viernes, 23 de abril de 2010

Trato digno a las niñas

Clara Scherer
Excélsior/23 de abril de 2010

Todas y todos necesitamos del afecto, la ternura y el cuidado a lo largo de la vida. Mucho más, en los primeros meses, cuando apenas hemos abierto los ojos para mirar y conocer este mundo. La empatía de las y de los adultos hacia los sentimientos de las niñas (también de los niños, pero escribiré sólo de las niñas) se vuelve una herramienta fundamental para acercarse a ellas. Es la base de la confianza que, a su vez, genera el respeto.

Al ir creciendo, esta empatía les da seguridad, las hace sentirse queridas, comprendidas; saben que no están solas para enfrentar tanto desafío. La mirada, la sonrisa y el humor van dando cuenta de qué tan bien están haciendo la tarea esos adultos, que son responsables del desarrollo emocional, intelectual, físico, de las pequeñas.

Respetar a las niñas en su integridad física, sus capacidades, anhelos, tristezas, parece que en este país, y desde hace siglos, no está en las prioridades para el desarrollo de la nación ni para el porvenir de la sociedad mexicana. Casi nunca aparecen en el discurso oficial. Se dice: Los niños son el futuro o hay que invertir en capital humano. Las niñas, todas, creen que las incluyen, y muchos dicen que así es. Pero no. No las incluyen. Y lo digo por la cantidad de hombres que piensan que las niñas son algo menos que objetos. Que pueden abusar de ellas y seguir por la vida cantando y bailando, como si no hubieran destruido a una niña. Es, no sólo escandaloso, sino criminal.

Los dichos y los hechos narrados por los medios masivos en torno a una pequeñita de escasos diez años, que lamentablemente sucedieron (en Quintana Roo), da cuenta de tantos incumplimientos, de excesivos errores, de tan poca civilidad, porque la vida de ella, suponiendo que la conserve, difícilmente recuperará la alegría que da el confiar en los demás.

Incumplimientos de los gobiernos que debían procurar una educación que fomente el buen trato, el trato digno, el respeto a las niñas. Y ahora, gracias a una encuesta elaborada por el Unicef y la SEP, tenemos datos de que, en las escuelas, la violencia contra las niñas es casi una materia que deben soportar diariamente.

Según dice el artículo tercero constitucional: El criterio que orientará a esa educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios. ¿En verdad, la educación escolar está basada en los resultados del progreso científico? ¿Por qué no hay educación sexual que permita a las niñas defenderse de los acosadores? ¿Por qué a los hombres no se les enseña que hostigar a las niñas es delito? Luchar contra la ignorancia abarca también el hacer patente por qué ,en México, uno de cada seis nacidos vivos, es hija o hijo de una adolescente (según la OMS, personas entre 10 y 19 años).

Desde el punto de vista médico y social, es una situación de riesgo para la vida, la salud y el desarrollo personal de la madre y su hija o hijo. Un gran porcentaje son embarazos no planeados y tal vez no deseados. Es una tragedia nacional. ¿Alguna idea para negociar con el sindicato y que cambie esta situación de desprecio a la vida de las niñas?

*Licenciada en pedagogía y especialista en estudios de género

claschca@hotmail.com

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