El Universal/24 de marzo de 2009
Sin duda el banderazo de salida electoral se dio el pasado 19 de marzo en el puerto de Acapulco durante la Convención Nacional Bancaria. Germán Martínez provocó a Beatriz Paredes y le demandó que se definiera sobre el apoyo del PRI a la política de seguridad de Felipe Calderón. Hay muchas maneras de pedir colaboración, como se ha venido dando entre el PAN y el PRI en los últimos años, pero el estilo del panista fue bravucón. Unas horas después el senador Beltrones arremetió contra Calderón y lo retó a tomar decisiones; que “se faje los pantalones de una vez por todas” sobre tres temas: la ubicación de la nueva refinería de Pemex, el caso de la francesa Florence Cassez y el expediente de Banamex. ¿Qué significan estas bravatas discursivas entre el PRI, el PAN y el gobierno federal?
El contexto electoral divide y pone a competir a los partidos; abre tiempos de polémica en los que se enfrían las buenas relaciones y la dinámica de alianzas legislativas disminuye a su mínima expresión.
Además, si a ello le agregamos que varias encuestas sobre intención del voto expresan una caída del panismo y un repunte del PRI, se puede entender de mejor forma la estrategia agresiva de Germán Martínez. Ya se ha hecho una tradición panista lanzar propaganda sucia en contra de sus adversarios, sobre todo cuando el PAN está en desventaja. Lo mismo hizo en 2006 y ahora va a intentarlo de nuevo. Independientemente de la última reforma electoral, el tono del discurso puede ensuciar de forma considerable el clima de las elecciones de julio. Lo único que se necesita es tener a personajes como Martínez y Beltrones en la escena para fabricar tormentas declarativas.
Sin haberse disipado todavía la polarización que dejó 2006, este proceso se anuncia como una nueva confrontación de dimensiones considerables. El eje se ha desplazado de un pleito entre izquierda y derecha hacia un ajuste entre las dos derechas gobernantes. Dos partidos, el PAN y el PRI, que desde los pactos del salinismo en 1988 se han alternado el poder presidencial en los últimos cuatro sexenios. La única oportunidad de romper este pacto y modificar el modelo de país la tuvo la izquierda en 2006, pero fracasó.
El pacto PRI-PAN ha generado un acercamiento en intereses, aliados y componendas, que han formado una sólida alianza. Durante los primeros dos años del actual sexenio la alianza entre las derechas ha dado resultado para legislar, pero a medida que el país entra de nuevo en proceso electoral los desacuerdos crecen y las posibilidades de pactar algunas de las reformas legislativas pendientes se alejan.
El otro polo de la disputa, el PRD y los otros partidos de izquierda, atraviesa por una situación complicada en términos de preferencias electorales; actualmente se encuentran en un tercer sitio y a una considerable distancia de los dos primeros lugares. Esta posición ubica a la izquierda en una situación electoral diferente a la que tuvo como puntera en 2006; hoy no se ve como un factor de contrapeso importante en la contienda y quizá se mantenga al margen de la confrontación PRI-PAN. La batalla estelar de 2009 será entre el PRI y el PAN; la sucesión de 2012 será otra historia.
Habrá que observar hasta dónde va a llegar esta confrontación que desde hace algunas semanas inició el PAN con el mismo tono y temática. ¿Tiene el gobierno de Calderón pruebas de la supuesta vinculación de algunos priístas con el narco? Si eso es cierto, ¿procederá legalmente o todo terminará en una bravuconería electoral? Acaban de concluir las precampañas, pero hasta mayo se inician formalmente las campañas, estamos en el momento en el que se van a poner a prueba las estrategias de propaganda sucia, sobre todo del PAN, que se ubica en un segundo lugar en preferencias electorales, con el fin llegar a la campaña (mayo-junio) con una intención de votos más alta. ¿Calderón está dispuesto a romper el pacto con el PRI para ganar más votos o sólo está probando a ver qué pasa?
Una cosa es que se comparta una buena parte del proyecto del país, como sucede entre el PRI y el PAN, y otra será ver el tamaño del pleito electoral que puede darse entre los dos contendientes con el fin de ganar más curules en San Lázaro. La crisis económica juega en términos electorales en contra de los partidos gobernantes, casi como una constante, así que el PAN tendrá que hacer circo, maroma y teatro para contrarrestar el efecto de electoral de una muy mala racha económica.
