La Jornada/26 de marzo de 2009
Es preocupante lo que ha ocurrido en el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos (CIDHEM), pues aunque parece ser una más de las instituciones académicas de un estado de la República, en realidad se trata de un núcleo de alto nivel por cuyas aulas han pasado estudiantes, sobre todo de posgrado, de varias entidades del país y del extranjero. Su planta de profesores ha estado formada, en diversos momentos, por Pablo González Casanova, Rodolfo Stavenhagen, Eduardo Matos Moctezuma, Gloria Villegas, Alfredo López Austin, Adriana Yáñez, Antonio García de León, Elsa Cross, Carlos Montemayor, Luis Tamayo, quien esto escribe y muchos más que largo sería citar.
Fue Ricardo Guerra su fundador en 1994, y quien le dio vida al centro durante 13 años, hasta que falleció. A él se debe, sin duda, ese esfuerzo académico y sus magníficos resultados. Sin embargo, cual aves de rapiña, los panistas encabezados por el gobernador de Morelos, Marco Antonio Adame, se lanzaron en picada para destrozar el proyecto y convertirlo en otra cosa. Como toda ave de rapiña, una vez que tuvieron entre sus garras su presa, se apoderaron de ésta y comenzaron a picotear a quienes estaban cerca. Yo me enteré de que el nuevo semestre (iniciado el 7 de marzo de 2009) había comenzado porque me escribió un ex alumno para preguntarme por qué no impartiría mi seminario. Simplemente fui ignorado, a pesar de haber sido por varios años el director del Seminario de Ciencia Política del CIDHEM. Fui sustituido, me dicen, por el ingeniero químico Óscar Sergio Hernández Benítez (líder de la facción panista en el H. Congreso morelense, con una maestría en la UPAEP), ex presidente municipal interino de Cuernavaca y ex presidente del PAN en Morelos. Entre sus méritos académicos sobresalientes debe mencionarse que fue profesor de química en la preparatoria del Colegio Juana de Arco (1983) y profesor de la materia Matemáticas I en la Facultad de Ciencias Químicas e Industriales de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (1982-1983). Dicen que hizo un doctorado en historia social y cultural.
El 17 de febrero de este año, según consta en el Periódico Oficial Tierra y Libertad (4/3/09), se informa del decreto que crea al CIDHEM abrogando su estatuto anterior, entre otras razones para poder agregar dentro de sus facultades el área política. Sí, así dice el nuevo decreto, como si no hubiera existido (existen, desde hace tiempo, la maestría y el doctorado en ciencias políticas y sociales). El decreto también cambió la Junta de Gobierno, que estaba conformada por el gobernador del estado, su secretario de Educación, el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, el director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (con la que tiene o tenía un convenio institucional), Eduardo Matos Moctezuma, la directora del Instituto de Cultura de Morelos, un representante de la comunidad académica del estado, un representante de Conaculta y otro académico. Ahora, la Junta de Gobierno está compuesta por los primeros tres ya mencionados más el secretario de Desarrollo Humano y Social, el secretario de la Contraloría, el oficial mayor del gobierno, por otro funcionario de la Secretaría de Educación Pública estatal y, por no dejar, por un representante del Conacyt, además de un académico nombrado por la misma junta.
