Gabriel Vargas Lozano *
La Jornada/29 de junio de 2010
Entre septiembre y octubre de 2008, la SEP inició una Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS), a través de dos acuerdos (442 y 444) publicados en el Diario Oficial de la Federación. Esta reforma, dictada y orientada por la OCDE e inspirada en el Plan de Bolonia, tiene una gran trascendencia porque afecta a millones de estudiantes. Se trata de un paso más en la estrategia neoliberal puesta en marcha en el país desde 1982 y proseguida por todo y a pesar de todo por los gobiernos priístas y panistas. Algunas de sus características son: ubicar a todos los subsistemas de educación media superior (Colegio de Bachilleres, Conalep, Cecyt, las preparatorias de las universidades con excepción de la UNAM) en un Sistema Nacional de Bachillerato (SNB) controlado por el gobierno; poner en práctica una reforma educativa tecnocrática y eficientista basada en el método de competencias y eliminar, en lo posible, la función propedéutica que tenía la preparatoria para convertirla prácticamente en el último grado de educación de los mexicanos. Para este fin, los artífices de la RIEMS fijaron un “marco curricular común” para todos los subsistemas que estaba inicialmente formado por cuatro áreas disciplinares: matemáticas, ciencias experimentales, ciencias sociales (donde se ubicó la historia) y comunicación (donde se colocó la literatura). En otras palabras, la reforma ya no contemplaría ni el área de humanidades ni las asignaturas filosóficas como obligatorias.
¿Cuáles eran las razones? La SEP nunca las ha explicado pero no hace falta mucha perspicacia para descubrirlas: se trata de un proyecto de instrucción para el mercado de trabajo. Ante ello, desde un primer momento, las asociaciones de filosofía del país, organizadas en el Observatorio Filosófico de México (OFM), denunciaron, con el apoyo de la comunidad científica y cultural del país, el enorme desatino que implicaba la supresión de las disciplinas mencionadas para la educación. Afortunadamente, diversos factores hicieron que las autoridades educativas se retractaran y llegaran a un acuerdo (el 488) con el OFM, avalado por las autoridades educativas de todo el país y que se publicara en el Diario Oficial el 23 de junio de 2009 restableciendo el área de humanidades y considerando la lógica, la ética, la estética y la introducción a la filosofía como disciplinas obligatorias. Ese mes se celebró en Santo Domingo la Reunión de alto nivel sobre la enseñanza de la filosofía en la educación media superior convocada por la UNESCO y allí descubrimos que en otros países de Latinoamérica, desde hace unos años, se había suprimido la enseñanza de la filosofía; se había cambiado de nombre a los cursos y se había declarado que su función era “transversal” con los resultados de la eliminación de la disciplina. En esa oportunidad se redactó un importante documento (que se puede consultar en www.ofmx.com.mx) rechazando esa tendencia tecnocrática y antihumanística. Pasaron los meses y la SEP no movía un solo dedo para cumplir el acuerdo y, por tanto, el 5 de febrero de 2010 hicimos entrega tanto al titular de la SEP, Alonso Lujambio, como al subsecretario de Educación Media Superior, Miguel Ángel Martínez, de una carta firmada por un centenar de profesores e investigadores; representantes de todas las escuelas y facultades de filosofía del país y avalada por la Federación Mundial de Sociedades de Filosofía (FISP) donde se demandaba el cumplimiento de las disposiciones del acuerdo 488. La respuesta verbal (que está grabada) que dio el subsecretario a una comisión del observatorio fue negativa. En otras palabras, la SEP se retractaba de sus propios acuerdos y la mayor prueba es que hasta el momento, pasados 10 meses de la publicación del acuerdo 488, los funcionarios de la secretaría no han ofrecido una respuesta por escrito a nuestro documento ni se han interesado en promover los cambios de los planes y programas de estudio en los subsistemas. Frente a ello, hay que felicitar al Consejo Universitario de la UNAM por su excelente, preciso y contundente comunicado del 7 de abril, conminando a la SEP para que cumpla con el acuerdo 488.
