Carlos Ornelas*
Excélsior/30 de junio de 2010
¡Por fin, una buena noticia! El 12 de mayo dediqué mi artículo para analizar la tendencia patológica del Estado mexicano y utilicé como ejemplo el anuncio de la sustitución de la Enciclomedia por un nuevo programa que impulsa el subsecretario de Educación Básica, Fernando González Sánchez.
Tuve bastantes respuestas en el blog de Excélsior y en mi buzón. Una de ellas, que firma Daniel Rodríguez y que mereció las felicitaciones de otros lectores, anuncia una página de acceso libre, Encicloabierta, que ofrece al público los contenidos de la Enciclomedia.
Tal vez he tratado de consultar la página de Encicloabierta en horas de mucha circulación porque mi máquina me responde que el ancho de banda del servidor se encuentra saturado. Por ello no la he podido navegar y confirmar con mis ojos lo que él me dice. Mas no tengo por qué descreerle. Una colega y amiga me comentó que, en cuanto leyó la respuesta a mi artículo, ingresó a la página y le pareció de maravilla.
En la parte medular de su alegato, don Daniel Rodríguez afirma que trabajó cinco años en el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa como desarrollador, programador y coordinador de varios proyectos y que muchas veces propuso crear una versión libre de la Enciclomedia con el fin de que toda la comunidad de desarrolladores de México pudiera colaborar con ella, pero desgraciadamente eso nunca sucedió.
Él relata: "Un buen día, durante un viaje de capacitación con maestros de Guanajuato, me sorprendió mucho que la mayoría de los maestros querían tener acceso al programa Enciclomedia y Telesecundaria pero lamentablemente no estaba en línea, no era descargable y además era muy difícil de instalar. Al regresar de ese viaje decidí crear una versión libre de Enciclomedia y mucho más fácil de utilizar e instalar, ahí fue que decidí crear www.encicloabierta.org".
Para don Daniel la Encicloabierta tiene dos caras.
La bonita: cientos de personas la visitan a diario y la utilizan en sus escuelas y muchos académicos la usan para sus maestrías y publicar estudios.
La fea: poner esa herramienta en acceso libre le "costó el trabajo porque el Instituto Latinoamericano lo vio como un desafío a su autoridad y, además... trastocó muchos intereses económicos".
El conocimiento generado por la Enciclomedia se realizó con fondos públicos; la Secretaría de Educación, pienso, nos pertenece a todos. Don Daniel no viola ningún derecho de propiedad.
La Enciclomedia construyó la mayoría de contenidos interactivos con herramientas cuya licencia obliga a publicar los desarrollados, para su uso libre. Lo único original de la SEP, según don Daniel, era la plataforma. La cual él sustituyó con una nueva y que él mismo se encarga de darle mantenimiento. No la ha registrado ni persigue lucro alguno. Aquí no se aplica la máxima de Adam Smith, de que todos los individuos, no importa lo que hagan, lo hacen buscando el provecho propio. Don Daniel produce un bien público.
Tanto en artículos como en reseñas de investigaciones sobre la Enciclomedia, he dado muestras de mi simpatía por esa innovación, sin dejar de señalar algunas de sus limitaciones (ni los negocios que se hicieron alrededor de ella). También constaté, en charlas con maestros frente a grupo, cómo disminuía su ansiedad sobre la herramienta en cuanto comenzaban a entender sus ventajas, aprendían a navegar por la red, bajar contenidos para sus clases y establecer ciertas rutinas que modificaban su práctica cotidiana.
Claro, también encontré maestros que se negaban a trabajar con ella o la rechazaban por algunos motivos, el más mencionado: aumentaba su carga de trabajo. Pero quien la conoce y la tiene en su salón, la utiliza con frecuencia.
Los alumnos de quinto y sexto, en especial de las escuelas de barrios pobres, "adoran la Enciclomedia", según el testimonio de una madre de familia, porque ellos no tienen computadoras en sus casas ni recursos para pagar en los cibercafés. También sé, de maestros y de estudiantes que tienen máquina y acceso a la red en sus domicilios, que les gustaría consultarla fuera de las escuelas pero no lo podían hacer.
Doy la bienvenida a la Encicloabierta y agradezco a Daniel Rodríguez su contribución para hacer públicos los bienes de la educación pública. ¡Enhorabuena!
