Martín Bonfil Olivera
Milenio/30 de junio de 2010
La descorazonadora derrota de la selección nacional ante Argentina hace que hablar de futbol duela. Quizá conocer la ciencia detrás de los tiros libres podría mejorar el desempeño de nuestros futbolistas.
Es un asunto bastante bien estudiado. En primera aproximación, basta la física de Newton, cuya primera ley reza: “Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que una fuerza lo obligue a cambiarlo”. Un balón se seguirá moviendo en línea recta eternamente, a menos que otra fuerza lo afecte.
Esto podría suceder en el espacio vacío. Pero en una cancha terrestre, dos fuerzas importantes afectan al balón: la gravedad, que tira hacia abajo, y la fricción del aire, que lo frena. En combinación, hacen que su movimiento se transforme en un tiro parabólico. Un futbolista profesional (igual que un artillero), debe ser capaz de juzgar con qué fuerza y ángulo tiene que patear el balón para atinar a la portería.
Pero hay más, como los famosos tiros curvos (con “efecto”, o “chanfle”) que tantos goles espectaculares dan. Aquí interviene la dinámica de fluidos: así como un avión puede sostenerse en el aire gracias al efecto Bernoulli (la curva del ala hace que el aire avance más rápidamente por la parte superior, lo que disminuye la presión y crea una fuerza hacia arriba), un balón que gira puede curvar su movimiento gracias al efecto Magnus: el giro del balón aumenta la velocidad del aire en uno de sus lados (lo que disminuye la presión) y la frena en el opuesto (lo que la aumenta). Efecto neto: una fuerza que desvía al balón hacia un lado.
No sé si los futbolistas estudien física. Pero la industria del futbol sin duda la usa: el diseño del tan criticado balón Jabulani llevó 4 años de investigación para supuestamente mejorar su desempeño (aunque muchos jugadores, especialmente porteros, se han quejado amargamente de lo “impredecible” del balón, que es más rápido de lo habitual debido a su diseño sin costuras, que reduce la fricción).
Aunque el fracaso de la selección nacional difícilmente se podrá atribuir al Jabulani, quizá un poco de física los pudiera ayudar a jugar mejor. Será para la próxima.
lacienciaporgusto.blogspot.com
mbonfil@unam.mx
Milenio/30 de junio de 2010
La descorazonadora derrota de la selección nacional ante Argentina hace que hablar de futbol duela. Quizá conocer la ciencia detrás de los tiros libres podría mejorar el desempeño de nuestros futbolistas.
Es un asunto bastante bien estudiado. En primera aproximación, basta la física de Newton, cuya primera ley reza: “Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que una fuerza lo obligue a cambiarlo”. Un balón se seguirá moviendo en línea recta eternamente, a menos que otra fuerza lo afecte.
Esto podría suceder en el espacio vacío. Pero en una cancha terrestre, dos fuerzas importantes afectan al balón: la gravedad, que tira hacia abajo, y la fricción del aire, que lo frena. En combinación, hacen que su movimiento se transforme en un tiro parabólico. Un futbolista profesional (igual que un artillero), debe ser capaz de juzgar con qué fuerza y ángulo tiene que patear el balón para atinar a la portería.
Pero hay más, como los famosos tiros curvos (con “efecto”, o “chanfle”) que tantos goles espectaculares dan. Aquí interviene la dinámica de fluidos: así como un avión puede sostenerse en el aire gracias al efecto Bernoulli (la curva del ala hace que el aire avance más rápidamente por la parte superior, lo que disminuye la presión y crea una fuerza hacia arriba), un balón que gira puede curvar su movimiento gracias al efecto Magnus: el giro del balón aumenta la velocidad del aire en uno de sus lados (lo que disminuye la presión) y la frena en el opuesto (lo que la aumenta). Efecto neto: una fuerza que desvía al balón hacia un lado.
No sé si los futbolistas estudien física. Pero la industria del futbol sin duda la usa: el diseño del tan criticado balón Jabulani llevó 4 años de investigación para supuestamente mejorar su desempeño (aunque muchos jugadores, especialmente porteros, se han quejado amargamente de lo “impredecible” del balón, que es más rápido de lo habitual debido a su diseño sin costuras, que reduce la fricción).
Aunque el fracaso de la selección nacional difícilmente se podrá atribuir al Jabulani, quizá un poco de física los pudiera ayudar a jugar mejor. Será para la próxima.
lacienciaporgusto.blogspot.com
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