Excélsior/9 de junio de 2010
En mi entrega del 26 de mayo, "Corrupción", documenté prácticas que considero deshonestas y faltas de ética de altos funcionarios de la Secretaría de Educación de Nuevo León. Me apoyé en reportajes de investigación de Mirna Ramos, de El Norte. El mismo día por la tarde, recibí un mensaje de don Juan Manuel Alvarado Montiel, encargado de la Dirección de Comunicación y Prensa de esa Secretaría, desde el correo electrónico de Jorge Francisco Juárez Eguía a quien supongo subordinado suyo. El señor Alvarado refuta porciones de mi artículo (no la parte medular) y pone en duda a la fuente que utilicé.
Agradezco la correspondencia y me hubiera gustado que también le hubiera enviado su carta a nuestro director, para ejercer el derecho de réplica. Lo hizo a mi buzón privado y lo recojo como tal.
Don Juan Manuel hace la defensa de las dos personas que menciono, de las 12 de quien la reportera Mirna Ramos ofreció información detallada. Él me comunica: "Respecto al caso de la Dra. Elizabeth Solís Pérez le informo que el tiempo dedicado a la UANL se da en diferentes modalidades tales como asesorías, tutelar, investigación, presenciales y no presenciales en el aula, vía electrónica en maestrías y doctorados". Pero el Reglamento del Personal Académico universitario dice que los académicos de tiempo completo tienen que cubrir 40 horas a la semana y, si ella realiza todas las tareas que dice don Juan Manuel que hace; entonces, ¿a qué hora trabaja en la Secretaría?
El señor Alvarado afirma que "la cifra de percepciones como se le aclaró a la reportera de El Norte, no es tal, el cheque referido nunca fue recibido ni cobrado por la Dra. Solís Pérez". No hablé de ningún cheque; sino de sus percepciones mensuales. Tal vez don Juan Manuel se refiere al de aguinaldo, pero no deja claro el asunto.
Don Juan Manuel trata de disculpar a su patrón con el peso de la ley: "En lo que respecta al Secretario de Educación, Ing. José Antonio González Treviño, le informo que la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Nuevo León en su Título XI Previsiones Generales señala: Artículo 141.- Queda prohibido desempeñar a la vez dos o más cargos o empleos remunerados del Estado, de los Municipios, o de uno y otros, o cualesquiera de ellos con uno de la Federación, sean o no de elección popular, con excepción de los relativos a la instrucción pública y beneficencia".
Supongo que el secretario debería dedicar tiempo a realizar las tareas por las que cobra más de 41 mil pesos al mes en la Universidad Autónoma de Nuevo León; por una plaza de tiempo completo y otra por horas.
Un colega nuevoleonés que leyó mi artículo me informó (con cierto tono crítico porque estima que debería yo saberlo y no lo publiqué) que en la UANL los profesores e investigadores de tiempo completo reciben bonos (o incentivos) de acuerdo con las tareas que realizan y los puestos que ocupan. No tengo datos precisos, ni tiempo para conseguir información a la distancia, por eso no afirmo que el secretario o la señora Solís reciban ese beneficio. Me defendí de mi colega desafiándolo a que él, que trabaja en esa Universidad, acuda a los órganos de transparencia procedentes para documentar el asunto. Esa información sería valiosa.
Don Juan Manuel cita otro artículo extenso de la Ley Orgánica de la Administración Pública de Nuevo León que dice lo mismo que la Constitución local, pero con un ligero cambio en las palabras. Concedo, el secretario y ex rector puede ocupar los dos trabajos, pero me pregunto a qué hora cumple con los horarios.
En mi artículo mencioné que el secretario también dobletea, como director de la Unidad de Integración Educativa, con cargo al Ramo 33. Asunto que don Juan Manuel no desmiente; me dan ganas de acudir al dicho popular: "quien calla otorga".
Otro amigo, nuevoleonés él también, me dice que mi artículo evoca al pensador Diógenes de Sínope, llamado el Cínico. Aquel que, según la leyenda, lámpara en mano buscaba un hombre honesto por las calles de Corinto. Cuando escribí mi pieza del 26 de mayo no lo tenía a él en mente, sino los atributos que Max Weber atribuía a la burocracia profesional y que englobó en la ética de la responsabilidad.
