martes, 26 de mayo de 2009

Crisis económica y trabajadores en movimiento

Leopoldo Santos Ramírez

Los empleados de los VH han iniciado una resistencia por sí mismos cuando han descubierto que su suerte está signada por un sindicato blanco que los representa, al que nunca conocieron, y que “pactó” con los patrones un denominado paro técnico que le permite a la empresa abonar solamente parte del salario de los trabajadores.

En los hechos se trata de una maniobra del consorcio VH para evadir su obligación de hacerse cargo de las liquidaciones conforme a la Ley Federal del Trabajo, vigente aún en este país. Aun cuando los VH pasaran a manos de otra empresa habrá dificultades para que los nuevos dueños reconozcan la antigüedad de los empleados en el caso de que accedieran a recontratarlos. La resistencia obrera de estos empleados tiene pocas posibilidades de durar y conseguir una mejor negociación dado su desamparo sindical y la falta de solidaridad de las organizaciones laborales para con sus hermanos de clase. Sus probabilidades de sostenerse serán menos si no consiguen el apoyo de organizaciones sindicales de a de veras, o de las agrupaciones no gubernamentales. Dado que no son los únicos resistiendo las arbitrariedades de empresarios fraudulentos en complicidad con funcionarios corruptos, lo más probable es que más adelante veamos a una clase trabajadora en movimiento. Igual que los trabajadores de la UNISON, los empleados de los VH no piden privilegios sino un trato conforme a la ley.

Ambos ejemplos, la quiebra fraudulenta de los VH y la huelga de los empleados de la UNISON, junto a los trabajadores mineros de Cananea evidencian el fracaso del modelo depredador del neoliberalismo que fue impuesto al pueblo hace casi treinta años por la clase política. En ese largo período ocurrieron cuatro cuestiones centrales; la primera fue el desmantelamiento no discriminatorio del Estado que se privó de recursos centrales que le permitían intervenir y dirigir la economía buscando la relativa armonía entre los factores de la producción, el capital y el trabajo, pero también entre los sectores económicos que ya sin ataduras, acabaron por devorarse unos a otros sometiéndose finalmente a los grandes monopolios norteamericanos.

La segunda cuestión fue que por fuera de la ley se buscó privatizar recursos estratégicos como el gas, el petróleo, la electricidad y los minerales básicos. El resultado es que hoy esos recursos no pueden utilizarse con plenitud para sortear los avatares de la crisis.

La tercera cuestión consistió en abrir nuestro mercado a los grandes capitales transnacionales que terminaron con la industria mediana y las pequeñas unidades de comercio que se fueron a la semilegalidad del comercio ambulante, el cual creció exponencialmente.

La cuarta cuestión reforzó el fortalecimiento del capital financiero y fue la política de utilizar todo el poder contra los movimientos populares y la resistencia obrera, así como deshacer el camino democrático-electoral que tanto costó construir a los mexicanos.

En este contexto, la movilización de los trabajadores universitarios sonorenses adquiere especial importancia porque servirá de ejemplo a otros trabajadores. Poco a poco, los universitarios han ido destruyendo los argumentos de que buscan privilegios con su huelga. Al contrario, ahora con más fuerza se perfila la probabilidad de que existan recursos financieros para responder a las demandas del STEUS, y en una simple contabilidad dichos recursos deben dejarse ver porque no pueden desaparecer como por arte de magia. No de la Universidad de Sonora.


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