lunes, 12 de enero de 2009

Carta al rector de la UNAM

Sara Sefchovich
El Universal/11 de enero de 2009

Vivimos en tiempos en que se reconocen, aceptan y respetan la pluralidad y la diversidad. Las mejores voces de la UNAM, incluida la suya, se han expresado también en este sentido.
Y sin embargo, necesitamos hacer que esto sea real y no solamente discurso.
Porque en la Universidad hoy no es cierto que se pueda ser diverso, no es cierto que se pueda actuar de un modo diferente al que deciden las autoridades, no es cierto que se pueda decir lo que se piensa, no es cierto que se respeten las formas múltiples que hay de trabajar, investigar, enseñar, participar institucionalmente. La Universidad tiene demasiadas autoridades a quienes horroriza la diferencia y que están convencidas de que todos debemos caber en clasificaciones, estadísticas y modos de funcionar que a ellas les parecen correctos.
El ejemplo más patente sucede en el campo de la investigación en ciencias sociales y humanas. Si bien es cierto que todavía se reconoce y acepta la diversidad de temas, enfoques y perspectivas teóricas y metodológicas, no se reconoce y mucho menos se acepta la diversidad de formas de llevarla a cabo y de presentar sus resultados.
Hoy se desvaloriza a un académico que quiere trabajar individualmente y que no pertenece a redes y grupos; que no consigue fondos de fuera; que no publica en cierto tipo de revistas y editoriales considerados de “excelencia”, entendida ésta con criterios que son los de las ciencias duras; que no se divide en mil pedazos para ir y venir de una comisión a un comité, de una conferencia a un congreso, del salón de clases a otra reunión; que no hace docencia a la manera tradicional o dirige varias tesis.
Y la manera de mostrarle esto es castigándolo en las promociones, apoyos y estímulos, que se consiguen a través de un complicado proceso de evaluación que, aunque pretende ser transparente y neutral, en realidad sólo está construido para eliminar la diversidad disfrazado de (y cómodamente escondido como) decisión de pares.
Con el pretexto de la planificación y de conseguir recursos, las autoridades universitarias caminan cada vez más por la senda de la homogeneización y unificación, y (ayudados por el Conacyt) han construido las herramientas para castigar a quienes no se cuadren.
Si viviera José Gaos, no habría escrito la reseña que terminó siendo una lección de filosofía, porque en los esquemas de hoy no da puntos leer y hacer una nota. Carlos Monsiváis no tendría PRIDE porque no hace citas ni da clases en una facultad. Octavio Paz no habría podido hablar de literatura y de pintura porque el director de su instituto le exigiría definirse y no habrían tenido lugar las polémicas de nuestra literatura, historiografía y arte porque nadie quiere enfrentarse con alguien que pueda formar parte de una comisión evaluadora.
Señor rector: es necesario detener este proceso. No es posible que en aras de informes de logros, de cuantitativismos a la moda y de criterios supuestamente científicos que no son sino malas copias de las universidades estadounidenses y de los valores de esa cultura, se haga todo porque desaparezcan la creatividad, la originalidad y la diversidad, el debate y la disidencia. Hace poco Magali Tercero escribió que un profesor universitario no quiso darle una entrevista para criticar al MUAC por temor a sufrir las consecuencias.
Es necesario hacer explícito que en la universidad tiene cabida y será valorado el trabajo que realizan los académicos, con libertad y diversidad en la manera de concebirlo y llevarlo a cabo; que somos una comunidad que estimula el pensamiento y no la eficiencia; que hay confianza en los académicos y no que se les tenga permanentemente sometidos a presiones, informes, evaluaciones y castigos; que no existen los criterios únicos ni “no hay más rutas que la nuestra” y que la crítica no sólo cabe sino que se considera necesaria e imprescindible. Pero luego hay que convertir ese discurso en realidad.
Porque ese es el espíritu con el que se fundó y ha funcionado nuestra universidad. Ella se merece que lo rescatemos ya que nos ha dado a los mejores pensadores y creadores del país.
sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM

No hay comentarios: