La Jornada/13 de marzo de 2009
El proceso para la entrada al bachillerato por medio del examen único ha generado un verdadero tianguis, con el aval de la Secretaría de Educación Pública (SEP), denunciaron expertos, mientras padres de familia afirmaron que, pese a la comercialización del proceso y las condiciones de insalubridad e inseguridad en torno a las sedes de registro, ésta es la opción para nosotros, no hay posibilidades de pagar una escuela privada.
Al concluir ayer las inscripciones para el examen, con un cálculo de 310 mil solicitantes, padres y tutores exigieron a las autoridades educativas garantizar por lo menos condiciones dignas no sólo en la atención a los candidatos, sino también en el entorno donde se efectúan los trámites y el examen, pues dijeron que si ellos acompañan a sus hijos es más que nada por su seguridad. Sí da miedo, te la piensas, pero ¿qué haces?
Para Hugo Aboites, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) –quien desde la creación de esta prueba en 1996 ha seguido de cerca sus implicaciones–, dicha evaluación ha producido un mercado en torno a otro: desde la venta de artículos para peinarse cuando los jóvenes entran a tomarse la foto, la offerta de cursos –que oscilan entre mil y 5 mil pesos– con el argumento de que 85 por ciento de sus clientes pasan la prueba, hasta la expansión de toda una industria de la evaluación.
En 15 años, precisó, el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) ha calificado a cerca de 25 millones de alumnos a nivel nacional y ha obtenido ingresos por más de 3 mil millones de pesos. Otro elemento es la arbitrariedad y la impunidad en torno a la prueba: abusos, maltratos, imposición de cuotas y de una serie de requisitos que carecen de sustento legal, añadió.
En distintas sedes donde se efectuó el registro, cientos de padres y aspirantes permanecieron en la vía pública y no precisamente para hacer picnic. Sin otra opción que estar afuera en espera de sus hijos, muchos sólo traían para el pasaje y algunos pidieron el día en su trabajo para acudir a la cita.
A las condiciones de inseguridad en las inmediaciones de las instituciones donde se realizó el registro, también se sumaron tratos humillantes y abusos del personal de la Comipems encargado de revisar la documentación de los aspirantes.
En el Conalep Coyoacán, ubicado en avenida Canal Nacional –donde acudieron los alumnos de esta demarcación cuyo apellido empieza con las letras U, V, W, X, Y y Z–, los encargados de laentrada agredieron verbalmente a una madre de familia de origen humilde, quien al solicitar información sobre el porqué de la demora en el registro de los aspirantes fue recriminada por no haber realizado el proceso de prerregistro a través de Internet.
Testigos aseguraron que en el proceso prevalece un trato discriminatorio, pues no todas las familias cuentan con computadora, situación que no es considerada por los organizadores de la prueba.
Sin alternativa
En las sedes se dieron cita vendedores de toda clase de artículos y servicios para la ocasión: lápices, fólders, bolígrafos, frutas de la estación, tacos de canasta, tamales, aguas y, por supuesto, no faltaron los promotores de la iniciativa privada. Te iluminamos. Inscríbete al curso para el examen de admisión al bachillerato...Si no fueras aceptado en tus primeras cinco opciones te devolvemos tu dinero, si cumples con tres requisitos: no tener retardos, no faltar a clases y cumplir con tareas aprobadas. Aplican restricciones, se leía en la folletería que entregaron a cientos de potenciales clientes.
Pese a estas condiciones, Juana Padrón, quien viajó en la madrugada desde San Luis Potosí, aseguró que las instituciones públicas son de mucha ayuda porque no se puede pagar una escuela particular. Si mi hija no se queda en una opción, trataría de apoyarla, pero sería un superesfuerzo para la familia; además, las escuelas públicas sí son de calidad y nos dan un gran apoyo.
La mexiquense Luz María López señaló que en esa entidad las preparatorias públicas cobran hasta 700 pesos por el examen de admisión, además de que en el semestre se piden cuotas hasta de 3 mil pesos, lo que hace preferible pagar una colegiatura en escuela privada, que es de mil 200 pesos, pero antes decidimos intentarlo aquí y, si se queda, la familia tendría que mudarse a la ciudad de México. La suerte de los tutores dependía de la sede. En algunos casos la espera se prolongó hasta por tres horas, aunque según el reporte de la Comipems el promedio de atención de cada aspirante no va más allá de tres minutos.
