Gustavo Leal F. *
La Jornada/29 de mayo de 2010
Después de la tragedia de Hermosillo y frente al deterioro notable en el desempeño de los órganos superiores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) administrado por el Partido Acción Nacional, mucho se exigió la cancelación del modelo de subrogación Levy-Molinar Horcasitas-Karam, aprovechando la renovación de contratos en diciembre de 2009. La oportunidad cubría 95 por ciento de las mil 542 guarderías subrogadas.
Lejos de ello, Felipe Calderón y Daniel Karam impusieron un “nuevo” contrato –para los próximos tres años– que seguirá exponiendo a los infantes y comprometiendo estructuralmente la “calidad” del servicio que brinda el IMSS. La cuota por cada menor suma 2 mil 825 pesos para 196 mil niños (diciembre de 2009).
Inmediatamente cuestionada por la Asociación Nacional de Guarderías (Anagu), la “nueva” pieza impone a los prestadores una fianza al establecimiento de 12 mil pesos por concepto de cumplimiento de contrato –requisito que antes no existía– para que, en caso de rescisión, el instituto sea “compensado” al mantener la continuidad del servicio.
Además, el consejo técnico del IMSS decidió elevar de uno a 10 millones de pesos el seguro de responsabilidad civil, por lo cual los prestadores deberán desembolsar ahora 50 mil pesos en vez de los 3 mil 500 que invirtieron en 2009. Y aún deben absorber, de manera obligatoria, los costos de sus respectivos planes de protección civil, peritajes periódicos de sistemas de gas, eléctricos e infraestructura arquitectónica.
En contraparte, el IMSS “anunció” que –durante 2010– sólo les incrementaría uno por ciento la cuota por servicio subrogado, frente al 4 por ciento que había liquidado anteriormente. Además de que el primer abono se materializaría el 15 de febrero y no los primeros días de enero, con lo cual los prestadores pondrán de su bolsillo el primer mes y medio de operación.
La Anagu manifestó su inconformidad con los atropellos y el hostigamiento “del cual hemos sido objeto”, al tiempo que solicitaba la intervención de legisladores y “autoridades competentes”. Pero su ruego resultó del todo estéril. Para Karam sólo se trataba de reglas “más estrictas, no negociables, que permitirán garantizar máximas medidas de seguridad para los niños”. Ensañándose sobre los prestadores, sus “reglas” profundizan la de por sí comprometida “calidad” del modelo de subrogación diseñado por Santiago Levy y, de paso, “deslindan” al IMSS de cualquier responsabilidad civil, laboral o de cualquier índole legal.
Con las pólizas emergentes, el instituto deja de ser “corresponsable” en la prestación del servicio que otorga por conducto de particulares y a los padres de los niños de guarderías “eliminadas” (130 de un universo de mil 351 subrogadas) les otorgará un “apoyo” en efectivo por 2 mil 400 pesos mensuales para que de “manera temporal” lleven a sus hijos a la estancia de su elección. Por ejemplo, ¿a las “estancias” changarrizadas que opera la Secretaría de Desarrollo Social?
Los “nuevos” contratos tenían como antecedente un “modelo” pivoteado por Karam desde “el cumplimiento estricto de estándares de seguridad” en las instalaciones, la “participación” de la sociedad y la “transparencia” en la prestación del servicio.
Para “multiplicar” por tres veces y media la capacidad instalada y atender a 730 mil niños “adicionales” a los ya cubiertos, el “modelo” de Karam pretende, primero, castigar aún más a los prestadores por el cumplimiento “estricto” de estándares.
Luego, impone a los padres una nueva “corresponsabilidad” (participación) ya cubierta por el pago de su cuota: “incorporar a los jueces más importantes de la labor del instituto: los padres de los niños que asisten a las guarderías”.
Y, en tercer término, integra dos nuevos jugadores “ganadores” al “mercado” del servicio: la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) y Transparencia Mexicana, de Federico Reyes Heroles. La AMIS signó un convenio con Karam que permitirá contar con una opinión calificada adicional en materia de evaluación de riesgos, mientras Reyes Heroles “propondrá” los mecanismos de participación ciudadana y velará por su independencia. ¿Cobrando cuánto? Con Transparencia Mexicana, Karam también firmó un acuerdo para la celebración periódica de encuestas de satisfacción.
Y, en efecto, en junio de 2009, la magia de Transparencia Mexicana de Reyes Heroles levantó una primera encuesta “piloto” en la que increíblemente resultó que 93 por ciento de los usuarios “recomendaría” la guardería adonde asiste su niño; encuesta que –por supuesto– ignoró olímpicamente el informe preliminar de la comisión designada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Así, el “nuevo” modelo-contrato de Karam seguirá quemando en establecimientos privados la cuantiosa bolsa pública, sin resolver la justa demanda de miles de padres y profundizando el deterioro de la “calidad” del modelo diseñado por Santiago Levy, ampliado por Molinar Horcasitas y preservado irresponsablemente por Karam. Por algo el Instituto Federal de Acceso a la Información ha ordenado a Karam que “difunda” copias de las pólizas de seguros en materia de protección civil que tanto presumió.
Con ese “nuevo” modelo y su contrato las cosas irán peor, pero Calderón y su esposa Margarita Zavala seguirán presumiendo que “atienden” a su más que riesgosa manera la demanda de las mujeres que trabajan.
Mientras se precisan las responsabilidades del informe final de la SCJN, es claro que, además de la movilización de los padres-deudos de Hermosillo, tocará al gobierno emanado de los comicios de 2012 fincar las responsabilidades penales del caso a quienes sembraron el caldo de cultivo de la peor tragedia de la seguridad social mexicana: Fox-Levy-Calderón-Molinar Horcasitas y Karam.
*Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco
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