La Crónica de Hoy/25 de marzo de 2009
En el presente año se estarán celebrando diversas fechas memorables en el mundo de las ciencias. Para las ciencias agrícolas resalta la celebración del 200 aniversario del nacimiento de Abraham Lincoln, el presidente de los Estados Unidos que aprobara la fundación de la Academia de Ciencias de ese país en 1863. Para el mundo de las ciencias agrícolas Lincoln fue un presidente clave, creó el Departamento de Agricultura en 1862 y estableció por ley los llamados Land Grant Colleges, que se fundaron con el objeto de integrar la formación de recursos humanos y la investigación en el área agrícola. Él sostuvo la tesis de que la productividad podría ser mejorada por la investigación.
Casi 100 años después, en México, el presidente Adolfo Ruiz Cortínez, en los años de 1959 y 1960, autoriza el establecimiento de dos de las principales instituciones mexicanas que realizan investigación científica y tecnológica en el campo de las ciencias agrícolas: el Colegio de Postgraduados (CP), en 1959, y el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), en 1960.
Es importante comentar un antecedente fundamental, que fue de gran importancia para el establecimiento de ambas instituciones. En la posguerra, el gobierno mexicano formaliza un acuerdo con la Fundación Rockefeller que llevó al establecimiento de la Oficina de Estudios Especiales (OEE), creada en 1943, con científicos de los Estados Unidos que llegaron a México como colaboradores, con el objeto de modernizar la investigación agrícola y formar recursos humanos. La investigación agrícola se centró en tres cultivos básicos: maíz, trigo y fríjol, y se estableció un robusto programa de formación de mexicanos con postgrado que se graduaron en las universidades americanas.
El primer director general de la OEE fue el doctor J. George Harrar y participaron, entre otros, el doctor Edwin Wellhausen, como director del Programa de Mejoramiento de Maíz de 1943 a 1953; el doctor William Coldwell, especialista en suelos y quien se integró en 1944; en 1945 se inicia el programa de entomología bajo el liderazgo del doctor John Mckelvy, y en 1947 el doctor John S. Niederhauser inicia el programa de fitopatología. El 5 de octubre de 1944 al doctor Norman Bourlaug le fue encomendado el programa de trigo. El buen trabajo de fitomejoramiento de este investigador se empezó a consolidar de manera sorprendente cuando en 1955 lograra las primeras cruzas con el famoso Norin10, que tendría grandes impactos para lograr la estabilización de trigos enanos e incrementar la productividad de este cultivo, hecho que años más tarde se conocería a nivel mundial como la revolución verde y que fuera reconocido por su contribuciones con el Premio Nobel en 1970. El programa de frijol se iniciaría hasta 1953 bajo la dirección del doctor William D. Yerkes. En 1956 el doctor John A. Pino, impulsor del Instituto de Investigaciones Pecuarias, inició el programa de avicultura. La Escuela Nacional de Agricultura cedió 65 hectáreas a la OEE en 1944, en el campo experimental del horno.
Con el regreso de muchos de los recursos humanos que formó la OEE, se consolida el capital humano que fue la semilla básica para que se estableciera el 22 de febrero de 1959 el Colegio de Postgraduados, como postgrado de la entonces Escuela Nacional de Agricultura hoy Universidad Autónoma de Chapingo. Su establecimiento tuvo como sustento legal la Ley de Educación Agrícola, promulgada por el Congreso de la Unión en 1946. Actualmente el Colegio de Postgraduados es un Centro Público de Investigación.
