La Jornada/24 de marzo de 2009
El director de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en México, José Antonio Ardavín, garantizó que en el Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (Pisa) no hay margen para que países pueda alterar los resultados, aunque en el caso mexicano, expresó, sólo habrá siete observadores en la aplicación de la prueba, que realizarán hoy 52 mil estudiantes, lo cual significa que cada uno tendría que vigilar a 7 mil 428 alumnos.
Cualquier desvío o sesgo, así como el incumplimiento de los estándares de calidad planteados por el organismo mundial, puede provocar la invalidación de los datos, como ya ocurrió en Gran Bretaña y en Estados Unidos, señaló por su parte la directora de Proyectos Internacionales y Especiales del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), María Antonieta Díaz Gutiérrez.
En el taller para periodistas Pisa 2009, la funcionaria detalló que en el examen, que presentarán hoy dicha cifra de estudiantes de 15 años de edad en mil 700 planteles de secundaria y bachillerato, participarán siete monitores de calidad –observadores–, cuya función será elaborar un reporte para el organismo.
Para calificar las pruebas se contará con 84 codificadores –a quienes tocaría revisar, a cada uno, 619 evaluaciones–, quienes son egresados del nivel superior, particularmente de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde el INEE realizó la convocatoria, aunque también han participado expertos del Instituto Politécnico Nacional.
Dichos codificadores son instruidos para que asignen los créditos a las respuestas abiertas de cada área de evaluación, conforme a las reglas definidas por el Pisa. Los errores gramaticales, ortográficos y de puntuación no se consideran, ya que no se trata de una prueba de expresión escrita.
José Antonio Ardavín apuntó que la regulación y la aplicación de la prueba es tan estricta y transparente, que no hay margen para que un país haga cambios en la aplicación ni en las respuestas.
Si una nación quiere participar en el programa tiene que cumplir las reglas establecidas por la OCDE; por ejemplo, no difundir el nombre de las escuelas que participarán en el examen, lo cual se hace para garantizar una aplicación estricta.
Por otro lado, destacó que la OCDE no da recetas ni dice a ningún país qué debe hacer en función de los resultados obtenidos. Aseguró que desconoce por qué la Secretaría de Educación Pública se fijó la meta de llegar a 435 puntos en 2012 y a 420 puntos en esta aplicación, porque la prueba sirve para medirse con otros y plantearse objetivos no en función de numeritos, sino del fortalecimiento del sistema educativo.
El énfasis en la versión 2009 del programa se pondrá en la comprensión lectora, lo cual permitirá hacer una comparación con los resultados de esta área obtenidos en 2000.
La evaluación tendrá una duración de dos horas y habrá 13 versiones de exámenes. Por vez primera participará un mayor número de países no miembros de la OCDE –37 naciones–, que se suman a los integrantes del organismo.
Cualquier desvío o sesgo, así como el incumplimiento de los estándares de calidad planteados por el organismo mundial, puede provocar la invalidación de los datos, como ya ocurrió en Gran Bretaña y en Estados Unidos, señaló por su parte la directora de Proyectos Internacionales y Especiales del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), María Antonieta Díaz Gutiérrez.
En el taller para periodistas Pisa 2009, la funcionaria detalló que en el examen, que presentarán hoy dicha cifra de estudiantes de 15 años de edad en mil 700 planteles de secundaria y bachillerato, participarán siete monitores de calidad –observadores–, cuya función será elaborar un reporte para el organismo.
Para calificar las pruebas se contará con 84 codificadores –a quienes tocaría revisar, a cada uno, 619 evaluaciones–, quienes son egresados del nivel superior, particularmente de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde el INEE realizó la convocatoria, aunque también han participado expertos del Instituto Politécnico Nacional.
Dichos codificadores son instruidos para que asignen los créditos a las respuestas abiertas de cada área de evaluación, conforme a las reglas definidas por el Pisa. Los errores gramaticales, ortográficos y de puntuación no se consideran, ya que no se trata de una prueba de expresión escrita.
José Antonio Ardavín apuntó que la regulación y la aplicación de la prueba es tan estricta y transparente, que no hay margen para que un país haga cambios en la aplicación ni en las respuestas.
Si una nación quiere participar en el programa tiene que cumplir las reglas establecidas por la OCDE; por ejemplo, no difundir el nombre de las escuelas que participarán en el examen, lo cual se hace para garantizar una aplicación estricta.
Por otro lado, destacó que la OCDE no da recetas ni dice a ningún país qué debe hacer en función de los resultados obtenidos. Aseguró que desconoce por qué la Secretaría de Educación Pública se fijó la meta de llegar a 435 puntos en 2012 y a 420 puntos en esta aplicación, porque la prueba sirve para medirse con otros y plantearse objetivos no en función de numeritos, sino del fortalecimiento del sistema educativo.
El énfasis en la versión 2009 del programa se pondrá en la comprensión lectora, lo cual permitirá hacer una comparación con los resultados de esta área obtenidos en 2000.
La evaluación tendrá una duración de dos horas y habrá 13 versiones de exámenes. Por vez primera participará un mayor número de países no miembros de la OCDE –37 naciones–, que se suman a los integrantes del organismo.
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