sábado, 26 de julio de 2008

La democracia de las plumas Bic


Fausto Pretelin Muñoz de Cote

15 de julio de 2008

Portátil, estético y tactilar son los tres vectores del iPhone que cruzan al internet, iPod y teléfono. Éstos poseen la capacidad de hipnotizar a los consumidores quienes se entregan como esclavos a las órdenes de una compañía telefónica

La cultura global se expande a través de los juguetes tecnológicos cuya misión subyace la comunicación. Para los menores de 25 años el iPhone es un juguete, para los mayores de 26 es el medio para regresar a la infancia o, simplemente, para no envejecer.

Hace algunas décadas la marca de relojes Swatch comprendió que la gente buscaba en el reloj algo más que una máquina de tiempo. Swatch se convirtió en un producto generador de rasgos de personalidad, es decir, de estilos de vida. Sus diseños provocadores y divertidos envejecieron a las clásicas marcas de relojes. Muy pronto nació un hermano de Swatch, el automóvil Smart.

El primer coche infantil manejado exclusivamente por adultos. El minimalismo lúdico contagió a diversos sectores industriales.

En la década de los 80 Nike se percató que la demografía juvenil adormecía en la ambigüedad. Just do it representó algo más que una metáfora publicitaria: ¡Házlo!, levántate y practica el deporte, se convirtieron en los tres mandamientos de una religión personificada por Michael Jordan, el basquetbolista que reinventó los saltos para depositar el balón en la canasta.

Hace algunas décadas los chilangos se encapsularon en su automóvil para visitar la primera tienda infantil de hamburguesas deseada por adultos, McDonald’s.

La Disneylandia de las hamburguesas enloqueció al sentido común de los comensales deseosos por experimentar una idea global. La lateral de Periférico se convirtió en una expresión barroca del naciente grupo social de México, los aspiracionistas.

Hoy no es la comida, los relojes, los zapatos deportivos ni los autos quienes revolucionan a la demografía global. Es la estética en la convergencia de la comunicación en movimiento. En las casas, las salas y comedores son útiles anquilosados. No se mueven. La batalla ocurre entre las pantallas de televisión e internet. Al momento, el movimiento se asocia con divertimento y le va ganando la batalla a los productos estáticos. Steve Jobs, uno de los grandes mercadólogos del mundo cibernético lo entendió muy bien hace ya algunos años.

Portátil, estético y tactilar son los tres vectores del iPhone que cruzan al internet, iPod y teléfono. Éstos poseen la capacidad de hipnotizar a los consumidores quienes se entregan como esclavos a las órdenes de una compañía telefónica. Dos años de contrato y un pago fijo complementan al placer del ornamento. Derrochar horas en la fila de espera para tener la posibilidad de comprar un iPhone se traduce en el perfil de los early adopters. Los compradores que sienten placer por ser los primeros en comprar los productos vanguardistas. Pero ojo. No es el iPhone el líder de teléfonos e internet en el mundo. Lo es Nokia con sus 437 millones de dispositivos vendidos durante el año pasado frente a los seis millones del iPhone.

Particularmente la gama de teléfonos de Nokia Eseries y Nseries son muy similares al iPhone y han vendido 45 millones de unidades. La diferencia la hace la mercadotecnia. Como Swatch, Nike y Mc Donald’s, el iPhone es una marca que dialoga con los consumidores. Les transfiere identidad. Les proporciona emociones. Su herramienta no es la publicidad convencional. Es la publicidad viral. La que proporciona confianza.

Pero no es el iPhone un producto democratizador. Sí lo será el Bic Phone, un teléfono de los fabricantes de las plumas Bic, las que no saben fallar. Su alianza con Orange, filial de France Telocom, producirá un teléfono a 49 euros. Cuando el teléfono de las plumas Bic cubra a todo el mundo comenzará la verdadera democracia del siglo XXI.

Tomado de: http://www.eluniversal.com.mx

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