La Jornada/4 de marzo de 2009
A diferencia de China e India, en México no funcionan los programas de repatriación de cerebros que se han emprendido porque no hay un plan para generar las oportunidades de desarrollo para personas altamente capacitadas en diversos conocimientos.
Durante el segundo día del foro Fuga de cerebros, movilidad académica y redes científicas, realizado en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), académicos de diversas instituciones señalaron que al no ser el retorno la única alternativa, porque no se puede coartar por completo la libertad del individuo, también deben aprovecharse las redes que los jóvenes que estudian en el extranjero pueden generar para beneficio del país.
Guillermo Morones, encargado de la Dirección General de Cooperación de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), resaltó que China e India cuentan con mecanismos que permiten que sus connacionales que estudian en otros países con apoyo de fondos públicos puedan regresar y enrolarse en las grandes industrias de desarrollo científico y tecnológico.
Agregó que en esas naciones hay una amplia gama de posibilidades para que retornen los migrantes altamente calificados, debido a que se ha puesto énfasis en el desarrollo de empresas competitivas que los atraen.
Señaló que no todos los mexicanos que cursan algún posgrado o licenciatura en el exterior cuentan con apoyo de organismos como el Conacyt, pues de los más de 25 mil que estudian en otras naciones, sólo alrededor de 3 mil son becarios. Indicó que es en las universidades del sur de Estados Unidos donde más mexicanos se encuentran cursando diversas disciplinas.
Por su parte, Rocío Grediaga Kuri, del área de sociología de la educación superior de la UAM Azcapotzalco, consideró que han sido insuficientes los programas de repatriación emprendidos por el gobierno mexicano –el más reciente en 2006–, debido a que para ese objetivo se necesita generar sobre todo condiciones laborales y de desarrollo.
Inadecuado sistema de jubilación
“Uno de los problemas –precisó– es que el sistema actual de jubilación de las plantas académicas de las universidades no es adecuado, además de que el desarrollo de industrias de carácter innovador es limitado, por lo que no hay espacios para traerlos a trabajar en investigación fuera de las universidades, ya sea en industrias o en el aparato gubernamental.”
Durante el foro se insistió en la necesidad de no obligar a los estudiantes a volver al país, sino que la política al respecto debe generar condiciones que los atraigan y persuadan de regresar.
Por separado, Ángel Díaz Barriga, experto en educación y catedrático del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (Iisue) de la UNAM, advirtió que sin políticas de Estado orientadas a la construcción de una verdadera plataforma científica y tecnológica “será muy difícil detener el fenómeno de la fuga de cerebros, con lo que prácticamente estamos hipotecando nuestro futuro como nación.
Es lamentable, pero México no tiene infraestructura académica para hacer retornar a los investigadores que se fueron al extranjero, pero que primero destacaron aquí, y no hay elementos para traerlos dignamente, porque muchas veces no se les puede ofrecer ni 20 mil pesos mensuales, agregó.
En un escenario de crisis –destacó– es deprimente que muchos rectores de instituciones públicas del país aún demanden la aplicación de fondos extraordinarios en estímulos a los profesores, cuando todo indica que debemos mejorar los salarios, y con ello la creación de nuevas plazas docentes, pues, de lo contrario, ante la pérdida de investigadores de excelencia, estaremos hipotecando nuestro futuro, porque no estamos creando una nueva generación que venga al relevo de los actuales investigadores.
Hugo Casanova, especialista en el sistema educativo nacional e investigador del Iisue, advirtió que se requiere con urgencia una política de largo aliento que privilegie la formación y retención de cuadros de excelencia académica.
Durante el segundo día del foro Fuga de cerebros, movilidad académica y redes científicas, realizado en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), académicos de diversas instituciones señalaron que al no ser el retorno la única alternativa, porque no se puede coartar por completo la libertad del individuo, también deben aprovecharse las redes que los jóvenes que estudian en el extranjero pueden generar para beneficio del país.
Guillermo Morones, encargado de la Dirección General de Cooperación de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), resaltó que China e India cuentan con mecanismos que permiten que sus connacionales que estudian en otros países con apoyo de fondos públicos puedan regresar y enrolarse en las grandes industrias de desarrollo científico y tecnológico.
Agregó que en esas naciones hay una amplia gama de posibilidades para que retornen los migrantes altamente calificados, debido a que se ha puesto énfasis en el desarrollo de empresas competitivas que los atraen.
Señaló que no todos los mexicanos que cursan algún posgrado o licenciatura en el exterior cuentan con apoyo de organismos como el Conacyt, pues de los más de 25 mil que estudian en otras naciones, sólo alrededor de 3 mil son becarios. Indicó que es en las universidades del sur de Estados Unidos donde más mexicanos se encuentran cursando diversas disciplinas.
Por su parte, Rocío Grediaga Kuri, del área de sociología de la educación superior de la UAM Azcapotzalco, consideró que han sido insuficientes los programas de repatriación emprendidos por el gobierno mexicano –el más reciente en 2006–, debido a que para ese objetivo se necesita generar sobre todo condiciones laborales y de desarrollo.
Inadecuado sistema de jubilación
“Uno de los problemas –precisó– es que el sistema actual de jubilación de las plantas académicas de las universidades no es adecuado, además de que el desarrollo de industrias de carácter innovador es limitado, por lo que no hay espacios para traerlos a trabajar en investigación fuera de las universidades, ya sea en industrias o en el aparato gubernamental.”
Durante el foro se insistió en la necesidad de no obligar a los estudiantes a volver al país, sino que la política al respecto debe generar condiciones que los atraigan y persuadan de regresar.
Por separado, Ángel Díaz Barriga, experto en educación y catedrático del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (Iisue) de la UNAM, advirtió que sin políticas de Estado orientadas a la construcción de una verdadera plataforma científica y tecnológica “será muy difícil detener el fenómeno de la fuga de cerebros, con lo que prácticamente estamos hipotecando nuestro futuro como nación.
Es lamentable, pero México no tiene infraestructura académica para hacer retornar a los investigadores que se fueron al extranjero, pero que primero destacaron aquí, y no hay elementos para traerlos dignamente, porque muchas veces no se les puede ofrecer ni 20 mil pesos mensuales, agregó.
En un escenario de crisis –destacó– es deprimente que muchos rectores de instituciones públicas del país aún demanden la aplicación de fondos extraordinarios en estímulos a los profesores, cuando todo indica que debemos mejorar los salarios, y con ello la creación de nuevas plazas docentes, pues, de lo contrario, ante la pérdida de investigadores de excelencia, estaremos hipotecando nuestro futuro, porque no estamos creando una nueva generación que venga al relevo de los actuales investigadores.
Hugo Casanova, especialista en el sistema educativo nacional e investigador del Iisue, advirtió que se requiere con urgencia una política de largo aliento que privilegie la formación y retención de cuadros de excelencia académica.
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