viernes, 4 de junio de 2010

El conservadurismo contra la universidad pública

René Avilés Fabila
La Crónica de Hoy/4 de junio de 2010

Hace pocos días se dio un cierto enfrentamiento, con mucho mar de fondo, entre los rectores de universidades públicas, encabezados por el doctor José Narro Robles, y el senador panista Gustavo Madero, por la parte oficialista. El pretexto son los recursos asignados a las primeras. No son suficientes, dijo el rector de la UNAM. Del otro lado, Madero exigió cuentas y resultados para conceder más dinero. Lo primero que me viene a la cabeza (a mí, que estudié en la UNAM y allí mismo me formé como profesor universitario para luego hacer una larga carrera de 36 años en la UAM) es intervenir, no en tanto periodista, sino como universitario que poco ha pisado las universidades privadas.

México es el resultado de la universidad pública por decirlo con una frase apretada. El país no se concibe sin sus luchas, sus egresados, sus resultados académicos y sus logros científicos y humanísticos. Hay algo más, allí trabajamos con un elevado sentimiento social, nos preocupa el país. No preparamos profesionales para que simplemente salgan a tener éxito en la vida, para que acumulen dinero. Se les enseñan valores, preocupaciones sociales, pasión por México y su historia. No somos, pues, una eficaz máquina de egresados que van directo a los negocios personales o familiares. Ignoro a qué resultados se refiere el senador Madero. Pero basta mirar alrededor para saber que allí están. El país ha sido gobernado por décadas por egresados de la UNAM y ahora que tenemos o padecemos egresados de escuelas privadas, los resultados son peores y francamente penosos.

La universidad pública desciende directo de la Revolución Mexicana, que hoy hasta el panismo festeja; sus compromisos con la nación son legítimos. No está concebida como negocio, sino como una pieza fundamental de nuestro desarrollo. La UNAM, el IPN, la UAM, por citar tres universidades fundamentales, han movido a la sociedad, piensan en ella, trabajan para ella. De allí han salido escritores memorables, científicos de alto rango, ingenieros fundamentales. Sus carreras están diseñadas, como sus investigaciones y la difusión de la cultura (que no veo en las universidades privadas), para promover el desarrollo nacional. Desde tiempos del PRI, el neoliberalismo ha exigido modificaciones que no van con el modelo mexicano, resultados torpes que deben ser vistos a la luz de despachos contables o dependencias en manos de ignorantes e insensibles y no como las enormes productoras de estudiantes y profesores comprometidos con los intereses más elevados del país. Tiene razón Narro cuando pide una mayor ingerencia en los asuntos nacionales. Errores, supongo, los tenemos, hasta hoy los sindicatos han sido más un freno por su alto grado de politización ingenua, que un motor que refuerce el esfuerzo de sus autoridades ya en abierta pugna con los gobiernos panistas. No acabamos de modernizar nuestros sistemas de elaboración de libros, o más bien hemos permitido que la SEP y otras autoridades se entrometan en algo que desconocen. Tampoco hemos logrado vender con eficacia proyectos y nuestra enorme producción libresca. Hemos ahuyentado a voces representativas de lo que en el mundo ocurre. En la UAM-Xochimilco da terror pensar solamente en invitar a una figura conservadora porque sabemos que entre el sindicato y los alumnos más radicales (una minoría) los ahuyentarán en lugar de establecer una polémica intensa y positiva. A cambio, entonces, las grandes figuras entran y salen de las universidades privadas y se han convertido en fuente de importante información. Pero esto se puede superar, de hecho hemos ido avanzando y ya no espantamos a la derecha o a figuras internacionales que podrían generar soluciones y discusiones de importancia.

Pero el resto, lo cumplimos cabalmente. La pretensión del senador Madero de replicarle con fuerza al doctor Narro es un gesto torpe, muestra el desconocimiento de un partido cuyos egresados mayoritariamente provienen de escuelas privadas y conservadoras (lo que es una suerte de pleonasmo). El gobierno de Fox, que tanto le prometió a la universidad pública, y ahora el de Calderón desestiman o de plano no entienden el papel de la universidad pública, sus inmensas contribuciones al desarrollo del país. Quieren resultados “eficaces”, “inmediatos”, quieren, además, que convirtamos a las universidades públicas en máquinas de profesionales de apariencia exitosa y sin sentido social. Eso no. Tampoco los resultados son los que la lógica conservadora y neoliberal desea. Nos toca trabajar con masas enormes de jóvenes de escasos recursos, darles una sólida educación y allí están los resultados, son positivos. Que en la SEP esté un señor que no tiene la menor idea de lo que significa la universidad pública, es otra cosa. Por ahora, Madero —sin percatarse de su torpeza— actuó como contador de empresita que demanda cosas más o menos capaces de ser medidas con elementos ridículos, con valores poco serios. Nosotros concebimos el mundo de otra forma, más positiva, con resultados mayormente cualitativos que cuantitativos y eso el PAN jamás lo entenderá. Narro lo dijo claro: “La UNAM requiere entendimiento y comprensión, porque es un espacio plural, crítico y abierto”. ¿Podrán decir otro tanto las universidades privadas?

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