El Colegio de Postgraduados, en sus 50 años, ha sido un ejemplo de formación de recursos humanos al más alto nivel, con una demanda internacional sorprendente. Según el libro publicado por esta institución, se han graduado alrededor de cinco mil estudiantes de cerca de 30 países de cuatro continentes. Ha formado estudiantes de países desarrollados como Japón, Estados Unidos, Reino Unido, Holanda, Francia, etcétera, y de prácticamente todos los países latinoamericanos y, por supuesto, de la gran mayoría de los estados del país. Sus egresados han destacado por su calidad y han ocupado puestos en el sector público en apoyo al desarrollo social y académico, como secretarías de estado, rectores de universidades, directores de instituciones, así como también han trabajado en organismos internacionales como el banco mundial, FAO, entre otros, amén de los que trabajan en instituciones nacionales y empresas agrícolas.
El profesorado del Colegio de Postgraduados, en su mayoría, obtuvo su postgrado en otros países desarrollados y algunos se han graduado en las mejores universidades del mundo como Cambridge, Harvard, Yale, Imperial College, y otras. En reconocimiento a la calidad de sus investigaciones, les han sido otorgados premios nacionales de ciencias y artes en las áreas de tecnología y diseño; y en ciencias naturales y exactas, premios de ciencia y tecnología de alimentos, premio Banamex, etcétera. Es la institución dentro de las ciencias agrícolas que tiene el mayor número de miembros nivel 3 dentro del Sistema Nacional de Investigadores.
Sus académicos también han sido forjadores de sociedades científicas y han tomado la responsabilidad de editar revistas especializadas en ciencias agrícolas como Agrociencia, que nace en 1966 y que, además de ser una revista ISI, tiene el respaldo de más de 40 años de publicarse ininterrumpidamente en nuestro país y posiblemente sea la revista líder a nivel latinoamericano en el campo de su especialidad.
En su haber, también existen bancos de información de experiencias en todos los tipos de sistemas agrícolas que se practican en el país, de muchos de los cultivos básicos, de frutales, hortalizas, plantas medicinales, y en el campo de la ciencia animal, en la forestaría en los que se han logrado avances importantes. Las ciencias sociales y economía han estado inmersas en sus estudios. Ha hecho estudios y propuestas académicas de gran importancia para la ciencia y la docencia en el país, como son el haber creado la figura de profesor-investigador. Este nombramiento obliga a los académicos a participar en la docencia durante parte del año, bajo el lema “investigar para enseñar”. Este hecho cobró relevancia al establecerse el Sistema Nacional de Investigadores de este país, cuando se pidió que el investigador hubiese formado recursos humanos, obligación que no tenía el investigador de tiempo completo en la universidad pública. El CP también ha sido pionero en generar conceptos y escuelas de pensamiento, para la ciencia y tecnología agrícola mexicanas. Sus académicos han hecho aportaciones sustantivas al conocimiento, como el haber señalado las bases de la importancia de la biodiversidad en México, principalmente de las plantas cultivadas, y haber realizado colectas de gran importancia que se integraron para establecer los primeros bancos de germoplasma del país. También han tenido la visión de plantear estudios fundamentales de los sistemas agrícolas; de los tipos de vegetación de México; de sus pastizales. Han valorado la contribución del campesino mexicano en la domesticación y conservación de especies. Han hecho la descripción de la tecnología agrícola tradicional, y de su importancia; han elaborado mapas de los suelos agrícolas de México y la conservación de los mismos; han establecido biofábricas para la producción de hongos comestibles y de hongos fitófagos. Esta relación enuncia algunas de las muchas aportaciones que el CP ha hecho en beneficio de las ciencias agrícolas del país.
El aprecio a la labor de esta institución debe ser reconocida en toda la extensión de la palabra y apoyársele para que mantenga su calidad, porque seguramente las innovaciones que se requieren urgentemente en la agricultura mexicana emergerán de instituciones como el Colegio de Postgraduados. Debemos felicitar al Colegio de Postgraduados por sus avances y logros en beneficio de la ciencia agrícola mexicana a 50 años de su fundación.
*Miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República (CCC).Presidente del Parque Científico-Tecnológico Yucatán e Investigador del Centro de Investigación Científica de Yucatán, A.C. (CYCI)
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