¿Por qué la SEP se opone a las humanidades y la filosofía? A mi juicio, los autores de la reforma creen, en forma equivocada, que la formación técnica y competente está reñida con una buena formación filosófica y ya no se diga humanística. Se trata de un inmenso error. En las condiciones en que se encuentra el país, que afectan especialmente a la juventud, ¿no debería de ofrecerse un curso de ética bien formulado, no doctrinal y laico, donde se aborden los temas como el de las drogas, el narcotráfico, el aborto, la clonación, la muerte asistida, la enajenación, la desigualdad o la crisis de valores?; ¿el estudiante no debería saber cuáles son las concepciones filosóficas que han conformado a nuestra sociedad desde el pensamiento prehispánico hasta la actualidad?; ¿no debería tener elementos para conformar un pensamiento propio y correctamente formulado? ¿Y no debería ser consciente de la dimensión estética que se expresa en el arte o la literatura? Y en el caso de la técnica, ¿no debería saber qué es la técnica; cuál es su función en la sociedad y cuáles son sus formas de utilización beneficiosas o perjudiciales para la naturaleza y la especie humana? La respuesta de las autoridades ha sido y es la supresión de estas dimensiones en la formación del estudiante para que sólo se preocupe de cómo integrarse en forma acrítica, alienada y mecánica a las formas de trabajo exigidas por la “globocolonización”. Pero además de negarse en los hechos a incorporar las humanidades han recurrido a la simulación colocando cursos como los de “construcción de la ciudadanía” que, por el contrario, no deberían ser exclusivamente filosóficos sino interdisciplinarios.
Para documentarse, los tecnócratas de aquí y de allá, deberían leer el libro de la UNESCO La filosofía, escuela de la libertad, donde se expone que la materia debería ser enseñada en todos los niveles para conformar una auténtica ciudadanía democrática. Agregaría que la filosofía “bien enseñada” (ojo, autoridades de la SEP) permite la conformación de una mente libre, creativa, dispuesta a debatir y dialogar racionalmente sobre los grandes problemas sociales y que coadyuva a que los individuos puedan desempeñar en forma competente cualquier actividad. La filosofía y las humanidades proporcionan a los individuos armas culturales, históricas y lingüísticas para poder enfrentar un mundo extraordinariamente conflictivo como el actual. Es por ello que la SEP está obligada a cumplir ética y jurídicamente sus propios acuerdos.
* Coordinador del Observatorio Filosófico de México y profesor-investigador de la UAM-I.
La Jornada/29 de junio de 2010
Entre septiembre y octubre de 2008, la SEP inició una Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS), a través de dos acuerdos (442 y 444) publicados en el Diario Oficial de la Federación. Esta reforma, dictada y orientada por la OCDE e inspirada en el Plan de Bolonia, tiene una gran trascendencia porque afecta a millones de estudiantes. Se trata de un paso más en la estrategia neoliberal puesta en marcha en el país desde 1982 y proseguida por todo y a pesar de todo por los gobiernos priístas y panistas. Algunas de sus características son: ubicar a todos los subsistemas de educación media superior (Colegio de Bachilleres, Conalep, Cecyt, las preparatorias de las universidades con excepción de la UNAM) en un Sistema Nacional de Bachillerato (SNB) controlado por el gobierno; poner en práctica una reforma educativa tecnocrática y eficientista basada en el método de competencias y eliminar, en lo posible, la función propedéutica que tenía la preparatoria para convertirla prácticamente en el último grado de educación de los mexicanos. Para este fin, los artífices de la RIEMS fijaron un “marco curricular común” para todos los subsistemas que estaba inicialmente formado por cuatro áreas disciplinares: matemáticas, ciencias experimentales, ciencias sociales (donde se ubicó la historia) y comunicación (donde se colocó la literatura). En otras palabras, la reforma ya no contemplaría ni el área de humanidades ni las asignaturas filosóficas como obligatorias.