No se necesita ser analista político para deducir la desacademización (valga el neologismo) del CIDHEM. Por si no fuera suficiente, y esto ya se veía venir, la dirección del centro se la dio el gobernador a un egresado de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP, fundada por El Yunque), que realizó sus estudios de doctorado en el Ateneo Filosófico de México (una filial del Opus Dei). Su currículum oficial señala que tiene dos libros (el segundo de ellos lo leí en Internet y es una alabanza a Vicente Fox titulado México, la transición de la esperanza; 2002), y que fue fundador de la revista Atenas y Roma, de la UPAEP. En su primera comunicación a los profesores del centro nos dijo que respetaría la libertad de pensamiento (¡sólo faltaba!), y aunque no es lo mismo la libertad de pensamiento que la de cátedra, ciertamente no me dijeron nada sobre la orientación de mi seminario. Simplemente me sustituyeron, como a los miembros de la Junta de Gobierno que no les convenían y como al director académico del CIDHEM, Luis Tamayo, quien había hecho mucho por esa institución y quien, además, contaba con el apoyo de la comunidad (profesores y estudiantes). El notable currículum del doctor Tamayo no les importó, y pusieron en su lugar a la maestra Margarita Argüelles, candidata a doctora por El Colegio de Tlaxcala, egresada también de la UPAEP y ex directora de la revista Atenas y Roma. (Y tal y como corresponde, fue directora del Centro Empresarial de Puebla y gerente del Centro Patronal –Coparmex– de Oaxaca.) Si ambos son o no de El Yunque, como se dice que son también el gobernador y su secretario de Educación Pública, podría ser irrelevante.
Lo relevante es lo que están tratando de hacer con el CIDHEM, que es lo mismo que los panistas de ultraderecha han querido hacer en donde han tenido la oportunidad. Ya lo hicieron antes con Alberto Vadas Kuhn al despedirlo del Centro Cultural La Tallera, después de 12 años de gestión, quien lo convirtió en centro de conferencias y exposiciones, que todos los viernes hacía algo de gran valor artístico y cultural para los morelenses.
El problema que veo en los panistas no es tanto que sean de derecha o de ultraderecha (aunque personalmente no me simpaticen como corriente política): vivimos, y hay que acostumbrarnos, en un país plural, y esto está bien. Lo que es preocupante es que ellos no son plurales, no respetan la diversidad política ni la cultura ni la academia. Quieren todo para ellos y, al menor descuido, convierten lo que gobiernan en patrimonio ideológico, cuando no personal (pues muchos tienen las uñas largas y aprovechan lo público para fines privados). Lo que es un hecho es que ya se apropiaron del CIDHEM. Confiamos en que al cambio de gobierno (y de partido en el gobierno) se vuelva a crear esta institución. Por lo pronto, me arrepiento de haberles regalado parte de mi biblioteca. Espero que la aprovechen, no ellos sino los estudiantes.
PD: Casi un mes después (el 11 de marzo), la nueva Junta de Gobierno rectificó con una fe de erratas publicada en el Periódico Oficial y reincorporó a la representación en su órgano colegiado. Lo han de haber pensado mejor.
Fue Ricardo Guerra su fundador en 1994, y quien le dio vida al centro durante 13 años, hasta que falleció. A él se debe, sin duda, ese esfuerzo académico y sus magníficos resultados. Sin embargo, cual aves de rapiña, los panistas encabezados por el gobernador de Morelos, Marco Antonio Adame, se lanzaron en picada para destrozar el proyecto y convertirlo en otra cosa. Como toda ave de rapiña, una vez que tuvieron entre sus garras su presa, se apoderaron de ésta y comenzaron a picotear a quienes estaban cerca. Yo me enteré de que el nuevo semestre (iniciado el 7 de marzo de 2009) había comenzado porque me escribió un ex alumno para preguntarme por qué no impartiría mi seminario. Simplemente fui ignorado, a pesar de haber sido por varios años el director del Seminario de Ciencia Política del CIDHEM. Fui sustituido, me dicen, por el ingeniero químico Óscar Sergio Hernández Benítez (líder de la facción panista en el H. Congreso morelense, con una maestría en la UPAEP), ex presidente municipal interino de Cuernavaca y ex presidente del PAN en Morelos. Entre sus méritos académicos sobresalientes debe mencionarse que fue profesor de química en la preparatoria del Colegio Juana de Arco (1983) y profesor de la materia Matemáticas I en la Facultad de Ciencias Químicas e Industriales de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (1982-1983). Dicen que hizo un doctorado en historia social y cultural.
