jueves, 18 de septiembre de 2008

Los salarios de los académicos en un contexto comparativo

Iván Pacheco* y Laura E. Rumbley**

Examinar el rango de salarios académicos alrededor del mundo pareciera analizar manzanas y naranjas… y plátanos, fresas, kiwis, cerezas y ciruelas. Encontrar datos completos, al corriente y similares en diferentes países a menudo representa una tarea increíblemente difícil. Es todavía más desalentador comparar datos entre países, dadas las circunstancias culturales, económicas y profesionales únicas en las que los académicos viven y trabajan alrededor del mundo.
Examinar la remuneración del profesorado alrededor del mundo puede revelar el valor que las sociedades individuales atribuyen a la empresa académica y a aquellos que la llevan a cabo. Este trabajo puede resaltar los factores que afectan cómo el staff académico es recompensado en diferentes países. También puede agregar una muy necesaria mirada al fenómeno de fuga de cerebros o ganancia de ellos.
Un pequeño número de estudios han intentado comparar los salarios académicos internacionalmente, pero sólo unos pocos han lanzado una red geográfica amplia e incluyeron países de diversos niveles de desarrollo nacional y económico.
En 2007, el Centro Internacional para la Educación Superior del Boston Collage (CIES) lanzó un proyecto exploratorio intentando hacer exactamente eso —recolectar y comparar los datos sobre salarios (en dólares, del Banco Mundial) de 15 países y un territorio, incluyendo Argentina, Australia, Canadá, China, Colombia, Francia, Alemania, India, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Arabia Saudí, Sudáfrica, Reino Unido, Estados Unidos y Palestina—.

Salarios comparativos y desarrollo nacional
El estudio del CIES encontró que los salarios mensuales variaban desde mil 182 dólares en China a 6 mil 38 en Canadá. Estos descubrimientos produjeron un promedio de 4 mil 856 al mes, con los académicos canadienses ganando en promedio 5.1 veces más al mes que sus contrapartes chinos.
Para contextualizar, es importante considerar cómo se comparan los salarios para crear un patrón de prueba. Aquí, vimos las posiciones relativas de los países metas en el Índice Humano de Desarrollo (IHD) del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas para comparar análisis. Sin sorpresa alguna, los países menos avanzados en “desarrollo humano” exhibieron salarios promedios más bajos que aquellos consideros con niveles más altos.
Sin embargo, existieron varias excepciones interesantes a este regla. Por ejemplo, Arabia Saudita, rankeada en el número 61 en el IHD, constantemente superaba los salarios promedios en Australia (núm. 3), Reino Unido (núm. 16), Japón (núm. 8), Alemania (núm. 22) y Francia (núm. 10). Sudáfrica también entró en esta tendencia hasta cierto punto. Con un ranking de 121 en el IHD, Sudáfrica registró un promedio más alto que Malasia (núm. 63), Colombia (núm. 75) y China (núm. 85).
Aún más notable, en comparación con los promedios de niveles más altos, Sudáfrica mostró promedios más altos de compensación que de los 15 países analizados —incluyendo Australia, Reino Unido, Japón, Alemania y Francia—. Mientras tanto, el sistema de educación superior de China quedaba en último lugar, en comparación a los salarios promedio internacionales.

Potencial de ganancias a futuro
En términos de progreso de salarios sobre el curso de una carrera, nuestros datos mostraron que el profesorado en países más ricos y desarrollados tiende a disfrutar de mayor potencial para aumento de salario. Sin embargo, también hay notables excepciones en esta tendencia. Sudáfrica quedó apenas atrás de Estados Unidos y Canadá como el país con el tercer salario más creciente desde puestos iniciales hasta los niveles más altos. Así, en términos generales, los académicos sudafricanos pueden esperar aumentar más sus salarios en el curso de sus carreras que aquellos en Australia, Nueva Zelanda, Japón, Reino Unido, Alemania o Francia.
Mientras tanto, cuando vemos la progresión de salarios con el tiempo, un número todavía más alto de países en desarrollo supera a naciones más ricas. China, Sudáfrica, Malasia y Colombia registran aumentos de salarios de más de 100 por ciento en el curso de su carrera.
De hecho, los datos de China sugieren que el potencial de los académicos para aumentar sus salarios más de 170 por ciento desde que comienzan hasta llegar a la parte más alta de la escalera académica, con aumentos de salarios para alemanes y franceses rondando apenas 39 y 32 por ciento, respectivamente.

