La Jornada/22 de marzo de 2009
Al menos 15 por ciento de la matrícula universitaria a escala nacional, atendida en instituciones privadas de educación superior, corresponde a familias que ante la grave crisis económica que enfrenta el país van a tener dificultades para seguir pagando las colegiaturas, y en consecuencia podrían solicitar su ingreso a universidades públicas, alertó Manuel Gil Antón, experto en el sistema educativo nacional y catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Coautor de la obra Cobertura de la educación superior en México. Tendencias, retos y perspectivas, publicada recientemente por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), agregó que en 2003 la tasa de cobertura de universidades privadas alcanzó 33 por ciento a escala nacional, para luego disminuir a 30 por ciento, pues al parecer las familias con recursos para pagar colegiaturas se acabaron, es decir, llegaron a un tope de crecimiento.
Afirmó que ante una tendencia decreciente en la cobertura de instituciones privadas, y en un contexto de crisis económica, cerca de 15 por ciento de la matrícula del país, lo que representa 50 por ciento de quienes asisten a instituciones particulares de educación superior, van a tener dificultades para pagar la colegiatura y voltearán a ver nuevamente a las instituciones públicas.
Es probable, indicó, que haya una migración de las familias más pobres, es decir, aquellas que antes podían pagar 2 mil pesos mensuales de colegiatura, pero que con la crisis económica se ha hecho inaccesible, y lo más seguro es que solicitarán su ingreso en universidades estatales.
Sin duda, agregó, habrá más presión sobre las instituciones públicas, pero no sólo eso, advirtió, también podría incrementarse la demanda en carreras tradicionales ante las preferencias de las nuevas generaciones por determinados programas académicos.
La aplicación de la política pública para captar esta nueva demanda, alertó, “deberá ser muy cuidadosa y pensar muy bien si abre tecnológicos, porque una buena parte de estos jóvenes pueden decir: ‘no, quiero estudiar derecho o administración’, porque las carreras tradicionales son, en el imaginario colectivo, las que pueden dar una salida a la crisis”.
Cobertura, disparidad nacional
Además, enfatizó que uno de los resultados relevantes del estudio publicado por la ANUIES es que constatamos que en los últimos 10 años las brechas en la tasa de cobertura en educación superior entre distintos estados del país no sólo se abrieron, sino que se corre el peligro de convertirlas en verdaderos abismos si no se corrige a tiempo con una política pública más inteligente y efectiva.
Señaló que en las entidades con mayores recursos económicos, que incluso superaban el promedio de atención nacional en 1997, ahora están mucho más arriba, mientras que en estados de muy baja cobertura, la situación empeoró, lo que resulta muy peligroso.
Hace una década, agregó, en el ciclo escolar 1996-1997, la tasa de cobertura nacional en educación superior alcanzó 17.1 por ciento, pero en ese mismo periodo entidades como Nuevo León llegaron a un promedio de 25 por ciento, es decir, casi ocho puntos arriba de la media nacional, mientras que estados como Chiapas reportaban una matrícula de 8.6 por ciento, es decir, 8.5 por ciento por abajo del nivel nacional.
En ciclo 2006-2007, indicó, la media nacional subió a 24.1 por ciento. En tanto, Nuevo León atiende hoy en día a 33.3 por ciento de sus jóvenes, es decir, está 9.2 puntos por arriba de la tasa nacional de cobertura, pero Chiapas no sólo permanece rezagada, pues actualmente sólo atiende a 13 por ciento de su población en edad de cursar estudios universitarios, sino que la diferencia con la tasa nacional alcanzó 11 por ciento.
Es claro, agregó, que en la década pasada la brecha entre ricos y pobres se hizo más grande, y afirmó que la cobertura en educación superior, como en cualquier nivel educativo, depende mucho de las condiciones socioeconómicas y educativas del país, que hoy está fracturado en términos de sus condiciones sociales.
Coautor de la obra Cobertura de la educación superior en México. Tendencias, retos y perspectivas, publicada recientemente por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), agregó que en 2003 la tasa de cobertura de universidades privadas alcanzó 33 por ciento a escala nacional, para luego disminuir a 30 por ciento, pues al parecer las familias con recursos para pagar colegiaturas se acabaron, es decir, llegaron a un tope de crecimiento.
Afirmó que ante una tendencia decreciente en la cobertura de instituciones privadas, y en un contexto de crisis económica, cerca de 15 por ciento de la matrícula del país, lo que representa 50 por ciento de quienes asisten a instituciones particulares de educación superior, van a tener dificultades para pagar la colegiatura y voltearán a ver nuevamente a las instituciones públicas.
Es probable, indicó, que haya una migración de las familias más pobres, es decir, aquellas que antes podían pagar 2 mil pesos mensuales de colegiatura, pero que con la crisis económica se ha hecho inaccesible, y lo más seguro es que solicitarán su ingreso en universidades estatales.
Sin duda, agregó, habrá más presión sobre las instituciones públicas, pero no sólo eso, advirtió, también podría incrementarse la demanda en carreras tradicionales ante las preferencias de las nuevas generaciones por determinados programas académicos.
La aplicación de la política pública para captar esta nueva demanda, alertó, “deberá ser muy cuidadosa y pensar muy bien si abre tecnológicos, porque una buena parte de estos jóvenes pueden decir: ‘no, quiero estudiar derecho o administración’, porque las carreras tradicionales son, en el imaginario colectivo, las que pueden dar una salida a la crisis”.
Cobertura, disparidad nacional
Además, enfatizó que uno de los resultados relevantes del estudio publicado por la ANUIES es que constatamos que en los últimos 10 años las brechas en la tasa de cobertura en educación superior entre distintos estados del país no sólo se abrieron, sino que se corre el peligro de convertirlas en verdaderos abismos si no se corrige a tiempo con una política pública más inteligente y efectiva.
Señaló que en las entidades con mayores recursos económicos, que incluso superaban el promedio de atención nacional en 1997, ahora están mucho más arriba, mientras que en estados de muy baja cobertura, la situación empeoró, lo que resulta muy peligroso.
Hace una década, agregó, en el ciclo escolar 1996-1997, la tasa de cobertura nacional en educación superior alcanzó 17.1 por ciento, pero en ese mismo periodo entidades como Nuevo León llegaron a un promedio de 25 por ciento, es decir, casi ocho puntos arriba de la media nacional, mientras que estados como Chiapas reportaban una matrícula de 8.6 por ciento, es decir, 8.5 por ciento por abajo del nivel nacional.
En ciclo 2006-2007, indicó, la media nacional subió a 24.1 por ciento. En tanto, Nuevo León atiende hoy en día a 33.3 por ciento de sus jóvenes, es decir, está 9.2 puntos por arriba de la tasa nacional de cobertura, pero Chiapas no sólo permanece rezagada, pues actualmente sólo atiende a 13 por ciento de su población en edad de cursar estudios universitarios, sino que la diferencia con la tasa nacional alcanzó 11 por ciento.
Es claro, agregó, que en la década pasada la brecha entre ricos y pobres se hizo más grande, y afirmó que la cobertura en educación superior, como en cualquier nivel educativo, depende mucho de las condiciones socioeconómicas y educativas del país, que hoy está fracturado en términos de sus condiciones sociales.
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