miércoles, 2 de julio de 2008

La universidad corrupta

La enredadera de la endogamia

La universidad corrupta


Decía Jacques Necker, ministro de Luis XVI, que "los puestos de poder son como las cimas de las montañas rocosas. Sólo las águilas y los reptiles pueden alcanzarlas". La Universidad, ese templo del saber libre de mácula, lugar idílico donde los haya, donde –libres- investigan y enseñan los sabios, parnaso de la aristocracia intelectual.

El Mundo, 13 de febrero de 2008

Aristocracia, que en griego significa “el gobierno de los mejores”. Algo hermoso –y sobre todo- lejano, porque la Universidad española está también regida por el gobierno de los mejores. “Pero de los mejores amigos. El otro día me llamó un profesor –no puedo decir nombres- para contarme que era el único de su sección que no tenía relación familiar con el jefe de departamento”.

Este testimonio de Iñaki Piñuel, profesor de la Universidad de Alcalá, debería ser una excepción en esta presunta inmaculada institución. Pero para la mayoría de los profesores a los que se ha dirigido este diario “es normal”.

Las universidades funcionan como las antiguas cortes europeas. No se debe olvidar que la institución es de origen feudal. “Puede que este sea el origen de la endogamia. Y aquel que no traga, se le hace la vida imposible”, concluye Piñuel.

La máxima expresión de endogamia se encuentra en los concursos y tribunales para acceder a las plazas oficiales de docencia universitaria: profesor titular y catedrático. Siempre se coge al candidato de la casa” –el que ha trabajado como becario y asociado de un departamento del centro convocante.- Sus propias superiores le votan seguro. Y a los miembros del tribunal ajenos a dicha universidad se les exhorta a votar a al candidato bajo el lema “hoy por mí, mañana por tí”.

Está claro que es tan importante labrarse buenas relaciones como los méritos académicos.

Pero, ¿qué ocurre con los que se muestran en desacuerdo con este sistema? Se ven acosados por una checa académica que les impide proseguir con su tarea docente o de investigación. El caso de Mariano García Pechuán es muy ilustrativo.

Este profesor de la Universidad de Valencia denunció a una catedrática cuando ésta empezó a perjudicar su carrera, excluyéndole de decisiones, amenazándole. ¿Por qué? García Pechuán se había negado a presentarse a un concurso para una plaza de titular en el centro valenciano en el que concurría otro candidato que no era del agrado de la catedrática: “O te presentas para que ese canalla no entre, o atente a las consecuencias”.

Después comenzó el boicot, que quedó ejemplificado cuando García Pechuán fue informado de que la catedrática tenía su tesis encima de su mesa pero... para usarla de “pisapapeles”. Al final, García Pechuán retiró la demanda. El término endogamia no se refiere solo a los enchufes, sino también a las relaciones que rigen la Universidad.

Otro caso extremo de endogamia, esta vez en la Universidad de La Coruña. Hace unos años, una licenciada ganó el concurso de profesor titular de Física a tres doctores. ¿Los méritos?

Desde luego, no sexenios de investigación de Harvard o alguna patente de prestigio. Esta licenciada tenía como principal cualidad el haber sido amamantada por el departamento desde su graduación.

SEXENIOS TREPANDO

Para explicar la endogamia habría que entender cómo se hace carrera en la Universidad. Si en EEUU, las más prestigiosas universidades se agrupan en la Liga de la Hiedra, los centros españoles deberían estar englobados en la Liga de Enredadera, por la necesidad de saber medrar en los enredos burocráticos y la importancia de saber trepar. El recorrido más típico es el siguiente.

Un profesor o catedrático de una materia se fija en un alumno. Éste es el primer hilo del viscoso entramado de relaciones que sustenta una carrera en la Universidad. Entonces le propone entrar como becario en su departamento. Así podrá investigar mientras hace la tesis doctoral, que el mismo profesor suele dirigir.

Posteriormente, puede acceder al puesto de profesor adjunto, cuya precariedad laboral y debilidad le hace totalmente dependiente del jefe de departamento. Y pobre del que se atreva a discutir los criterios -ya sean académicos o políticos- del titular que le haya captado.

El ex alumno logra su doctorado y, a partir de este enero, acreditación -antes habilitación- correspondiente; y cuando surge una plaza en el departamento se convoca un concurso en el que, antes de que dé comienzo, todos ya saben el nombre del ganador.

A partir de ahí, las relaciones se hacen más fuertes. Los jefes dirigen la producción de los departamentos. Reparten los fondos y controlan bien que los méritos individuales se reflejen siempre en la cabeza del departamento. Las envidias académicas entre el profesorado también son flacas y amarillas. Por lo tanto es importante no destacar para evitar despertar suspicadas y recelos.

