miércoles, 22 de septiembre de 2010

Cien años

Carlos Ornelas
Excélsior/22 de septiembre de 2010

Hoy celebramos el primer centenario de la Universidad Nacional de México (Autónoma desde 1929), la institución señera de la educación superior mexicana, la máxima casa de estudios. Cien años en que la Universidad Nacional ha sobrevivido a grandes conflictos, comenzando porque nació a escasos dos meses del inicio de la Revolución Mexicana, y que demuestran que la solidez institucional es mucho más grande que sus problemas.
Hoy hace 100 años que don Justo Sierra recitó su discurso sobre la Universidad moderna, de cara al futuro y al servicio de la nación. No sé por qué hay universitarios que tratan de ver el nacimiento de la Universidad Nacional en los tiempos de la Colonia.
Don Justo Sierra fue enfático, esta Universidad no tiene nada que ver con aquélla. "¿Tenemos una historia? No. La Universidad mexicana que nace hoy no tiene árbol genealógico; tiene raíces, sí, las tiene en un imperiosa tendencia á organizarse que revela en todas sus manifestaciones la mentalidad nacional... Si no tiene antecesores, si no tiene abuelos, nuestra Universidad tiene precursores: el gremio y claustro de la Real y Pontificia Universidad de México no es para nosotros el antepasado, es el pasado".
Las raíces de la Universidad moderna son liberales y positivistas. Don Justo resumió su ideal en la democracia y la libertad. Permítaseme hacer una cita extensa de ese discurso:
Los fundadores de la Universidad de antaño decían: "la verdad está definida, enseñadla;" nosotros decimos á los universitarios de hoy: "la verdad se va definiendo, buscadla". Aquellos decían: "sois un grupo selecto, encargado de imponer un ideal religioso y político resumido en estas palabras: Dios y el Rey". Nosotros decimos: "sois un grupo en perpetua selección dentro de la substancia popular, y teneis encomendada la realización de un ideal político y social que se resume así: democracia y libertad".
Don Justo Sierra, tanto por su conocimiento erudito y cultura universal, como por su actividad política, era una persona importante en la élite porfirista. Como ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, había luchado sin desmayo por "humanizar" al positivismo reinante. En su discurso de inauguración rindió pleitesía a la ciencia positiva y la investigación científica; pero también hubo el elogio propio al elevar a la Escuela de Altos Estudios (hoy Facultad de Filosofía y Letras) como el peldaño más alto del edificio universitario "puesto así para descubrir en el saber los horizontes más dilatados, más abiertos..." Remató esa idea con una frase que vista en el tiempo largo de los cien años es una crítica al positivismo y una aspiración a conjugar las ciencias con las humanidades: "Una figura de implorante vaga hace tiempo en derredor de los templa serena de nuestra enseñanza oficial: la filosofía, nada más respetable ni más bello".
El programa de festejos de la UNAM cubre muchos campos de la ciencia, la filosofía, la cultura, la política, además del arte y los deportes. Entre las ceremonias sobresalen la de otorgamiento de doctorados honoris causa y la magna celebración del centenario, que será hoy.
No se ha dado a conocer si el presidente Calderón fue invitado y si asistirá. No soy afecto a su política, lo he criticado por su alianza con Elba Esther Gordillo, pero representa a la República. Si él se descarta me parece mal, pero si la Universidad lo excluyó, me parece peor. Su presencia pondría en evidencia que la Universidad Nacional sigue la ruta que le trazó don Justo Sierra, de apertura a mayores horizontes. También extrañé alguna mención a las universidades de París, de California y de Salamanca, que apadrinaron el nacimiento de la Universidad Nacional.
El balance que arroja la hoy Universidad Nacional Autónoma de México es favorable. Sus logros son incontables, cuenta entre sus filas con científicos, tecnólogos y humanistas a la altura de los mejores del mundo.
Es cierto, como dijo alguna vez el entonces rector José Sarukhán (cito de memoria): "Después de graves conflictos, la Universidad se ha fortalecido y retomado su camino con más brío". Nada más lamento que los dos últimos grandes movimientos estudiantiles hayan tenido como una de sus banderas defender el "pase automático". Un fardo que impide un mayor avance del alma máter de México.
*Académico de la UAM
Carlos.Ornelas10@gmail.com

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