Al concluir ayer las inscripciones para el examen, con un cálculo de 310 mil solicitantes, padres y tutores exigieron a las autoridades educativas garantizar por lo menos condiciones dignas no sólo en la atención a los candidatos, sino también en el entorno donde se efectúan los trámites y el examen, pues dijeron que si ellos acompañan a sus hijos es más que nada por su seguridad. Sí da miedo, te la piensas, pero ¿qué haces?
Para Hugo Aboites, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) –quien desde la creación de esta prueba en 1996 ha seguido de cerca sus implicaciones–, dicha evaluación ha producido un mercado en torno a otro: desde la venta de artículos para peinarse cuando los jóvenes entran a tomarse la foto, la offerta de cursos –que oscilan entre mil y 5 mil pesos– con el argumento de que 85 por ciento de sus clientes pasan la prueba, hasta la expansión de toda una industria de la evaluación.
En 15 años, precisó, el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) ha calificado a cerca de 25 millones de alumnos a nivel nacional y ha obtenido ingresos por más de 3 mil millones de pesos. Otro elemento es la arbitrariedad y la impunidad en torno a la prueba: abusos, maltratos, imposición de cuotas y de una serie de requisitos que carecen de sustento legal, añadió.
En distintas sedes donde se efectuó el registro, cientos de padres y aspirantes permanecieron en la vía pública y no precisamente para hacer picnic. Sin otra opción que estar afuera en espera de sus hijos, muchos sólo traían para el pasaje y algunos pidieron el día en su trabajo para acudir a la cita.
A las condiciones de inseguridad en las inmediaciones de las instituciones donde se realizó el registro, también se sumaron tratos humillantes y abusos del personal de la Comipems encargado de revisar la documentación de los aspirantes.
En el Conalep Coyoacán, ubicado en avenida Canal Nacional –donde acudieron los alumnos de esta demarcación cuyo apellido empieza con las letras U, V, W, X, Y y Z–, los encargados de laentrada agredieron verbalmente a una madre de familia de origen humilde, quien al solicitar información sobre el porqué de la demora en el registro de los aspirantes fue recriminada por no haber realizado el proceso de prerregistro a través de Internet.
Testigos aseguraron que en el proceso prevalece un trato discriminatorio, pues no todas las familias cuentan con computadora, situación que no es considerada por los organizadores de la prueba.
Sin alternativa
En las sedes se dieron cita vendedores de toda clase de artículos y servicios para la ocasión: lápices, fólders, bolígrafos, frutas de la estación, tacos de canasta, tamales, aguas y, por supuesto, no faltaron los promotores de la iniciativa privada. Te iluminamos. Inscríbete al curso para el examen de admisión al bachillerato...Si no fueras aceptado en tus primeras cinco opciones te devolvemos tu dinero, si cumples con tres requisitos: no tener retardos, no faltar a clases y cumplir con tareas aprobadas. Aplican restricciones, se leía en la folletería que entregaron a cientos de potenciales clientes.
Pese a estas condiciones, Juana Padrón, quien viajó en la madrugada desde San Luis Potosí, aseguró que las instituciones públicas son de mucha ayuda porque no se puede pagar una escuela particular. Si mi hija no se queda en una opción, trataría de apoyarla, pero sería un superesfuerzo para la familia; además, las escuelas públicas sí son de calidad y nos dan un gran apoyo.
La mexiquense Luz María López señaló que en esa entidad las preparatorias públicas cobran hasta 700 pesos por el examen de admisión, además de que en el semestre se piden cuotas hasta de 3 mil pesos, lo que hace preferible pagar una colegiatura en escuela privada, que es de mil 200 pesos, pero antes decidimos intentarlo aquí y, si se queda, la familia tendría que mudarse a la ciudad de México. La suerte de los tutores dependía de la sede. En algunos casos la espera se prolongó hasta por tres horas, aunque según el reporte de la Comipems el promedio de atención de cada aspirante no va más allá de tres minutos.
1 comentario:
No pues la verdad muchas cosas de las que dices no son ciertas, porque yo fui a registrarme y el trato claro que no fue como dices!!
Todo estuvo super fluido, yo llegue desde Veracruz, llegue a mi sede media hora antes de que la abrieran y la fila estaba larguisima pero en cuanto abrieron todo estuvo bien rapido, ademàs de que habia sala de espera para los acompañantes, yo la verdad quede muy conforme con la atenciòn.
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