¿Cuáles eran las razones? La SEP nunca las ha explicado pero no hace falta mucha perspicacia para descubrirlas: se trata de un proyecto de instrucción para el mercado de trabajo. Ante ello, desde un primer momento, las asociaciones de filosofía del país, organizadas en el Observatorio Filosófico de México (OFM), denunciaron, con el apoyo de la comunidad científica y cultural del país, el enorme desatino que implicaba la supresión de las disciplinas mencionadas para la educación. Afortunadamente, diversos factores hicieron que las autoridades educativas se retractaran y llegaran a un acuerdo (el 488) con el OFM, avalado por las autoridades educativas de todo el país y que se publicara en el Diario Oficial el 23 de junio de 2009 restableciendo el área de humanidades y considerando la lógica, la ética, la estética y la introducción a la filosofía como disciplinas obligatorias. Ese mes se celebró en Santo Domingo la Reunión de alto nivel sobre la enseñanza de la filosofía en la educación media superior convocada por la UNESCO y allí descubrimos que en otros países de Latinoamérica, desde hace unos años, se había suprimido la enseñanza de la filosofía; se había cambiado de nombre a los cursos y se había declarado que su función era “transversal” con los resultados de la eliminación de la disciplina. En esa oportunidad se redactó un importante documento (que se puede consultar en www.ofmx.com.mx) rechazando esa tendencia tecnocrática y antihumanística. Pasaron los meses y la SEP no movía un solo dedo para cumplir el acuerdo y, por tanto, el 5 de febrero de 2010 hicimos entrega tanto al titular de la SEP, Alonso Lujambio, como al subsecretario de Educación Media Superior, Miguel Ángel Martínez, de una carta firmada por un centenar de profesores e investigadores; representantes de todas las escuelas y facultades de filosofía del país y avalada por la Federación Mundial de Sociedades de Filosofía (FISP) donde se demandaba el cumplimiento de las disposiciones del acuerdo 488. La respuesta verbal (que está grabada) que dio el subsecretario a una comisión del observatorio fue negativa. En otras palabras, la SEP se retractaba de sus propios acuerdos y la mayor prueba es que hasta el momento, pasados 10 meses de la publicación del acuerdo 488, los funcionarios de la secretaría no han ofrecido una respuesta por escrito a nuestro documento ni se han interesado en promover los cambios de los planes y programas de estudio en los subsistemas. Frente a ello, hay que felicitar al Consejo Universitario de la UNAM por su excelente, preciso y contundente comunicado del 7 de abril, conminando a la SEP para que cumpla con el acuerdo 488.
¿Por qué la SEP se opone a las humanidades y la filosofía? A mi juicio, los autores de la reforma creen, en forma equivocada, que la formación técnica y competente está reñida con una buena formación filosófica y ya no se diga humanística. Se trata de un inmenso error. En las condiciones en que se encuentra el país, que afectan especialmente a la juventud, ¿no debería de ofrecerse un curso de ética bien formulado, no doctrinal y laico, donde se aborden los temas como el de las drogas, el narcotráfico, el aborto, la clonación, la muerte asistida, la enajenación, la desigualdad o la crisis de valores?; ¿el estudiante no debería saber cuáles son las concepciones filosóficas que han conformado a nuestra sociedad desde el pensamiento prehispánico hasta la actualidad?; ¿no debería tener elementos para conformar un pensamiento propio y correctamente formulado? ¿Y no debería ser consciente de la dimensión estética que se expresa en el arte o la literatura? Y en el caso de la técnica, ¿no debería saber qué es la técnica; cuál es su función en la sociedad y cuáles son sus formas de utilización beneficiosas o perjudiciales para la naturaleza y la especie humana? La respuesta de las autoridades ha sido y es la supresión de estas dimensiones en la formación del estudiante para que sólo se preocupe de cómo integrarse en forma acrítica, alienada y mecánica a las formas de trabajo exigidas por la “globocolonización”. Pero además de negarse en los hechos a incorporar las humanidades han recurrido a la simulación colocando cursos como los de “construcción de la ciudadanía” que, por el contrario, no deberían ser exclusivamente filosóficos sino interdisciplinarios.
Para documentarse, los tecnócratas de aquí y de allá, deberían leer el libro de la UNESCO La filosofía, escuela de la libertad, donde se expone que la materia debería ser enseñada en todos los niveles para conformar una auténtica ciudadanía democrática. Agregaría que la filosofía “bien enseñada” (ojo, autoridades de la SEP) permite la conformación de una mente libre, creativa, dispuesta a debatir y dialogar racionalmente sobre los grandes problemas sociales y que coadyuva a que los individuos puedan desempeñar en forma competente cualquier actividad. La filosofía y las humanidades proporcionan a los individuos armas culturales, históricas y lingüísticas para poder enfrentar un mundo extraordinariamente conflictivo como el actual. Es por ello que la SEP está obligada a cumplir ética y jurídicamente sus propios acuerdos.
* Coordinador del Observatorio Filosófico de México y profesor-investigador de la UAM-I.
No hay comentarios:
Publicar un comentario