Los medios de comunicación de todo el mundo han publicado la noticia: Obama proclama el fin de las trabas ideológicas para avanzar en la investigación de enfermedades que son auténticos martirios para seres humanos. Unos destacan la decisión del Presidente Obama de basar las decisiones científicas en la ciencia, en informes de científicos avalados por sus credenciales y experiencia, y no por su afiliación política o ideología. Palabra más o palabra menos, Obama considera que suprimir o alterar descubrimientos o conclusiones científicas o tecnológicas basándose en sus ideas o creencias es pecar contra la honestidad. Para otros, sin embargo, el pecado es investigar con células madres, por eso el diario del vaticano, L’Osservatore Romano, enseguida recordó que el reconocimiento de la dignidad personal debe ser extendido a todas las fases de la existencia del ser humano, signifique eso lo que signifique, mientras los obispos de Estados Unidos decían que era una triste victoria de la política sobre la ciencia y la ética, y esto ya definitivamente no sabemos qué significa, porque habría que jugar con variables como dogmas, fe, misterios, mucho para esta hora.Pero ya que estamos en ambiente celosamente religioso, he de confesar que lo que me hubiera gustado leer hoy eran las manifestaciones de alegría de la legión de personas afectadas por enfermedades como el alzhéimer, el párkinson o la diabetes. Y de los entornos de los afectados. Qué gran día para ellos, que gran día para el sentido común.
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