Si a ello sumamos la grave crisis de seguridad pública que se vive por la “guerra” contra el narcotráfico, el panorama se complica aún más para el gobierno de Calderón. En cambio, para el PRI el enfoque es diferente: es el retador que necesita mantener su ventaja de puntero, y sólo le urge no equivocar la estrategia, continuar con su perfil, evitar el pleito interno y responder con inteligencia al presidente del PAN, lo cual no es muy complicado. Salvo que la bravuconería panista se convierta en expedientes judiciales, pero ese es otro escenario…
Investigador del CIESAS
El contexto electoral divide y pone a competir a los partidos; abre tiempos de polémica en los que se enfrían las buenas relaciones y la dinámica de alianzas legislativas disminuye a su mínima expresión.
Además, si a ello le agregamos que varias encuestas sobre intención del voto expresan una caída del panismo y un repunte del PRI, se puede entender de mejor forma la estrategia agresiva de Germán Martínez. Ya se ha hecho una tradición panista lanzar propaganda sucia en contra de sus adversarios, sobre todo cuando el PAN está en desventaja. Lo mismo hizo en 2006 y ahora va a intentarlo de nuevo. Independientemente de la última reforma electoral, el tono del discurso puede ensuciar de forma considerable el clima de las elecciones de julio. Lo único que se necesita es tener a personajes como Martínez y Beltrones en la escena para fabricar tormentas declarativas.
Sin haberse disipado todavía la polarización que dejó 2006, este proceso se anuncia como una nueva confrontación de dimensiones considerables. El eje se ha desplazado de un pleito entre izquierda y derecha hacia un ajuste entre las dos derechas gobernantes. Dos partidos, el PAN y el PRI, que desde los pactos del salinismo en 1988 se han alternado el poder presidencial en los últimos cuatro sexenios. La única oportunidad de romper este pacto y modificar el modelo de país la tuvo la izquierda en 2006, pero fracasó.
El pacto PRI-PAN ha generado un acercamiento en intereses, aliados y componendas, que han formado una sólida alianza. Durante los primeros dos años del actual sexenio la alianza entre las derechas ha dado resultado para legislar, pero a medida que el país entra de nuevo en proceso electoral los desacuerdos crecen y las posibilidades de pactar algunas de las reformas legislativas pendientes se alejan.
El otro polo de la disputa, el PRD y los otros partidos de izquierda, atraviesa por una situación complicada en términos de preferencias electorales; actualmente se encuentran en un tercer sitio y a una considerable distancia de los dos primeros lugares. Esta posición ubica a la izquierda en una situación electoral diferente a la que tuvo como puntera en 2006; hoy no se ve como un factor de contrapeso importante en la contienda y quizá se mantenga al margen de la confrontación PRI-PAN. La batalla estelar de 2009 será entre el PRI y el PAN; la sucesión de 2012 será otra historia.
Habrá que observar hasta dónde va a llegar esta confrontación que desde hace algunas semanas inició el PAN con el mismo tono y temática. ¿Tiene el gobierno de Calderón pruebas de la supuesta vinculación de algunos priístas con el narco? Si eso es cierto, ¿procederá legalmente o todo terminará en una bravuconería electoral? Acaban de concluir las precampañas, pero hasta mayo se inician formalmente las campañas, estamos en el momento en el que se van a poner a prueba las estrategias de propaganda sucia, sobre todo del PAN, que se ubica en un segundo lugar en preferencias electorales, con el fin llegar a la campaña (mayo-junio) con una intención de votos más alta. ¿Calderón está dispuesto a romper el pacto con el PRI para ganar más votos o sólo está probando a ver qué pasa?
Una cosa es que se comparta una buena parte del proyecto del país, como sucede entre el PRI y el PAN, y otra será ver el tamaño del pleito electoral que puede darse entre los dos contendientes con el fin de ganar más curules en San Lázaro. La crisis económica juega en términos electorales en contra de los partidos gobernantes, casi como una constante, así que el PAN tendrá que hacer circo, maroma y teatro para contrarrestar el efecto de electoral de una muy mala racha económica.
Si a ello sumamos la grave crisis de seguridad pública que se vive por la “guerra” contra el narcotráfico, el panorama se complica aún más para el gobierno de Calderón. En cambio, para el PRI el enfoque es diferente: es el retador que necesita mantener su ventaja de puntero, y sólo le urge no equivocar la estrategia, continuar con su perfil, evitar el pleito interno y responder con inteligencia al presidente del PAN, lo cual no es muy complicado. Salvo que la bravuconería panista se convierta en expedientes judiciales, pero ese es otro escenario…
Investigador del CIESAS
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