martes, 20 de abril de 2010

Narcoguerra sicológica

Héctor Aguilar Camín
Milenio/20 de abril de 2010

Con el título “Narcoguerra sicológica”, el director de Excélsior, Pascal Beltrán del Río, abrió una discusión sobre la eficacia con que el narco está usando los recursos de Twitter y las redes sociales para atemorizar a la población y exhibir a las autoridades.

Beltrán del Río habla de “guerra sicológica” en el sentido estricto que le da una definición del Departamento de Defensa estadunidense: “El uso planificado de la propaganda con el propósito primario de influenciar las opiniones, emociones, actitudes y el comportamiento de grupos”.

El objetivo de la guerra sicológica, recuerda Beltrán del Río, es dominar al enemigo sin necesidad de “demostrar una superioridad en fuerza”, en palabras de Gerald Templer, general británico que combatió la insurgencia malaya en los años 50 del siglo pasado, no se trata de “llenar la selva de soldados” sino de “ganar el corazón y la mente de la población”.

Los estrategas de la guerra sicológica del narco han probado al menos en dos casos la eficacia de las redes sociales para difundir rumores de violencia, que se vuelven alarma común y terminan en acciones colectivas.

La parálisis se dio ya en Tampico y en Reynosa. El pasado fin de semana tuvo una espectacular exhibición de eficacia en Cuernavaca.

Circuló profusamente en las redes sociales un correo electrónico firmado por un grupo llamado “Resistencia CPS”, con la advertencia de que el viernes miembros de esa organización ocuparían las calles de Cuernavaca, vestidos de negro, para exterminar a los sicarios del grupo de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie.

La población debía prepararse para una especie de “toque de queda”, mientras regresaba “la paz al estado”, pues al eliminar a los sicarios de La Barbie, se erradicarían del estado los secuestros en que aquel grupo se había especializado. De modo que era una violencia a favor de la población.

Miles de cuernavaquenses dieron el rumor por un hecho y se abastecieron de alimentos suficientes para un encierro de tres días, mientras terminaba la limpieza.

De estos episodios concluye Beltrán del Río que “la delincuencia lleva la delantera en el uso de la propaganda sin que haya campaña oficial alguna que le haga frente” y que “urge revertir esa tendencia”.

La tendencia, añado, habrá de revertirla la inteligencia de la sociedad metida en las redes sociales, un espacio de trato esencialmente horizontal, impenetrable a la manipulación de la autoridad.

En todo caso, sí: los narcos llevan delantera en el uso de distintos medios para ganar la guerra sicológica. Y ni el gobierno ni los medios parecen tener defensa contra su estrategia.

acamin@milenio.com

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