lunes, 7 de junio de 2010

Las encuestas presidenciales hoy

René Avilés Fabila
Excélsior/6 de junio de 2010


Es difícil creer en las encuestas. En México son un fenómeno relativamente reciente, somos un país donde la libertad de expresión es novedosa, nos quedan resabios del antiguo sistema, sospechas que impiden decir la verdad y las manipulaciones son frecuentes. El jueves pasado escuché el programa radiofónico de Joaquín López Dóriga, quien recibió datos sobre la más reciente encuesta celebrada por una empresa seria. Parece corresponder a la percepción nacional, pero no acabo de imaginarla exacta. Las encuestas son instantáneas, no más. Cuauhtémoc Cárdenas decía que la única válida era el proceso electoral. En Colombia, según todas ellas, el candidato presidencial Mockus estaba arriba de Santos. Los resultados fueron distintos: perdió 2 a 1.

Las que dieron en el programa del admirable Joaquín, son, por ahora, normales para la presidencia de 2012: en cuanto a preferencia de partidos, la gente respondió: por el PRI, 39%, el PAN cuenta con 17% y el PRD apenas tiene 9% de la intención de voto. Por candidatos, los resultados asimismo favorecían al PRI con 27 % para Enrique Peña Nieto, 6% para López Obrador y el tercer sitio, muy distante, lo disputan Fidel Herrera y Marcelo Ebrard. El PAN, en este caso, no aparecía porque a la fecha no tiene abiertamente un candidato, salvo Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel, quienes con cautela han dicho que desean la candidatura presidencial.

Todo pareciera favorable para el regreso del PRI y para Peña Nieto. El gobernador mexiquense no acaba de encontrar mayores rivales en su propio partido. Sin embargo los hay. Para empezar está Beatriz Paredes, sobreviviente de mil batallas desde la era Jurásica; también está el poderoso senador Manlio Fabio Beltrones; ahora se podría incorporar en cuanto a aspiraciones, Emilio Gamboa Patrón, otro hombre formado en el viejo estilo y finalmente, si en Veracruz Fidel Herrera logra aplastar al ex priista Miguel Ángel Yunes, será un pretendiente más. Todo ello mientras el PRD se hunde y el PAN de Calderón no acaba de saber qué es la política, para qué sirve el Estado.

Si algo consolidó la alianza PAN-PRD fue la certeza de que muchos mexicanos imaginan que Peña Nieto es invencible. Esto es bueno para el joven mexiquense, pero igualmente es negativo. Para empezar, ahora es el blanco de sus enemigos dentro y fuera de casa. El asunto Paulette no lo movió más que unos milímetros, pero permite vislumbrar que el PAN y el PRD lo tienen en la mira, es el enemigo a vencer. En consecuencia, deberá caminar con cautela y ver con cuidado a sus rivales que son más los ocultos que los visibles. En alguna comida con periodistas, Peña Nieto respondió una pregunta: ¿A quién le teme de todos los aspirantes? A López Obrador, dijo, y tiene razón. No es como muchos lo imaginan: alguien fuera del juego político. Trabaja tenaz y discretamente, tiene bajo control por lo menos a un partido pequeño, el PT; el PRD podría brindarle más apoyo que a Marcelo, la antítesis del político-caudillo que tanto gusta a los mexicanos.

No falta mucho tiempo para las elecciones presidenciales. Todos se han movido sin parar. En el PAN, donde Calderón juega con las viejas fichas que le heredó el PRI, no hay candidato evidente. Entrometerse dentro de su partido, lo ha frenado: no acaba de llevar a cabo sus compromisos con la nación y está absorto con César Nava, un excelente prospecto para gerente de banco antes que un político de habilidad, inteligencia, cultura y desde luego un amplio conocimiento del país. Cuando se dé cuenta que la sucesión está a menos de dos años, el PAN no tendrá a la persona adecuada para representarlo y, de hallarla, deberá luchar contra el desprestigio en que incurrió al formar (o autorizar) alianzas con el partido más corrupto de hoy: el PRD.

*Escritor y periodista

http://www.reneavilesfabila.com.mx/

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