martes, 27 de enero de 2009

La estrategia de Obama

Arturo Barba
Milenio/27 de enero de 2009

El ver la errática respuesta del gobierno mexicano frente a la permanente crisis nacional agravada por la crisis financiera internacional y la virtual disfuncionalidad del Estado mexicano, obliga a observar con más entusiasmo a Barack Obama.
Sin lugar a dudas, el 44 presidente estadunidense ha despertado muchas más expectativas entre los mexicanos que el propio gobierno de Calderón.
En su primer discurso como presidente la medida inicial que planteó para reactivar la economía estadunidense y elevar la calidad de vida de sus conciudadanos, Obama le apostó a la mejor fórmula probada innumerables veces en otras partes del mundo a lo largo de la historia: el conocimiento, la educación, la ciencia y la tecnología.
“Volveremos a situar la ciencia en el lugar que le corresponde y utilizaremos las maravillas de la tecnología para elevar la calidad de la atención sanitaria y rebajar sus costes. Aprovecharemos el sol, los vientos y la tierra para hacer funcionar nuestros coches y nuestras fábricas. Y transformaremos nuestras escuelas y nuestras universidades para que respondan a las necesidades de una nueva era. Podemos hacer todo eso. Y todo lo vamos a hacer”, dijo Obama.
Si algo ha hecho de Estados Unidos la nación más poderosa del planeta son justamente sus avances en estos campos. Con un ejército de un millón doscientos mil científicos y una inversión anual del 2.8 por ciento de su producto interno bruto en investigación y desarrollo, no cabe duda que pronto obtendrá resultados.
Para empezar, ha eliminado el veto a las investigaciones con células madre impuesta por Bush; se multiplicará la inversión en el desarrollo de tecnologías para producir energías limpias y renovables; y entre sus colaboradores más cercanos hay científicos de alta calidad. Eso nunca ha ocurrido en México y, por lo visto, nunca ocurrirá.

Celebración

Con una cifra ridícula de menos de un astrónomo por cada 550 mil habitantes, México se suma hoy a los festejos del Año Internacional de la Astronomía que propuso la Unión Astronómica Internacional apoyada por la UNESCO, para conmemorar los 400 años de las observaciones astronómicas realizadas por Galileo Galilei con su microscopio y la publicación de la Astronomía nova por Johannes Kepler. Esperemos que estos festejos sean un impulso para que en un futuro haya un crecimiento en la formación de recursos humanos en esta y otras ramas del conocimiento en el país. Éste sería el mejor homenaje a Galileo.

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