Excélsior/30 de junio de 2010
¡Por fin, una buena noticia! El 12 de mayo dediqué mi artículo para analizar la tendencia patológica del Estado mexicano y utilicé como ejemplo el anuncio de la sustitución de la Enciclomedia por un nuevo programa que impulsa el subsecretario de Educación Básica, Fernando González Sánchez.
Tuve bastantes respuestas en el blog de Excélsior y en mi buzón. Una de ellas, que firma Daniel Rodríguez y que mereció las felicitaciones de otros lectores, anuncia una página de acceso libre, Encicloabierta, que ofrece al público los contenidos de la Enciclomedia.
Tal vez he tratado de consultar la página de Encicloabierta en horas de mucha circulación porque mi máquina me responde que el ancho de banda del servidor se encuentra saturado. Por ello no la he podido navegar y confirmar con mis ojos lo que él me dice. Mas no tengo por qué descreerle. Una colega y amiga me comentó que, en cuanto leyó la respuesta a mi artículo, ingresó a la página y le pareció de maravilla.
En la parte medular de su alegato, don Daniel Rodríguez afirma que trabajó cinco años en el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa como desarrollador, programador y coordinador de varios proyectos y que muchas veces propuso crear una versión libre de la Enciclomedia con el fin de que toda la comunidad de desarrolladores de México pudiera colaborar con ella, pero desgraciadamente eso nunca sucedió.
Él relata: "Un buen día, durante un viaje de capacitación con maestros de Guanajuato, me sorprendió mucho que la mayoría de los maestros querían tener acceso al programa Enciclomedia y Telesecundaria pero lamentablemente no estaba en línea, no era descargable y además era muy difícil de instalar. Al regresar de ese viaje decidí crear una versión libre de Enciclomedia y mucho más fácil de utilizar e instalar, ahí fue que decidí crear www.encicloabierta.org".
Para don Daniel la Encicloabierta tiene dos caras.
La bonita: cientos de personas la visitan a diario y la utilizan en sus escuelas y muchos académicos la usan para sus maestrías y publicar estudios.
La fea: poner esa herramienta en acceso libre le "costó el trabajo porque el Instituto Latinoamericano lo vio como un desafío a su autoridad y, además... trastocó muchos intereses económicos".
El conocimiento generado por la Enciclomedia se realizó con fondos públicos; la Secretaría de Educación, pienso, nos pertenece a todos. Don Daniel no viola ningún derecho de propiedad.
La Enciclomedia construyó la mayoría de contenidos interactivos con herramientas cuya licencia obliga a publicar los desarrollados, para su uso libre. Lo único original de la SEP, según don Daniel, era la plataforma. La cual él sustituyó con una nueva y que él mismo se encarga de darle mantenimiento. No la ha registrado ni persigue lucro alguno. Aquí no se aplica la máxima de Adam Smith, de que todos los individuos, no importa lo que hagan, lo hacen buscando el provecho propio. Don Daniel produce un bien público.
Tanto en artículos como en reseñas de investigaciones sobre la Enciclomedia, he dado muestras de mi simpatía por esa innovación, sin dejar de señalar algunas de sus limitaciones (ni los negocios que se hicieron alrededor de ella). También constaté, en charlas con maestros frente a grupo, cómo disminuía su ansiedad sobre la herramienta en cuanto comenzaban a entender sus ventajas, aprendían a navegar por la red, bajar contenidos para sus clases y establecer ciertas rutinas que modificaban su práctica cotidiana.
Claro, también encontré maestros que se negaban a trabajar con ella o la rechazaban por algunos motivos, el más mencionado: aumentaba su carga de trabajo. Pero quien la conoce y la tiene en su salón, la utiliza con frecuencia.
Los alumnos de quinto y sexto, en especial de las escuelas de barrios pobres, "adoran la Enciclomedia", según el testimonio de una madre de familia, porque ellos no tienen computadoras en sus casas ni recursos para pagar en los cibercafés. También sé, de maestros y de estudiantes que tienen máquina y acceso a la red en sus domicilios, que les gustaría consultarla fuera de las escuelas pero no lo podían hacer.
Doy la bienvenida a la Encicloabierta y agradezco a Daniel Rodríguez su contribución para hacer públicos los bienes de la educación pública. ¡Enhorabuena!
*Académico de la UAM
Carlos.Ornelas10@gmail.com
Carlos.Ornelas10@gmail.com
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