John M. Ackerman
La Jornada/14 de junio de 2010
El lanzamiento de la Iniciativa México (IM) demuestra que el país se acerca de forma franca hacia el totalitarismo. Bajo este sistema político, la clase dominante no se conforma con el ejercicio de la autoridad desde las instituciones gubernamentales, sino que despliega agresivas campañas propagandísticas con el fin de controlar la totalidad de la vida pública y privada de los ciudadanos. Tales intentos de reducación” cívica típicamente prometen “liberar” al pueblo de una historia de “atraso”. Aspiran a crear un país ficticio a partir de una “revolución cultural” que instale nuevos valores y prácticas.
El principal objetivo de IM es domesticar el histórico espíritu libertario del pueblo mexicano, manifiesto durante la Independencia, la Revolución y la lucha por la democracia. En lugar de generar nuevas claves de convivencia social a partir de una valoración crítica de la historia nacional, la iniciativa busca minar la autoestima del pueblo a través de la repudiación de su pasado. Javier Aguirre llama a “enterrar el México de los complejos” y “alumbrar el México de hombres y mujeres seguros de sí mismos”. Invita a “dejar atrás el México que busca culpables” y “dar paso al México en que todos asumimos responsabilidades”.
El enfoque se asemeja a las estrategias de choque utilizadas en algunos centros de rehabilitación de dudosa procedencia que obligan a los internos a primero denigrarse al extremo con tal de reconocer sus errores pasados. IM busca generar una crisis de identidad y un vacío espiritual en el pueblo mexicano que posteriormente pueda ser llenado con mensajes propagandísticos artificiales diseñados directamente por la clase política y empresarial.
IM no busca, ni de lejos, que el pueblo mexicano se concientice de que tiene la fortaleza para salir de la situación actual, sino de convencerlo de que él es el principal responsable de su infortunio. “¿Estás orgulloso de este México?”, pregunta el video de presentación de la iniciativa, “El de los pretextos. El del eterno ‘ya merito’. El que siempre espera lo peor. El que sólo busca culpables. El que aprende a vivir con miedo. El que prefiere los triunfos individuales a los triunfos colectivos.” De acuerdo con Televisa, México necesita de un poder salvador, un ángel que lo pueda rescatar de su pecado original.
No es mera coincidencia, entonces, que dentro de este siniestro proyecto el Ángel de la Independencia ya no es más un símbolo de las victorias de los héroes de 1810 sino la punta de lanza para la construcción de un “nuevo” México dirigido y controlado por la mediocracia del país. Habría que recordar que apenas hace unos días, Felipe Calderón extrajo los restos que descansaban en paz en la equina de Florencia y Reforma. Ahora, este monumento se convierte en el pulpito desde donde el pastor Javier Aguirre regaña y dirige a las masas mexicanas ahora obedientes y “respetuosas”.
A la par de la intensa campaña propagandística, IM también ofrece una zanahoria de 6 millones de pesos a cinco “proyectos” sociales o ambientales. Esta suma es un pequeño cacahuate para Televisa, Tv Azteca y las otras empresas de comunicación involucradas. La cantidad de recursos que ahorrarán al deducir fiscalmente los espacios y recursos “donados” a la iniciativa fácilmente sumará más de 10 veces la nimia inversión inicial. Si estos empresarios realmente quisieran contribuir al desarrollo nacional, empezarían por pagar los más de 200 millones de pesos en multas que el Instituto Federal Electoral (IFE) les ha impuesto por no sujetarse a la legalidad. El IFE ya ha declarado que este dinero no se reciclaría a los partidos políticos, sino que se utilizaría para mejorar la investigación y el desarrollo científico del país.
No es generosidad sino mezquinidad la que motiva a las televisoras a lanzar el proyecto de Iniciativa México. Aquí se ve su claro interés por controlar la sucesión presidencial de 2012 ante el vacío de poder generado por el gran fracaso del gobierno de Calderón. Beatriz Pagés ha resumido con particular elocuencia los propósitos del programa, cuando señala que IM busca “crear futuros prospectos a la Presidencia de la República” y que “está dirigido a descubrir líderes sociales naturales o incluso, ¿por qué no?, a fabricarlos con el poder de las cámaras y los reflectores” (El Universal, 12 de junio).
Otro aspecto que caracteriza el totalitarismo es la intolerancia hacia la oposición política, la cual no ha faltado en la promoción de IM. Ciro Gómez Leyva afirma que los críticos del IM son “élites conservadoras” supuestamente de izquierda, pero que realmente son “reaccionarios lacrados por la incapacidad que intentan esconder su resentimiento con la jerga del pueblo y la soberanía” (Milenio, 7 de junio).
No nos dejemos engañar por este esfuerzo de “depuración” ideológica y control social a la que aspiran los principales medios electrónicos del país. La Independencia y la Revolución mexicanas son ejemplos del poder de la resistencia de una ciudadanía rebelde, crítica y activa, dispuesta a conquistar al poder político y económico para sí misma. Sigamos su ejemplo.
http://www.johnackerman.blogspot.com/
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