jueves, 20 de noviembre de 2008

Presupuesto 2009

Carlos Pallán Figueroa*


La semana pasada se dijo en este espacio que la aprobación del presupuesto sería un intenso campo de batalla, que no habría forma de satisfacer las peticiones a cabalidad y que la decisión final dejaría damnificados. Cuatro días después de haberse aprobado por la Cámara de Diputados (escribo esto el lunes 17), podría hacerse un balance preliminar.
El “campo de batalla” fue intenso, pero no en el pleno. Todo fue resuelto en las comisiones, y la de Presupuesto y Cuenta Pública, responsable de llevar la propuesta final al pleno, logró la aprobación en este último por una inmensa mayoría. Es de resaltar el oficio político que campeó en todo momento y cómo, ante el cúmulo de peticiones, fue posible llegar a una solución que dejó satisfechos a los principales interlocutores y gestores de partidas presupuestales.
Efectivamente, no hubo forma de satisfacer las peticiones a cabalidad. Lo desproporcionado de ellas, 350 mil millones de pesos, tornaba imposible que pudiese resolverse frente a los montos que estuvieron finalmente disponibles, 56 mil millones. Igualmente, se cumplió el vaticinio de que habría “damnificados”; felizmente, en el sector educativo, con excepción del nivel de la media superior, tal cosa no sucedió.
Pero sí hubo grandes afectados. Entre ellos el Poder Judicial (5 mil 500 millones), el IFE (700) la CNDH (250), la Auditoría Superior de la Federación (175) y algunos otros. Tales cantidades fueron disminuidas del presupuesto que cada una de estas dependencias consideraba adecuado. En todo caso, ésta fue la regla para todas las entidades presupuestales, pero el recorte se dio fundamentalmente en las ya mencionadas.
Por lo que se refiere específicamente a la educación superior, la buena noticia es que el sector tiene un incremento real, aunque no del tamaño que, hasta antes de la turbulencia económica de octubre, estaba en las expectativas de las casas de estudios. Así, los fondos gestionados directamente por la ANUIES, donde se solicitaban incrementos por 12 mil 340 millones, quedaron en 7 mil 087. La UNAM, el IPN y la UAM tuvieron asignaciones adicionales de 700, 450 y 350 millones, respectivamente. En una situación similar a la de la ANUIES: requerían más para financiar sus programas de trabajo, pero eso es lo que se logró obtener. En las dos primeras, como ya lo han declarado sus respectivos titulares, será indispensable impulsar con mayor ímpetu la parte correspondiente a ingresos propios, mismos que frente al resto de instituciones resultan notables: 2 mil 500 millones para la UNAM y más de mil para el IPN.
Frente a la realidad económica y financiera mundial de ahora, así como la que se avizora para los próximos dos años, no dudo en calificar que haber llegado a los números definitivos del presupuesto 2009, ha sido una hazaña. En primer lugar, por la previsión del equipo de Hacienda, consistente en contratar las coberturas que garantizan que México recibirá 70 dólares por barril de petróleo durante 2009, independientemente de las fluctuaciones que haya en el mercado. La decisión evitó lo que hubiese sido un componente más para la crisis nacional. Con esa seguridad de finanzas públicas basadas en el petróleo (alrededor de 40 por ciento del presupuesto de ingresos) fue posible que los legisladores pudiesen, con un cierto grado de racionalidad, adoptar las decisiones más adecuadas, antes que aquello se convirtiera en una arrebatinga por una cobija cada vez más breve.
Lo anterior no quiere decir que el panorama para 2009 sea color de rosa, ni mucho menos. Sigo pensando que el próximo será un año de recortes presupuestales, y más valdría que las instituciones de educación superior se prepararan para una eventualidad como ésa. Las coberturas garantizan un ingreso estable por concepto de petróleo, pero habrá que recordar que la producción nacional del hidrocarburo está en una baja que significa, por sí misma, una reducción de la propia renta petrolera. La previsión del equipo de Hacienda y la decisión de los contratantes de las coberturas fueron copartícipes de un evento que, seguramente, no se repetirá en 2010. Por lo menos en los términos tan favorables para México, como sucedió este año.
*Ex secretario general ejecutivo de la ANUIES y consultor independiente.


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