Salarios académicos y promedios nacionales de ingreso
Comparando los salarios del profesorado al ingreso promedio per cápita indica que la profesión académica paga satisfactoriamente en diversos países del mundo. En India, por ejemplo, los salarios académicos promedio son 8.7 veces más altos que los promedios estimados del Banco Mundial per cápita de ese mismo país. En promedio, los académicos sudafricanos y colombianos poseen salarios 5.8 y 5.4 veces mayores, respectivamente, que sus ingresos promedio per cápita. En contraste, países más desarrollados —como Estados Unidos, Australia, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá y Nueva Zelanda— presentan ingresos que son sólo 1.4 a 2.2 veces mayores que su ingreso mensual per cápita.

Implicación de políticas
Estos descubrimientos resaltan los diferentes tipos de problemas que enfrentan países menos desarrollados y con mayor desarrollo. El estudio del CIES indica que el profesorado en al menos algunos países menos desarrollados no son recompensados tan pobremente en comparación con sus ingresos estimados per cápita.
Sin embargo, un mercado global de talento significa que paquetes de salarios más competitivos sean necesarios para competir con ofertas de trabajo en el extranjero. De lo contrario, la fuga de cerebros continuará perjudicando a países más pobres.
Mientras tanto, aunque es verdad que el profesorado en países “más humanamente desarrollados” disfrutan mejores salarios que sus colegas en otras partes del mundo, nuestro ejercicio de comparación de PIB indica que los salarios académicos en naciones más desarrolladas son más alto que los ingresos estimados per cápita.
En países donde la remutación equitativa es una importante norma cultural, esta tendencia puede no ser un problema. Pero en contextos donde los académicos ganan un salario “promedio” durante más años que el ciudadano promedio —o ganando mucho menos que otros profesionales (por ejemplo, en los campos legal, médico o de alta tecnología)— puede ser difícil retener a los mejores talentos en la educación.
Por supuesto, este estudio no compara los salarios promedios del profesorado con aquellos en otras profesiones y claramente se necesita mayor trabajo.

Una agenda de investigación
Un análisis comparativo significativo de los salarios académicos requiere más y mejores datos sobre la compensación y aplicación de experiencia interdisciplinaria para que las variables financieras, económicas y contextuales tengan un buen sentido.
Al mismo tiempo, el desarrollo de una herramienta de búsqueda académica equitativa —una “canasta de bienes para un profesor”, si tal cosa existe— puede proveer una forma más relevante de reflejar cómo los salarios se relacionan con las necesidades, los gastos y los estilos de vida de los académicos que los reciben.
Futuras investigaciones en esta área necesitan enfrentar las realidades salariales de los crecientes números de profesores de medio tiempo; deben comparar el ingreso en diferentes disciplinas académicas, y deben incluir una comparación con los salarios de otras profesiones entre y en los mismos países.

Conclusión
Tanto el mérito como el interés se necesitan para entender cómo el profesorado es recompensado en todo el mundo. Las universidades y los académicos mejor calificados que los emplean, juegan un papel clave en ayudar a las naciones a alcanzar y mantener una posición competitiva en el mercado global de ideas y actividades económicas. Dada esta simple realidad, los salarios académicos se colocan como una sutil pero importante consideración en cualquier conversación sobre desarrollo nación y en la carrera por relevancia internacional.

* Investigadores del Centro Internacional para la Educación Superior del Colegio de Boston.
Traducción: Salvador Medina Armienta.
Tomado de: http://www.campusmilenio.com.mx/

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