Cada universidad es una institución napoleónica. La elección del rector depende en gran medida del profesorado, siempre merced de los departamentos. Así es cómo empiezan las relaciones de poder. El control es total y alcanza incluso el estamento estudiantil.

“El representante de los alumnos lleva ya siete años en la universidad. Y eso que le queda una asignatura” dice Piñuel.

NORMATIVA FALLIDA

¿Y qué ocurre con los disidentes? Uno de los casos más célebres fue el de Agapito Maestre, Expulsado en 2oo2 de su cátedra de la Universidad de Almeria por un aparente descuido administrativo o, ¿fue por criticar la política universitaria andaluza? Sin embargo no habría que culpar al Gobierno socialista de la endogamia en la Universidad.

Tampoco el Partido Popular se atrevió a acabar con el caciquismo en los centros españoles. En 2oo2 -LOU mediante-, el Gobierno de Aznar trató de paliar -aunque no erradicar- la endogamia introduciendo las habilitaciones y creando la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad (Aneca)Aunque seguirían siendo las universidades quienes elegían a sus profesores en un segundo concurso en el propio centro; cuando lo lógico quizás debiera ser que las oposiciones mejor puntuadas hubieran podido elegir la universidad de destino como sucede en Francia. Uno de los motivos por el que los populares no se atrevieron a realizar esta reforma fue porque la autonomía universitaria está garantizada por la Constitución.

El pasado enero entró en vigor el sistema de acreditaciones. El problema de este método es, según el profesor Francisco Ramos, «que los currículos ofrecen una información cuantitativa. No cualitativa. No muestran las virtudes pedagógicas que ahora se requieren desde Bolonia –tampoco serviría para eliminar la endogamia porque da una mayor autonomía a las universidades.

Aunque en principio el Gobierno ha anunciado que vinculará la financiación de los resultados, lo que debería garantizar la elección de los mejores currículos. No obstante de momento, esos parámetros todavía están por definir y los objetivos pueden llegar a ser bastante subjetivos.

LEY ORGÁNICA DEL SILENCIO

Laura Morales es una investigadora de la Universidad de Manchester. Con tan sólo 30 años se ha visto recompensada con las más prestigiosas becas europeas y acaba de concedérsele una Ramón y Cajal, pero cree que no la aceptará: “¿Volver de España? ¿Para qué? ¿Para perder mi estatus profesional, cobrar la mitad y además pasar a depender de un jefe de departamento? Cuando me presenté a las habilitaciones sentí que tenía un buen currículo pero que había profesores más mayores que necesitaban el puesto más que yo. Así no creo que vayan a propiciar el tan anunciado retorno de los talentos porque lo único que ofrecen es paella, sol y familia. Tampoco se debe generalizar. En realidad tal y como son las cosas, la Universidad española no va tan mal como debería. Los investigadores están consiguiendo hacer verdaderos milagros”.

Morales también dice que cree que no vivirá para ver una reforma efectiva de la Universidad española. «Yo suprimiría el funcionariado. Pero ningún gobiemo se va a atrever nunca. Los catedráticos son uno de los estamentos de poder de este país -no hay más que ver la que se organizó con la LOU-. Con frecuencia la gente en la Universidad tiene aspiraciones políticas y muchas veces logran llegar a puestos de responsabilidad.

Iñaki Piñuel coincide también en esta observación: “Cuando se crearon las nuevas universidades, los caciques autonómicos corrieron a colocar a sus afines. España es el único país donde no es un desprestigio vincular política y universidad”.

¿La última vez? Se acaba de abrir una comisión de investigación para investigar presuntas irregularidades en el nombramiento de la hermana de la Ministra de Fomento, María José Alvarez, en la dirección de la UNED de Málaga, tras la denuncia a los medios por parte de su predecesor Andrés Martínez Lorca. Este había dimitido ante las presiones de la presidenta del consorcio del centro asociado de UNED, Salomé Arroyo, asimismo presidenta del Área de Educación y Nuevas Tecnologías de la diputación de Málaga.

El profesor Martínez Lorca denuncia “ la frustración que produce que una persona que ni siquiera ha cursado el bachillerato controle un centro donde estudian no sólo personas que quieren licenciarse, sino doctores e investigadores”.

Tampoco quiere restar méritos a su sustituta, aunque es consciente de que complementa su formación académica -al igual que sucede con Gregorio Peces-Barba, rector de la Universidad Carlos III, “con ser quien es”, como añade Piñuel.

Los lectores habituales de CAMPUS se habrán fijado en los escasos entrecomillados incluidos en este texto. Este suplemento se ha puesto en contacto con muchos profesores pero ninguno quiere ser aludido. Porque la única normativa que garantiza el ascenso en la Universidad española es la Ley del silencio.

Tomado de: http://www.corruptio.com

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