martes, 2 de septiembre de 2008

Del informe a los ‘spots’


Alberto Aziz Nassif
El Universal/2 de septiembre de 2008

Por fin, después de muchos años, la ceremonia del informe presidencial se ha modificado. Con el cambio al artículo 69 ahora el presidente sólo tendrá que presentar un informe por escrito y ya no necesitará asistir al Congreso.
La competencia política llegó acompañada de la confrontación y ese cambio hizo inviable una ceremonia que funcionó para los tiempos del régimen de partido hegemónico. El día del presidente se volvió un día de agravios y turbulencia que empezó con el rompimiento del silencio en el sexto informe de Miguel de la Madrid, después del fraude de 1988, y llegó a su parálisis en el sexto informe de Vicente Fox en 2006, quien no pudo entrar al recinto de San Lázaro después del conflicto electoral de ese año.
Cambió la norma jurídica y la manera de informar. A pesar de que la ceremonia era cada vez menos vista por la ciudadanía, se trataba de un momento en el que el Ejecutivo rendía cuentas sobre la administración pública del país. Por supuesto que no se trataba de leer el informe, un texto inmenso lleno de datos y estadísticas, sino que se leía un mensaje político. El año pasado Felipe Calderón asistió, entregó y se retiró, y al día siguiente leyó un texto en el Palacio Nacional frente a sus empleados y seguidores; ya no lo hizo frente a la asamblea plural del Poder Legislativo.
Ahora la Presidencia ha spotizado el informe y desde hace días se transmiten largas cápsulas sobre diversos temas. Se ha fragmentado la información y Felipe Calderón aparece en horarios triple A para leer un mensaje sobre seguridad pública, estado de derecho, economía, salud, educación, política social, etcétera.
El nuevo modelo de comunicación política prohíbe la propaganda de acuerdo al artículo 134 de la Constitución, que dice en su octavo párrafo: “La propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social, que difundan como tales los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social. En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen la promoción personalizada de cualquier servidor público”. Sin embargo, en el Cofipe, artículo 228, se establece una excepción para los informes que permite la publicidad siete días antes y cinco días después. Sin duda, se trata de normas contradictorias.
De ahora en adelante la única interlocución que podrá haber será pedir al presidente la ampliación mediante preguntas por escrito y, como señala el 69 constitucional, se podrá citar a comparecer a secretarios, al procurador y a directores. La novedad serán las preguntas escritas, porque las comparecencias de los funcionarios ya eran parte del ritual. Lo que cambia de fondo es la modalidad de los spots. ¿Se trata de una modernización y un avance que deja atrás un ritual obsoleto o de una solución cómoda ante la incapacidad de encontrar algún mecanismo republicano para que Ejecutivo y Legislativo pudieran establecer interlocución directa? Me inclino a pensar en la segunda opción.
Ante el clima de polarización la clase política no logró o no quiso encontrar mecanismos de comunicación, como el hecho de que el presidente escuchara las posiciones de los partidos y respondiera en directo. Lo único que vemos es que desapareció el momento de encontrarse entre los dos poderes. Ahora un presidente sólo irá al Congreso dos veces en el sexenio, a tomar posesión y a entregar la banda al nuevo titular del Ejecutivo.
El segundo informe llega en un mal momento, en el que los problemas abruman al país por la inseguridad, la impunidad y el alza de precios. Quizá la solución de hacer spots en los que se afirma que el país, a pesar de todo, va bien le evite a Felipe Calderón un mal rato ante el Congreso, pero se ha perdido la posibilidad de encontrar una mejor solución para rendir cuentas.
Investigador del CIESAS

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