Miguel Angel Granados Chapa
Zócalo/13 de mayo de 2010
El lunes pasado se produjo un enfrentamiento entre golpeadores llegados de Monterrey y trabajadores de fundición de La Caridad, la gran productora de cobre asentada en Nacozari, Son, El saldo fue de decenas de heridos, aunque sólo tres acudieron en busca de atención médica al hospital del IMSS. La policía estatal investigadora detuvo a unas noventa personas, cifra que ilustra acerca de la magnitud del acontecimiento. El gobernador Guillermo Padrés sintetizo lo ocurrido con estas palabras:
“El sindicato con sede en Monterrey desconoció a uno de los líderes de Nacozari y viene gente del estado de Nuevo León a participar en esa inconformidad y hubo algunas agresiones entre ellos”.
El sindicato regiomontano al que alude el Ejecutivo sonorense es el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Exploración, Explotación y Beneficio de Minas de la República Mexicana (SNTEEBRM), una estructura hueca a la que resucitaron el Grupo México y la Secretaría del Trabajo. Antes de que lo necesitaran para desplazar al Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (STMMSSRM, sindicato minero para abreviar), era sólo un membrete con sólo cien miembros.
En un episodio del prologado conflicto entre el grupo empresarial de Germán Larrea y el sindicato minero dirigido por Napoleón Gómez Urrutia, la mina La Caridad, concesionada a Industrial Minera México (la misma que operaba la unidad número ocho de Pasta de Conchos, de infausta memoria), fue cerrada. Y sólo reabierta a condición de que sus trabajadores abandonaran el SNTMMSSRM y se afiliaran al sindicato espurio, el SNTEEBRM. Para corroborar que se trataba de una maniobra gubernamental-patronal, ese sindicato está ahora encabezado por Elías Morales, antiguo trabajador minero expulsado del sindicato encabezado por Gómez Urrutia y a quien se confió la empresa, a la postre fallida, de sustituir al dirigente refugiado en Vancouver. Aunque esa maniobra fracasara, ha sido sustituida por una infatigable estrategia que consiste en minar el sindicato.
De esa manera, a esa agrupación artificialmente levantada de su postración se han pasado los comités de varias secciones del sindicato minero. En febrero pasado, Grupo México informó a la autoridad bursátil norteamericana, a través de su filial Southern Copper Corp, aunque no fuera un asunto propio de esta subsidiara de Larrea domiciliada en Perú, que los trabajadores de Nueva Rosita, Coah (una planta de lavado y coquizado de carbón) habían ingresado al sindicato de Morales, y que con ella eran ocho de once secciones que contratan con el Grupo mexicano las que habían seguido ese curso
También se han ido del sindicato minero secciones coahuilenses de empresas de Alonso Ancira, principalmente Altos Hornos de México, que en los hechos se unido a Grupo México en su batalla contra Gómez Urrutia. Los líderes de esas secciones integraron la Alianza minera nacional. Esta agrupación, encabezada por Héctor Jiménez, ha sido convocada hasta ahora sin éxito, para actuar conjuntamente con el Frente de Renovación nacional del sindicato minero, que no actúa en el plano interno gremial sino en el ámbito político. Lo encabeza Carlos Pavón, antaño hombre de confianza de Gómez Urrutia, que le dio la espalda, ganado para su causa por el grupo empresarial de Larrea.
El conflicto en la fundición de Esqueda, en la mina de Nacozari, surge de un impulso en sentido contrario al desmembramiento del sindicato minero, intentado por los adversarios de Gómez Urrutia. Los dirigentes de aquella fundición, y de la empresa La Caridad toda, han buscado ingresar de nuevo al sindicato minero. Se saben abandonados por su postizo líder nacional, Morales, particularmente cuando negocian prestaciones con Industrial Minera México. El colmo llegó al anunciarse al comienzo de este mes, que el reparto de utilidades sumaría sólo treinta mil pesos para cada uno de los ochocientos trabajadores de la empresa sonorense. Los mineros esperaban por lo menos cuatrocientos mil, debido al auge del mercado del cobre en el mundo el año pasado, bonanza de que se beneficiaron las empresas cupríferas de Larrea. Si bien es cierto que el próximo lunes se inicia el pago de un magro dividendo de apenas 17 centavos a los accionistas del Grupo México, ello se debe a la operación en conjunto, que incluyó la onerosa recuperación de Asarco en Estados Unidos. Pero el patrón de los inconformes de Nacozari es IMM, y ella tuvo una operación magnífica y la mantendrá en ese nivel, pues los pronósticos van al alza: la libra de cobre, cotizada en promedio para 2010 en 3.3 dólares aumentará su precio a 3.51 y el año próximo llegará a 3.63.
La pretensión de los mineros de Nacozari de volver al sindicato minero, además de suscitar la respuesta violenta de Elías Morales, ha reanimado el movimiento político contra Gómez Urrutia. El grupo de Pavón descalificó la ratificación del mando sindical de su antiguo jefe aun antes de que ocurriera. Esa posición no afectó en lo absoluto, como era de esperarse, a los delegados a la 36ª convención nacional del sindicato minero, que la semana pasada, reunida en la ciudad de México, reeligió a Gómez Urrutia a sabiendas de que la autoridad laboral no reconocerá esa decisión de los trabajadores.
Importa mucho que estas vicisitudes mineras se diriman sin violencia física. En agosto de 2007 en torno del conflicto que ahora revive en Nacozari hubo una persona muerta. Que no haya más.
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