Uno y otro, pienso, verían con desconfianza a funcionarios que quieren aparentar lo que no son.
Agradezco la correspondencia y me hubiera gustado que también le hubiera enviado su carta a nuestro director, para ejercer el derecho de réplica. Lo hizo a mi buzón privado y lo recojo como tal.
Don Juan Manuel hace la defensa de las dos personas que menciono, de las 12 de quien la reportera Mirna Ramos ofreció información detallada. Él me comunica: "Respecto al caso de la Dra. Elizabeth Solís Pérez le informo que el tiempo dedicado a la UANL se da en diferentes modalidades tales como asesorías, tutelar, investigación, presenciales y no presenciales en el aula, vía electrónica en maestrías y doctorados". Pero el Reglamento del Personal Académico universitario dice que los académicos de tiempo completo tienen que cubrir 40 horas a la semana y, si ella realiza todas las tareas que dice don Juan Manuel que hace; entonces, ¿a qué hora trabaja en la Secretaría?
El señor Alvarado afirma que "la cifra de percepciones como se le aclaró a la reportera de El Norte, no es tal, el cheque referido nunca fue recibido ni cobrado por la Dra. Solís Pérez". No hablé de ningún cheque; sino de sus percepciones mensuales. Tal vez don Juan Manuel se refiere al de aguinaldo, pero no deja claro el asunto.
Don Juan Manuel trata de disculpar a su patrón con el peso de la ley: "En lo que respecta al Secretario de Educación, Ing. José Antonio González Treviño, le informo que la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Nuevo León en su Título XI Previsiones Generales señala: Artículo 141.- Queda prohibido desempeñar a la vez dos o más cargos o empleos remunerados del Estado, de los Municipios, o de uno y otros, o cualesquiera de ellos con uno de la Federación, sean o no de elección popular, con excepción de los relativos a la instrucción pública y beneficencia".
Supongo que el secretario debería dedicar tiempo a realizar las tareas por las que cobra más de 41 mil pesos al mes en la Universidad Autónoma de Nuevo León; por una plaza de tiempo completo y otra por horas.
Un colega nuevoleonés que leyó mi artículo me informó (con cierto tono crítico porque estima que debería yo saberlo y no lo publiqué) que en la UANL los profesores e investigadores de tiempo completo reciben bonos (o incentivos) de acuerdo con las tareas que realizan y los puestos que ocupan. No tengo datos precisos, ni tiempo para conseguir información a la distancia, por eso no afirmo que el secretario o la señora Solís reciban ese beneficio. Me defendí de mi colega desafiándolo a que él, que trabaja en esa Universidad, acuda a los órganos de transparencia procedentes para documentar el asunto. Esa información sería valiosa.
Don Juan Manuel cita otro artículo extenso de la Ley Orgánica de la Administración Pública de Nuevo León que dice lo mismo que la Constitución local, pero con un ligero cambio en las palabras. Concedo, el secretario y ex rector puede ocupar los dos trabajos, pero me pregunto a qué hora cumple con los horarios.
En mi artículo mencioné que el secretario también dobletea, como director de la Unidad de Integración Educativa, con cargo al Ramo 33. Asunto que don Juan Manuel no desmiente; me dan ganas de acudir al dicho popular: "quien calla otorga".
Otro amigo, nuevoleonés él también, me dice que mi artículo evoca al pensador Diógenes de Sínope, llamado el Cínico. Aquel que, según la leyenda, lámpara en mano buscaba un hombre honesto por las calles de Corinto. Cuando escribí mi pieza del 26 de mayo no lo tenía a él en mente, sino los atributos que Max Weber atribuía a la burocracia profesional y que englobó en la ética de la responsabilidad.
Uno y otro, pienso, verían con desconfianza a funcionarios que quieren aparentar lo que no son.
*Académico de la UAM
carlos.ornelas10@gmail.com
carlos.ornelas10@gmail.com
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