real del bullying o acoso escolar, sino también sus principales características y variables. En esta medida se podrán instrumentar políticas integrales que tengan como prioridad la prevención y resolución de conflictos escolares, a las cuales —por su influencia— se deben sumar los medios de comunicación.

Por supuesto que en el diseño y la ejecución de estos programas se debe de incluir la actualización y capacitación de los maestros, directivos y personal escolar para que éstos tengan (a su vez) la capacidad de detectar y canalizar casos relacionados con el acoso escolar. No hay de otra. Sólo bajo esta óptica se podrá avanzar a paso firme en la solución no violenta de conflictos escolares entre pares.

emilio.zebadua@hotmail.com

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