Distrae a profesores y alumnos del cumplimiento del programa de estudios, dicen
Utiliza cuantiosos recursos, que deberían dedicarse a otras áreas de importancia, consideran
Rosa Elvira Vargas
La Jornada/21 de marzo de 2009
Con el propósito de sacar a México de la rayita de los puntajes más bajos en la prueba del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (Pisa, por sus siglas en inglés), la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación diseñaron un programa denominado Competencias para el México que Queremos, dotado de un impresionante despliegue de recursos técnicos y de presupuesto, que incluye dar estímulos económicos y diplomas a las escuelas, docentes y alumnos con los mejores resultados en esa evaluación.
Aunque en la publicidad se menciona que el universo de este programa son 100 mil maestros de español, matemáticas y ciencias de tercero de secundaria, y 2 millones de estudiantes, con principal énfasis en los de ese grado escolar, varios docentes han divulgado que en realidad éste va dirigido a aquellos que conforman la muestra a la cual se aplicará la prueba el próximo martes.
De ese modo, lo menos que han criticado los catedráticos a este plan oficial es que distrae a los alumnos, docentes y autoridades educativas de las funciones básicas y cotidianas de las escuelas, al establecer como prioridad la preparación para la prueba sobre el currículum nacional.
Es decir, nuestros niños trabajarán durante estos meses (el plan se lanzó en febrero) en torno a los contenidos de la prueba Pisa y no atendiendo a los programas de estudio vigentes, menciona uno de ellos.
A través de la Subsecretaría de Educación Básica –que encabeza Fernando González Sánchez, yerno de la líder del SNTE, Elba Esther Gordillo–, este programa de competencias incluye, para los docentes, toda una estrategia de capacitación y seguimiento Pisa, un manual referido a los objetivos del programa con un cidi de apoyo, un diplomado de 120 horas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (institución privada), para el fortalecimiento de competencias con enfoque Pisa a docentes y directivos de secundarias de todas las modalidades, así como una página web, cuadernillos, carteles, etcétera.
“Ese dinero –el monto de lo erogado por la SEP no se conoce, porque tampoco se difundió públicamente su instrumentación– es digno de mejor destino, como el fortalecimiento de las bibliotecas escolares y de aula, cuyo programa de dotación va en decadencia.”
Desde Veracruz, otro maestro denuncia el despliegue de acciones para, dice él, tapar el sol con un dedo a propósito de la inminente aplicación de la prueba Pisa. “Envían asesores de los Centros Regionales de Actualización del Magisterio (CRAM) o de las zonas escolares a dar ‘cursos’ de lectura a los chicos de secundaria que serán muestra. Tales ‘cursos’ se reducen a la revisión de reactivos de exámenes anteriores y han enviado también a practicantes de universidades tecnológicas para apoyar en matemáticas, de modo que están saturando a los alumnos.”
No queda ahí. Maestros que han trabajado con los materiales diseñados por la SEP, particularmente el Manual de alumnos, señalan que carecen de calidad en los ejercicios planteados, y citan uno en el cual se pide al estudiante una serie de ubicaciones a partir del mapa de las estaciones del Metro en la ciudad de México. ¿Podrá un alumno (que no ha escuchado sobre este medio de transporte, y mucho menos viajado en él) responder que las líneas del Metro tienen nombre? O peor aún, ¿sabrán que los nombres de las líneas se designan con números o letras, y que cotidianamente los habitantes del Distrito Federal las designan con colores?
Apenas el miércoles 18, el titular de la Unidad de Planeación de la SEP, Jorge Santibáñez, declaró a La Jornada que el objetivo de la administración federal en la próxima aplicación de la prueba Pisa es ya no estar en la rayita que divide el nivel uno del dos, esto es, los más bajos en la calificación.
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