martes, 21 de octubre de 2008

¿Días de consenso?


Alberto Aziz Nassif

El Universal/21 de octubre de 2008


De pronto, como si estuviéramos en otro país o en otro momento de nuestra historia, varios de los principales actores coinciden en algunos proyectos importantes de políticas públicas.
Felipe Calderón presenta un programa anticrisis y los más críticos afirman que se trata del enfoque adecuado, sólo se indica que quizá fue tardío. Carlos Salinas apoya dicho programa y López Obrador señala que la construcción de una nueva refinería en el país es positiva, incluso lo ve como un triunfo de su movimiento. Al mismo tiempo, los senadores de todos los partidos consensúan la aprobación de la reforma energética. Los diputados aprobaron la Ley de Ingresos por unanimidad, una palabra rara en el paisaje mexicano de estos años. Quizá se le pueda llamar a todas estas decisiones los extraños días del consenso.
Tal vez no sea una tendencia ni tampoco un cambio estructural, pero hay que registrar estos acontecimientos. El gobierno federal presentó un proyecto de reforma petrolera en abril y seis meses después de tomas de tribunas, largos debates y varias propuestas, parece que se ha llegado a un piso mínimo de acuerdos; lo que será la reforma petrolera posible ha tomado cuerpo. Será diferente a la que propuso Calderón, pero tendrá algunos de sus ingredientes, como el gobierno corporativo; será distinta a la propuesta del PRI, pero algunos factores serán incorporados; tendrá ingredientes del proyecto del PRD, pero, sobre todo, será la reforma posible en un tema que ha sido muy polémico.
¿Los debates tuvieron efecto? Es posible que se haya impuesto la prudencia para cuidar el último gran bien del país. Se han atemperado los ánimos y los impulsos extremos, ahora son los moderados los que llevan la batuta. Si no se descarrila el tren, veremos ya la aprobación completa de los siete dictámenes que han consensuado los senadores y después la aprobación en el pleno.
Mejores días vendrán para Pemex, se le ha liberado del esquema de pidiregas, con el que la empresa contrataba cada año y ahora tendrá autonomía y libertad para sus inversiones. Al mismo tiempo, la construcción de una nueva refinería es un cambio completo del gobierno federal. Unos meses antes Calderón señalaba que la refinación del petróleo no era un negocio importante, sino que lo eran la extracción y venta del crudo. Hay que recordar que desde el sexenio de López Portillo no se ha vuelto a construir una refinería en el país.
Por otra parte, la Ley de Ingresos también modificó el dogma sobre la capacidad de endeudamiento del país. Con la crisis internacional los ortodoxos del Consenso de Washington están muy callados o se han convertido a una suerte de neointervencionismo del Estado en los mercados. Quizá el tamaño de la crisis en EU haya movido el dogma de tener un déficit cercano a cero en México. Sin duda, haber movido al alza el déficit, nada muy fuerte, sólo 1.8% del PIB, ha dado un respiro al gobierno y al país en un contexto en el que todos los indicadores siguen a la baja: devaluación del peso, caída de remesas, crecimiento mínimo para 2009.
En las condiciones actuales, con un gobierno dividido y un clima de polarización, no resulta menor lo que puede ser una de las últimas ventanas de oportunidad para negociar mediante el consenso de las principales fuerzas políticas. Después de este proceso empezará otra vez la confrontación por las elecciones intermedias de 2009 y las elecciones locales concurrentes.
No podía faltar en estos días el negrito del arroz: los especuladores sacadólares que en unos cuantos minutos y movimientos le bajaron más de 10% a las reservas del Banco de México y se beneficiaron ampliamente. ¿Tráfico de información privilegiada? ¿Arreglos por debajo de la mesa? ¿Falta de regulación? Habrá que esperar sentados para saber qué paso y ver alguna consecuencia. Se habla de 10 años de cárcel por especulación, ¿habrá sanciones? Pronto recordaremos estos días de consenso como una excepción, tampoco hay que entusiasmarse demasiado.

Investigador del CIESAS

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