jueves, 11 de diciembre de 2008

Psicosis


Carlos Ornelas
Excélsior/10 de diciembre de 2008


En memoria de Othón Salazar.

Ayer, sin que lo buscara, me encontré en la internet con un corto de la célebre película de Alfred Hitchcock, Psicosis. Nada extraordinario, sólo rememoré la trama. Pero en la madrugada de hoy (martes 9), al pensar en este artículo, la parte sicológica del film, no la macabra, atacó a mi conciencia. Imaginé que la educación básica era como Norman Bates, el personaje que representó Anthony Perkins, donde dos mentes combatían por tener el control de su pensamiento: una débil, la de él; la otra, poderosa, la de la madre muerta. ¡Y me dije!: “El Programa Sectorial de Educación: 2007-2012 (PSE) es Norman Bates, la Alianza por la Calidad de la Educación, la ACE, es su mamá”.
Como todas las metáforas, ésta no tiene poder explicativo, es un artificio que sirve para ilustrar cierta realidad que se quiere exponer. También tiene límites, no se toma todo el argumento de la película. No veo a la ACE como un esqueleto disecado guardado en un sótano. En la situación de México, la ACE es la muchacha de la cinta, todos la elogian, la visten bien, vamos, hasta de la OCDE vienen a México a echarle alabanzas. Mientras que nadie, y digo nadie, ni su misma promotora, la secretaria de Educación Pública, se acuerda del PSE.
Esta sustitución de programas, como en la película, acarrea deformaciones: ya nada se hace en la educación básica sin invocar a la ACE, es parte del discurso del funcionariado y de la dirigente del sindicato, Elba Esther Gordillo, aunque ella con una causa, engendró a la ACE. Si se hacen pruebas o se destina dinero a infraestructura, se debe a la ACE, no importa que, desde meses antes de su firma, el PSE lo haya presupuestado. ¿Adónde hemos llegado? El gobierno renuncia a su programa para dar vida a un proyecto sindical. Es como si la mente de Norman Bates aplaudiera los embates del espíritu de la madre.
El lunes observamos cómo la ACE se transformó en el pináculo de la política educativa en dos pistas distintas. En una, el director adjunto del Directorio de Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Bernard Hugonnier, alabó al gobierno porque busca el consenso con todos los actores involucrados en la Alianza, en especial los maestros. Afirmó que, si se quiere alcanzar una reforma integral en el sector, se debe fortalecer la ACE: “de lo contrario”, informa La Jornada (8 de diciembre): “ésta no va a funcionar porque los maestros deben creer que el cambio vale la pena para (los niños). Deben sentirse dueños de las reformas”. La Conferencia México-OCDE era con el fin de discutir la calidad de la educación básica, pero, hasta donde llega la lectura que hice de la prensa, ninguno se acordó del PSE, que el gobierno lanzó con bombo y platillos a finales de 2007.
En la otra pista, en la Residencia Oficial de Los Pinos, el presidente Calderón y la presidenta del SNTE, Elba Esther Gordillo, casi dicen que la prueba ENLACE es producto de la Alianza. No lo expresaron en esa forma porque sería una falta grave, pero el mensaje iba por ese rumbo. En su reportaje, Ivonne Melgar (Excélsior, 8 de diciembre) observó que en todo momento Elba Esther Gordillo se dirigió al Presidente e ignoró a la secretaria Vázquez Mota, y recalcó que el SNTE signó el pacto con el jefe del Ejecutivo. La señora Gordillo exageró. Tras defender a su organización, de los adversarios que la critican a ella y a su sindicato, expresó que la ACE es “una respuesta rotunda, contundente, a quienes señalan al SNTE como un obstáculo para la modernización educativa”. Y agregó que ésta “representa uno de los mayores retos que haya asumido jamás: sacudir el sistema educativo desde sus cimientos para acompasar, como diría Carlos Fuentes, el nuevo tiempo mexicano”. Pero sabemos que la sacudida al sistema se la dan sus antagonistas.
En ese acto de premiación a niños que respondieron con acierto en la ENLACE, ni al Presidente ni a la secretaria de Educación Pública se les ocurrió mencionar su programa de gobierno. Un malpensado pudiera cavilar que hay una renuncia del Estado a conducir la educación básica. Al igual que Norman Bates, cuando su mente le deja el campo libre a la de la madre, su cuerpo deja de pertenecerle. Al final de la película, Hitchcock nos informa que ella se disculpa de todo crimen y pecado, que le dirá a todo el mundo que su hijo fue el delincuente, no ella. Lo mismo pasará con la ACE y el PSE: si hay logros, se abonarán a la Alianza, las fallas se cargarán al Programa.
Ya sin metáfora: la sustitución de un programa por otro conduce a una política esquizofrénica y la cita de un escritor laureado no acredita la credibilidad de la dirigente. Las fallas, pienso, son del jefe del Estado, quien renuncia a ejercer el poder y se lo presta, para colmo, a una enemiga histórica de su partido.
Retazos
Murió Othón Salazar, un maestro recto, honesto, luchador incansable y apasionado de las causas populares, quien nunca renegó de su credo comunista. ¡Cuántos Othones nos hacen falta!
Carlos.Ornelas10@gmail.com

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