El 17 de febrero de este año, según consta en el Periódico Oficial Tierra y Libertad (4/3/09), se informa del decreto que crea al CIDHEM abrogando su estatuto anterior, entre otras razones para poder agregar dentro de sus facultades el área política. Sí, así dice el nuevo decreto, como si no hubiera existido (existen, desde hace tiempo, la maestría y el doctorado en ciencias políticas y sociales). El decreto también cambió la Junta de Gobierno, que estaba conformada por el gobernador del estado, su secretario de Educación, el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, el director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (con la que tiene o tenía un convenio institucional), Eduardo Matos Moctezuma, la directora del Instituto de Cultura de Morelos, un representante de la comunidad académica del estado, un representante de Conaculta y otro académico. Ahora, la Junta de Gobierno está compuesta por los primeros tres ya mencionados más el secretario de Desarrollo Humano y Social, el secretario de la Contraloría, el oficial mayor del gobierno, por otro funcionario de la Secretaría de Educación Pública estatal y, por no dejar, por un representante del Conacyt, además de un académico nombrado por la misma junta.
No se necesita ser analista político para deducir la desacademización (valga el neologismo) del CIDHEM. Por si no fuera suficiente, y esto ya se veía venir, la dirección del centro se la dio el gobernador a un egresado de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP, fundada por El Yunque), que realizó sus estudios de doctorado en el Ateneo Filosófico de México (una filial del Opus Dei). Su currículum oficial señala que tiene dos libros (el segundo de ellos lo leí en Internet y es una alabanza a Vicente Fox titulado México, la transición de la esperanza; 2002), y que fue fundador de la revista Atenas y Roma, de la UPAEP. En su primera comunicación a los profesores del centro nos dijo que respetaría la libertad de pensamiento (¡sólo faltaba!), y aunque no es lo mismo la libertad de pensamiento que la de cátedra, ciertamente no me dijeron nada sobre la orientación de mi seminario. Simplemente me sustituyeron, como a los miembros de la Junta de Gobierno que no les convenían y como al director académico del CIDHEM, Luis Tamayo, quien había hecho mucho por esa institución y quien, además, contaba con el apoyo de la comunidad (profesores y estudiantes). El notable currículum del doctor Tamayo no les importó, y pusieron en su lugar a la maestra Margarita Argüelles, candidata a doctora por El Colegio de Tlaxcala, egresada también de la UPAEP y ex directora de la revista Atenas y Roma. (Y tal y como corresponde, fue directora del Centro Empresarial de Puebla y gerente del Centro Patronal –Coparmex– de Oaxaca.) Si ambos son o no de El Yunque, como se dice que son también el gobernador y su secretario de Educación Pública, podría ser irrelevante.
Lo relevante es lo que están tratando de hacer con el CIDHEM, que es lo mismo que los panistas de ultraderecha han querido hacer en donde han tenido la oportunidad. Ya lo hicieron antes con Alberto Vadas Kuhn al despedirlo del Centro Cultural La Tallera, después de 12 años de gestión, quien lo convirtió en centro de conferencias y exposiciones, que todos los viernes hacía algo de gran valor artístico y cultural para los morelenses.
El problema que veo en los panistas no es tanto que sean de derecha o de ultraderecha (aunque personalmente no me simpaticen como corriente política): vivimos, y hay que acostumbrarnos, en un país plural, y esto está bien. Lo que es preocupante es que ellos no son plurales, no respetan la diversidad política ni la cultura ni la academia. Quieren todo para ellos y, al menor descuido, convierten lo que gobiernan en patrimonio ideológico, cuando no personal (pues muchos tienen las uñas largas y aprovechan lo público para fines privados). Lo que es un hecho es que ya se apropiaron del CIDHEM. Confiamos en que al cambio de gobierno (y de partido en el gobierno) se vuelva a crear esta institución. Por lo pronto, me arrepiento de haberles regalado parte de mi biblioteca. Espero que la aprovechen, no ellos sino los estudiantes.
PD: Casi un mes después (el 11 de marzo), la nueva Junta de Gobierno rectificó con una fe de erratas publicada en el Periódico Oficial y reincorporó a la representación en su órgano colegiado. Lo han de haber pensado mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario