martes, 1 de julio de 2008

Los jóvenes y el consumo de drogas

Javier flores
La Jornada/1 de julio de 2008

En su afán por desprestigiar al Gobierno de la ciudad de México tras los lamentables acontecimientos en los que perdieron la vida 12 personas, jóvenes en su mayoría, en la discoteca News Divine, el licenciado Felipe Calderón primero, y luego el secretario de salud, José Ángel Córdova Villalobos, atinaron a decir, quizá sin darse cuenta, algo tremendamente positivo: no se debe penalizar a los jóvenes que consumen drogas.

Al escuchar estas declaraciones quedé sorprendido, para empezar conmigo mismo, pues es la primera ocasión en la que estoy completamente de acuerdo con estos dos personajes. Calderón dijo: “… no debemos tratar a los jóvenes y a los adolescentes como criminales”. Y agregó: “Es un error criminalizar a quienes son sólo víctimas de una ambición y de una perversión criminal desmedida”.

Por su parte, Córdova Villalobos expresó este domingo que no se debe penalizar al joven que ha sido enganchado a las drogas, pues debe entenderse que es una enfermedad. Y añadió: “… no debe ser motivo de que se inhiba o se penalice a la persona, porque entonces no se le va a poder ayudar”.

Antes de proseguir, quiero hacer un paréntesis para expresar, como habitante de la ciudad de México, mi más amplio respaldo al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon. Las acciones de la policía y del Ejército son las peores cosas que pueden existir. Lo peor de la naturaleza humana se encuentra concentrado ahí. Nadie en su sano juicio, ni en el Distrito Federal ni en ninguna parte del país o del mundo, quiere tener cerca a un policía o a un soldado. Se trata de un monstruo, un Frankestein que se ha creado y que ya es imposible controlar. Aunque parezca ingenuo, creo que no deberían existir. Una intervención policiaca o militar es señal de que algo malo puede suceder. Pero cuando ocurre, la diferencia consiste en cómo se resuelve. Los excesos cometidos por el ejército, como en el caso de Zongolica, Veracruz, son enmascarados por el poder. Lo que ocurrió en la discoteca News Divine debe resolverse con transparencia, con justicia hacia las víctimas y sus familias, caiga quien caiga, sin complicidades, y eso es lo que está pasando en la ciudad de México. Eso marcará una diferencia.

Pero volviendo al tema, tanto Calderón como el secretario de Salud se han opuesto a la criminalización de los jóvenes que consumen drogas. Sin embargo, hay un pequeño problema en el que quizá no han reparado: las leyes de nuestro país sancionan la posesión de pequeñas cantidades de drogas y su consumo. Esto da pie a los excesos policiacos en contra de los jóvenes, no solamente en el Distrito Federal, sino en todo el país. Si un adolescente, o un adulto, se encuentra en posesión de drogas para su consumo, se convierte automáticamente en víctima de los abusos, la corrupción, las humillaciones y todo tipo de vejaciones, inclusive abusos sexuales por parte de los uniformados. Una auténtica pesadilla. En México, no sólo se combate en apariencia al narcotráfico, sino realmente a los consumidores que, como bien ha dicho el secretario de Salud, requerirían, en todo caso, tratamiento médico.

Quiero recordar a estos funcionarios con quienes ahora, sorprendentemente, estoy completamente de acuerdo en este tema, que el Congreso de la Unión aprobó en 2006 una ley que despenalizaba el consumo de drogas, estableciendo inclusive cantidades permitidas para el portador. Pero a pesar de que se aprobó, fue una de las poquísimas leyes vetadas por el entonces presidente Vicente Fox. Por esta razón, persiste la criminalización que ahora objetan Calderón y Córdova.

Esta prohibición beneficia, en mi opinión, a negocios multimillonarios ligados al tráfico de estupefacientes. Si se quisiera acabar realmente con el narcotráfico, en lugar de librar una guerra que deja cada día decenas de muertos e intervenciones policiacas de consecuencias funestas, habría que legalizar el consumo de drogas en combinación con el tratamiento médico a las personas adictas.

En lugar de una costosa escenografía, con armas, policías, soldados y sus abusos, la guerra contra el narcotráfico se podría ganar en un solo día, simplemente despenalizando el consumo. Debido a que funcionarios que ocupan cargos de tan alto nivel, como Calderón y Córdova están de acuerdo en no criminalizar a los jóvenes, quizá sea el momento de reactivar esa iniciativa, misma que, si hay congruencia con lo que se dice, esta vez no sería vetada.

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